Éxodo 12

La Pascua

1 El Señor habló con Moisés y Aarón en la tierra de Egipto, y les dijo:

2 «Este mes marcará el principio de los meses. Será para ustedes el primer mes del año.

3 Hablen con toda la congregación de Israel, y díganle: “El día diez de este mes, cada uno de ustedes debe tomar un cordero por familia, según las familias de los padres.”

4 Si la familia es tan pequeña como para no comerse todo el cordero, entonces esa familia y sus vecinos más cercanos tomarán un cordero, según el número de personas. Calcularán el cordero según lo que cada persona pueda comer.

5 El animal debe ser macho, de un año y sin ningún defecto, y lo tomarán de las ovejas o de las cabras.

6 Lo apartarán hasta el día catorce de este mes, y toda la congregación de Israel lo sacrificará entre la tarde y la noche.

7 Tomarán un poco de sangre y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas donde lo vayan a comer.

8 Lo comerán esa noche, asando la carne al fuego y acompañando la carne con panes sin levadura y hierbas amargas.

9 La carne no debe estar cruda ni ser cocida en agua, sino asada al fuego, junto con la cabeza, las patas y las entrañas.

10 No dejarán nada del cordero para el día siguiente; si algo queda hasta el día siguiente lo quemarán por completo.

11 Deben comer el cordero vestidos y calzados, y con el bordón en la mano, y comerlo de prisa; se trata de la Pascuadel Señor.

12 Esa noche yo, el Señor, pasaré por la tierra de Egipto y heriré de muerte a todo primogénito egipcio, tanto de sus hombres como de sus animales, y también dictaré sentencia contra todos los dioses de Egipto.

13 Y cuando hiera yo la tierra de Egipto, la sangre en las casas donde ustedes se encuentren les servirá de señal, pues yo veré la sangre y seguiré adelante, y no habrá entre ustedes ninguna plaga de mortandad.

14 »Este día deberán recordarlo y celebrarlo generación tras generación, como fiesta solemne en honor del Señor. Es un estatuto perpetuo que deben celebrar.

15 Durante siete días comerán panes sin levadura, y desde el primer día no deberán tener levadura en sus casas, porque todo el que coma pan leudado desde el primer día hasta el séptimo, será expulsado de Israel.

16 El primer día habrá una convocación solemne, lo mismo que el día séptimo. No se hará en ellos ningún trabajo, a no ser lo que cada uno deba preparar para comer.

17 Deberán celebrar esta fiesta de los panes sin levadura,porque fue en este día cuando los saqué a todos ustedes de Egipto. Por lo tanto, sus generaciones futuras deberán cumplir con este mandamiento como costumbre perpetua.

18 Desde el día catorce del mes primero por la tarde, y hasta el día veintiuno por la tarde de ese mismo mes primero, comerán panes sin levadura.

19 Durante siete días no deben tener levadura en sus casas. Cualquiera que coma pan leudado, sea extranjero o nacido en el país, será expulsado de la congregación de Israel.

20 No deben comer nada que tenga levadura. Dondequiera que ustedes vivan, deberán comer panes sin levadura.»

21 Entonces Moisés llamó a todos los ancianos de Israel y les dijo:

«Vayan y tomen un cordero por cada familia, y sacrifíquenlo para la pascua.

22 Tomen un manojo de hisopo y mójenlo en la sangre que deberán haber recogido en un recipiente, y unten el dintel y los dos postes con esa sangre. Ninguno de ustedes debe salir de su casa hasta el día siguiente,

23 porque el Señor pasará y herirá de muerte a los egipcios; pero, cuando él pase y vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará por alto aquella puerta y no dejará que el ángel exterminador entre en las casas de ustedes y los hiera.

24 »Éste será un estatuto perpetuo, que ustedes y sus hijos deberán cumplir siempre.

25 Cuando ustedes entren en la tierra que el Señor les ha prometido, deberán seguir cumpliéndolo.

26 Y cuando sus hijos les pregunten: “¿Qué sentido tiene para ustedes este estatuto?”,

27 ustedes les responderán: “Se trata del sacrificio que se ofrece al Señor como recuerdo de la pascua, es decir, cuando en Egipto el Señor pasó por alto las casas israelitas y nos salvó la vida, pero hirió de muerte a los egipcios.”»

Entonces los israelitas se inclinaron y adoraron,

28 y luego fueron y cumplieron con todo lo que el Señor les había ordenado a Moisés y a Aarón.

Muerte de los primogénitos

29 A la medianoche, el Señor hirió de muerte a todos los primogénitosen la tierra de Egipto, lo mismo al primogénito del faraón que ocupaba el trono que al primogénito del que estaba cautivo en la cárcel, y a todas las primeras crías de los animales.

30 Y esa misma noche el faraón se levantó, lo mismo que todos sus siervos y todos los egipcios, y en todo Egipto hubo un gran clamor, porque no había una casa donde no hubiera un muerto.

31 Esa misma noche el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo:

«Apártense de mi pueblo, ustedes y los hijos de Israel, y vayan a servir al Señor, tal y como lo han pedido.

32 Llévense también sus ovejas y sus vacas, como lo han pedido, y váyanse. ¡Y bendíganme también a mí!»

33 Los egipcios ya se daban por muertos, así que apremiaban a los israelitas para que se dieran prisa y abandonaran el país.

34 Los israelitas, por su parte, envolvieron su masa en sábanas y se la echaron al hombro, para llevársela antes de que fermentara.

