Números 5

Todo impuro es echado fuera del campamento

1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

2 «Ordena a los hijos de Israel que arrojen del campamento a todos los leprosos, a todos los que padezcan de flujo de semen y a todos los que se hayan contaminado por haber tocado un muerto.

3 Que arrojen a hombres y mujeres. Que los saquen del campamento, en el cual habito, para que no lo contaminen.»

4 Los hijos de Israel lo hicieron así, y los echaron fuera del campamento, tal y como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

Ley para la restitución

5 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

6 «Di a los hijos de Israel que el hombre o la mujer que cometa alguno de todos los pecados con que se suele pecar contra mí,

7 deberá confesar el pecado cometido y compensar a la persona afectada por el daño, añadiendo a la compensación una quinta parte.

8 Si la persona afectada no tiene ningún pariente al que pueda resarcirse por el daño causado, la compensación por el agravio se me entregará a mí por medio del sacerdote, además del carnero de la expiación, con el cual el sacerdote hará expiación por él.»

9 Toda ofrenda que los hijos de Israel consagren para el Señor y la presenten al sacerdote, será del sacerdote.

10 Lo que cada quien consagre será suyo; lo que cada quien entregue al sacerdote, será del sacerdote.

Ley acerca de los celos

11 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

12 «Habla con los hijos de Israel y diles que si la mujer de alguien se descarría y le es infiel,

13 y alguien cohabita secretamente con ella, pero su marido no se da cuenta, y ella no es sorprendida en el acto ni hay testigos contra ella,

14 entonces, si al marido le sobreviene un ataque de celos contra su mujer por haberse ella mancillado, o el ataque de celos le sobreviene aunque su mujer no se haya mancillado,

15 éste llevará a su mujer ante el sacerdote, junto con una ofrenda que ella presentará, más dos litros de harina de cebada. No debe derramar aceite sobre ella, ni tampoco ponerle incienso encima, porque se trata de una ofrenda de celos; es una ofrenda memorial, para tener presente el pecado.

16 »El sacerdote hará entonces que ella se acerque y se presente ante mí.

17 Luego el sacerdote pondrá agua santa en un vaso de barro, tomará un poco del polvo que haya en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua.

18 Hará entonces que la mujer se ponga de pie delante de mí, le descubrirá la cabeza, y pondrá sobre las manos de ella la ofrenda memorial, es decir, la ofrenda por los celos, mientras él sostiene en la mano las aguas amargas que acarrean maldición.

19 A continuación, el sacerdote la conjurará y le dirá:

“Si ninguno ha dormido contigo, si no te has descarriado de tu marido ni te has mancillado, quedarás libre de estas aguas amargas que acarrean maldición.

20 ”Pero si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y alguien que no es tu marido ha cohabitado contigo

21 (aquí el sacerdote conjurará a la mujer bajo juramento de maldición, y le dirá): ¡Que el Señor te haga objeto de maldición y execración en medio de tu pueblo! ¡Que el Señor haga que el muslo se te caiga y que el vientre se te hinche!

22 ¡Que estas aguas que acarrean maldición penetren en tus entrañas, y hagan que el vientre se te hinche y que el muslo se te caiga!”

Y la mujer deberá responder:

“¡Amén, amén!”

23 »Entonces el sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro y las borrará con las aguas amargas;

24 luego hará que la mujer beba las aguas amargas que acarrean maldición, y esas aguas penetrarán en ella y la amargarán.

25 Después el sacerdote recibirá de manos de la mujer la ofrenda por los celos, la mecerá delante de mí, y la ofrecerá ante el altar.

26 Luego tomará el sacerdote un puñado de la ofrenda en memoria de ella, lo quemará sobre el altar, y hará que la mujer beba las aguas.

27 Sucederá entonces, al beber las aguas, que si ella se ha mancillado y le ha sido infiel a su marido, las aguas que acarrean maldición penetrarán en ella y la amargarán; el vientre se le hinchará y el muslo se le caerá, y ella será objeto de maldición en medio de su pueblo.

28 Pero si la mujer no se ha mancillado, sino que está limpia de culpa, quedará libre y será fecunda.»

29 Ésta es la ley de los celos, en caso de que la mujer le sea infiel a su marido y se mancille,

30 o en caso de que el marido tenga un ataque de celos, y cele a su mujer. El marido presentará a su mujer delante del Señor, y el sacerdote aplicará en ella toda esta ley.

31 El hombre quedará libre de culpa, y la mujer pagará por su pecado.

Números 6

El voto de los nazareos

1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

2 «Habla con los hijos de Israel, y diles que el hombre o la mujer que se aparte y haga voto de nazareopara consagrarse a mí,

3 deberá abstenerse de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino ni de sidra, ni beberá ningún licor de uva, ni comerá tampoco uvas frescas ni secas.

4 Todo el tiempo de su nazareato deberá abstenerse de comer de todo producto de la vid, incluso de los granillos y el hollejo.

5 »Mientras dure su voto de nazareato, y hasta que se cumpla el término de su consagración a mí, no se afeitará la cabeza con navaja. Estará consagrado a mí, y se dejará crecer el cabello.

6 »Mientras dure su consagración a mí, no podrá acercarse a ninguna persona muerta.

7 Ni siquiera podrá acercarse a su padre o a su madre muertos, ni a su hermano o hermana muertos, porque sobre él reposa su consagración a mí, su Dios.

8 Mientras dure su nazareato, estará consagrado a mí.

9 »Si alguien, de manera repentina, muere junto a él, su consagración se habrá contaminado, por lo que al séptimo día, es decir, en el día de su purificación, se rapará la cabeza.

