Malaquías 1

El amor del Señor por Jacob

1 Palabra profética del Señor contra Israel, proclamada por medio de Malaquías.

2 El Señor ha dicho: «Yo los amo.»

Ustedes objetan: «¿Cómo puedes decir que nos amas?»

Y el Señor ha dicho:

«¿Acaso no es Esaú el hermano de Jacob? Sin embargo, a Jacob lo he amado,

3 pero a Esaú lo he aborrecido,pues he convertido sus montes en lugares desolados y su territorio en guarida de los chacales del desierto.

4 Y aunque Edomdiga: “Nos hemos quedado pobres, pero volveremos a levantar lo derruido”, yo, el Señor de los ejércitos, declaro: “Yo volveré a destruir lo que ellos edifiquen.” Edom será conocido como un territorio de impiedad y como un pueblo contra el cual el Señor está siempre indignado.

5 Ustedes mismos lo verán, y dirán entonces: “La grandeza del Señor rebasa los límites de Israel.”

El Señor reprende a los sacerdotes

6 »El hijo honra al padre, y el siervo respeta a su señor. Pues, si soy padre, ¿dónde está la honra que merezco? Y si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me debe?

»Yo, el Señor de los ejércitos, les hablo a ustedes, los sacerdotes, que menosprecian mi nombre, y que incluso dicen: “¿Y cómo puedes decir que menospreciamos tu nombre?”

7 ¡Pues porque ofrecen pan impuro sobre mi altar! Y aun añaden: “¿En qué te hemos deshonrado?” ¡Pues en que piensan que mi mesa es despreciable!

8 ¿Acaso no está mal que me ofrezcan en sacrificioanimales ciegos? ¿O que me ofrezcan animales cojos, o enfermos? ¡Presenten esos animales a sus gobernantes! Yo, el Señor de los ejércitos, les digo: ¿Acaso piensan que ellos los aceptarán, y que quedarán complacidos con ustedes?»

9 Busquemos, pues, ganarnos el favor de Dios, para que se compadezca de nosotros. Porque el Señor de los ejércitos dice:

«¿Cómo pueden agradarme, con acciones como éstas?

10 ¿Quién de ustedes cierra las puertas o alumbra mi altar sin cobrar nada? Lo que ustedes hacen no me agrada, y no voy a aceptar ninguna ofrenda que me presenten. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

11 »Desde la salida del sol hasta su ocaso, grande es mi nombre entre las naciones; en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

12 »Pero ustedes profanan mi nombre cuando dicen que mi mesa está impura, y cuando desprecian los alimentos que allí se ofrecen.

13 Además, ustedes han dicho: “¡Cuán fastidioso es todo esto!”, y me desprecian y me traen como ofrenda animales robados, cojos o enfermos. ¿Acaso voy a aceptar que me presenten eso? Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

14 »¡Malditos sean los que engañan y los que, teniendo machos en su rebaño, prometen ofrecérmelos y luego me presentan animales dañados! Yo soy el Gran Rey, y mi nombre es reverenciado entre las naciones. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

Malaquías 2

Reprensión de la infidelidad de Israel

1 »Para ustedes, sacerdotes, es este mandamiento.

2 Si no prestan atención ni se proponen de corazón dar gloria a mi nombre, convertiré en maldición sus bendiciones. Sí, las convertiré en maldición porque ustedes no se han propuesto de corazón honrarme. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

3 »Voy a reprender a sus descendientes, y a ustedes les arrojaré estiércol en la cara, el mismo estiércol de los animales que ustedes ofrecen en sacrificio, y ustedes serán arrojados juntamente con el estiércol.

4 Así sabrán que yo les envié este mandamiento, para mantener mi pacto con Leví.Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

5 »Mi pacto con Leví fue un pacto de vida y paz,y lo hice para que me honrara; y él me honró y se humilló delante de mí.

6 En sus labios estuvo la ley verdadera, y nunca pronunció nada inicuo; anduvo conmigo en paz y en justicia, e hizo que muchos se apartaran de la maldad.