35 Además, hicieron lo que Moisés les había ordenado y pidieron a los egipcios que les dieran alhajas de oro y plata, y vestidos,

36 y el Señor hizo que los egipcios vieran a los israelitas con buenos ojos, y les daban todo lo que les pedían. Así fue como ellos despojaron a los egipcios.

Los israelitas salen de Egipto

37 Los israelitas partieron de Ramesés a Sucot. Eran unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar a los niños.

38 Con ellos se fue toda clase de gente, y ovejas, y muchísimo ganado.

39 Como no habían tenido tiempo ni para prepararse comida cuando los egipcios los echaron fuera de Egipto, con la masa que habían sacado, la cual aún no había fermentado, cocieron tortas sin levadura.

40 Los israelitas vivieron en Egipto cuatrocientos treinta años,

41 y el mismo día en que se cumplieron esos cuatrocientos treinta años todo el pueblo del Señor salió de ese país.

42 Esa noche el Señor sacó de Egipto a los hijos de Israel. Por lo tanto, todos ellos y sus generaciones futuras deben recordarla.

43 El Señor dijo a Moisés y a Aarón:

«Éste es el estatuto de la pascua. Ningún extranjero podrá comer de ella.

44 Sólo comerán de ella los siervos que hayan sido comprados por dinero, pero sólo después de haber sido circuncidados.

45 Pero ni los extranjeros ni los jornaleros podrán comer de ella.

46 Debe comerse en una casa, y no se podrá sacar de allí nada de aquella carne, ni se le quebrará un solo hueso.

47 Así debe hacerlo toda la comunidad de Israel.

48 Pero si algún extranjero vive contigo y quiere celebrar la pascua en honor del Señor, todos sus hombres deberán ser circuncidados primero, y entonces podrá celebrarla, pues será como un israelita más. Pero ningún incircunciso podrá comer de ella.

49 Esta misma ley se aplicará a los israelitas por nacimiento y a los extranjeros que vivan entre ustedes.»

50 Todos los hijos de Israel cumplieron con lo que el Señor les ordenó a Moisés y Aarón.

51 Y ese mismo día el Señor sacó de Egipto a todos los hijos de Israel.

Éxodo 13

Consagración de los primogénitos

1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

2 «Conságrame todo primogénito. Todo el que abra matriz entre los hijos de Israel, lo mismo de los hombres como de los animales, me pertenece.»

3 Moisés le dijo al pueblo:

«Tengan presente este día, en que han sido liberados de la esclavitud de Egipto. El Señor los ha sacado de aquí con mano fuerte; por lo tanto, no deben comer pan leudado.

4 Ustedes salen hoy en el mes de Aviv.

5 Y en este mismo mes harán esta celebración, cuando ya el Señor los haya introducido en la tierra que destila leche y miel, es decir, en la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, jivitas y jebuseos, la cual prometió a los padres de ustedes que les daría.

6 Durante siete días comerán pan sin levadura, y el séptimo día será de fiesta en honor del Señor.

7 Durante esos siete días se comerán panes sin levadura, y en ninguna parte de su territorio debe verse nada leudado, ni levadura.

8 Cuando llegue ese día, les contarán esto a sus hijos. Les dirán: “Esto se hace por lo que el Señor hizo con nosotros cuando nos sacó de Egipto.”

9 Y será para ustedes como una señal en su mano, y como un recordatorio delante de sus ojos, de que ustedes deben tener en los labios la ley del Señor, pues el Señor los sacó de Egipto con mano fuerte.

10 Por lo tanto, ustedes deben celebrar esta ceremonia cada año, en su momento debido.

11 »Cuando el Señor te haya introducido en la tierra de los cananeos, y ya te la haya entregado, conforme al juramento que a ti y a tus padres les hizo,

12 dedicarás al Señor todo aquel que abra matriz,lo mismo que toda primera cría de tus animales. Todos los machos serán del Señor.

13 A las primeras crías de los asnos las redimirás con un cordero; pero si no las redimes deberás romperles el cuello. También deberás redimir a tu primogénito.

14 Y el día de mañana, cuando tus hijos te pregunten: “¿Y esto qué significa?”, les dirás: “Con mano fuerte, el Señor nos sacó de Egipto, donde éramos esclavos.

15 Como el faraón se empecinó en no dejarnos ir, el Señor hirió de muerte a todos los primogénitos que había en Egipto, es decir, tanto a los primogénitos humanos como a las primeras crías de los animales. Por eso yo ofrezco en sacrificio al Señor todo primogénito macho, y redimo al primogénito de mis hijos.”

16 Así que esto te servirá de señal en la mano, y como recordatorio delante de tus ojos, pues el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte.»

La columna de nube y de fuego

17 Cuando el faraón dejó ir a los israelitas, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque pensó: «No vaya a ser que haya guerra, y el pueblo se arrepienta de haber salido y se regrese a Egipto.»

18 Más bien, Dios los hizo dar un rodeo por el camino del desierto del Mar Rojo.

De Egipto, los hijos de Israel salieron armados.

19 Moisés, por su parte, se llevó los huesos de José, pues él había hecho que los hijos de Israel se comprometieran con él cuando les dijo: «Ciertamente Dios vendrá a visitarlos. Cuando eso sea, ustedes se llevarán de aquí mis huesos.»