10 El octavo día llevará al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión, dos tórtolas o dos palominos.

11 El sacerdote ofrecerá uno de ellos en expiación y el otro en holocausto. Así, ese día hará expiación por el que pecó a causa del muerto, y santificará su cabeza.

12 Consagrará para mí los días de su nazareato, y presentará un cordero de un año en expiación por la culpa; pero los primeros días serán anulados por cuanto su nazareato fue contaminado.

13 »Ésta es la ley del nazareo para el día que se cumpla el término de su nazareato. El nazareo acudirá a la puerta del tabernáculo de reunión

14 y me presentará su ofrenda, que será un cordero de un año, sin defecto, en holocausto; una cordera de un año, sin defecto, en expiación; y un carnero sin defecto como ofrenda de paz,

15 más un canastillo de tortas de flor de harina sin levadura, amasadas con aceite, hojaldras sin levadura untadas con aceite, con su ofrenda y sus libaciones.

16 El sacerdote ofrecerá esto delante de mí, y hará su expiación y su holocausto.

17 Me ofrecerá además el carnero como ofrenda de paz, junto con el canastillo de los panes sin levadura, y me ofrecerá también su ofrenda y sus libaciones.

18 Entonces el nazareo se rapará la cabeza consagrada a la puerta del tabernáculo de reunión, y tomará los cabellos de su cabeza consagrada y los echará sobre el fuego que está debajo de la ofrenda de paz.

19 Después el sacerdote tomará la espaldilla cocida del carnero, una torta sin levadura del canastillo, y una hojaldra sin levadura, y las pondrá en manos del nazareo, después de que éste se haya rapado la cabeza consagrada.

20 Luego el sacerdote mecerá todo esto delante de mí como ofrenda mecida, además del pecho mecido y de la espaldilla separada, y todo esto será una ofrenda santa para el sacerdote. Después de esto el nazareo podrá beber vino.

21 »Ésta es la ley para el que haga un voto de nazareo, y la ofrenda que deberá presentar al Señor por su nazareato, además de lo que sus propios recursos le permitan. Todo se hará según el voto que haya hecho, y conforme a la ley de su nazareato.»

La bendición sacerdotal

22 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

23 «Habla con Aarón y sus hijos, y diles que de esta manera bendecirán a los hijos de Israel. Les dirán:

24 “¡Que el Señor te bendiga, y te cuide!

25 ¡Que el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti,

y tenga de ti misericordia!

26 ¡Que el Señor alce su rostro sobre ti,

y ponga en ti paz!”

27 »De esta manera invocarán ellos mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.»

Números 7

Ofrendas para la consagración del altar

1 Cuando Moisés terminó de levantar el tabernáculo, lo ungió y lo santificó junto con todos sus utensilios, y ungió y santificó también el altar y todos sus utensilios.

2 Entonces los príncipes de Israel, los jefes de las familias de sus antepasados, y los que eran príncipes de las tribus y habían estado a cargo del censo, presentaron sus ofrendas.

3 Lo que presentaron delante del Señor fueron seis carros cubiertos y doce bueyes, es decir, un carro por cada dos príncipes, y un buey por cada príncipe, y los ofrecieron delante del tabernáculo.

4 Entonces el Señor habló con Moisés, y le dijo:

5 «Recíbeles esas ofrendas. Serán para el servicio del tabernáculo de reunión. Tú se las darás a cada uno de los levitas, según lo requiera su ministerio.»

6 Moisés recibió los carros y los bueyes, y se los dio a los levitas.

7 A los hijos de Guersón les dio dos carros y cuatro bueyes, conforme a su ministerio.

8 A los hijos de Merari, que estaban bajo las órdenes de Itamar, hijo del sacerdote Aarón, les dio cuatro carros y ocho bueyes, conforme a su ministerio.

9 A los hijos de Coat no les dio nada, porque ellos debían llevar sobre sus hombros el servicio del santuario.

10 El día en que el altar fue ungido, los príncipes llevaron ofrendas para la dedicación, y cada uno presentó su ofrenda delante del altar.

11 Entonces el Señor le dijo a Moisés:

«Los príncipes presentarán su ofrenda para la dedicación del altar, uno a la vez cada día.»

12 El primer día presentó su ofrenda Nasón hijo de Aminadab, de la tribu de Judá.

13 Ofreció un platón de plata que, conforme al peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;

14 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;

15 un becerro, un carnero, un cordero de un año para el holocausto;

16 un macho cabrío para la expiación;

17 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Nasón hijo de Aminadab.

18 El segundo día presentó su ofrenda Natanael hijo de Suar, príncipe de Isacar.

19 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;

20 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;

21 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;

22 un macho cabrío para la expiación;

23 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Natanael hijo de Suar.

24 El tercer día, presentó su ofrenda Eliab hijo de Helón, príncipe de los hijos de Zabulón.

25 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;

26 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;

27 un becerro, un carnero, un cordero de un año para el holocausto;

28 un macho cabrío para la expiación;

29 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Eliab hijo de Helón.

30 El cuarto día presentó su ofrenda Elisur hijo de Sedeur, príncipe de los hijos de Rubén.

31 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;

32 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;

33 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;

34 un macho cabrío para la expiación;

35 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Elisur hijo de Sedeur.

36 El quinto día presentó su ofrenda Selumiel hijo de Surisaday, príncipe de los hijos de Simeón.

37 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;

38 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;

39 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;

40 un macho cabrío para la expiación;

41 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Selumiel hijo de Surisaday.

42 El sexto día presentó su ofrenda Eliasaf hijo de Deuel, príncipe de los hijos de Gad.

43 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;

44 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;

45 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;

46 un macho cabrío para la expiación;

47 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Eliasaf hijo de Deuel.