7 Y es que los labios del sacerdote son depositarios de la sabiduría; el pueblo espera hallar la ley en sus palabras, porque él es mensajero del Señor de los ejércitos.

8 »Pero ustedes se han apartado del camino; han hecho tropezar a muchos en la ley; han corrompido el pacto de Leví. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

9 »Por eso yo también he hecho que el pueblo los considere gente vil y despreciable, pues ustedes no se han mantenido en mis caminos y hacen acepción de personas al aplicar la ley.»

10 ¿Acaso no tenemos todos un mismo padre? ¿Y acaso no nos ha creado un mismo Dios? Si esto es así, ¿por qué somos desleales el uno contra el otro y profanamos el pacto de nuestros padres?

11 Judá ha pecado al casarse con la hija de un dios extraño, y con eso ha profanado el santuario que el Señor ama, y en Israel y en Jerusalén se han cometido cosas abominables.

12 ¡Pues que el Señor extirpe de las tiendas de Jacob a quienes han cometido tales cosas, lo mismo al que vela que al que responde, o al que presenta ofrendas al Señor de los ejércitos!

13 Una y otra vez cubren de lágrimas el altar del Señor. Lloran y gritan, pero el Señor no volverá la mirada para ver sus ofrendas, ni las aceptará con gusto.

14 ¿Y se preguntan por qué? Pues porque el Señor ha visto que has sido desleal con la mujer de tu juventud, con tu compañera, con la que hiciste un pacto.

15 ¿Acaso Dios no los hizo un solo ser, en el que abundaba el espíritu? ¿Y por qué un solo ser? Pues porque buscaba obtener una descendencia para Dios. Así que tengan cuidado con su propio espíritu, y no sean desleales con la mujer de su juventud.

16 Porque el Señor y Dios de Israel, el Señor de los ejércitos, claramente ha dicho que aborrece el divorcio y a quienes encubren su iniquidad. Tengan, pues, cuidado con su propio espíritu, y no sean desleales.

El día del juicio se acerca

17 Ustedes han cansado al Señor con sus acciones. Y todavía se atreven a decir:

«¿En qué lo hemos cansado?»

Pues en que dicen:

«Todo el que actúa mal agrada al Señor. Sí, el Señor se complace en ellos. De otra manera, ¿dónde está el Dios de justicia?»

Malaquías 3

1 El Señor de los ejércitos ha dicho:

«He aquí, yo envío a mi mensajero, el cual mepreparará el camino.»

El Señor, a quien ustedes buscan, vendrá de manera repentina, lo mismo que el ángel del pacto, en quien ustedes se complacen. Sí, ya viene. El Señor de los ejércitos lo ha dicho.

2 ¿Pero quién podrá resistir cuando él se presente? ¿Quién podrá mantenerse de pie cuando él se manifieste?Él es como un fuego purificador, como el jabón de lavanderos.

3 Se sentará para refinar y limpiar la plata, es decir, limpiará y refinará a los hijos de Leví como se refinan el oro y la plata, para que ellos le presenten al Señor las ofrendas justas.

4 Entonces las ofrendas de Judá y de Jerusalén volverán a ser gratas al Señor, como lo fueron en el pasado, en los años antiguos.

5 El Señor de los ejércitos ha dicho:

«Yo vendré a ustedes para someterlos a juicio, y me dispondré a actuar como testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los perjuros y los explotadores, contra los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y contra los que no les hacen justicia a los extranjeros ni tienen temor de mí.

El pago de los diezmos

6 »Hijos de Jacob, yo soy el Señor, y no cambio. Por eso ustedes no han sido consumidos.

7 Desde los días de sus antepasados no se han sometido a mis leyes, sino que se han apartado de ellas. Pero si se vuelven a mí, yo me volveré a ustedes. Yo, el Señor de los ejércitos, lo he dicho.»

Pero ustedes dicen:

«¿Qué quieres decir con que debemos volvernos a ti?»

8 «¿Habrá quien pueda robarle a Dios? ¡Pues ustedes me han robado! Y sin embargo, dicen: “¿Qué quieres decir con que te hemos robado?” ¡Pues me han robado en sus diezmos y ofrendas!