20 Los israelitas partieron de Sucot y acamparon en Etam, que es donde comienza el desierto.

21 Durante el día, el Señor iba delante de ellos y los guiaba mediante una columna de nube; durante la noche, los alumbraba con una columna de fuego. Así podían avanzar de día y de noche,

22 y en ningún momento del día se apartó de ellos la columna de nube, ni tampoco de noche se apartó la columna de fuego.

Éxodo 14

Los israelitas cruzan el Mar Rojo

1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:

2 «Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen junto al mar, frente a Pi Ajirot, entre Migdol y el mar hacia Baal Sefón.

3 El faraón va a pensar que ustedes los israelitas andan perdidos en esta región, rodeados por el desierto.

4 Pero yo voy a endurecer el corazón del faraón para que vaya tras ustedes, y seré glorificado en el faraón y en todo su ejército. Así sabrán los egipcios que yo soy el Señor.»

Y ellos lo hicieron así.

5 Y cuando el rey de Egipto recibió la noticia de que los israelitas huían, su corazón y el de sus siervos se volvió contra ellos, y dijeron: «¿Cómo hemos podido permitir esto de que Israel se vaya y deje de servirnos?»

6 Enseguida el faraón unció su carro y echó mano de su pueblo,

7 tomó seiscientos de sus mejores carros de combate, y todos los carros de Egipto con sus respectivos capitanes.

8 Y el Señor endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, y lo hizo perseguir a los hijos de Israel; pero éstos habían salido con mano poderosa.

9 Los egipcios fueron tras ellos, con toda la caballería y los carros del faraón, y con su caballería y todo su ejército, y los alcanzaron a la orilla del mar, a un costado de Pi Ajirot y delante de Baal Sefón, donde estaban acampados.

10 Cuando los hijos de Israel levantaron la vista, vieron que el faraón se acercaba y que los egipcios venían tras ellos; esto les hizo tener mucho miedo, así que clamaron al Señor

11 y le dijeron a Moisés:

«¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos has traído hasta el desierto para que muramos aquí? ¿Por qué nos has hecho esto? ¿Por qué nos sacaste de Egipto?

12 Esto es lo que te decíamos en Egipto, cuando te pedimos: “¡Déjanos servir a los egipcios! ¡Es mejor que sirvamos a los egipcios, y no que muramos en el desierto!”»

13 Pero Moisés le dijo al pueblo:

«No tengan miedo. Manténganse firmes, y vean la salvación que el Señor llevará hoy a cabo en favor de ustedes. Los egipcios que hoy han visto, nunca más volverán a verlos.

14 Quédense tranquilos, que el Señor peleará por ustedes.»

15 Pero el Señor le dijo a Moisés:

«¿Por qué me pides ayuda? ¡Ordena a los hijos de Israel que sigan su marcha!

16 Y tú, levanta tu vara, extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, para que los hijos de Israel lo crucen en seco.

17 Yo, por mi parte, voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me glorificaré en el faraón y en todo su ejército, y en sus carros de guerra y en su caballería.

18 Y cuando me haya glorificado en el faraón, y en su caballería y carros de guerra, los egipcios sabrán que yo soy el Señor.»

19 El ángel de Dios, que precedía al campamento de Israel, se apartó de ellos y se puso en la retaguardia. Así mismo, la columna de nube que los precedía se apartó y fue a ponerse a sus espaldas,

20 entre el ejército egipcio y el campamento de Israel. Para los egipcios, ésta era una nube tenebrosa, pero a Israel lo alumbraba de noche. En toda esa noche, no se acercaron los unos a los otros.

21 Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo que toda esa noche el mar se retirara por causa de un fuerte viento oriental; eso hizo que las aguas se dividieran y que el mar se quedara seco.

22 Así los hijos de Israel entraron en el mary lo cruzaron en seco, con un muro de agua a su derecha y otro a su izquierda.

23 Los egipcios los siguieron. Toda la caballería del faraón, más sus carros de guerra y su gente de a caballo, entraron tras ellos hasta la mitad del mar.

24 Pero en la madrugada del día siguiente el Señor miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y de nube, y trastornó su campamento:

25 a sus carros les quitó las ruedas, y a ellos los dejó en una confusión tremenda. Entonces los egipcios dijeron:

«Huyamos de los israelitas, porque el Señor pelea en favor de ellos y contra nosotros.»

26 Pero el Señor le dijo a Moisés:

«Ahora extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas se vuelvan contra los egipcios, y contra sus carros y caballería.»

27 Moisés extendió su mano sobre el mar, y al amanecer el mar se volvió con toda su fuerza contra los egipcios, que al huir se toparon con el mar. ¡Y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar!

28 Al volverse las aguas, cubrieron por completo los carros y la caballería del faraón, y todo su ejército que había entrado en el mar para perseguir a los israelitas. ¡Ni uno de ellos quedó con vida!

29 En cambio, los israelitas cruzaron el mar en seco, con un muro de agua a su derecha y otro a su izquierda.

30 Aquel día el Señor salvó a los israelitas de manos de los egipcios, e Israel vio los cadáveres de los egipcios a la orilla del mar.

31 Y al ver el pueblo de Israel aquel gran hecho que el Señor llevó a cabo en contra de los egipcios, tuvo temor del Señor, y todos creyeron en el Señor y en su siervo Moisés.

Éxodo 15

Cántico de Moisés y de María

1 Entonces Moisés y los hijos de Israel elevaron este cánticoal Señor. Dijeron:

Cantaré al Señor, que se ha engrandecido:

¡Ha echado en el mar jinetes y caballos!