48 El séptimo día presentó su ofrenda Elisama hijo de Amiud, príncipe de los hijos de Efraín.

49 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;

50 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;

51 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;

52 un macho cabrío para la expiación;

53 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Elisama hijo de Amiud.

54 El octavo día presentó su ofrenda Gamaliel hijo de Pedasur, príncipe de los hijos de Manasés.

55 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;

56 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;

57 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;

58 un macho cabrío para la expiación;

59 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Gamaliel hijo de Pedasur.

60 El noveno día presentó su ofrenda Abidán hijo de Gedeoni, príncipe de los hijos de Benjamín.

61 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;

62 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;

63 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;

64 un macho cabrío para la expiación;

65 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Abidán hijo de Gedeoni.

66 El décimo día presentó su ofrenda Ajiezer hijo de Amisaday, príncipe de los hijos de Dan.

67 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;

68 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;

69 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;

70 un macho cabrío para la expiación;

71 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Ajiezer hijo de Amisaday.

72 El undécimo día presentó su ofrenda Pagiel hijo de Ocrán, príncipe de los hijos de Aser.

73 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;

74 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;

75 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;

76 un macho cabrío para la expiación;

77 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Pagiel hijo de Ocrán.

78 El duodécimo día presentó su ofrenda Ajirá hijo de Enán, príncipe de los hijos de Neftalí.

79 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;

80 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;

81 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;

82 un macho cabrío para la expiación;

83 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Ajirá hijo de Enán.

84 Ésta fue la ofrenda que los príncipes de Israel presentaron para la dedicación del altar, el día en que éste fue ungido: doce platones de plata, doce jarrones de plata, y doce cucharas de oro.

85 Cada platón pesaba un kilo y medio, y cada jarrón pesaba tres cuartos de kilo; toda la plata de la vajilla pesaba veintisiete kilos, según el peso oficial del santuario.

86 Las doce cucharas de oro llenas de incienso pesaban cien gramos cada una, según el peso oficial del santuario, y todo el oro de las cucharas pesaba un kilo y doscientos gramos.

87 Todos los animales para el holocausto fueron doce becerros, doce carneros, doce corderos de un año, cada uno con su ofrenda, y doce machos cabríos para la expiación.

88 Todos los animales para la ofrenda de paz fueron veinticuatro novillos, sesenta carneros, sesenta machos cabríos, y sesenta corderos de un año. Ésta fue la ofrenda para la dedicación del altar, después de que fue ungido.

89 Cuando Moisés entraba en el tabernáculo de reunión para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba desde la parte superior del propiciatorio, el cual estaba sobre el arca del testimonio, entre los dos querubines, y hablaba con él.

Números 8

Aarón enciende las lámparas

1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

2 «Habla con Aarón, y dile que cuando encienda las lámparas, las siete lámparas deben alumbrar hacia la parte frontal del candelero.»

3 Y Aarón lo hizo así. Encendió las lámparas hacia la parte frontal del candelero, tal y como el Señor se lo ordenó a Moisés.

4 Desde la base hasta las flores, el candeleroestaba hecho de oro labrado a martillo. Se hizo conforme al modelo que el Señor le mostró a Moisés.

Consagración de los levitas

5 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

6 «De entre los hijos de Israel, toma a los levitas y haz expiación por ellos.

7 La expiación de ellos la harás de la siguiente manera: rociarás sobre ellos el agua de la expiación, y pasarás la navaja sobre todo su cuerpo; entonces ellos lavarán sus vestidos, y así quedarán purificados.

8 Luego tomarán un novillo, junto con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite, y tomarás otro novillo para la expiación.

9 Entonces harás que los levitas se acerquen al tabernáculo de reunión, y reunirás a toda la congregación de los hijos de Israel.

10 Y cuando hayas acercado a los levitas, y ellos estén ante mí, los hijos de Israel pondrán sus manos sobre los levitas

11 y Aarón presentará a los levitas ante mí como ofrenda de los hijos de Israel, y ellos servirán en mi ministerio.

12 Luego los levitas pondrán sus manos sobre la cabeza de los novillos, y ofrecerás uno de ellos como expiación, y el otro en holocausto en mi honor, para hacer expiación por los levitas.

13 Presentarás entonces a los levitas delante de Aarón y delante de sus hijos, y me los ofrecerás como ofrenda.

14 Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y los levitas serán míos.

15 »Después de que los levitas hayan sido purificados y presentados ante mí como ofrenda, vendrán a ministrar en el tabernáculo de reunión.

16 Porque, de entre los hijos de Israel, los levitas estarán totalmente dedicados a mí, en lugar de todo primogénito. Los he tomado para mí, en lugar de los primogénitos de todos los hijos de Israel.

17 Porque desde el día en que yo herí a todos los primogénitos en Egipto, los santifiqué para mí.Todo primogénito de los hijos de Israel es mío, lo mismo de hombres que de animales.

18 Yo he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel,

19 y se los he dado a Aarón y a sus hijos, de entre los hijos de Israel, para que ejerzan en el tabernáculo de reunión el ministerio de los hijos de Israel y los reconcilien conmigo, para que no les sobrevenga ninguna plaga cuando los hijos de Israel se acerquen al santuario.»

20 Y Moisés y Aarón y toda la congregación de los hijos de Israel hicieron con los levitas todo lo que el Señor le ordenó a Moisés acerca de ellos. Eso hicieron los hijos de Israel con los levitas.

21 Fue así como los levitas se purificaron y lavaron sus vestidos, y Aarón los presentó como ofrenda delante del Señor, e hizo expiación por ellos para purificarlos.