9 Malditos sean todos ustedes, porque como nación me han robado.

10 Entreguen completos los diezmos en mi tesorería,y habrá alimento en mi templo. Con esto pueden ponerme a prueba: verán si no les abro las ventanas de los cielos y derramo sobre ustedes abundantes bendiciones. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

11 »Además, reprenderé a esos insectos que todo lo devoran, para que no destruyan los productos de la tierra, ni dejen sin uvas sus viñedos. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

12 »Todas las naciones dirán que ustedes son bienaventurados, porque serán una nación envidiable. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.»

Diferencia entre justos e injustos

13 El Señor ha dicho:

«Las palabras de ustedes contra mí han sido violentas.»

Pero ustedes dicen:

«¿Qué es lo que hemos dicho contra ti?»

14 Pues han dicho:

«Servir a Dios no nos sirve de nada. ¿Qué ganamos con cumplir su ley y con que andemos afligidos en presencia del Señor de los ejércitos?»

15 ¡Ahora resulta que tenemos que llamar bienaventurados a los soberbios! ¡Los malvados no sólo prosperan, sino que ponen a Dios a prueba y salen bien librados!

16 Entonces los que temen al Señor hablaron el uno con el otro, y el Señor los escuchó atentamente. Luego, en su presencia se escribió un libro de actas para los que le temen y piensan en su nombre.

17 Dijo entonces el Señor:

«Ellos serán para mí un tesoro muy especial. Cuando llegue el día en que yo actúe, los perdonaré, como perdona un padre al hijo que le sirve.

18 Entonces ustedes se volverán a mí, y sabrán distinguir entre los justos y los malvados, entre los que sirven a Dios y los que no le sirven.»

Malaquías 4

La llegada del día del Señor

1 «¡Ya viene el día, candente como un horno! En ese día, todos los soberbios y todos los malhechores serán como estopa, y serán consumidos hasta las raíces. ¡No quedará de ellos ni una rama! Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

2 »Pero para ustedes, los que temen mi nombre, brillará un sol de justicia que les traerá salvación. Entonces ustedes saltarán de alegría, como los becerros cuando se apartan de la manada.

3 El día que yo actúe, ustedes aplastarán a los malvados hasta convertirlos en ceniza debajo de sus pies. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

4 «Acuérdense de la ley de mi siervo Moisés, a quien en Horeb le di ordenanzas y leyes para todo Israel.

5 »Tomen en cuenta que, antes de que llegue el día grande y terrible del Señor, yo les enviaré al profeta Elías.

6 Y él hará que el corazón de los padres se vuelva hacia los hijos, y que el corazón de los hijos se vuelva hacia los padres, para que yo no venga a destruir la tierra por completo.»

Zacarías 1

Llamamiento a volverse al Señor

1 En el mes octavo del segundo año de Darío la palabra del Señor vino al profeta Zacaríashijo de Berequías, hijo de Iddo, y dijo:

2 «El Señor está muy enojado contra los padres de ustedes.

3 Así que dile al pueblo: “Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes.”

—Palabra del Señor de los ejércitos.

4 »No sean como sus padres, a quienes los profetas de antaño clamaron y dijeron: “Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Apártense ya de sus malos caminos y de sus malas obras”, pero ellos no me hicieron caso ni me escucharon.

—Palabra del Señor.

5 »¿Y dónde están ahora sus padres? ¿Y acaso los profetas viven todavía?

6 ¿Y acaso las palabras y ordenanzas que di a mis siervos los profetas no alcanzaron a los padres de ustedes? Por eso ellos se volvieron a mí, y dijeron: “El Señor de los ejércitos nos ha tratado en conformidad con lo que merecen nuestros caminos y nuestras acciones.”»

La visión de los caballos

7 El día veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Sebat, del año segundo de Darío, la palabra del Señor vino al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, y dijo:

8 «Una noche vi a un hombre cabalgando un caballo alazán.Estaba entre los mirtos que había en la hondonada, y detrás de él había caballos alazanes, overos y blancos.

9 Yo pregunté: “Mi señor, ¿quiénes son éstos?” Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: “Voy a mostrarte quiénes son.”

