Josué 23

Exhortación de Josué al pueblo

1 Mucho tiempo después de que el Señor hizo reposar a los israelitas de todos sus enemigos, y cuando Josué ya era viejo,

2 éste llamó a todo Israel, es decir, a los ancianos, jefes de tribus, jueces y oficiales, y les dijo:

«Yo estoy ya viejo y entrado en años.

3 Ustedes han visto todo lo que el Señor nuestro Dios ha hecho con estas naciones, para bien de ustedes. En realidad, ha sido el Señor quien peleó y venció.

4 Yo repartí estos pueblos por sorteo, y como herencia de sus tribus; lo mismo los que fueron derrotados como los que todavía quedan, desde el río Jordán hasta el Mar Grande, hacia donde se pone el sol.

5 Pero el Señor nuestro Dios todavía va a arrojar a esos pueblos de la presencia de ustedes, para que tomen posesión de sus tierras, tal y como el Señor nuestro Dios lo prometió.

6 Por lo tanto, deben poner todo su esfuerzo en obedecer y cumplir con todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda.

7 Así evitarán mezclarse con quienes viven entre ustedes. No mencionen el nombre de sus dioses, ni juren por ellos; no los sirvan ni se inclinen ante ellos,

8 porque es al Señor nuestro Dios a quien ustedes deben seguir siempre, como lo han hecho hasta el día de hoy.

9 Ante los propios ojos de ustedes el Señor ha expulsado a grandes y poderosas naciones, y hasta el día de hoy nadie ha podido hacerles frente.

10 Uno solo de ustedes puede poner en fuga a mil;porque ustedes cuentan con la ayuda del Señor su Dios, que es quien pelea, tal y como lo prometió.

11 Tengan mucho cuidado de ustedes mismos, y amen al Señor nuestro Dios con todo el corazón.

12 Si se apartan de él y se juntan con la gente de los otros pueblos que aún quedan entre ustedes, y pactan matrimonios y se mezclan con ellos, y ellos con ustedes,

13 el Señor nuestro Dios no peleará ya contra esas naciones en favor de ustedes, sino que ellos serán para ustedes una trampa, un tropiezo y un azote en sus costados; ¡les serán como espinas en los ojos, hasta que desaparezcan de esta buena tierra que el Señor nuestro Dios les ha dado!

14 »Yo estoy listo ya para entrar por el camino de la muerte. Ustedes deben reconocer de todo corazón y con toda el alma, que ninguna de las promesas que el Señor nuestro Dios les hizo ha quedado sin cumplirse. Todas ellas se han cumplido.

15 Pero así como ustedes han recibido las buenas promesas que el Señor nuestro Dios les hizo, así también los tratará mal y los arrojará de la tierra que les ha dado,

16 si se apartan de él y no cumplen el pacto que el Señor su Dios hizo con ustedes, y si van y honran a dioses ajenos y se inclinan ante ellos. Entonces el Señor se enojará, y ustedes morirán y serán expulsados de esta buena tierra que él les ha dado.»

Josué 24

Discurso de despedida de Josué

1 Josué reunió en Siquén a todas las tribus de Israel, llamó a los ancianos de Israel, a los jefes de tribu, y a los jueces y oficiales, y todos se presentaron ante Dios.

2 Entonces Josué le dijo a todo el pueblo:

«Así dice el Señor, Dios de Israel: “Hace mucho tiempo su antepasado Téraj,padre de Abrahán y de Najor, habitaba al otro lado del río y servía a otros dioses.

3 Pero de aquel lado del ríollamé a Abrahán, el padre de ustedes, y lo conduje por toda la tierra de Canaán; le di un hijo, que fue Isaac, e hice que tuviera una descendencia numerosa.

4 Isaac fue el padre de Jacob y de Esaú.A Esaú le di en propiedad el monte de Seír,pero Jacob y sus hijos se fueron a vivir a Egipto.

5 Después envié a Moisés y a Aarón, y herí a todo Egipto e hice prodigios en ese país,y más tarde los saqué de allí.

6 Cuando sus padres salieron de Egipto y llegaron al Mar Rojo, vieron que los egipcios los seguían con carros y caballería,

7 y se llenaron de miedo; pero me pidieron ayuda y yo, el Señor, oscurecí el camino de los egipcios, y el mar se les vino encima y los cubrió. Ustedes son testigos oculares de todo lo que hice en Egipto.Después de eso, anduvieron mucho tiempo por el desierto.

8 Más tarde los introduje en la tierra que habitaban los amorreos, al otro lado del Jordán, y aunque ellos pelearon contra ustedes, yo los vencí, y ya destruidos los puse en sus manosy les entregué sus tierras.

9 Después Balac hijo de Sipor, que era rey de los moabitas, se levantó en armas para pelear contra Israel, y mandó llamar a Balaam hijo de Beor, para que los maldijera.

10 Pero yo no hice caso de las maldiciones de Balaam, y en lugar de maldecirlos los bendijo varias veces,y así los libré del rey Balac.

11 Ustedes cruzaron el Jordány vinieron a Jericó, y sus habitantes pelearon contra ustedes:los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los hititas, los gergeseos, los jivitas y jebuseos, pero yo los vencí y los puse en sus manos.

12 Antes que ustedes llegaran envié tábanos,y los dos reyes de los amorreos huyeron a toda prisa, sin que yo usara tu espada ni tu arco.

13 Yo les he dado a ustedes tierras que no trabajaron, ciudades que no edificaron, y hasta comen de las viñas y olivares que no plantaron.”

14 »Por todo esto, respeten y honren al Señor. Sírvanle con integridad y de todo corazón. Echen fuera a los dioses que sus padres adoraron en el otro lado del río y en Egipto, y que aún están entre ustedes, y en su lugar sirvan al Señor.

15 Pero si no les parece bien servirle, escojan hoy a quién quieren servir, si a los dioses que sus padres adoraron cuando aún estaban al otro lado del río, o a los dioses que sirven los amorreos en esta tierra donde ahora ustedes viven. Por mi parte, mi casa y yo serviremos al Señor.»

16 El pueblo respondió:

«¡Jamás dejaremos al Señor por servir a otros dioses!

17 ¡El Señor es nuestro Dios! Fue él quien nos sacó, a nosotros y a nuestros padres, del país donde éramos esclavos. Hizo grandes señales en Egipto, y en todos los caminos por donde hemos andado, y en todos los pueblos por los que hemos cruzado, siempre nos ha protegido.