22 Después los levitas fueron al tabernáculo de reunión, para ejercer su ministerio delante de Aarón y de sus hijos. Todo lo que el Señor ordenó a Moisés acerca de los levitas, fue hecho.

23 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

24 «Los levitas mayores de veinticinco años entrarán a ejercer su ministerio en el servicio del tabernáculo de reunión.

25 Pero al cumplir cincuenta años dejarán de ejercer su ministerio, y no volverán a ejercerlo.

26 Servirán con sus hermanos en el tabernáculo de reunión, y harán guardias, pero no podrán ejercer más su ministerio. Esto harás con los levitas en cuanto a su ministerio.»

Números 9

Celebración de la pascua

1 El Señor habló con Moisés en el desierto de Sinaí. Era el mes primero del segundo año de su salida de Egipto. Le dijo:

2 «Los hijos de Israel celebrarán la pascua a su debido tiempo.

3 Y ese debido tiempo es el día catorce de este mes, entre la tarde y la noche. La celebrarán siguiendo todos sus ritos y todas sus leyes.»

4 Moisés habló entonces con los hijos de Israel para que celebraran la pascua,

5 y así lo hicieron los hijos de Israel:la celebraron en el desierto de Sinaí el día catorce del mes primero, entre la tarde y la noche, siguiendo todo lo que el Señor le había ordenado a Moisés.

6 Pero algunos de ellos estaban impuros por haber tocado un cadáver, así que no pudieron celebrar la pascua ese día. Se presentaron entonces ese mismo día ante Moisés y Aarón,

7 y les dijeron:

«Nosotros estamos impuros porque tocamos un cadáver. ¿Se nos impedirá por eso presentar nuestra ofrenda al Señor en su momento, junto con el resto de los hijos de Israel?»

8 Y Moisés les respondió:

«Esperen a que el Señor me diga qué hacer en el caso de ustedes.»

9 Y el Señor habló con Moisés, y le dijo:

10 «Habla con los hijos de Israel, y diles: “Cualquiera de ustedes o de sus descendientes, que se encuentre impuro por haber tocado un cadáver, o que se halle lejos, o ausente, celebrará también la pascua del Señor;

11 pero la celebrará el día catorce del mes segundo, entre la tarde y la noche. Comerán la pascua con panes sin levadura y hierbas amargas,

12 sin dejar nada del animal sacrificado para el día siguiente, y sin quebrarle un solo hueso.La celebrarán siguiendo todos los ritos de la pascua.

13 Pero si alguien, estando limpio y sin encontrarse de viaje, deja de celebrar la pascua, será eliminado de entre su pueblo por no haber presentado en su momento la ofrenda del Señor. Esa persona cargará con su pecado.

14 ”Si entre ustedes vive algún extranjero, y celebra la pascua del Señor, deberá celebrarla siguiendo el rito y las leyes de la pascua. Tanto los extranjeros como los nacidos en la tierra celebrarán un mismo rito.”»

La nube sobre el tabernáculo

15 El día que el tabernáculo fue erigido, la nube se posó sobre la tienda del testimonio y cubrió el tabernáculo, y desde la tarde y hasta la mañana siguiente la nube sobre el tabernáculo parecía ser de fuego.

16 Esto era siempre así: De día, la nube cubría el tabernáculo, y de noche lo cubría esa apariencia de fuego.

17 Cuando la nube se levantaba del tabernáculo, los hijos de Israel se ponían en marcha; cuando la nube se detenía en algún lugar, los hijos de Israel acampaban.

18 A una orden del Señor, los hijos de Israel se ponían en marcha; a otra orden del Señor, acampaban; y mientras la nube permanecía sobre el tabernáculo, ellos permanecían acampados.

19 Si la nube se detenía sobre el tabernáculo mucho tiempo, los hijos de Israel respetaban la orden del Señor y no partían;

20 pero si la nube permanecía poco tiempo sobre el tabernáculo, a una orden del Señor acampaban, y a una orden del Señor partían.

21 Algunas veces la nube se detenía desde la tarde hasta el día siguiente, otras veces la nube se levantaba por la mañana. Cuando se detenía un solo día, o cuando se levantaba por la noche, se ponían en marcha.

22 Podían pasar dos días, un mes, o un año, si la nube permanecía sobre el tabernáculo, los hijos de Israel seguían acampados y no se movían; pero si la nube se levantaba, ellos se ponían en marcha.

23 A una orden del Señor acampaban, y a una orden del Señor se ponían en marcha, siempre siguiendo las órdenes del Señor, tal y como él lo había ordenado por medio de Moisés.

Números 10

Las trompetas de plata

1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

2 «Haz dos trompetas de plata, labradas a martillo. Ellas te servirán para convocar a la congregación y para poner en movimiento a los campamentos.

3 Cuando se toquen, toda la congregación se reunirá ante ti, a la puerta del tabernáculo de reunión.

4 Si se toca una sola de ellas, entonces se congregarán ante ti los príncipes, es decir, los jefes de las legiones de Israel.

5 Cuando ustedes den el toque de alarma, entonces se pondrán en movimiento los campamentos que estén acampados al oriente.

6 Cuando den un segundo toque de alarma, se pondrán en movimiento los campamentos que estén acampados al sur; el toque de alarma anunciará su partida.

7 Pero para reunir a la congregación, el toque de alarma será diferente.

8 »Los hijos de Aarón, es decir, los sacerdotes, tocarán las trompetas. Éste será un estatuto perpetuo para ustedes y para sus descendientes.

9 Y cuando en su tierra salgan a la guerra contra el enemigo que los ataque, darán el toque de alarma con las trompetas, para que yo, el Señor su Dios, me acuerde de ustedes y los salve de sus enemigos.