10 »El hombre que estaba entre los mirtos respondió y dijo: “Éstos son los que el Señor ha enviado a recorrer la tierra.”

11 Ellos, por su parte, hablaron con el ángel del Señor que estaba entre los mirtos y dijeron: “Hemos andado por toda la tierra, y ésta se halla reposada y tranquila.”

12 »Entonces el ángel del Señor respondió: “Señor de los ejércitos, ¿hasta cuándo vas a negarles tu compasión a Jerusalén y a las ciudades de Judá? ¡Ya has estado airado con ellas durante setenta años!”

13 »El Señor respondió al ángel que hablaba conmigo, con palabras amables y reconfortantes.

14 Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: “Levanta la voz y di: Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Muy grande es mi amor por Jerusalén y por Sión.

15 Estoy muy airado contra las naciones que viven tranquilas porque, cuando mi enojo no era tanto, ellos lo agravaron más.”

16 »Por lo tanto, así ha dicho el Señor: “Volveré a compadecerme de Jerusalén. La plomada volverá a tenderse sobre Jerusalén, y en ella será edificada mi casa.”

—Palabra del Señor de los ejércitos.

17 »Levanta la voz una vez más, y di: “Así dice el Señor de los ejércitos: Mis ciudades volverán a rebosar con abundancia de bienes, y yo, el Señor, volveré a consolar a Sión y a escoger a Jerusalén.”»

Visión de los carpinteros y los cuernos

18 Después levanté la vista y vi allí cuatro cuernos.

19 Le pregunté al ángel que hablaba conmigo:

«¿Y éstos qué son?»

Y el ángel me respondió:

«Éstos son los cuernos que dispersaron a Judá, Israel y Jerusalén.»

20 Luego el Señor me mostró cuatro carpinteros,

21 y yo pregunté:

«¿Y éstos qué vienen a hacer?»

Y el ángel me respondió:

«Aquellos cuernos son los que dispersaron a Judá, al grado de que ninguno de ellos volvió a levantar la cabeza; pero éstos han venido para hacerlos temblar y derribar los cuernos de las naciones que se levantaron contra la tierra de Judá y dispersaron a sus habitantes.»

Zacarías 2

Llamamiento a los cautivos

1 Después levanté la vista, y me vi ante un hombre con un cordel de medir en la mano.

2 Le pregunté:

«¿A dónde vas?»

Y él me respondió:

«Voy a medir a Jerusalén, para ver cuánto mide de ancho y cuánto de largo.»

3 Pero en el momento en que se iba el ángel que hablaba conmigo, otro ángel le salió al encuentro

4 y le dijo:

«Corre y dile a este joven: “Tantos serán los que habiten en Jerusalén, y tanto ganado tendrán, que la ciudad no tendrá muralla alguna.

5 Yo seré para ella una muralla de fuego, que la rodeará y que estará en medio de ella, para gloria suya.”

—Palabra del Señor.

6 »¡Vamos, salgan ya de ese país del norte!

—Palabra del Señor.

»¡Yo fui el que los esparció por los cuatro vientos de los cielos!

—Palabra del Señor.

7 »Sión, tú que habitas con la hija de Babilonia, ¡escápate ya!»

8 Así ha dicho el glorioso Señor de los ejércitos, que me ha enviado a decir a las naciones que los despojaron a ustedes de todo:

«El que los toca a ustedes,

toca a la niña de mis ojos.

9 Yo levantaré mi mano contra ellos,

y serán para sus siervos botín de guerra.»

Así sabrán que el Señor de los ejércitos me ha enviado.

10 «Canta y alégrate, hija de Sión,

porque yo vendré a ti,

y en medio de ti viviré.

—Palabra del Señor.

11 »Cuando llegue ese día,

muchas naciones se unirán a mí,

y ellas me serán por pueblo,

y en medio de ti habitaré.»

Así sabrás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti.

12 Y el Señor volverá a hacer de Judá su heredad en la tierra santa, y una vez más escogerá a Jerusalén.

13 ¡Que la humanidad entera guarde silencio delante del Señor, porque él se ha levantado ya de su santa mansión!

