Apocalipsis 11

Los dos testigos

1 Entonces se me dio una caña, parecida a una vara de medir, y se me dijo: «Levántate y mide el templo de Diosy el altar, y cuenta a los que adoran en él.

2 Pero no midas el patio que está fuera del templo; déjalo sin medir, porque ha sido entregado a los no creyentes, y ellos van a pisotear la ciudad santadurante cuarenta y dos meses.

3 Yo enviaré a dos testigos míos, vestidos de cilicio, a que profeticen durante mil doscientos sesenta días.»

4 Estos testigos son los dos olivos y los dos candeleros que permanecen delante del Señor de la tierra.

5 Si alguien quiere dañarlos, de su boca sale un fuego que consume a sus enemigos; cualquiera que quiera hacerles daño morirá de esa manera.

6 Ellos tienen poder para cerrar el cielo e impedir que llueva durante los días de su profecía;tienen también poder para convertir el agua en sangre,y para azotar la tierra con toda clase de plagas, todas las veces que quieran.

7 Cuando terminen de dar su testimonio, la bestia que sube del abismoluchará contra ellos y los vencerá,y les dará muerte.

8 Sus cadáveres quedarán tendidos en las calles de la gran ciudad, la que en sentido espiritual se llama Sodoma,y también Egipto, donde el Señor de ellos fue crucificado.

9 Y durante tres días y medio gente de distintos pueblos, tribus, lenguas y naciones verá sus cadáveres, y no permitirá que sean sepultados.

10 Los habitantes de la tierra se alegrarán de la muerte de estos dos profetas; la celebrarán y hasta se harán regalos unos a otros, porque estos dos los habían estado atormentando.

11 Después de tres días y medio, entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se pusieron de pie,y todos los que los vieron se llenaron de temor.

12 Entonces los dos testigos oyeron una fuerte voz del cielo, que les decía: «Suban acá.» Y ellos subieron al cielo en una nube,y sus enemigos los vieron.

13 En ese momento hubo un gran terremoto,y a causa del terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron siete mil personas. Los demás se llenaron de terror y dieron gloria al Dios del cielo.

14 El segundo ay pasó, pero el tercer ay viene pronto.

La séptima trompeta

15 Cuando el séptimo ángel tocó su trompeta, se oyeron fuertes voces en el cielo, que decían: «Los reinos del mundo han llegado a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.»

16 Entonces los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, inclinaron su rostro y adoraron a Dios.

17 Decían:

«Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso,

el que eres, y el que eras,

porque has tomado tu gran poder

y has comenzado a reinar.

18 Las naciones se han enfurecido,

pero ha llegado tu ira,

el tiempo de juzgar a los muertos

y de recompensar a tus siervos los profetas,

a los santos y a los que temen tu nombre,

lo mismo grandes que pequeños,

y de destruir a los que destruyen la tierra.»

19 En ese momento el templo de Dios se abrió en el cielo, y en él se veía el arca de su pacto. Hubo entonces relámpagos, voces, truenos, un terremotoy una granizada impresionante.

Apocalipsis 12

La mujer y el dragón

1 Pudo entonces verse una gran señal en el cielo: Apareció una mujer cuyo vestido era el sol. La luna estaba debajo de sus pies, y en su cabeza llevaba una corona con doce estrellas.

2 Estaba encinta, y gritaba por los dolores de parto y por la angustia del alumbramiento.

3 También pudo verse en el cielo otra señal: Apareció un gran dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos,y con una diadema en cada cabeza.

4 Con su cola arrastró a la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra.Luego el dragón se colocó frente a la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera.

5 La mujer dio a luz a un hijo varón,el cual gobernará a todas las naciones con cetro de hierro.Pero su hijo le fue arrebatado para Dios y su trono.

6 La mujer huyó entonces al desierto, a un lugar que Dios le había preparado, para que allí la alimentaran durante mil doscientos sesenta días.

7 Después hubo una batalla en el cielo: Miguely sus ángeles lucharon contra el dragón, y el dragón y sus ángeles también lucharon,

8 pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo.