10 »Durante sus fiestas solemnes de principio de mes, tocarán las trompetas para anunciar sus holocaustos y sus sacrificios de paz, y yo, el Señor su Dios, me acordaré de ustedes.»

Los israelitas parten de Sinaí

11 El día veinte del mes segundo del año segundo, la nube se levantó del tabernáculo del testimonio

12 y, siguiendo la orden de ponerse en marcha, los hijos de Israel partieron del desierto de Sinaí, y la nube se detuvo en el desierto de Parán.

13 Partieron por primera vez, siguiendo la orden del Señor por medio de Moisés.

14 Los primeros en ponerse en marcha fueron los ejércitos del campamento de los hijos de Judá, bajo su bandera y comandados por Nasón hijo de Aminadab.

15 El ejército de la tribu de los hijos de Isacar estaba comandado por Natanael hijo de Suar.

16 El ejército de la tribu de los hijos de Zabulón estaba comandado por Eliab hijo de Helón.

17 Los hijos de Guersón y los hijos de Merari, que estaban a cargo de llevar el tabernáculo, se pusieron en marcha después de desarmarlo.

18 Luego se pusieron en marcha los ejércitos y la bandera del campamento de Rubén, comandados por Elisur hijo de Sedeur.

19 Al mando del ejército de la tribu de los hijos de Simeón estaba Selumiel hijo de Surisaday,

20 y al mando del ejército de la tribu de los hijos de Gad estaba Eliasaf hijo de Deuel.

21 Luego se pusieron en movimiento los coatitas, que llevaban el santuario, y mientras ellos llegaban, los otros acondicionaron el tabernáculo.

22 Después se pusieron en marcha los ejércitos y la bandera del campamento de los hijos de Efraín, bajo el mando de Elisama hijo de Amiud.

23 Al mando del ejército de la tribu de los hijos de Manasés estaba Gamaliel hijo de Pedasur,

24 y al mando del ejército de la tribu de los hijos de Benjamín estaba Abidán hijo de Gedeoni.

25 A continuación, y cerrando la marcha de todos los campamentos, se pusieron en movimiento los ejércitos y la bandera del campamento de los hijos de Dan, bajo el mando de Ajiezer hijo de Amisaday.

26 Al mando del ejército de la tribu de los hijos de Aser estaba Pagiel hijo de Ocrán,

27 y al mando del ejército de la tribu de los hijos de Neftalí estaba Ajirá hijo de Enán.

28 Cada vez que se ponían en marcha, éste era el orden de los ejércitos de los hijos de Israel.

29 Entonces Moisés le dijo a su suegro, es decir, al madianita Hobab hijo de Ragüel:

«Nosotros estamos en camino, hacia el lugar que el Señor prometió darnos. Ven con nosotros, que cuidaremos de ti, porque el Señor ha prometido cuidar de Israel.»

30 Pero Hobab le respondió:

«No puedo ir. Voy a volver a mi tierra, donde está mi parentela.»

31 Moisés insistió:

«Por favor, no nos dejes. Tú conoces los lugares donde debemos de acampar en el desierto, y nos servirás de guía.

32 Si vienes con nosotros, cuidaremos de ti, así como el Señor cuidará de nosotros.»

33 Y así partieron del monte del Señor y caminaron tres días. El arca del pacto del Señor se adelantó a ellos tres días, para buscarles un lugar donde descansar.

34 Y durante el día, desde que salieron del campamento, la nube del Señor los cubría.

35 Cuando el arca se ponía en marcha, Moisés decía: «Levántate, Señor, y que tus enemigos se dispersen; ¡que huyan de tu presencia los que te aborrecen!»

36 Y cuando se detenía, Moisés decía: «¡Vuelve, Señor, vuelve a las legiones de legiones de Israel!»

Números 11

El Señor envía codornices

1 Y sucedió que el pueblo se quejó a oídos del Señor, y el Señor oyó sus quejas y ardió en ira, y un fuego del Señor se encendió en medio de ellos y consumió uno de los extremos del campamento.

2 Entonces el pueblo pidió ayuda a Moisés, y Moisés oró al Señor y el fuego se apagó.

3 Y Moisés llamó a ese lugar Tabera,porque allí el fuego del Señor se encendió contra ellos.

4 Pero la gente extranjera que se mezcló con ellos sintió un apetito incontenible, y los hijos de Israel volvieron a llorar y dijeron: «¡Cómo nos gustaría que alguien nos diera a comer carne!

5 ¡Cómo extrañamos el pescado que comíamos en Egipto! ¡Y los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos que nos regalaban!

6 ¡Ahora andamos con la garganta reseca, pues no vemos nada más que este maná!»

7 El maná se parecía a la semilla de culantro; tenía un color como de bedelio,

8 y su sabor era como el del aceite nuevo.El pueblo se esparcía para recogerlo, y lo desmenuzaba entre dos piedras o lo machacaba en morteros, y lo cocía en un caldero o hacía tortas con él.

9 Durante la noche, al caer el rocío, el maná caía también sobre el campamento.

10 Moisés oyó que el pueblo lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda, y la ira del Señor se encendió en gran manera, y también a Moisés le pareció mal.

11 Entonces Moisés le reclamó al Señor:

«¿Por qué le has hecho este mal a tu siervo? ¿Por qué no soy digno de tu bondad? ¿Por qué has puesto sobre mí la carga de todo este pueblo?

12 ¿Acaso yo lo concebí? ¿O acaso yo lo engendré, para que me pidas llevarlo en mi seno, como si fuera yo su madre y los estuviera amamantando, hasta la tierra que prometiste dar a sus padres?