18 El Señor arrojó de nuestra presencia a todos los pueblos, incluso a los amorreos que habitaban esta tierra. Así que nosotros serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios.»

19 Entonces Josué le dijo al pueblo:

«Ustedes no pueden servir al Señor, porque él es un Dios santo y celoso, y no soporta rebeliones ni pecados.

20 Si ustedes dejan al Señor para servir a otros dioses, él vendrá y les irá muy mal, porque los exterminará, ¡a pesar de haberles hecho tanto bien!»

21 El pueblo le respondió a Josué:

«Eso no sucederá, porque nosotros serviremos al Señor.»

22 Josué les contestó:

«Ustedes mismos son sus propios testigos de que han elegido al Señor, y de que le van a servir.»

Y ellos respondieron:

«Lo somos.»

23 Entonces Josué les dijo:

«Echen fuera ahora mismo los dioses ajenos que están entre ustedes, y humíllense de corazón ante el Señor y Dios de Israel.»

24 Y el pueblo le respondió:

«Al Señor nuestro Dios serviremos, y obedeceremos su voz.»

25 Ese mismo día Josué hizo un pacto en Siquén con el pueblo, y le dio estatutos y leyes.

26 Estas palabras las escribió en el libro de la ley de Dios; luego tomó una gran piedra, la puso debajo de la encina que estaba junto al santuario del Señor,

27 y le dijo a todo el pueblo:

«A partir de hoy esta piedra nos servirá de testigo, porque ante ella se han oído todas las palabras que el Señor nos ha dicho. Por lo tanto, ella será un testigo contra ustedes, para que no le mientan a su Dios.»

28 Después de eso, Josué despidió al pueblo, y cada uno se fue a su territorio.

Muerte de Josué

29 Después de estos sucesos murió Josué hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.

30 Lo sepultaron en Timnat Seraj,que fue la parte que le tocó, y que está en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas.

31 Durante todo el tiempo de vida de Josué y de los ancianos que le sobrevivieron, los cuales conocían todas las obras que el Señor había hecho en favor de Israel, el pueblo de Israel sirvió al Señor.

Sepultan los huesos de José en Siquén

32 Los huesos de José, que los hijos de Israel habían traído de Egipto,fueron enterrados en Siquén, en el terreno que por cien piezas de plataJacob compróa los hijos de Jamor, padre de Siquén. Ese terreno quedó en posesión de los hijos de José.

Muerte de Eleazar

33 También murió Eleazar hijo de Aarón, y fue enterrado en la colina de su hijo Finés, la cual le dieron en el monte de Efraín.

Deuteronomio 1

Moisés en la ribera oriental del Jordán

1 Estas palabras las pronunció Moisés ante todo Israel en la ribera oriental del río Jordán, en el desierto, en el Arabá, frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Jaserot y Dizahab.

2 Desde Horeb hasta Cadés Barnea, por el camino al monte de Seír, se hacen once días de camino.

3 Moisés habló con los hijos de Israel, en conformidad con todo lo que el Señor les había ordenado por medio de él. Les habló el día primero del mes undécimo del año cuarenta,

4 después de haber derrotado a Sijón, el rey de los amorreosque reinaba en Jesbón, y a Og, el rey de Basánque reinaba en Astarot, en Edrey.

5 Moisés resolvió exponer esta ley cuando estaba ya en tierra de Moab, de este lado del Jordán. Y dijo:

6 «El Señor nuestro Dios nos habló en Horeb. Nos dijo: “Ustedes han estado ya bastante tiempo en este monte.

7 Ahora diríjanse a los montes de los amorreos y a todas sus comarcas en el Arabá, en los montes y en los valles, en el Néguev y hasta la orilla del mar, a la tierra de los cananeos, al Líbano y hasta el gran río Éufrates.

8 Miren, yo les he entregado la tierra; ¡entren y tomen posesión de ella! Es la tierra que yo, el Señor, juré dar a Abrahán, Isaac y Jacob, antepasados de ustedes, y a su descendencia.”

Nombramiento de jueces

9 »En aquel entonces yo les dije a ustedes: “Yo solo no puedo sobrellevarlos.

10 El Señor su Dios los ha multiplicado, y ahora ustedes son tan numerosos como las estrellas del cielo.

11 ¡Que el Señor y Dios de sus padres los haga mil veces más numerosos de lo que ahora son! ¡Que los bendiga, como les ha prometido!

12 Porque yo solo, ¿cómo podría sobrellevar sus molestias, sus cargas y sus pleitos?

13 Denme de entre las tribus de ustedes algunos hombres sabios y entendidos, y con experiencia, para que yo los ponga al frente de ustedes.”

14 Y ustedes me respondieron, y dijeron: “Está bien hacer lo que dices.”

15 »Tomé entonces de entre los jefes de sus tribus a hombres sabios y con experiencia, y los puse al frente de ustedes como jefes de millares, de centenas, y de grupos de cincuenta y de diez hombres, y como gobernadores de sus tribus.

16 Ese día les ordené a sus jueces: “Presten atención a sus hermanos. Sean justos con cada uno de ellos, y con los extranjeros.

17 Al dictar sentencia, no hagan distinción de personas, sino que deben atender lo mismo al débil que al poderoso. No tengan miedo de nadie, porque el juicio es de Dios. Si se les presenta un caso difícil, pásenmelo a mí, y yo lo atenderé.”

18 Así que ese día les dije todo lo que debían hacer.

Misión de los doce espías

19 »Cuando salimos de Horeb, anduvimos por todo ese desierto grande y terrible que ya han visto. Anduvimos por el camino de los montes amorreos, tal y como el Señor nuestro Dios nos lo ordenó, hasta llegar a Cadés Barnea.

20 Entonces les dije: “Ustedes han llegado a estos montes de los amorreos, que el Señor nuestro Dios nos da.

21 Dense cuenta de que el Señor su Dios les ha entregado la tierra. ¡Adelante! Tomen posesión de ella, conforme a la promesa del Señor, el Dios de sus antepasados. ¡No teman ni desmayen!”

22 »Entonces todos ustedes vinieron a verme, y dijeron: “Enviemos algunos de nosotros que vayan y exploren la tierra, y que vuelvan y nos informen qué camino debemos seguir y a qué ciudades debemos llegar.”