9 Así fue expulsado el gran dragón, que es la serpiente antiguaque se llama Diablo y Satanás, y que engaña a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron arrojados a la tierra.

10 Entonces oí una fuerte voz en el cielo, que decía:

«¡Aquí están ya la salvación y el poder

y el reino de nuestro Dios,

y la autoridad de su Cristo!

¡Ya ha sido expulsado el que día y noche

acusaba a nuestros hermanos

delante de nuestro Dios!

11 Ellos lo vencieron por la sangre del Cordero

y por la palabra que ellos proclamaron;

siempre estuvieron preparados

a entregar sus vidas y morir.

12 ¡Alégrense por eso, ustedes los cielos!

¡Alégrense ustedes, que los habitan!

¡Pero ay de ustedes,

los que habitan la tierra y el mar!

El diablo ha llegado a ustedes lleno de ira,

porque sabe que le queda poco tiempo.»

13 Cuando el dragón se dio cuenta de que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.

14 Pero a la mujer se le dieron las dos alas de la gran águila para que volara a su lugar en el desierto, donde es alimentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo,para estar a salvo de la serpiente.

15 Entonces la serpiente arrojó mucha agua por la boca, para que la mujer fuera arrastrada como por un río.

16 Pero la tierra vino en su ayuda, pues abrió su boca y se tragó el río que el dragón había arrojado por su boca.

17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a luchar contra el resto de sus descendientes, es decir, contra los que obedecen los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

Apocalipsis 13

Las dos bestias

1 Y el dragón se detuvo a la orilla del mar. Entonces vi que del mar subía una bestiaque tenía siete cabezas y diez cuernos. En cada cuerno llevaba una diadema, y en cada cabeza tenía un nombre blasfemo.

2 La bestia que vi parecía un leopardo; sus patas parecían las de un oso, y sus fauces eran como de león.El dragón cedió a la bestia su poder y su trono, y gran autoridad.

3 Una de sus cabezas parecía tener una herida mortal, pero su herida fue sanada. Toda la gente se llenó de asombro y siguió a la bestia,

4 y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y también a la bestia. Decían: «¿Quién puede compararse a la bestia? ¿Quién podrá luchar contra ella?»

5 También se le permitió fanfarronear y proferir blasfemias, y se le dio autoridad para hacer y deshacer durante cuarenta y dos meses.

6 La bestia comenzó a blasfemar contra Diosy contra su nombre y su tabernáculo, y contra los que viven en el cielo.

7 Se le permitió combatir contra los santos, y vencerlos;y también se le dio autoridad sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.

8 Y adoraron a la bestia todos los habitantes de la tierra, todos los que no tienen su nombre inscrito en el libro de la vidadel Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.

9 El que tenga oídos, que oiga.

10 El que deba ir al cautiverio,

al cautiverio irá;

y el que deba morir por la espada,

por la espada morirá.

Aquí se verá la paciencia y la fe de los santos.

11 Después vi subir de la tierra otra bestia. Tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como un dragón.

12 Cuando estaba en presencia de la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada, ejercía toda la autoridad de ésta, y hacía que la tierra y sus habitantes la adoraran.

13 También hacía grandes prodigios, al grado de que a la vista de todos hacía que cayera fuego del cielo a la tierra.

14 Por medio de las señales que se le permitía hacer en presencia de la primera bestia, engañó a los habitantes de la tierra y les mandó que hicieran una imagen de la bestia, que vivió a pesar de tener una herida de espada.

15 También se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que ésta hablara y mandara matar a todo aquel que no la adorara.

16 Además, hizo que a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente,

17 y que nadie pudiera comprar ni vender si no tenía la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.

18 Aquí hay sabiduría. El que tenga entendimiento, que calcule el número de la bestia, pues es el número de un ser humano, y es el seiscientos sesenta y seis.