2 El Señor es mi fortaleza y mi cántico;

¡el Señor es mi salvación!

Él es mi Dios, y lo alabaré;

es el Dios de mi padre, y lo enalteceré.

3 El Señor es un valiente guerrero,

y su nombre es el Señor.

4 El Señor arrojó al mar

los carros y el ejército del faraón;

¡sus capitanes más aguerridos

se hundieron en el fondo del Mar Rojo!

5 ¡Como piedras cayeron al abismo,

y el mar profundo los cubrió!

6 Señor, Señor,

¡el poder de tu diestra se ha magnificado!

¡El poder de tu diestra quebrantó al enemigo!

7 ¡Tu gran poder derribó a tus adversarios!

¡Tu ira los consumió como a hojarasca!

8 Soplaste, y se amontonaron las aguas;

las corrientes se juntaron en un montón;

¡los abismos se cuajaron en medio del mar!

9 El enemigo decía:

«Los perseguiré y los haré mis prisioneros;

¡repartiré sus despojos hasta quedar hastiado!

¡Sacaré la espada y yo mismo los destruiré!»

10 Pero soplaste, y el mar los cubrió;

se hundieron como plomo en las aguas impetuosas.

11 ¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?

¿Quién como tú, santo y magnífico,

que realizas maravillosas hazañas

y llevas a cabo sorprendentes prodigios?

12 Extendiste tu diestra, y la tierra se los tragó;

13 en tu misericordia guías a tu pueblo redimido

y con tu poder lo llevas a tu santa morada.

14 Los pueblos lo saben, y tiemblan de miedo;

en su tierra, los filisteos se doblan de dolor.

15 Los caudillos de Edom quedan confundidos

y los valientes de Moab tiemblan de pies a cabeza;

¡todos los cananeos se acobardan!

16 Señor, ¡que les sobrevenga espanto y temor!

¡Queden mudos como piedras ante tu brazo poderoso,

hasta que haya pasado tu pueblo,

el pueblo que tú mismo rescataste!

17 Tú, Señor, los llevarás al monte donde habitas,

al lugar que has preparado, y allí los plantarás,

en el santuario que tú mismo has afirmado.

18 ¡Tú, Señor, reinas ahora y siempre!

19 Ciertamente el faraón entró en el mar, cabalgando con sus carros de guerra y su gente de a caballo, pero el Señor hizo que las aguas del mar se volvieran contra ellos, y los hijos de Israel cruzaron el mar en seco.

20 Entonces la profetisa María, que era hermana de Aarón, tomó un pandero, y todas las mujeres salieron danzando tras ella y tocando sus panderos.

21 Y María cantaba:

Canten en honor del Señor,

porque se ha engrandecido en gran manera:

¡ha echado en el mar al caballo y al jinete!

El agua amarga de Mará

22 Moisés ordenó que Israel partiera del Mar Rojo y se dirigiera al desierto de Shur. Los israelitas anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua,

23 y cuando llegaron a Mará no pudieron beber las aguas de ese lugar porque eran amargas. Por eso le pusieron por nombre Mará.

24 Allí el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: «¿Qué vamos a beber?»

25 Entonces Moisés pidió ayuda al Señor, y el Señor le mostró un árbol. Moisés lo echó al agua, y el agua se volvió dulce.

Allí el Señor les dio estatutos y ordenanzas, y los puso a prueba.

26 Les dijo:

«Si escuchas con atención la voz del Señor tu Dios, y haces lo que es recto delante de sus ojos, y prestas oído a sus mandamientos y cumples todos sus estatutos, jamás te enviaré ninguna de las enfermedades que les envié a los egipcios. Yo soy el Señor, tu sanador.»

27 Luego llegaron a Elim, donde había doce manantiales y setenta palmeras, y acamparon allí, junto a los manantiales.

Éxodo 16

Dios da el maná

1 El día quince del mes segundo, después de su salida de Egipto, toda la congregación de los hijos de Israel partió de Elim y se dirigió al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí.

2 Allí en el desierto, todos ellos murmuraron contra Moisés y Aarón,

3 y les reclamaron:

«Mejor nos hubiéramos muerto en la tierra de Egipto a manos del Señor. Allá nos sentábamos junto a las ollas de carne, y comíamos pan hasta saciarnos. Ustedes nos han sacado a este desierto para matarnos de hambre a todos nosotros.»

4 El Señor le dijo a Moisés:

«Como verás, yo voy a hacer que les llueva pan del cielo.Para ver si ustedes obedecen o no mis leyes, cada uno de ustedes debe salir todos los días y recoger la porción para ese día,

5 pero el sexto día se prepararán para guardar una doble porción de lo que acostumbran recoger todos los días.»

6 Entonces Moisés y Aarón les dijeron a todos los hijos de Israel:

«Esta tarde van a darse cuenta de que el Señor los ha sacado de la tierra de Egipto,

7 y en la mañana van a ver la gloria del Señor. El Señor los ha oído murmurar contra él, porque nosotros no somos nada para que ustedes murmuren contra nosotros.»

8 Moisés dijo también:

«Por la tarde el Señor les va a dar de comer carne, y por la mañana les dará pan hasta que se harten. Porque el Señor los ha oído murmurar contra él. ¿Quiénes somos nosotros? Cuando ustedes murmuran, no murmuran contra nosotros, sino contra el Señor.»