13 ¿De dónde voy yo a sacar carne para alimentar a todo este pueblo? Ellos lloran, y vienen a decirme: “¡Danos a comer carne!”

14 ¡Yo solo no puedo soportar a todo este pueblo! ¡Me es una carga demasiado pesada!

15 Si así me vas a tratar, voy a agradecerte que me mates. Y si acaso merezco tu favor, ¡no me dejes ver mi propia desgracia!»

16 El Señor le dijo a Moisés:

«Junta a setenta ancianos de Israel, de los que tú sepas que son ancianos y jefes del pueblo, y llévalos hasta la entrada del tabernáculo de reunión. Diles que esperen allí contigo.

17 Yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti y lo pondré en ellos, y ellos sobrellevarán contigo la carga del pueblo. Ya no la llevarás tú solo.

18 Pero dile al pueblo que se santifique para mañana. Ustedes van a comer carne, pues han llorado ante mí y han dicho: “¡Cómo quisiéramos que alguien nos diera a comer carne! La verdad, ¡nos iba mejor en Egipto!” Así que yo, el Señor, voy a darles a comer carne.

19 Y no la comerán un día ni dos; ni cinco, diez o veinte días,

20 sino todo un mes, hasta que les salga por las narices, y se harten de comerla, por haberme menospreciado. Yo soy el Señor y estoy en medio de ustedes; pero ustedes han llorado ante mí y han dicho: “¿Para qué salimos de Egipto y vinimos acá?”»

21 Pero Moisés dijo:

«Este pueblo, en medio del cual estoy, llega a los seiscientos mil de a pie. ¿Y tú dices que les darás a comer carne todo un mes?

22 ¿Acaso van a degollarse para ellos ovejas y bueyes suficientes? ¿O van a pescarse para ellos todos los peces del mar, para que les alcance?»

23 Y el Señor le respondió a Moisés:

«¿Acaso mi mano se ha acortado? ¡Ahora vas a ver si mi palabra se cumple, o no!»

24 Moisés salió de allí y repitió ante el pueblo las palabras del Señor; luego reunió a los setenta ancianos del pueblo, y los hizo esperar alrededor del tabernáculo.

25 Entonces el Señor descendió en la nube, y habló con él. Tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta ancianos; y cuando el espíritu se posó en ellos, comenzaron a profetizar, y no dejaban de hacerlo.

26 En el campamento se habían quedado Eldad y Medad, dos varones sobre los cuales también se posó el espíritu. Aunque estaban entre los escogidos, no se habían presentado en el tabernáculo; sin embargo, comenzaron a profetizar en el campamento.

27 Entonces un joven fue corriendo a decirle a Moisés:

«¡Eldad y Medad están profetizando en el campamento!»

28 Josué hijo de Nun, que era ayudante cercano de Moisés, le dijo:

«Moisés, mi señor, ¡no se lo permitas!»

29 Pero Moisés le respondió:

«¿Acaso tienes celos por mí? ¡Cómo quisiera yo que todo el pueblo del Señor fuera profeta! ¡Cómo quisiera yo que el Señor pusiera su espíritu sobre ellos!»

30 Y enseguida Moisés volvió al campamento, en compañía de los ancianos de Israel.

31 Vino entonces del mar un viento de parte del Señor, que trajo codornices y las dejó caer sobre el campamento. Éstas cubrían la superficie de la tierra hasta un día de camino, por un lado, y un día de camino por el otro, y se amontonaban a casi un metro de altura.

32 El pueblo estuvo levantado todo ese día y toda esa noche, y todo el día siguiente, para recoger codornices. El que menos recogió, hizo diez montones, y tendieron las codornices alrededor del campamento.

33 Pero todavía tenían la carne entre los dientes, todavía no la masticaban, cuando la ira del Señor se encendió entre el pueblo y los hirió con una plaga mortal.

34 Por eso el nombre de aquel lugar se llamó Quibrot Hatavá,porque allí sepultaron al pueblo glotón.

35 De Quibrot Hatavá, el pueblo se dirigió a Jaserot, y en Jaserot se quedó.

Números 12

Murmuraciones contra Moisés

1 Moisés tomó por mujer a una cusita, y por causa de ella María y Aarón murmuraron en contra de Moisés.

2 Dijeron:

«¿Acaso el Señor ha hablado sólo por medio de Moisés? ¿Acaso no ha hablado también por medio de nosotros?»

Y el Señor lo oyó.

3 Moisés era un hombre muy humilde. En toda la tierra no había nadie más humilde que él.

4 El Señor llamó a Moisés, Aarón y María, y a los tres les ordenó ir al tabernáculo de reunión.

5 Allí el Señor descendió en la columna de nube, se detuvo a la entrada del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María. Los dos acudieron,

6 y el Señor les dijo:

«Escúchenme bien. Cuando haya entre ustedes profeta del Señor, yo me apareceré a él en una visión, y le hablaré en sueños.

7 Pero con mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa, no lo hago así,

8 sino que con él hablo cara a cara, claramente y sin misterios. Él puede ver mi apariencia. ¿Por qué se atreven a hablar mal de mi siervo Moisés?»

9 Entonces el Señor se encendió en ira contra ellos, y se fue de allí.

10 Y cuando la nube se apartó del tabernáculo, sucedió que María estaba tan blanca de lepra como la nieve. Al ver Aarón que María estaba leprosa,

11 le dijo a Moisés:

«¡Ay, señor mío! ¡No hagas caer sobre nosotros este pecado! ¡Lo que hemos hecho es una locura! ¡Hemos pecado!

12 ¡Pero no permitas que ella se quede ahora como los abortivos, que al nacer tienen ya medio consumida su carne!»