23 Lo que ustedes me dijeron me pareció bien, así que escogí a doce de ustedes, un hombre por cada tribu.

24 Y ellos partieron y subieron al monte, y llegaron hasta el valle de Escol y exploraron la tierra.

25 Trajeron consigo algunos frutos del país, y nos dieron este informe: “La tierra que el Señor nuestro Dios nos da es muy buena.”

26 Sin embargo, ustedes no quisieron ir, sino que se rebelaron al mandato del Señor su Dios

27 y en sus tiendas murmuraban y decían: “El Señor nos aborrece. Por eso nos ha sacado de Egipto: ¡para entregarnos en manos de los amorreos, para destruirnos!

28 ¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han descorazonado al decir que esa gente es más alta y más fuerte que nosotros; que sus ciudades son grandes, con murallas que llegan hasta el cielo, y que además allí vieron a los anaquitas.”

29 Pero yo les dije: “No teman. No les tengan miedo.

30 El Señor su Dios va delante de ustedes, y él peleará por ustedes, como antes vieron que lo hizo por ustedes en Egipto.

31 Además, ustedes son testigos de que, en el desierto,y por todo el camino que han recorrido, el Señor su Dios los ha traído como un padre que lleva a su hijo de la mano, hasta llegar a este lugar.”

32 Aun así, ustedes no creyeron en el Señor su Dios,

33 que iba por el camino delante de ustedes para explorar el lugar donde ustedes habrían de acampar. De noche, les mostraba con fuego el camino por donde debían ir, y de día los guiaba con una nube.

Dios castiga a Israel

34 »Cuando el Señor oyó lo que ustedes dijeron, se enojó y, con un juramento, dijo:

35 “Ninguno de éstos verá la buena tierra que prometí a sus padres que les daría. ¡Son una generación malvada!

36 Sólo la verá Caleb hijo de Yefune. A él y a sus hijos les daré la tierra que él pisó, porque me ha seguido fielmente.”

37 »También por culpa de ustedes el Señor se enojó contra mí, y me dijo: “Tampoco tú entrarás allá.

38 Quien entrará será Josué hijo de Nun, el cual te sirve. Anímalo, porque él le dará a Israel posesión de la tierra.

39 También entrarán allá sus hijos, esos niños que no saben hoy lo que es bueno ni lo que es malo, y de los cuales dijeron que servirían de botín de guerra. A ellos y a sus hijos les daré la tierra. Ellos serán quienes la reciban en propiedad.

40 En cuanto a ustedes, den la vuelta y diríjanse al desierto, en dirección al Mar Rojo.”

La derrota en Jormá

41 »Ustedes respondieron, y me dijeron: “Hemos pecado contra el Señor. Pero iremos y pelearemos, tal y como el Señor nuestro Dios nos lo ha ordenado.” Y cada uno de ustedes tomó sus armas y se preparó para subir al monte.

42 Entonces el Señor me dijo: “Diles que no suban ni peleen, porque yo no estoy con ellos. De lo contrario, serán derrotados por sus enemigos.”

43 Y yo hablé con ustedes, pero ustedes no me hicieron caso. Al contrario, fueron rebeldes al mandato del Señor y con gran arrogancia subieron al monte.

44 Pero los amorreos, que habitaban en aquel monte, salieron a su encuentro y los persiguieron como avispas hasta Jormá, y los derrotaron en Seír.

45 Entonces ustedes volvieron y lloraron delante del Señor, pero el Señor no escuchó su voz, ni les hizo caso.

46 Fue así como ustedes estuvieron en Cadés muchos días, es decir, todo el tiempo que han estado allí.

Deuteronomio 2

Los años en el desierto

1 »De allí partimos en dirección al desierto, por el camino del Mar Rojo, tal y como el Señor me lo había dicho, y durante mucho tiempo rodeamos el monte de Seír.

2 Entonces el Señor habló conmigo, y me dijo:

3 “Ustedes ya han rodeado bastante este monte. Ahora diríjanse al norte.

4 Ordena al pueblo lo siguiente: ‘Cuando ustedes pasen por el territorio de sus hermanos, es decir, los hijos de Esaú,que habitan en Seír, ellos van a tener miedo de ustedes. Pero tengan mucho cuidado.

5 No se metan con ellos, porque yo no les voy a dar de su tierra ni siquiera lo que alcancen a cubrir con un pie. A Esaú le he dado en propiedad el monte de Seír.

6 Ustedes comprarán de ellos alimentos, y se los pagarán y comerán; y también comprarán de ellos agua, y beberán.’

7 El Señor tu Dios te ha bendecido en todo lo que haces, y él sabe que andas por este gran desierto. Estos cuarenta años el Señor tu Dios ha estado contigo, y nada te ha faltado.”

8 Entonces nos alejamos del territorio de nuestros hermanos, los hijos de Esaú, que habitaban en Seír. Tomamos el camino del Arabá, desde Elat y Ezión Guéber, y volvimos para tomar el camino del desierto de Moab.

9 »El Señor me dijo: “No molestes a Moab,ni trabes combate con ellos, porque no voy a darte posesión de su tierra. A los hijos de Lot les he dado Ar en propiedad.

10 (Hace tiempo, esa tierra la habitaron los emitas, que eran gente grande y numerosa, y alta como los hijos de Anac.

11 También ellos eran considerados gigantes, como los hijos de Anac, aunque los moabitas los llaman emitas.

12 Seír estuvo habitada por los horeos, pero los hijos de Esaú los expulsaron de allí; los arrojaron de su presencia y ocuparon su lugar, como lo hizo Israel en la tierra que les dio el Señor por posesión.)

13 ”Y ahora, ¡levántense y pasen el arroyo de Zered!”

»Entonces pasamos el arroyo de Zered.

14 El tiempo transcurrido, desde que salimos de Cadés Barnea hasta que pasamos el arroyo de Sered, fue de treinta y ocho años. Para entonces, tal y como el Señor se lo había jurado,ya habían muerto todos los hombres en pie de guerra que había en el campamento,

15 pues la mano del Señor había venido sobre ellos para destruirlos en medio del campamento, hasta acabar con ellos.