9 Moisés le dijo a Aarón:

«Dile a toda la congregación de los hijos de Israel que se acerquen a la presencia del Señor, porque él ha oído sus murmuraciones.»

10 Y mientras Aarón hablaba con toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y vieron que la gloria del Señor apareció en la nube.

11 Entonces el Señor habló con Moisés, y le dijo:

12 «He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Así que habla con ellos y diles que al caer la tarde comerán carne, y que por la mañana se saciarán de pan. Así sabrán que yo soy el Señor su Dios.»

13 Al caer la tarde, una nube de codornices vino y cubrió el campamento; y por la mañana el campamento estaba rodeado de rocío.

14 Pero cuando el rocío dejó de caer, sobre la superficie del desierto podía verse una cosa menuda y redonda, tan menuda que parecía escarcha sobre el suelo.

15 Cuando los hijos de Israel lo vieron, se preguntaron unos a otros:

«¿Qué es esto?»

Y es que no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo:

«Es el pan que el Señor les da para comer.

16 Y esto es lo que el Señor ha ordenado: Que cada uno de ustedes recoja lo que pueda comer. Que recoja dos litros por persona, según el número de personas que haya en cada tienda.»

17 Los hijos de Israel lo hicieron así, y unos recogieron más, otros recogieron menos,

18 pero usando una medida de dos litros, y al que recogió mucho no le sobró, ni tampoco le faltó al que había recogido poco.Cada uno recogió la cantidad suficiente para comer.

19 Y Moisés les dijo:

«Nadie debe dejar nada para mañana.»

20 Pero ellos no lo obedecieron, sino que algunos dejaron algo para el día siguiente, y eso crió gusanos y se apestó. Por eso Moisés se enojó contra ellos.

21 Los israelitas lo recogían cada mañana, cada uno según lo que habría de comer, porque con el calor del sol se derretía.

22 Pero el sexto día recogieron cuatro litros por persona, es decir, una doble ración de comida, así que todos los príncipes de la congregación fueron a decirle esto a Moisés.

23 Y él les dijo:

«Esto es lo que ha dicho el Señor. Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado al Señor.Cuezan hoy lo que tengan que cocer, y cocinen hoy lo que tengan que cocinar. Todo lo que les sobre, guárdenlo para mañana.»

24 En obediencia a lo que Moisés había ordenado, ellos lo guardaron hasta el día siguiente, y no se agusanó ni se apestó.

25 Entonces dijo Moisés:

«Cómanlo hoy, porque hoy no lo hallarán en el campo. Hoy es día de reposo en honor al Señor.

26 Lo recogerán durante seis días, pero el séptimo día no lo hallarán porque es día de reposo.»

27 Como algunos del pueblo salieron a recogerlo en el día séptimo, y no lo hallaron,

28 el Señor le dijo a Moisés:

«¿Hasta cuándo se negarán a obedecer mis mandamientos y mis leyes?

29 Dense cuenta de que yo, el Señor, les he dado el día de reposo. Por eso el sexto día les doy pan para dos días. Así que el séptimo día todos deben quedarse en su lugar, y no salir de allí.»

30 Así el pueblo reposó el séptimo día.

31 A esto el pueblo de Israel lo llamó «maná».Era blanco, parecido a la semilla de culantro, y su sabor era como el de las hojuelas con miel.

32 Y Moisés dijo:

«El Señor ordena lo siguiente: “Llenen con esto una medida de dos litros, y guárdenlo para que los descendientes de ustedes vean el pan que yo les di a comer en el desierto, cuando los saqué de Egipto.”»

33 Además, Moisés le dijo a Aarón:

«Toma una vasija, y pon en ella dos litros de maná.Ponla luego delante del Señor, y ordena que se guarde para los descendientes de ustedes.»

34 Y Aarón puso el maná delante del Testimonio, para guardarlo como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

35 Y los hijos de Israel comieron maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Comieron maná hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.

36 La medida de dos litros es la décima parte de un efa.

Éxodo 17

El agua de la roca

1 Conforme al mandamiento del Señor, toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin en jornadas cortas hasta acampar en Refidín. Pero allí el pueblo no tenía agua para beber,

2 así que todo el pueblo discutió con Moisés y le dijo:

«Danos agua. Queremos beber.»

Moisés les dijo:

«¿Por qué se pelean conmigo? ¿Por qué ponen a prueba al Señor?»

3 Pero el pueblo tenía sed, y murmuró contra Moisés, y dijo:

«¿Para qué nos hiciste salir de Egipto? ¿Para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?»

4 Entonces Moisés pidió ayuda al Señor y le dijo:

«¿Qué voy a hacer con este pueblo? ¡Un poco más, y me matarán a pedradas!»

5 Y el Señor le dijo a Moisés:

«Adelántate al pueblo. Anda, lleva contigo a algunos de los ancianos de Israel, y llévate también la vara con la que golpeaste el río.

6 Voy a esperarte en Horeb, junto a la roca que está allí, y tú golpearás la roca, y de ella brotará agua, que el pueblo podrá beber.»

Y Moisés lo hizo así, en presencia de los ancianos de Israel,

7 y a ese lugar lo llamó Masah,porque los hijos de Israel pusieron a prueba al Señor, y también Meriba,por la discusión que tuvo con ellos, pues dijeron: «¿Está el Señor entre nosotros, o no está?»