Apocalipsis 14

El cántico de los 144 000

1 Miré, y vi que el Cordero estaba de pie sobre el monte Sión, y que con él había ciento cuarenta y cuatro mil personas, las cuales tenían inscritos en la frente el nombre de él y el de su Padre.

2 Entonces oí una voz que venía del cielo, semejante al estruendo de un poderoso caudal de agua, y al sonido de un fuerte trueno. La voz que oí parecía ser la de arpistas que tocaban sus arpas.

3 Estaban ante el trono, delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos, y cantaban un cántico nuevo, que nadie más podía aprender sino los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido redimidos de la tierra.

4 Éstos son los que jamás tuvieron contacto con mujeres, pues son vírgenes, y son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Fueron redimidos de entre toda la gente como los primeros frutos para Dios y para el Cordero.

5 No se halló en sus labios mentira alguna,pues son irreprochables.

El mensaje de los tres ángeles

6 Luego vi a otro ángel, el cual volaba en medio del cielo. Tenía el evangelio eterno, para predicarlo a los habitantes de la tierra, es decir, a toda nación, raza, lengua y pueblo.

7 Ese ángel decía con fuerte voz: «Teman a Dios, y denle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales de agua.»

8 A ese ángel lo siguió otro, que decía: «¡Ya cayó Babilonia!¡Ya cayó esa gran ciudad! Cayó porque embriagó a todas las naciones con el ardiente vino de su inmoralidad sexual.»

9 A los dos ángeles los siguió un tercero, que a grandes voces decía: «El que adore a la bestia y a su imagen, y acepte llevar su marca en la frente o en la mano,

10 también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en la copa de su ira,y será atormentado con fuego y azufredelante de los santos ángeles y del Cordero.

11 El humo de su tormento subirá por los siglos de los siglos,pues ni de día ni de noche tendrán reposo los que adoren a la bestia y a su imagen, ni nadie que acepte llevar la marca de su nombre.»

12 Aquí se verá la paciencia de los santos, de los que obedecen los mandamientos de Dios y mantienen la fe en Jesús.

13 Entonces oí una voz que venía del cielo, la cual me decía: «Escribe: De aquí en adelante, bienaventurados sean los que mueren en el Señor.» Y el Espíritu dice: «Sí, porque así descansarán de sus trabajos, pues sus obras los acompañan.»

La tierra es segada

14 Miré, y vi aparecer una nube blanca. Sobre esa nube estaba sentado alguien que parecía ser el Hijo del Hombre.Llevaba en la cabeza una corona de oro, y en la mano tenía una hoz afilada.

15 En ese momento, otro ángel salió del templo; y con fuerte voz le gritó al que estaba sentado sobre la nube: «¡Usa tu hoz, y levanta la cosecha! ¡Ha llegado la hora de cosechar, pues la cosecha de la tierra ya está madura!»

16 El que estaba sentado sobre la nube lanzó su hoz sobre la tierra, y la cosecha de la tierra fue levantada.

17 En ese momento, del templo que está en el cielo salió otro ángel. También llevaba una hoz afilada.

18 Y un ángel más salió del altar, el cual tenía poder sobre el fuego. Con fuerte voz llamó al ángel que tenía la hoz afilada, y le dijo: «Usa tu afilada hoz, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas ya están maduras.»

19 El ángel lanzó su hoz sobre la tierra y vendimió su viña, y luego echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.

20 Y se exprimieron las uvas en el lagar,fuera de la ciudad, y la sangre que salió del lagar les llegó a los caballos hasta los frenos, a una distancia de doscientos ochenta y ocho mil metros.

Apocalipsis 15

Las siete últimas plagas

1 En el cielo vi otra señal, grande y asombrosa: Eran siete ángeles, que tenían las siete últimas plagas, con las cuales la ira de Dios quedaba satisfecha.

2 Vi también lo que parecía ser un mar de cristal mezclado con fuego; allí, sobre el mar de cristal, y con las arpas que Dios les había dado, estaban los que habían logrado vencer a la bestia y a su imagen, y a su marca y el número de su nombre.