16 »Después de que murieron todos los hombres de guerra que había entre el pueblo,

17 el Señor habló conmigo, y me dijo:

18 “Hoy vas a cruzar el territorio de Moab, para dirigirte a Ar.

19 Cuando ya estés cerca de los hijos de Amón,no los molestes ni trabes combate con ellos; porque no voy a darte en posesión su territorio. Esa tierra se la he dado en propiedad a los hijos de Lot.

20 (Esa región fue también considerada tierra de gigantes. En otro tiempo fue habitada por gigantes, a los cuales los amonitas llamaban zanzumitas.

21 Eran gente fuerte, alta y numerosa, como los hijos de Anac, a los cuales el Señor destruyó delante de los amonitas. Éstos sucedieron a aquéllos, y habitaron en su lugar,

22 como hizo el Señor con los hijos de Esaú que habitaban en Seír, delante de los cuales destruyó a los horeos. Ellos sucedieron a éstos, y habitaron en su lugar hasta el día de hoy.

23 Los aveos, que habitaban en aldeas hasta Gaza, fueron destruidos por los caftoritas, que vinieron de Caftor y habitaron en su lugar.)

24 ”¡Vamos, levántense y pasen el arroyo de Arnón! Yo he puesto ya en tus manos a Sijón el amorreo, que es rey de Jesbón, y a su tierra. Comienza a tomar posesión de ella, y entra en combate contra él.

25 Este día comenzaré a sembrar ante ti el temor y el espanto entre los pueblos bajo el cielo. Ellos oirán hablar de ti, y ante ti temblarán y se llenarán de angustia.”

Israel derrota a Sijón

26 »Desde el desierto de Cademot envié mensajeros a Sijón, rey de Jesbón, para que en son de paz le dijeran:

27 “Voy a pasar por tu tierra. Iré por el camino principal, sin apartarme ni a diestra ni a siniestra.

28 La comida que yo coma, me la venderás a cambio de dinero, y también me venderás el agua que yo beba. Sólo pasaré a pie,

29 como me permitieron hacer los hijos de Esaú que habitan en Seír, y los moabitas que habitan en Ar. Tenemos que cruzar el Jordán y llegar a la tierra que el Señor nuestro Dios nos va a dar.”

30 »Pero Sijón, el rey de Jesbón, no nos dejó pasar por su territorio, y es que el Señor tu Dios había endurecido su espíritu, y cerrado su corazón, para entregarlo en tus manos, como hasta el día de hoy.

31 Entonces el Señor me dijo: “Mira, ya he comenzado a entregarte a Sijón y a su tierra. Comienza ya a tomar posesión de ella, porque es tu herencia.”

32 Y Sijón salió a nuestro encuentro, junto con todo su ejército, para pelear en Yahás.

33 Pero el Señor nuestro Dios lo entregó en nuestras manos, y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo su pueblo.

34 Entonces nos apoderamos de todas sus ciudades, y las destruimos todas, y no dejamos con vida ni hombres, ni mujeres ni niños.

35 Solamente nos quedamos con los ganados y con los despojos de las ciudades que habíamos tomado.

36 Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, y la ciudad que está en el valle, hasta Galaad, no hubo ciudad que se librara de nosotros; todas ellas las entregó el Señor nuestro Dios en nuestro poder.

37 A donde no llegamos fue a la tierra de los hijos de Amón, ni a todo lo que está a la orilla del arroyo de Jaboc, ni a las ciudades del monte, ni a ningún lugar que el Señor nuestro Dios nos había prohibido llegar.

Deuteronomio 3

Israel derrota al rey de Basán

1 »Partimos de allí, y subimos por el camino de Basán, y en Edrey nos salió al encuentro Og, el rey de Basán, para pelear contra nosotros.

2 Pero el Señor me dijo: “No le tengas miedo, porque a él y a todo su ejército yo los he puesto en tus manos, lo mismo que a su tierra, para que hagas con él lo que hiciste con Sijón, el rey amorreo que reinaba en Jesbón.”

3 Y el Señor nuestro Dios nos entregó también a Og rey de Basán, y a todo su ejército, y los derrotamos hasta acabar con todos,

4 y luego nos apoderamos de todas sus ciudades, es decir, las sesenta ciudades de la tierra de Argob, que eran del reino de Og en Basán. No quedó una sola ciudad que no conquistáramos.

5 Todas ellas eran ciudades fortificadas y de altas murallas, con portones y cerrojos, sin contar otras muchas ciudades sin murallas.

6 Las destruimos, como lo hicimos con Sijón, el rey de Jesbón. En todas las ciudades matamos a hombres, mujeres y niños,

7 y nos apoderamos de todo el ganado y de los despojos de las ciudades.

8 »En aquel tiempo conquistamos la tierra que va del arroyo de Arnón hasta el monte Hermón, en la ribera oriental del Jordán, la cual estaba en manos de esos dos reyes amorreos

9 (al monte Hermón, los sidonios lo llaman Sirión, y los amorreos, Senir),

10 más todas las ciudades de la llanura, y todo Galaad y todo Basán, hasta Salca y Edrey, ciudades del reino de Og en Basán.

11 Del resto de los gigantes sólo había quedado Og, el rey de Basán. Su cama, que aún puede verse en Rabá de los amonitas, era de hierro, y medía unos cuatro metros de largo por dos metros de ancho, tomando como base de medición el codo humano.

Territorio de Rubén y Gad, y de la media tribu de Manasés

12 »El territorio que en aquel tiempo conquistamos, y que va de Aroer, que está junto al arroyo de Arnón, hasta la mitad del monte de Galaad, se la entregué a los rubenitas y a los gaditas, junto con sus ciudades.

13 El resto de Galaad, y todo Basán, que era del reino de Og, y toda la tierra de Argob, conocida como tierra de gigantes, se lo entregué a la media tribu de Manasés.

14 Yaír hijo de Manasés tomó posesión de toda la tierra de Argob, hasta el límite con Gesur y Macá, y le dio su nombre, Basán-havot-yaír, y así se llama hasta el día de hoy.

15 A Maquir le entregué Galaad,

16 y a los rubenitas y gaditas les entregué Galaad, hasta el arroyo de Arnón. Sus límites eran la mitad del valle, hasta el arroyo de Jaboc, que es el límite de los amonitas;

17 el Arabá, con el Jordán como límite, desde Cineret hasta el mar del Arabá, es decir, el Mar Salado, y por el lado oriental, las faldas del monte Pisga.