Zacarías 3

Visión del sumo sacerdote Josué

1 Luego el ángel me mostró al sumo sacerdote Josué,que estaba delante del ángel del Señor. A su mano derecha estaba Satanás, dispuesto a acusarlo.

2 Pero el Señor le dijo a Satanás:

«Yo soy el Señor, y te reprendoa ti, Satanás. Yo he escogido a Jerusalén, y a este hombre lo he rescatado del fuego como a un tizón. Por eso yo, el Señor, te reprendo.»

3 Como Josué estaba delante del ángel, y su ropa estaba muy sucia,

4 el ángel ordenó a los que estaban a su servicio:

«¡Quítenle esa ropa tan sucia!»

Y a Josué le dijo:

«Date cuenta de que ya te he limpiado de tu pecado, y de que te he vestido con ropas de gala.»

5 Después dijo:

«Pongan en su cabeza una mitra limpia.»

Y se le puso una mitra limpia en la cabeza, y se le vistió con ropas de gala. Mientras tanto, el ángel del Señor seguía de pie.

6 Luego, el ángel del Señor amonestó a Josué y le dijo:

7 «Así dice el Señor de los ejércitos: “Si andas por mis caminos, y cumples con mis ordenanzas, también tú gobernarás mi casa y quedarás a cargo de mis atrios, y te daré un lugar entre los que están aquí.

8 Así que escúchame bien, Josué, como sumo sacerdote que eres, lo mismo que tus amigos que se sientan delante de ti, y que son una señal prodigiosa. Voy a hacer que venga mi siervo, el Renuevo.

9 Fíjate en la piedra que he puesto ante ti; como puedes ver, tiene siete ojos; voy a poner en ella una inscripción, y en un solo día borraré de la tierra el pecado.

—Palabra del Señor de los ejércitos.

10 ”Cuando llegue ese día, cada uno de ustedes invitará a sus amigos a sentarse debajo de su vid y de su higuera.”»

—Palabra del Señor de los ejércitos.

Zacarías 4

El candelabro de oro y los olivos

1 El ángel que hablaba conmigo volvió y me despertó, como si me despertara de un sueño,

2 y me dijo:

«¿Qué ves?»

Yo respondí:

«Lo que veo es un candelabro, todo él de oro, con un depósito en la parte superior. Por encima del candelabro hay siete lámparas, con siete brazos para cada una de las lámparas que tiene arriba.

3 Junto al candelabro hay dos olivos,uno de ellos a la derecha del depósito, y el otro a la izquierda.»

4 Seguí hablando, y le dije al ángel que hablaba conmigo:

«Y esto, mi señor, ¿qué significa?»

5 El ángel que hablaba conmigo me respondió y me dijo:

«¿No sabes lo que significa?»

Y yo le dije:

«No, señor mío.»

6 Entonces el ángel me respondió y me dijo:

«Es la palabra del Señor a Zorobabel,que le dice: “Yo no actúo por medio de un ejército, ni por la fuerza, sino por medio de mi espíritu.”

»Lo ha dicho el Señor de los ejércitos.

7 ¿Quién eres tú, monte imponente? ¡Ante Zorobabel quedarás convertido en una llanura! Porque él extraerá la piedra principal entre aclamaciones a su belleza.»

8 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

9 «Zorobabel mismo echará los cimientos de esta casa, y con sus propias manos la terminará. Así sabrás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ustedes.

10 Porque los que se burlaron de los modestos comienzos se alegrarán al ver la plomada en la mano de Zorobabel. Éstos son los siete ojos del Señor,los cuales recorren toda la tierra.»

11 Yo seguí hablando, y le dije:

«Y estos dos olivosa la derecha y a la izquierda del candelabro, ¿qué significan?»

12 Y volví a hablar, y le dije:

«¿Qué significan las dos ramas de olivo, por cuyos brazos de oro se vierte el aceite como oro?»

13 Y el ángel me respondió:

«¿No sabes lo que significan?»

Y le dije:

«No lo sé, mi señor.»