La guerra con Amalec

8 Amalec vino a Refidín y peleó contra Israel.

9 Entonces Moisés le dijo a Josué:

«Escoge nuestros mejores hombres, y sal a pelear contra Amalec. Mañana yo estaré sobre la cumbre del cerro, con la vara de Dios en mi mano.»

10 Josué hizo lo que Moisés le dijo, y combatió contra Amalec, y Moisés, Aarón y Jur subieron a la cumbre del cerro.

11 Mientras Moisés mantenía la mano en alto, los israelitas vencían; pero cuando bajaba la mano, vencía Amalec.

12 Pero a Moisés se le cansaban las manos, así que tomaron una piedra y se la pusieron debajo, para que pudiera sentarse, mientras que Aarón y Jur le sostenían las manos, el uno del lado izquierdo y el otro del lado derecho. Así pudo mantener firmes las manos, hasta que se puso el sol,

13 y Josué derrotó a Amalec y a su pueblo a filo de espada.

14 El Señor le dijo a Moisés:

«Escribe esto en un libro, para que se recuerde, y dile a Josué que yo borraré por completo la memoria de Amalec.»

15 Luego Moisés levantó un altar y le puso por nombre Adonay Nisi,

16 porque dijo: «La mano de Amalec se levantó contra el trono del Señor. Por eso el Señor estará en guerra contra Amalec de generación en generación.»

Éxodo 18

Jetro visita a Moisés

1 Jetro, que era sacerdote de Madián y suegro de Moisés, se enteró de todo lo que Dios había hecho con Moisés y con su pueblo Israel, y que el Señor había sacado de Egipto a Israel.

2 Como Moisés había enviado a Séfora, su mujer, a la casa de Jetro, su suegro, éste la tomó

3 junto con sus dos hijos.Uno de ellos se llamaba Guersón, porque Moisés dijo: «Soy un extrañoen una tierra extraña»;

4 el otro se llamaba Eliezer,porque dijo: «El Dios de mi padre me ayudó y me libró de la espada del faraón.»

5 Acompañado de los hijos y la mujer de Moisés, el suegro de Moisés se fue al monte de Dios, en el desierto, que era donde Moisés estaba acampando.

6 Allí le dijo a Moisés:

«Yo soy Jetro, tu suegro, y vengo a verte con tu mujer. Sus dos hijos vienen con ella.»

7 Entonces Moisés salió a recibir a su suegro, y se inclinó y lo besó, y luego de preguntarse el uno al otro cómo estaban, entraron en la tienda.

8 Allí Moisés le contó a su suegro todo lo que el Señor había hecho por Israel y en contra del faraón y de los egipcios, así como todos los trabajos que habían pasado en el camino, y cómo el Señor los había librado.

9 Jetro se alegró de lo bien que el Señor había tratado a Israel, al librarlo de manos de los egipcios,

10 y dijo:

«Bendito sea el Señor, que los libró a ustedes de manos de los egipcios, y de manos del faraón. ¡El Señor libró al pueblo de manos de los egipcios!

11 Ahora sé que el Señor es más grande que todos los dioses, porque en este caso él los venció.»

12 Luego Jetro, el suegro de Moisés, ofreció holocaustos y sacrificios para Dios, y Aarón llegó con todos los ancianos de Israel para comer con el suegro de Moisés delante de Dios.

Nombramiento de jueces

13 Al día siguiente, sucedió que Moisés se sentó a juzgar al pueblo, y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde.

14 Al ver el suegro de Moisés todo lo que éste hacía con el pueblo, dijo:

«¿Qué es lo que estás haciendo con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, mientras todo el pueblo se queda delante de ti desde la mañana hasta la tarde?»

15 Moisés le respondió a su suegro:

«Es que el pueblo viene a mí para consultar a Dios.

16 Cuando tienen problemas, vienen a mí; entonces yo juzgo entre el uno y el otro, y les doy a conocer las ordenanzas y leyes de Dios.»

17 Pero el suegro de Moisés le dijo:

«Esto que haces no está bien,

18 pues te cansarás tú, y también se cansará este pueblo. Este trabajo es demasiado pesado para ti, y no vas a poder hacerlo tú solo.

19 Préstame atención, que voy a darte un consejo, y que Dios te acompañe. Preséntate ante Dios en lugar del pueblo, y somete a su juicio todos los problemas.

20 Enséñales a ellos las ordenanzas y las leyes, e indícales cómo deben conducirse, y qué deben hacer.

21 Además, escoge de entre el pueblo algunos hombres respetables y temerosos de Dios, confiables y nada ambiciosos, y ponlos al frente de grupos de mil, cien, cincuenta y diez personas.

22 Que se ocupen ellos de juzgar al pueblo en todo momento, que dicten sentencia en cuestiones menores, y que a ti te remitan todo asunto de gravedad. Así aligerarás tu carga, pues ellos la llevarán contigo.

23 Si haces esto, y Dios así te lo ordena, podrás resistir; además, todo el pueblo volverá tranquilo a su casa.»

24 Moisés atendió a la voz de su suegro, e hizo todo lo que le dijo,

25 pues de entre todo Israel escogió hombres respetables y los puso a cargo del pueblo como jefes de grupos de mil, cien, cincuenta y diez personas.

26 Ellos juzgaban al pueblo en todo momento y dictaban sentencia en todo asunto menor, y remitían a Moisés las cuestiones difíciles de resolver.