18 »En aquel tiempo, yo les di la siguiente orden: “El Señor su Dios les ha dado en propiedad esta tierra. Pero todos ustedes, los aguerridos, deben tomar sus armas y cruzar el río al frente de sus hermanos israelitas.

19 En las ciudades que les he entregado sólo se quedarán sus mujeres y sus hijos, y también el mucho ganado que yo sé que ustedes tienen.

20 Ninguno de ustedes podrá volver a la tierra que les he entregadohasta que el Señor haya establecido a sus hermanos como a ustedes, y ellos hayan recibido también la tierra que el Señor su Dios les da al otro lado del Jordán.”

21 En aquel tiempo también le ordené a Josué: “Tú mismo has visto todo lo que el Señor tu Dios hizo con aquellos dos reyes. Y lo mismo hará el Señor con todos los reinos por los cuales vas a pasar.

22 No les tengan miedo, porque el Señor su Dios es quien pelea por ustedes.”

Moisés no entra a Canaán

23 »En aquel tiempo, le rogué al Señor en oración:

24 “Tú, Señor y Dios, has comenzado a mostrar tu grandeza y tu mano poderosa a este siervo tuyo. Ciertamente, no hay dios en el cielo ni en la tierra que haga las grandes proezas que tú haces.

25 Yo te ruego que me concedas cruzar el río y contemplar esa bella tierra que está más allá del Jordán, y ese bello monte, y el Líbano.”

26 Pero por culpa de ustedes el Señor se había enojado contra mí, y por eso no me escuchó, sino que me dijo: “¡Basta! No me hables más de este asunto.

27 Sube a la cumbre del Pisga, y dirige la mirada al norte y al sur, al este y al oeste. Mira con tus propios ojos, porque no cruzarás el Jordán.

28 Manda a Josué, y anímalo y fortalécelo. Será él quien lo cruzará al frente de este pueblo, y será él quien les dé posesión de la tierra que ahora verás.”

29 »Y nos detuvimos en el valle, delante de Bet Pegor.

Deuteronomio 4

Moisés exhorta a la obediencia

1 »Ahora, pueblo de Israel, oigan los estatutos y decretos que voy a enseñarles, para que los pongan por obra, y vivan y entren en la tierra que les da el Señor, el Dios de sus padres, y tomen posesión de ella.

2 No añadan ni quiten una sola palabra de lo que yo les mando,sino cumplan los mandamientos del Señor su Dios, que yo les ordeno observar.

3 Con sus propios ojos han visto ustedes lo que el Señor hizo en Baal Pegor, y cómo el Señor su Dios destruyó de en medio de ustedesa todos los que se fueron tras Baal Pegor.

4 Pero todos ustedes, los que siguieron al Señor su Dios, todavía siguen con vida.

5 Miren, yo les he enseñado los estatutos y decretos que el Señor mi Dios me mandó enseñarles, para que los cumplan en la tierra en la cual van a entrar para tomar posesión de ella.

6 Cumplan con ellos, pónganlos por obra, porque ésta es su sabiduría y su inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos y dirán: “Ciertamente, éste es un pueblo sabio y entendido; es una gran nación.”

7 Porque ¿dónde hay una gran nación, cuyos dioses estén tan cerca de ellos como lo está de nosotros el Señor nuestro Dios en todo lo que le pedimos?

8 Y ¿dónde hay una gran nación, cuyos estatutos y juicios sean justos, como lo es toda esta ley que hoy les expongo?

La experiencia de Israel en Horeb

9 »Por lo tanto, ten cuidado. Ten mucho cuidado de no olvidar nada de todo lo que tus ojos han visto. Que no se aparten de tu corazón en ningún momento de tu vida. Al contrario, enséñales esto a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.

10 Aquel día que estuviste delante del Señor tu Dios en Horeb, el Señor me dijo: “Reúne al pueblo, para que yo les haga oír mis palabras. Las aprenderán, para que me teman todos los días que vivan sobre la tierra, y para que las enseñen a sus hijos.”

11 Ustedes se acercaron y se pusieron al pie del monte, y el monte ardía en medio de una espesa nube y de gran oscuridad, mientras el fuego llegaba hasta los cielos.

12 Entonces, desde el fuegoel Señor habló con ustedes, y ustedes oyeron su voz y sus palabras, pero aparte de oír su voz, no vieron ninguna figura.

13 Entonces él les dio a conocer su pacto, el cual les mandó poner por obra, es decir, los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra.

14 En aquella ocasión, a mí también me ordenó el Señor enseñarles a ustedes los estatutos y sentencias,para que los pusieran por obra en la tierra de la cual van a tomar posesión.

Advertencia contra la idolatría

15 »El día que el Señor les habló desde el fuego ustedes no vieron ninguna figura. Así que tengan mucho cuidado,

16 para que no se corrompan al hacerse esculturas,o imágenes de alguna figura, o efigies de hombres o mujeres,

17 o figuras de los animales que hay en la tierra, o figuras de las aves que cruzan los aires,

18 o figuras de los animales que se arrastran por el suelo, o figuras de los peces que hay en el agua debajo de la tierra.

19 No vaya a ser que levantes los ojos al cielo y, al ver el sol y la luna y las estrellas, y todas las huestes celestiales, sientas el impulso de inclinarte ante ellos y adorarlos. Todos ellos los ha concedido el Señor tu Dios a todos los pueblos debajo de los cielos;

20 en cambio, a ustedes el Señor los tomó y los sacó de Egipto, de ese horno de hierro, para que sean su propiopueblo, como en efecto hoy lo son.

21 »Por culpa de ustedes el Señor se enojó contra mí, y juró que yo no cruzaría el Jordán ni entraría en la bella tierra que el Señor su Dios les da en propiedad.

22 Así que yo no cruzaré el Jordán, sino que voy a morir en esta tierra; pero ustedes sí lo cruzarán, y tomarán posesión de esa bella tierra.

23 Tengan cuidado de no olvidarse del pacto que el Señor su Dios estableció con ustedes. No se hagan ninguna escultura ni imagen de todo lo que el Señor su Dios les ha prohibido,

24 pues el Señor su Dios es un fuego consumidor;es un Dios celoso.