3 Entonaban el cántico de Moisés,el siervo de Dios, y también el cántico del Cordero. Decían:

«¡Grandes y maravillosas son tus obras,

Señor Dios Todopoderoso!

¡Justos y verdaderos son tus caminos,

Rey de las naciones!

4 ¿Quién no te temerá, Señor?

¿Quién no glorificará tu nombre?

¡Sólo tú eres santo!

Por eso todas las naciones

vendrán y te adorarán,

porque tus juicios se han manifestado.»

5 Después de esto miré, y vi que en el cielo se abrió el templo donde está el tabernáculo del testimonio.

6 Del templo salieron los siete ángeles en posesión de las siete plagas. Estaban vestidos de un lino limpio y resplandeciente, y alrededor del pecho llevaban cintos de oro.

7 Uno de los cuatro seres vivientes entregó a los siete ángeles sendas copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos.

8 El templo se llenó de humopor causa de la gloria de Dios y de su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se cumplieran las siete plagas de los siete ángeles.

Apocalipsis 16

Las copas de ira

1 Luego oí que del templo salía una fuerte voz, que les decía a los siete ángeles: «¡Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios!»

2 El primer ángel fue y derramó su copa sobre la tierra, y a todos los que tenían la marca de la bestia y adoraban su imagen les salió una úlcera maligna y pestilente.

3 El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y el mar se convirtió en sangre, como de la sangre de un muerto; y murieron todos los seres vivos que había en el mar.

4 El tercer ángel derramó su copa sobre ríos y manantiales, y sus aguas se convirtieron en sangre.

5 Y oí que el ángel de las aguas decía:

«Justo eres tú, Señor,

el que eres, y el que eras;

el Santo que ha juzgado estas cosas.

6 Tú les has dado a beber sangre,

pues ellos se lo merecen

porque derramaron la sangre

de los santos y de los profetas.»

7 Oí también que otro decía desde el altar:

«Ciertamente, Señor y Dios Todopoderoso,

tus juicios son justos y verdaderos.»

8 El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, con lo que se le permitió quemar con fuego al género humano.

9 Y hombres y mujeres se quemaron con ese gran calor, pero en vez de arrepentirse y dar gloria al nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, blasfemaron contra él.

10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y su reino se cubrió de tinieblas.La gente se mordía la lengua de dolor,

11 y por causa de sus dolores y sus úlceras blasfemaron contra el Dios del cielo, pero no se arrepintieron de sus obras.

12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua del río se secó, para preparar el camino a los reyes que venían del oriente.

13 De la boca del dragón, de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, vi salir tres espíritus impuros con aspecto de ranas.

14 Éstos son espíritus de demonios que hacen señales milagrosas, y que salieron por todo el mundo para reunir a los reyes de la tierra, para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso.

15 «Miren, yo vengo como un ladrón.Bienaventurados los que se mantengan despiertos y conserven sus ropas, no sea que se queden desnudos y se vea la vergüenza de su desnudez.»

16 Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama «Armagedón».

17 El séptimo ángel derramó su copa en el aire, y desde el trono en el templo salió una fuerte voz que decía: «Todo está hecho».

18 Entonces hubo relámpagos, voces y truenos, y un gran temblor de tierra. ¡Nunca antes, desde que la humanidad existe, había habido un terremototan grande!

19 La gran ciudad se partió en tres, y las ciudades de las naciones se vinieron abajo; entonces Dios se acordó de la gran Babilonia y le dio a beber de la copa que tenía el ardiente vino de su ira,

20 y todas las islas y los montes desaparecieron.

21 Del cielo cayó sobre la gente una enorme granizada,con granizos que pesaban más de veinte kilos; y fue tan grande la plaga de granizo que toda la gente blasfemó contra Dios.

Apocalipsis 17

Condenación de la gran ramera

1 Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, vino y me dijo: «Ven acá, y te mostraré el castigo para la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas.

2 Con ella han adulterado los reyes de la tierra, y los habitantes de la tierra se han embriagado con el vino de su inmoralidad sexual.»