13 Entonces Moisés clamó al Señor, y le dijo:

«Dios mío, ¡te ruego que la sanes!»

14 Y el Señor le respondió:

«Si su padre le hubiera escupido el rostro, ¿acaso no se quedaría avergonzada durante siete días? ¡Pues déjenla siete díasfuera del campamento, y después de eso podrá volver a la congregación!»

15 Y así María fue expulsada del campamento durante siete días, y el pueblo no siguió su marcha hasta que ella se reunió con ellos.

16 Después de eso, el pueblo partió de Jaserot para acampar en el desierto de Parán.

Números 13

Misión de los doce espías

1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

2 «Envía algunos hombres para que exploren la tierra de Canaán, la cual voy a dar a los hijos de Israel. De cada tribu de sus antepasados enviarán uno de sus hombres más importantes.»

3 Desde el desierto de Parán, Moisés envió a todos aquellos hombres, conforme a la palabra del Señor. Todos ellos eran gente de importancia entre los hijos de Israel.

4 Éstos son sus nombres:

De la tribu de Rubén, Samúa hijo de Zacur.

5 De la tribu de Simeón, Safat hijo de Jorí.

6 De la tribu de Judá, Caleb hijo de Yefune.

7 De la tribu de Isacar, Igal hijo de José.

8 De la tribu de Efraín, Oseas hijo de Nun.

9 De la tribu de Benjamín, Palti hijo de Rafú.

10 De la tribu de Zabulón, Gadiel hijo de Sodi.

11 De la tribu de José: Gadi hijo de Susi, de la tribu de Manasés.

12 De la tribu de Dan, Amiel hijo de Gemali.

13 De la tribu de Aser, Setur hijo de Micael.

14 De la tribu de Neftalí, Najebí hijo de Vapsi.

15 De la tribu de Gad, Geuel hijo de Maqui.

16 Éstos son los nombres de los hombres que Moisés envió a explorar la tierra. A Oseas hijo de Nun, Moisés le puso por nombre Josué.

17 Al enviarlos a explorar la tierra de Canaán, Moisés les dijo:

«Vayan de aquí al Néguev, suban al monte

18 y observen cómo es la tierra, y si el pueblo que la habita es fuerte o débil, y si son pocos o muchos;

19 fíjense si la tierra habitada es buena o mala, y en cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas;

20 fíjense si el terreno es fértil o estéril, y si hay árboles o no. ¡Ármense de valor, y traigan algunos frutos del país!»

Era entonces el tiempo de las primeras uvas,

21 y ellos fueron y exploraron el terreno desde el desierto de Zin hasta Rejob, entrando por Jamat.

22 Luego se dirigieron al Néguev y llegaron hasta Hebrón, que es donde vivían Ajimán, Sesay y Talmay, los hijos de Anac. (Hebrón había sido edificada siete años antes de Soán, en Egipto.)

23 Llegaron hasta el arroyo de Escol, y allí cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, el cual llevaron entre dos en un palo, y granadas e higos.

24 Como allí los hijos de Israel cortaron ese racimo de uvas, aquel lugar fue llamado valle de Escol.

25 Después de explorar la tierra, volvieron al cabo de cuarenta días.

26 Al volver a Cadés, en el desierto de Parán, se presentaron ante Moisés y Aarón y toda la congregación de los hijos de Israel, y les dieron la información y les mostraron los frutos de la tierra.

27 También les dijeron:

«Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste. Ésta ciertamente fluye leche y miel, y aquí tienes sus frutos.

28 Pero la gente que habita esa tierra es fuerte, y las ciudades son muy grandes y fortificadas; además, allí vimos a los hijos de Anac.

29 Los amalecitas habitan en el Néguev, los hititas, jebuseos y amorreos habitan en el monte, y los cananeos habitan junto al mar y en la ribera del Jordán.»

30 Caleb pidió al pueblo que se callara delante de Moisés, y dijo:

«Subamos, pues, y tomemos posesión de esa tierra, porque nosotros podremos más que ellos.»

31 Pero los que habían ido con él dijeron:

«No podemos atacar a ese pueblo, porque ellos son más fuertes que nosotros.»

32 Además, entre los hijos de Israel hablaron mal de la tierra que habían explorado, y hasta dijeron:

«La tierra que recorrimos para explorarla se traga a sus habitantes. Toda la gente que allí vimos son hombres de gran estatura.

33 Allí vimos también gigantes.Son los hijos de Anac, esa raza de gigantes. Ante ellos, a nosotros nos parecía que éramos como langostas; y a ellos también así les parecíamos.»

Números 14

Rebelión de los israelitas

1 Toda esa noche la congregación comenzó a gritar y llorar.

2 Todos los hijos de Israel se quejaron contra Moisés y Aarón, y toda la multitud les dijo:

«¡Cómo quisiéramos haber muerto en Egipto, o morir en este desierto!

3 ¿Para qué nos ha traído el Señor a esta tierra? ¿Para morir a filo de espada, y para que nuestras mujeres y nuestros niños sean tomados prisioneros? ¿Acaso no sería mejor que regresáramos a Egipto?»

4 Y unos a otros se decían:

«Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto.»

5 Entonces Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros, delante de toda la congregación de los hijos de Israel,

6 mientras Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Yefune, que eran dos de los que habían ido a explorar la tierra, se rasgaban las vestiduras

7 y hablaban con toda la congregación de los hijos de Israel. Les decían:

«La tierra que recorrimos para explorarla es una tierra sumamente buena.

8 Si el Señor se agrada de nosotros, él mismo nos introducirá a esta tierra y nos la entregará; ¡es una tierra que fluye leche y miel!