25 »Si después de haber engendrado hijos y nietos, y de haber pasado su vida en la tierra, llegan ustedes a corromperse y hacerse esculturas o imágenes de alguna cosa, y hacen enojar al Señor su Dios por hacer lo malo delante de sus ojos,

26 pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra de que muy pronto ustedes serán totalmente borrados de la tierra por la cual cruzan el Jordán para tomar posesión de ella. No estarán en ella mucho tiempo sin que sean destruidos.

27 El Señor los esparcirá entre los pueblos, y un reducido número de ustedes quedará entre las naciones a las cuales el Señor los lleva.

28 Allí ustedes servirán a dioses de madera y piedra,hechos por manos humanas, incapaces de ver, oír, comer ni oler.

29 »Pero si estando allí buscas al Señor tu Dios, lo hallarás, siempre y cuando lo busques con todo tu corazón y con toda tu alma.

30 En los últimos días, si te encuentras angustiado y afectado por todas estas cosas, si te vuelves al Señor tu Dios, y oyes su voz,

31 él no te abandonará ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que hizo con tus padres, porque el Señor tu Dios es un Dios misericordioso.

32 »Pregunta ahora si en los tiempos pasados, antes de que tú vivieras, o desde el día que Dios creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo del cielo al otro ha ocurrido algo tan grande como esto, o se supo de algo así.

33 ¿Acaso algún pueblo ha escuchado la voz de Dios hablarle desde el fuego, como la has oído tú, y seguir con vida?

34 ¿O ha intentado Dios venir y sacar a una nación de en medio de otra nación, y hacerla suya con pruebas y señales, y con milagros y guerra, y con mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores, como lo hizo el Señor su Dios en Egipto con ustedes, ante sus propios ojos?

35 A ti, Israel, se te ha mostrado esto, para que sepas que el Señor es Dios, y que no hay otro fuera de él.

36 Desde los cielos te hizo oír su voz, para enseñarte; sobre la tierra te mostró su gran fuego, y en medio del fuego has oído sus palabras.

37 Fue tal su amor por tus padres que los escogió a ustedes, la descendencia de ellos, y con su presencia y gran poder los sacó de Egipto,

38 y delante de ustedes expulsó a naciones más grandes y fuertes que ustedes, para introducirlos en la tierra de la que hoy les da posesión.

39 »Israel, aprende y reflexiona hoy en tu corazón que el Señor es Dios, lo mismo arriba en el cielo que abajo en la tierra, y que no hay otro Dios.

40 Cumple con sus estatutos y sus mandamientos, los cuales hoy te ordeno cumplir, para que te vaya bien, a ti y a tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que el Señor tu Dios te da para siempre.»

Ciudades de refugio al oriente del Jordán

41 Moisés apartó tres ciudades en la ribera oriental del Jordán, hacia la salida del sol,

42 para que pudiera huir allá quien, sin proponérselo y sin mediar antes enemistad con su prójimo, cometiera un homicidio, pues huyendo a una de estas ciudades el homicida podría salvar su vida.

43 Para los rubenitas apartó Beser, que estaba en el desierto, en la llanura; para los gaditas apartó Ramot, en Galaad; y para los de Manasésapartó Golán, en Basán.

Recapitulación de la ley

44 Ésta es la ley que Moisés expuso a los hijos de Israel,

45 y éstos son los testimonios, los estatutos y los decretos que, cuando salieron de Egipto, Moisés comunicó a los hijos de Israel

46 en este lado del Jordán, en el valle que está delante de Bet Pegor, ya en territorio de Sijón, el rey de los amorreos que reinaba en Jesbón, y al cual Moisés derrotó cuando salieron de Egipto. Y los hijos de Israel

47 tomaron posesión de su tierra y de la tierra de Og, el rey de Basán. Estos dos reyes amorreos estaban en la ribera oriental del Jordán, y su territorio iba

48 de Aroer, en la ribera del arroyo Arnón, hasta el monte Sión, que es Hermón,

49 y por todo el Arabá, en la ribera oriental del Jordán, hasta el mar del Arabá, en la falda del monte Pisga.

Deuteronomio 5

Los Diez Mandamientos

1 Moisés llamó a todo Israel, y les dijo:

«Oye, Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en tus oídos. Apréndelos y asegúrate de ponerlos por obra.

2 El Señor nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en Horeb.

3 Este pacto no lo hizo el Señor con nuestros padres, sino con todos nosotros, los que hoy estamos aquí con vida.

4 En el monte el Señor habló con ustedes cara a cara, desde en medio del fuego.

5 Yo estaba entonces entre el Señor y ustedes, para comunicarles la palabra del Señor, pues ustedes tuvieron temor del fuego y no subieron al monte. Y el Señor dijo:

6 “Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de la tierra de Egipto, donde vivías como esclavo.

7 ”No tendrás dioses ajenos delante de mí.

8 ”No te harás imagen, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

9 No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás,porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte y celoso. Yo visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen, hasta la tercera y cuarta generación,

10 pero trato con misericordia infinita a los que me aman y cumplen mis mandamientos.

11 ”No tomarás en vanoel nombre del Señor tu Dios, porque yo, el Señor, no consideraré inocente al que tome en vano mi nombre.

12 ”Observarás el día de reposo y lo santificarás, como yo, el Señor tu Dios, te lo he ordenado.

13 Durante seis días trabajarás y harás toda tu obra,

14 pero el día séptimo es de reposo en honor del Señor tu Dios. No harás en él ningún trabajo.Ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que viva dentro de tus ciudades, para que descansen tu siervo y tu criada lo mismo que tú.

15 Acuérdate de que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que yo, el Señor tu Dios, te saqué de allá con mano fuerte y brazo extendido. Por eso yo, el Señor tu Dios, te ordeno que observes el día de reposo.

16 ”Honrarás a tu padre y a tu madre,como yo, el Señor tu Dios, te lo he ordenado, para que tu vida se alargue y te vaya bien en la tierra que yo, el Señor tu Dios, te doy.

17 ”No matarás.

18 ”No cometerás adulterio.

19 ”No robarás.

20 ”No presentarás falso testimonio contra tu prójimo.

21 ”No codiciarásla mujer de tu prójimo, ni su casa, ni su tierra, ni su siervo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca a tu prójimo.”