3 Después el ángel me llevó en el Espíritu al desierto, y allí vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos,y estaba llena de nombres blasfemos.

4 La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y portaba adornos de oro, piedras preciosas y perlas. En la mano tenía una copa de oro,la cual rebosaba de cosas detestables y de la inmundicia de su inmoralidad sexual.

5 Inscrito en la frente ostentaba un nombre, cuyo sentido era un misterio: «La gran Babilonia, madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra.»

6 Vi que la mujer estaba ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los testigos de Jesús. Al verla, quedé muy asombrado.

7 Pero el ángel me dijo: «¿Por qué te asombras? Yo te voy a decir cuál es el misterio de la mujer, y de la bestia en que viene, la bestia de siete cabezas y diez cuernos.

8 La bestia que has visto, era pero ya no es; y está a punto de subir del abismopara ir a la perdición. Los habitantes de la tierra, cuyos nombres no están inscritos en el libro de la vidadesde la fundación del mundo, se asombrarán al ver que la bestia era y ya no es, pero que reaparecerá.

9 Aquí se verá la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer,

10 y son también siete reyes. Cinco de ellos ya no reinan; uno está reinando, y el otro aún no ha llegado; pero cuando venga, es preciso que reine algún tiempo.

11 La bestia que era y ya no es, es también el octavo rey; y es uno de los siete, y va camino a la perdición.

12 Los diez cuernos que has visto, son diez reyesque aún no han empezado a reinar; pero recibirán autoridad para reinar toda una hora, junto con la bestia.

13 El propósito de estos reyes es el mismo, que es el de entregar a la bestia su poder y autoridad.

14 Pelearán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y a los que están con él se les llama “elegidos” y “fieles”.»

15 El ángel también me dijo: «Las aguas que has visto, donde está sentada la ramera, son multitud de pueblos, naciones y lenguas.

16 Y los diez cuernos y la bestia que viste aborrecerán a la ramera y la dejarán abandonada y desnuda; devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego.

17 Dios ha puesto en el corazón de ellos el ejecutar lo que él se ha propuesto hacer: se pondrán de acuerdo, y entregarán su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios.

18 La mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra.»

Apocalipsis 18

La caída de Babilonia

1 Después de esto vi que otro ángel bajaba del cielo; el poder que tenía era muy grande, y su gloria iluminaba la tierra.

2 El ángel gritó con fuerte voz: «¡Ya ha caído! ¡Ya ha caído la gran Babilonia!Se ha convertido en refugio de demonios, en guarida de todo espíritu impuro; ¡está habitada por toda clase de aves inmundas y aborrecibles!

3 Todas las naciones han bebido del ardiente vino de su inmoralidad sexual.Los reyes de la tierra han tenido relaciones sexuales con ella, y los comerciantes de la tierra se han enriquecido gracias a su impresionante prosperidad.»

4 Oí entonces otra voz del cielo, que decía: «Ustedes, los de mi pueblo, salgan de esa ciudadpara que no participen de sus pecados ni reciban parte de sus plagas;

5 pues son tantos sus pecados que llegan hasta el cielo,y Dios ha tomado en cuenta sus injusticias.

6 ¡Páguenle ustedes con la misma moneda!¡Denle a beber en la misma copa el doble de la bebida que ella preparó!

7 ¡Páguenle con tantos tormentos y llanto como el esplendor y las riquezas en que ha vivido! Porque en su corazón dice: “Estoy en mi trono de reina; no soy viuda, y jamás experimentaré el sufrimiento.”

8 Por eso, en un mismo día le sobrevendrán estas tres plagas:la muerte, el llanto y el hambre. Y será consumida por el fuego, porque Dios, el Señor, que la juzga, es poderoso.»

9 Entonces los reyes de la tierra, los que con ella adulteraron y vivieron en deleites, llorarán y harán lamentación cuando vean el humo de su incendio.

10 Sentirán miedo al ver su tormento, y desde lejos dirán: «¡Ay de ti, la grande y poderosa ciudad de Babilonia! ¡Ay de ti, porque en el preciso momento llegó tu castigo!»