14 Y me respondió:

«Éstos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.»

Zacarías 5

El rollo en vuelo

1 Levanté la mirada una vez más, y vi un rollo que volaba.

2 El ángel me preguntó:

«¿Qué es lo que ves?»

Y le respondí:

«Veo un rollo que vuela, de nueve metros de largo por cuatro y medio metros de ancho.»

3 Entonces el ángel me dijo:

«Ésta es la maldición que caerá sobre toda la faz de la tierra. Todo el que hurta será destruido (como está escrito de un lado del rollo); y todo aquel que jura falsamente también será destruido (como está escrito del otro lado del rollo).

4 Yo he dejado caer esta maldición sobre la casa del ladrón, y sobre la casa del que en mi nombre jura falsamente; y en medio de su casa permanecerá, hasta consumirla con sus maderas y sus piedras.»

—Palabra del Señor de los ejércitos.

La mujer dentro de la medida

5 Luego el ángel que hablaba conmigo salió y me dijo:

«Levanta la vista ahora, y fíjate en lo que está saliendo.»

6 Yo dije:

«¿Qué cosa es?»

Y él me dijo:

«Esto que sale es una medida.»

Y añadió:

«Esta medida representa la iniquidad de ellos en toda la tierra.»

7 Entonces se levantó la tapa de plomo, y dentro de la medida estaba sentada una mujer.

8 El ángel dijo:

«Ésta es la Maldad.»

Y dicho esto, arrojó a la mujer dentro de la medida, y enseguida cubrió ésta con la tapa de plomo.

9 Levanté luego la mirada, y vi que dos mujeres salían, agitando el aire con sus alas, las cuales eran como de cigüeña. Las mujeres levantaron la medida entre la tierra y los cielos.

10 Yo le dije al ángel que hablaba conmigo:

«¿A dónde llevan la medida?»

11 Y él me respondió:

«La llevan a Babilonia, donde le edificarán un templo. En cuanto lo edifiquen, pondrán la medida sobre una base.»

Zacarías 6

Los cuatro carros

1 De nuevo levanté la mirada, y vi que de entre dos montes salían cuatro carros. Los montes eran de bronce.

2 En el primer carro había caballos alazanes;en el segundo carro, caballos negros;

3 en el tercer carro, caballos blancos;y en el cuarto carro, caballos pintos.

4 Le pregunté entonces al ángel que hablaba conmigo:

«Mi señor, ¿qué significa esto?»

5 Y el ángel me respondió:

«Éstos son los cuatro vientos de los cielos,que salen después de presentarse delante del Señor de toda la tierra.»

6 El carro con los caballos negros salió en dirección al país del norte, y los blancos salieron tras ellos, y los overos salieron en dirección al país del sur.

7 Los alazanes salieron dispuestos a recorrer la tierra. Y el ángel dijo:

«Vayan a recorrer la tierra.»

Y ellos la recorrieron.

8 Luego el ángel me llamó y me dijo:

«Mira, los que salieron hacia el país del norte harán que mi espíritu repose en ese país.»

Coronación simbólica de Josué

9 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

10 «Jelday, Tobías y Jedaías estaban cautivos en Babilonia, pero ya han vuelto. Así que ve hoy mismo a la casa de Josías hijo de Sofonías y tómalos.

11 Toma también plata y oro, y haz unas coronas. Ponle una de ellas al sumo sacerdote Josué hijo de Josadac,

12 y dile: “Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Éste es el hombre cuyo nombre es Renuevo,porque de sus raíces saldrán renuevos. Será él quien edifique el templo del Señor.

13 Lo edificará, y se cubrirá de gloria, y se sentará en su trono para gobernar, al lado de un sacerdote, y entre los dos habrá un acuerdo de paz.”

14 Las coronas les servirán a Jelday, Tobías, Jedaías y Josías hijo de Sofonías, como un recordatorio en el templo del Señor.»

15 Y los que están lejos vendrán y ayudarán a edificar el templo del Señor. Así sabrán que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ustedes. Esto sucederá si ustedes son obedientes y atienden la voz del Señor su Dios.