El terror del pueblo

22 »El Señor dirigió estas palabras a toda su congregación en el monte, desde el fuego, la nube y la oscuridad. Las pronunció con voz potente, y no añadió más. Las escribió en dos tablas de piedra, que me entregó a mí.

23 Y cuando todos ustedes, los príncipes y ancianos de sus tribus, oyeron la voz, que salía de en medio de las tinieblas, y vieron que el monte estaba envuelto en llamas, vinieron a verme

24 y dijeron: “Ya hemos visto que el Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza. También hemos oído su voz salir desde el fuego. Hoy hemos visto que el Señor habla a los mortales, y que éstos aún siguen con vida.

25 Ahora bien, este gran fuego podría consumirnos; y si oímos otra vez la voz de nuestro Señor y Dios, seguramente moriremos. ¿Por qué tenemos que morir?

26 Y además, ¿qué somos los mortales, para oír la voz del Dios viviente hablar de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún seguir con vida?

27 Acércate tú al Señor nuestro Dios, y atiende todo lo que él te diga, y luego tú nos repetirás todo lo que el Señor nuestro Dios te diga, y nosotros oiremos y actuaremos.”

28 »El Señor oyó la voz de sus palabras, cuando ustedes me hablaban, y me dijo: “Ya he oído la voz de este pueblo, y las palabras que ellos te han dicho. Y todo lo que han dicho está bien.

29 ¡Cómo quisiera yo que tuvieran tal corazón, que me temieran y cumplieran siempre todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuera siempre bien!

30 Ve y diles que regresen a sus tiendas;

31 y tú, quédate aquí conmigo, que voy a decirte todos los mandamientos y estatutos y decretos que les enseñarás, para que los pongan por obra en la tierra que yo les doy en posesión.”

32 »Asegúrense, pues, de hacer lo que el Señor su Dios les ha ordenado. No se aparten ni a la derecha ni a la izquierda.

33 Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha ordenado seguir, para que les vaya bien y vivan muchos años en la tierra que van a poseer.

Deuteronomio 6

El gran mandamiento

1 »Éstos son los mandamientos, estatutos y decretos que el Señor su Dios me ordenó que les enseñara, para que los pongan por obra en la tierra de la cual van a tomar posesión.

2 Para que todos los días de tu vida, tú, Israel, y tus hijos, y los hijos de tus hijos, teman al Señor su Dios y cumplan todos los estatutos y mandamientos que yo les mando cumplir, para que sus días sean prolongados.

3 Oye, Israel, y asegúrate de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y te multipliques, tal y como el Señor y Dios de tus padres te lo ha prometido.

4 »Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor es uno.

5 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas.

6 Estas palabras que hoy te mando cumplir estarán en tu corazón,

7 y se las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en tu casa, y cuando vayas por el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes.

8 Las atarás en tu mano como una señal, y las pondrás entre tus ojos como frontales,

9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Exhortaciones a la obediencia

10 »Cuando el Señor tu Dios te haya introducido en la tierra que juró dar a tus padres Abrahán,Isaacy Jacob,y te dé ciudades grandes y buenas que tú no edificaste,

11 y casas llenas de todo bien que tú no llenaste, y cisternas que tú no cavaste, y viñas y olivares que tú no plantaste, una vez que hayas comido y quedes satisfecho

12 ten cuidado de no olvidarte del Señor, que te sacó de Egipto, donde eras esclavo.

13 Al Señor tu Dios temerás, y sólo a él servirás,y por su nombre jurarás.

14 No se irán ustedes tras dioses ajenos, tras los dioses de los pueblos que están en sus contornos,

15 porque el Señor tu Dios está en medio de ti, y es un Dios celoso. No sea que el furor del Señor tu Dios se encienda contra ti, y te borre de esta tierra.

16 »No tentarán al Señor su Dios,como lo hicieron en Masah.

17 Cumplan cuidadosamente los mandamientos, testimonios y estatutos que el Señor su Dios les ha ordenado cumplir.

18 Haz lo recto y lo bueno a los ojos del Señor, para que te vaya bien y entres y tomes posesión de la buena tierra que el Señor juró dar a tus padres,

19 y para que él arroje de tu presencia a tus enemigos, tal y como el Señor lo ha dicho.

20 »El día de mañana, cuando tu hijo te pregunte: “¿Qué significan los testimonios y estatutos y decretos que el Señor nuestro Dios les mandó cumplir?”,

21 le dirás: “En Egipto, éramos esclavos del faraón. Pero el Señor nos sacó de allá con mano poderosa.

22 Ante nuestros propios ojos, el Señor realizó en Egipto grandes señales y milagros terribles contra el faraón y contra toda su casa.

23 Nos sacó de allá, para traernos aquí y darnos la tierra que juró dar a nuestros padres.

24 El Señor nuestro Dios nos mandó cumplir todos estos estatutos, y temerlo, para que nos vaya bien siempre y él nos conserve la vida, como hasta el día de hoy.

25 Si tenemos cuidado de poner por obra todos estos mandamientos delante del Señor nuestro Dios, como él nos lo ha mandado, tendremos justicia.”

Deuteronomio 7

Advertencias contra la idolatría

1 »Cuando el Señor tu Dios te haya introducido en la tierra de la que vas a tomar posesión, y haya desalojado delante de ti a muchas naciones, es decir, a los hititas, gergeseos, amorreos, cananeos, ferezeos, jivitas y jebuseos, que son siete nacionesmás numerosas y más poderosas que tú,

2 y el Señor tu Dios te las haya entregado y las hayas derrotado, deberás destruirlas totalmente. No harás con ellas ninguna alianza, ni les tendrás misericordia.

3 Tampoco deberás emparentar con ellas. No darás tus hijas a sus hijos, ni tomarás a sus hijas para tus hijos,

4 porque harán que tus hijos dejen de seguirme, para seguir y servir a dioses ajenos. Entonces el furor del Señor se encenderá sobre ustedes, y los destruirá en un instante.

5 Lo que ustedes deberán hacer con ellos es destruir sus altares, hacer pedazos sus estatuas, destruir sus imágenes de Asera, y echar al fuego sus esculturas.

Un pueblo santo para el Señor

6 »Tú eres un pueblo santo para el Señor tu Dios. El Señor tu Dios te ha escogido para que le seas un pueblo especial,por encima de todos los pueblos que están sobre la tierra.