11 Y los comerciantes de la tierra llorarán y harán lamentación por ella, porque ya nadie le comprará sus mercaderías

12 ni sus cargamentos de oro, plata, piedras preciosas, perlas, telas de lino fino y seda, de color púrpura y rojo, y toda clase de madera aromática, toda clase de objetos de marfil, y maderas preciosas, cobre, hierro y mármol;

13 canela, especias aromáticas, incienso, mirra, perfumes, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y aun esclavos, que son vidas humanas.

14 «Los frutos que tanto deseabas se han alejado de ti. Has perdido todas las cosas exquisitas y espléndidas, y jamás las recuperarás.»

15 Eso dirán los que comerciaban con todo esto, y que se enriquecieron a costa de ella. A la distancia, por temor a su tormento, llorarán y harán lamentación,

16 y dirán: «¡Ay de ti, ay de ti, la gran ciudad, que te vestías de lino fino, de púrpura y de escarlata, y que te adornabas con oro, piedras preciosas y perlas!

17 ¡En una sola hora han sido consumidas tantas riquezas!» Todos los capitanes de barco, y los que viajan en naves, y los marineros, y los que trabajan en el mar, se quedaron a la distancia

18 y, al ver el humo de su incendio, exclamaron: «¿Qué otra ciudad podía compararse a esta gran ciudad?»

19 Y se echaron polvo sobre la cabeza, y entre llanto y lamentos exclamaron: «¡Ay de ti, la gran ciudad! ¡Ay de ti, donde todos los que tenían naves en el mar se hicieron ricos con su riqueza! ¡En el momento preciso has sido asolada!

20 ¡Alégrate de ella, cielo!¡Y alégrense ustedes, santos, apóstoles y profetas, porque en ella Dios les ha hecho justicia!»

21 Entonces un ángel poderoso levantó una piedra, tan grande como una piedra de molino, y mientras la arrojaba al mar decía: «Con este mismo ímpetu serás derribada, gran ciudad de Babilonia,y nunca más se sabrá de ti.

22 Nunca más volverá a oírse en ti la música del arpa, de la flauta y de la trompeta;nunca más habrá en ti artífices de ningún oficio, ni volverá a oírse en ti el ruido de la piedra del molino.

23 No volverá a alumbrar en ti ninguna lámpara, ni volverá a oírse la voz del esposo o de la esposa.Tus comerciantes eran los grandes personajes de la tierra, y con tus hechicerías engañaste a todas las naciones.

24 Fue en ti donde se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido asesinados en la tierra.»

Apocalipsis 19

Alabanzas en el cielo

1 Después de esto, oí en el cielo la potente voz de una gran multitud que decía: «¡Aleluya! La salvación, la honra, la gloria y el poder son de nuestro Dios,

2 porque sus juicios son justos y verdaderos. Ha condenado a la gran ramera, que con su inmoralidad sexual ha corrompido a la tierra, y ha vengado la sangre de sus siervos, que fue derramada por ella.»

3 Y una vez más dijeron: «¡Aleluya! El humo de ella sube por los siglos de los siglos.»

4 Los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se inclinaron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, mientras decían: «¡Amén! ¡Aleluya!»

5 Del trono salió entonces una voz, que decía: «¡Alaben a nuestro Dios todos sus siervos, los que le temen, los grandes y los pequeños!»

6 También oí una voz que parecía el rumor de una gran multitud, o el estruendo de muchas aguas,o el resonar de poderosos truenos, y decía: «¡Aleluya! ¡Reina ya el Señor, nuestro Dios Todopoderoso!

7 ¡Regocijémonos y alegrémonos y démosle gloria! ¡Ha llegado el momento de las bodas del Cordero! Ya su esposa se ha preparado,

8 y se le ha concedido vestirse de lino fino, limpio y refulgente.» Y es que el lino fino simboliza las acciones justas de los santos.