27 Después Moisés despidió a su suegro, y éste volvió a su tierra.

Éxodo 19

Israel en el monte Sinaí

1 Los hijos de Israel llegaron al desierto de Sinaí al cumplirse tres meses de haber salido de la tierra de Egipto.

2 Después de salir de Refidín, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon en el desierto. Acamparon allí, delante del monte.

3 El Señor llamó a Moisés desde el monte, y Moisés subió para hablar con Dios. Y Dios le dijo:

«Habla con la casa de Jacob. Diles lo siguiente a los hijos de Israel:

4 “Ustedes han visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo los he tomado a ustedes y los he traído hasta mí sobre alas de águila.

5 Si ahora ustedes prestan oído a mi voz, y cumplen mi pacto, serán mi tesoroespecial por encima de todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece.

6 Ustedes serán para mí un reino de sacerdotesy un pueblo santo.Estas mismas palabras les dirás a los hijos de Israel.”»

7 Moisés volvió y llamó a los ancianos del pueblo, y en su presencia expuso todas las palabras que el Señor le había mandado decir.

8 Todo el pueblo respondió al unísono:

«Haremos todo lo que el Señor ha dicho.»

Y cuando Moisés refirió al Señor las palabras del pueblo,

9 el Señor le dijo:

«Voy a venir en medio de una nube espesa, y desde allí hablaré para que el pueblo me oiga mientras hablo contigo, y también para que te crean siempre.»

Moisés refirió al Señor las palabras del pueblo,

10 y el Señor le dijo a Moisés:

«Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana, y haz que laven sus vestidos

11 y se preparen para el tercer día, porque al tercer día yo, el Señor, descenderé sobre el monte Sinaí, a la vista de todo el pueblo.

12 Tú debes poner un límite alrededor del pueblo y decirles que se abstengan de subir al monte. Ni siquiera deben tocar sus límites, porque cualquiera que toque el monte, morirá.

13 Quien llegue a tocarlo, hombre o animal, será apedreado o traspasado por una flecha. No vivirá.Sólo podrán subir al monte cuando la trompeta dé un toque largo.»

14 Moisés bajó del monte al pueblo, y lo santificó, y ellos lavaron sus vestidos.

15 Y Moisés le dijo al pueblo:

«Prepárense para el tercer día. No tengan ningún contacto con una mujer.»

16 Al tercer día por la mañana, hubo truenos y relámpagos,y una espesa nube se posó sobre el monte, y hubo un fuerte sonido de bocina, y todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció.

17 Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento para recibir a Dios, y se detuvieron al pie del monte.

18 Todo el monte Sinaí humeaba porque el Señor había descendido sobre él en fuegoy el humo subía como de un horno, y todo el monte se estremecía en extremo.

19 El sonido de la bocina iba en aumento, y Moisés hablaba y Dios le respondía con voz de trueno.

20 Entonces descendió el Señor sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte, y llamó el Señor a Moisés para que subiera a la cumbre, y Moisés subió.

21 Y el Señor le dijo a Moisés:

«Baja y dile al pueblo que no traspase los límites para verme, porque muchos de ellos morirán.

22 A los sacerdotes que se acercan a mí diles también que se santifiquen para que yo, el Señor, no haga en ellos ningún estrago.»

23 Moisés le dijo al Señor:

«El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado poner límites al monte, y santificarlo.»

24 Y el Señor le dijo:

«Anda, baja, y sube luego con Aarón; pero ni los sacerdotes ni el pueblo deben traspasar el límite ni subir a donde estoy, para que no haga yo entre ellos ningún estrago.»

25 Y Moisés bajó del monte y le dijo esto al pueblo.

Éxodo 20

Los Diez Mandamientos

1 Dios habló y dijo todas estas palabras:

2 «Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de la tierra de Egipto, donde vivías como esclavo.

3 »No tendrás dioses ajenos delante de mí.

4 »No te harás imagen, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

5 »No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás,porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte y celoso. Yo visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen, hasta la tercera y cuarta generación,

6 pero trato con misericordia infinita a los que me aman y cumplen mis mandamientos.

7 »No tomarás en vanoel nombre del Señor tu Dios, porque yo, el Señor, no consideraré inocente al que tome en vano mi nombre.

8 »Te acordarás del día de reposo, y lo santificarás.

9 Durante seis días trabajarás y harás toda tu obra,

10 pero el día séptimo es de reposo en honor del Señor tu Dios. No harás en él ningún trabajo.Ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que viva dentro de tus ciudades.

11 Porque yo, el Señor, hice en seis días los cielos, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, pero reposé en el día séptimo. Por eso yo, el Señor, bendije el día de reposo y lo santifiqué.

12 »Honrarás a tu padre y a tu madre,para que tu vida se alargue en la tierra que yo, el Señor tu Dios, te doy.

13 »No matarás.

14 »No cometerás adulterio.

15 »No robarás.

16 »No presentarás falso testimonio contra tu prójimo.

17 »No codiciarásla casa de tu prójimo, ni a su mujer, ni a su siervo ni a su esclava, ni su buey ni su asno, ni nada que le pertenezca a tu prójimo.»

El terror del pueblo

18 Todo el pueblo observaba los relámpagos y el monte que humeaba, y escuchaba el sonido de la bocina. Al ver esto, todos temblaban de miedo y se mantuvieron a distancia,

19 pero le dijeron a Moisés:

«Si tú hablas con nosotros, te escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, porque tal vez moriremos.»