7 El Señor los quiere, y los ha escogido, no porque ustedes sean más numerosos que todos los pueblos, pues ustedes eran el pueblo más insignificante de todos,

8 sino porque el Señor los ama y porque quiso cumplir el juramento que les hizo a sus padres. Por eso el Señor los ha sacado con mano poderosa; por eso los ha rescatado de la esclavitud y del poder del faraón, el rey de Egipto.

9 Sábelo bien: el Señor tu Dios es Dios, el Dios fiel que cumple con su pacto y su misericordia con aquellos que lo aman y cumplen sus mandamientos, hasta mil generaciones;

10 pero que da su merecido a quien lo aborrece. A quien lo odia, no se tarda en destruirlo;él mismo le da su merecido.

11 Así que cumple con los mandamientos, estatutos y decretos que hoy te mando cumplir.

Bendiciones de la obediencia

12 »Si después de oír estos decretos, los cumples y los pones por obra, el Señor tu Dios cumplirá contigo el pacto que hizo con tus padres y te mostrará su misericordia.

13 Te amará y te bendecirá; te multiplicará y bendecirá el fruto de tu vientre, y en la tierra que juró dar a tus padres bendecirá el fruto de tu tierra: tu trigo, tu mosto, tu aceite, y las crías de tus vacas y tus rebaños de ovejas.

14 ¡Bendito serás, por encima de todos los pueblos! No habrá en ti hombre ni mujer que sea estéril, ni tampoco entre tus ganados.

15 El Señor alejará de ti toda enfermedad. No enviará sobre ti ninguna de las plagas malignas que envió sobre Egipto, y que tú conoces, aunque sí las enviará sobre todos los que te aborrezcan.

16 Tú acabarás con todos los pueblos que el Señor tu Dios te entrega; no los perdones, ni sirvas a sus dioses, porque serán para ti un tropiezo.

17 »Si acaso llegas a decir en tu corazón: “Estas naciones son mucho más numerosas que yo; ¿cómo las podré exterminar?”,

18 no les tengas miedo, sino acuérdate bien de lo que el Señor tu Dios hizo con el faraón y con todo Egipto;

19 acuérdate de las grandes pruebas que vieron tus ojos, de las señales y milagros, y de la mano poderosa y el brazo extendido con que el Señor tu Dios te sacó de allá. ¡Y eso mismo hará el Señor tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia ahora tienes miedo!

20 El Señor tu Dios también enviará avispas sobre ellos, hasta que mueran los que sobrevivan y los que se hayan escondido de ti.

21 No te desanimes al verlos, porque el Señor tu Dios es un Dios grande y temible, y está en medio de ti.

22 Poco a poco el Señor tu Dios desalojará a esas naciones delante de ti. No podrás acabar con ellas enseguida, para que no aumente contra ti el número de las fieras del campo.

23 Pero el Señor tu Dios las pondrá en tus manos, y las despedazará por completo, hasta que sean totalmente destruidas.

24 El Señor pondrá en tus manos a sus reyes, y tú borrarás su memoria debajo del cielo. Nadie podrá hacerte frente, hasta que los destruyas.

25 Echarás al fuego las esculturas de sus dioses, y no codiciarás su plata ni su oro, ni te quedarás con ello, para que no te sean un tropiezo, pues para el Señor tu Dios son algo repugnante.

26 No llevarás a tu casa nada que sea repugnante, para que no seas destruido. Todo eso lo aborrecerás y lo desecharás, porque está condenado a la destrucción.

Deuteronomio 8

La buena tierra que han de poseer

1 »Asegúrense de poner por obra todos los mandamientos que hoy les ordeno cumplir, para que vivan y sean multiplicados, y entren y posean la tierra que, bajo juramento, el Señor prometió dar a sus padres.

2 Te acordarás de todo el camino en el desierto, por donde el Señor tu Dios te ha traído estos cuarenta años para afligirte y ponerte a prueba, y para saber lo que había en tu corazón, y si habrías de cumplir o no con sus mandamientos.

3 El Señor te afligió, y te hizo sentir hambre, pero te sustentó con maná, comida que ni tú ni tus padres habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vive el hombre, sino que vivede todo lo que sale de la boca del Señor.

4 En estos cuarenta años la ropa que llevabas puesta nunca se envejeció, ni se te han hinchado los pies.

5 Reconoce en tu corazón que el Señor tu Dios te castiga del mismo modo que un hombre castiga a su hijo.

6 Así que cumple con los mandamientos del Señor tu Dios, y ve por sus caminos, y témele.

7 El Señor tu Dios te introduce en una buena tierra. Es una tierra de arroyos y aguas, de fuentes y de manantiales que brotan en vegas y montes;

8 es tierra de trigo y de cebada; de vides, higueras y granados; es tierra de olivos, de aceite y de miel;

9 es tierra donde nunca comerás el pan con escasez, ni nada en ella te faltará; es tierra cuyas piedras son de hierro, y de cuyos montes extraerás cobre.

10 Y comerás y quedarás satisfecho, y bendecirás al Señor tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.

Amonestación de no olvidar a Dios

11 »¡Cuidado! No vayas a olvidarte del Señor tu Dios, ni de cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos, que hoy te ordeno cumplir.

12 No vaya a ser que luego de que comas y te sacies, y edifiques buenas casas y las habites,

13 y tus vacas y tus ovejas aumenten en número, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tengas aumente,

14 tu corazón se enorgullezca y te olvides del Señor tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, donde eras esclavo,

15 y te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes venenosas, y de escorpiones, donde no había agua, y él sacó para ti agua de la roca del pedernal, y apagó tu sed;

16 tu Dios que en el desierto te sustentó con maná, comida que tus padres no habían conocido, y te afligió y te puso a prueba, para finalmente hacerte bien.

17 No vayas a decir en tu corazón: “Mi poder y la fuerza de mi brazo me han hecho ganar estas riquezas.”

18 Más bien, acuérdate del Señor tu Dios, porque él es quien te da el poder de ganar esas riquezas, a fin de confirmar el pacto que hizo con tus padres, como en este día.

19 Pero si llegan a olvidarse del Señor su Dios y se van tras dioses ajenos, y les sirven y se inclinan ante ellos, yo les hago saber hoy que de cierto perecerán.

20 Por no atender a la voz del Señor su Dios, perecerán como las naciones que el Señor va a destruir delante de ustedes.