9 Así que no se rebelen contra el Señor,ni tengan miedo de la gente de esa tierra. ¡Nosotros nos los comeremos como si fueran pan! No les tengan miedo, que el dios que los protege se ha apartado de ellos, y con nosotros está el Señor.»

10 Y como toda la multitud hablaba de apedrearlos, la gloria del Señor se manifestó en el tabernáculo de reunión ante todos los hijos de Israel,

11 y el Señor le dijo a Moisés:

«¿Hasta cuándo este pueblo me va a seguir rechazando? ¿Hasta cuándo no van a creerme, a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos?

12 ¡Voy a castigarlos con una plaga! Pero a ti te pondré sobre un pueblo más grande y más fuerte que ellos.»

13 Pero Moisés le respondió al Señor:

«¡Fuiste tú, con tu poder, quien sacó de Egipto a este pueblo! Cuando los egipcios sepan esto,

14 se lo dirán a los habitantes de esta tierra. Y ellos saben que tú, Señor, estás en medio de este pueblo. Saben que tú, Señor, te manifiestas cara a cara, que tu nube está sobre este pueblo, y que de día vas delante de nosotros en una columna de nube, y de noche en una columna de fuego.

15 Si haces que este pueblo muera como un solo hombre, las naciones que hayan sabido de tu fama van a murmurar, y dirán:

16 “El Señor no pudo llevar a este pueblo hasta la tierra que les había prometido, y por eso los mató en el desierto.”

17 Yo te ruego, Señor, que tu poder sea magnificado, tal y como lo expresaste al decir:

18 “Yo soy el Señor, lento para la ira pero grande en misericordia. Yo perdono la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tengo por inocente al culpable. Yo visito la maldad de los padres en sus hijos, nietos y bisnietos.”

19 Por la grandeza de tu misericordia, yo te ruego que perdones la iniquidad de este pueblo, así como lo has perdonado desde Egipto y hasta este lugar.»

El Señor castiga a Israel

20 Entonces el Señor dijo:

«Yo los he perdonado, tal y como lo has pedido.

21 Pero tan cierto como que yo vivo, y que mi gloria llena toda la tierra,

22 ninguno de los que vieron mi gloria y las señales que hice en Egipto y en el desierto, los cuales ya me han puesto a prueba diez veces y no han querido obedecerme,

23 llegará a ver la tierra que les prometí a sus padres. ¡Ninguno de los que me han rechazado la verá!

24 Sólo a mi siervo Caleb lo llevaré a la tierra donde él entró. A él y a su descendencia les daré posesión de la tierra,porque en él hay otro espíritu y porque ha decidido seguirme.

25 En cuanto a los amalecitas y cananeos, que ahora habitan en el valle, vuelvan mañana y diríjanse al desierto, en dirección del Mar Rojo.»

26 El Señor habló con Moisés y Aarón, y les dijo:

27 «¿Hasta cuándo oiré las murmuraciones de esta depravada multitud contra mí? ¡Ya he escuchado las protestas de los hijos de Israel, y cómo se quejan de mí!

28 Pues diles de mi parte: “Vivo yo, que voy a hacer con ustedes lo mismo que ustedes me han dicho al oído.

29 En este desierto quedarán tendidos los cadáveresde todos ustedes, los mayores de veinte años que fueron contados, los cuales han murmurado contra mí.

30 Ninguno de ustedes entrará en la tierra que, bajo juramento, prometí que les daría para que la habitaran. Sólo entrarán Caleb hijo de Yefune y Josué hijo de Nun.

31 Y a esos niños que ustedes dijeron que serían hechos prisioneros, yo los introduciré en la tierra que ustedes despreciaron, y ellos la conocerán.

32 En cuanto a ustedes, sus cuerpos quedarán tendidos en este desierto.

33 Sus hijos andarán cuarenta añossin rumbo fijo por el desierto, llevando a cuestas sus rebeldías, hasta que sus cuerpos sean consumidos en el desierto.

34 Cuarenta años llevarán a cuestas sus iniquidades, un año por cada día, conforme al número de los días que anduvieron explorando la tierra, y así experimentarán mi castigo.

35 Así voy a tratar a toda esta multitud perversa que se ha juntado contra mí. Serán consumidos en este desierto, y aquí mismo serán condenados a muerte. Yo, el Señor, lo he dicho.”»

Muerte de los diez espías malvados

36 Los hombres que Moisés envió a explorar la tierra, y que al volver habían hecho que toda la congregación murmurara contra él, desacreditando así aquel país,

37 murieron delante del Señor por causa de una plaga y por haber hablado mal de la tierra.

38 De los hombres que habían ido a explorar la tierra, sólo Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Yefune quedaron con vida.

La derrota en Jormá

39 Moisés comunicó todo esto a todos los hijos de Israel, y ellos se entristecieron mucho.

40 Entonces madrugaron y subieron a la cumbre del monte, pues decían: «Hemos pecado, así que estamos dispuestos a ir al lugar del cual nos ha hablado el Señor.»

41 Pero Moisés dijo:

«¿Por qué quebrantan el mandamiento del Señor? Esto tampoco les saldrá bien.

42 No suban, para que no sean derrotados delante de sus enemigos, porque el Señor no está en medio de ustedes.

43 Los amalecitas y los cananeos están allí, delante de ustedes, y ustedes morirán a filo de espada por haberse negado a seguir al Señor. Por eso el Señor no está con ustedes.»

44 Y aunque ellos se obstinaron en subir a la cima del monte, el arca del pacto del Señor, y Moisés, no se apartaron de en medio del campamento.

45 Entonces bajaron los amalecitas y los cananeos que habitaban en aquel monte, y los hirieron y los derrotaron, y los persiguieron hasta Jormá.