20 Moisés les respondió:

«No tengan miedo. Dios ha venido a ponerlos a prueba, para que siempre tengan temor de él y no pequen.»

21 El pueblo se mantuvo a distancia, mientras que Moisés se acercó a la oscuridad en donde estaba Dios.

22 Y el Señor le dijo a Moisés:

«Diles esto a los hijos de Israel:

“Ustedes han visto que yo les he hablado desde el cielo.

23 No harán de mí dioses de plata ni de oro.

24 Me harán un altar de tierra, y en él sacrificarán sus holocaustos y sus ofrendas de paz, sus ovejas y sus vacas. Yo vendré y los bendeciré en todo lugar donde yo haga que mi nombre sea recordado.

25 ”Si me hacen un altar de piedra, que no sea de piedras labradas de cantería,porque al labrar las piedras con herramientas las profanarás.”

26 »No subirás a mi altar por gradas, para que al subir no se descubra tu desnudez.

Éxodo 21

Leyes para los esclavos

1 »Éstas son las leyes que les propondrás:

2 »Si compras un esclavo hebreo, te servirá seis años; pero en el séptimo año quedará libre y sin tener que pagar nada.

3 »Si el esclavo llegó solo, solo se irá; si tenía mujer, se irán él y su mujer.

4 »Si el amo le dio mujer al esclavo, y ella le da a éste hijos o hijas, la mujer y los hijos serán del amo, y el esclavo se irá solo.

5 »Si el esclavo dice: “Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no quiero quedar libre”;

6 entonces su amo lo llevará ante los jueces, lo pondrá junto a una puerta o poste, y le horadará la oreja con una lesna. Así el esclavo quedará para siempre a su servicio.

7 »Si alguien vende a su hija como esclava, ésta no podrá quedar libre como los esclavos varones.

8 »Si ella no le agrada a su amo, y el amo la rechaza y no la toma por esposa, se le permitirá ser rescatada, pero no podrá venderse a gente extraña.

9 »Si el amo entrega la esclava a su hijo por mujer, deberá ser tratada como se acostumbra tratar a las hijas.

10 »Si el amo toma a otra mujer por esposa, no podrá disminuir la alimentación ni el vestido ni los derechos conyugales de la primera.

11 »Si el amo no cumple con ninguna de estas tres condiciones, la mujer quedará libre y sin tener que pagar nada.

Leyes para los actos de violencia

12 »Si alguien hiere a otro y le hace morir, también morirá.

13 Pero si no era su intención matarlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te indicaré el lugar al que podrá huir.

14 »Si alguno se cree superior a su prójimo y lo mata con alevosía, lo apartarás de mi altar y también morirá.

15 »Si alguien mata a su padre o a su madre, también morirá.

16 »Si alguien secuestra a una persona y la vende, o si esa persona es hallada en sus manos, también morirá.

17 Si alguien maldice a su padre o a su madre, también morirá.

18 »Si algunos riñen, y uno hiere a su prójimo con una piedra o con el puño, y éste no muere pero cae en cama,

19 si se levanta y sale apoyado en su bastón, entonces el que lo hirió quedará absuelto y solamente verá que lo curen y lo indemnizará por el tiempo que haya estado sin trabajar.

20 »Si un amo golpea con un palo a su esclavo o a su esclava, y por ese golpe él o ella llegan a morir, el amo será castigado.

21 Pero si el esclavo o la esclava sobreviven uno o dos días, el amo no será castigado, porque ellos son de su propiedad.

22 »Si algunos riñen, y en su riña lastiman a una mujer embarazada, y ésta llega a abortar, pero no muere, los rijosos serán penados según lo que el marido de la mujer les imponga y los jueces decidan.

23 Pero en caso de muerte, se pagará vida por vida,

24 ojo por ojo, diente por diente,mano por mano, pie por pie,

25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

Leyes para amos y dueños

26 »Si alguno hiere a su esclavo o a su esclava en el ojo, y se lo daña, por causa de su ojo le dará la libertad.

27 »Si alguien le rompe un diente a su esclavo o a su esclava, por causa del diente le dará la libertad.

28 »Si un buey cornea a algún hombre o mujer, y él o ella mueren por causa de la cornada, el buey será apedreado, y no se comerá su carne, pero el dueño del buey quedará absuelto.

29 »Si desde tiempo atrás el buey acostumbraba cornear, y llega a matar a algún hombre o mujer, será apedreado; y si su dueño sabía que el buey acostumbraba cornear pero no lo mantenía sujeto, también morirá.

30 »Si como pena se le impone pagar rescate por su persona, tendrá que pagar el rescate que se le imponga.

31 La misma pena se le impondrá si el buey cornea a un muchacho o a una muchacha.

32 Pero si el buey cornea a un esclavo o a una esclava, entonces el dueño pagará treinta monedas de plata y el buey será apedreado.

33 »Si alguien abre un pozo, o cava una cisterna, y no la tapa, y ahí se cae un buey o un asno,

34 el que cavó la cisterna indemnizará al dueño del animal por el daño causado, pero podrá quedarse con el animal muerto.

35 »Si el buey de alguien hiere al buey de su prójimo y lo mata, se venderá el buey vivo y los dueños se repartirán el dinero de la venta, y también se repartirán el buey muerto.

36 Pero si desde tiempo atrás se sabía que el buey acostumbraba cornear, y su dueño no lo mantenía sujeto, entonces éste repondrá el buey muerto con un buey vivo, pero podrá quedarse con el buey muerto.