La cena de las bodas del Cordero

9 Entonces el ángel me dijo: «Escribe: “Bienaventurados los que han sido invitados a la cena de las bodasdel Cordero.”» Y también me dijo: «Éstas son palabras verdaderas de Dios.»

10 Yo me postré a sus pies para adorarlo, pero él me dijo: «¡No hagas eso! Yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios. Pues el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.

El jinete del caballo blanco

11 Entonces vi que el cielo se había abierto,y que allí aparecía un caballo blanco. El nombre del que lo montaba es Fiel y Verdadero, el que juzga y pelea con justicia.

12 Sus ojos parecían dos llamas de fuego,y en su cabeza había muchas diademas, y tenía inscrito un nombre que sólo él conocía.

13 La ropa que vestía estaba teñida de sangre, y su nombre es: «El verbo de Dios.»

14 Iba seguido de los ejércitos celestiales, que montaban caballos blancos y vestían lino finísimo, blanco y limpio.

15 De su boca salía una espada afilada, para herir con ella a las naciones. Él las gobernará con cetro de hierro;y pisará el lagar del ardiente vino de la ira del Dios Todopoderoso.

16 En su manto y en su muslo lleva inscrito este nombre: «Rey de reyes y Señor de señores.»

17 Vi entonces que un ángel estaba de pie en el sol, y que con voz potente les decía a todas las aves que surcan los cielos: «Vengan ya; júntense para la gran cena de Dios,

18 para que devoren los cadáveres de reyes, capitanes y poderosos; los cadáveres de caballos y de jinetes, ¡los cadáveres de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes!»

19 Vi entonces que la bestia y los reyes de la tierra y sus ejércitos se reunían para luchar contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.

20 Pero la bestia fue apresada, y también el falso profeta que había hecho señales milagrosas delante de ella, con las que había engañado a los que recibieron la marca de la bestia y habían adorado su imagen.Estos dos fueron lanzados vivos a un lago de fuego que arde con azufre.

21 Los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron devorando sus cadáveres.

Apocalipsis 20

Los mil años

1 Vi entonces que un ángel descendía del cielo. Llevaba en su mano la llave del abismo y una gran cadena.

2 Apresó al dragón, que es la serpiente antigua,y que es también el Diablo y Satanás, y lo ató durante mil años;

3 luego lo arrojó al abismo y lo encerró, y selló la puerta, para que no volviera a engañar a las naciones hasta el cabo de los mil años. Después de esto es necesario que se le suelte por un poco de tiempo.

4 Vi entonces unos tronos, y sobre ellos estaban sentados los que recibieron la autoridad para juzgar.También vi las almas de los que fueron decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. Ellos son los que nunca adoraron a la bestia ni a su imagen, ni aceptaron jamás llevar su marca en la frente ni en las manos; y éstos volvieron a vivir y reinaron con Cristo durante mil años.

5 Ésta es la primera resurrección. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años.

6 Bienaventurados y santos son los que tienen parte en la primera resurrección, pues la segunda muerte no tiene poder sobre ellos; al contrario, serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él durante mil años.

7 Al cabo de los mil años, Satanás fue puesto en libertad de su prisión,

8 y salió a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, y a Gog y a Magog,a fin de reunirlos para la batalla. ¡Su número era incontable, como la arena del mar!

9 Y subieron por todo lo ancho de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero del cielo cayó fuego y los consumió.

10 El diablo, que los había engañado, fue lanzado al lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta. Y allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

El juicio ante el gran trono blanco

11 Vi también un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se volvió a hallar su lugar.

12 Vi entonces de pie, ante Dios, a los muertos, grandes y pequeños. Unos libros fueron abiertos, y después otro más, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados conforme a sus obras y conforme a lo que estaba anotado en los libros.

13 El mar entregó los muertos que yacían en él; también la muerte y el Hades entregaron los muertos que yacían con ellos, y cada uno fue juzgado conforme a sus obras.

14 Luego la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda.

15 Todos los que no tenían su nombre registrado en el libro de la vida fueron lanzados al lago de fuego.