Joel 1

La plaga de langostas

1 La palabra del Señor vino a Joel, hijo de Petuel:

2 «Ustedes los ancianos, ¡oigan esto! Y ustedes, los habitantes de toda la tierra, ¡escuchen! ¿Acaso sucedió algo así en sus días, o en los días de sus padres?

3 Esto lo contarán ustedes a sus hijos, y sus hijos a sus propios hijos, y ellos a la generación siguiente.

4 Lo que la oruga dejó se lo comió el saltón, y lo que dejó el saltón se lo comió el revoltón, y lo que el revoltón dejó se lo comió la langosta.

5 »Despierten, borrachos, y lloren; y todos ustedes, los que beben vino, giman por causa del mosto, porque se les va a quitar de la boca.

6 Un pueblo fuerte y muy numeroso viene contra mi tierra. Sus dientes y sus muelas parecen de león.

7 Ha asolado mi viña, y descortezado mi higuera; la ha dejado completamente pelada y por el suelo; ¡sus ramas se han quedado desnudas!

8 »Llora tú, como la joven que guarda luto por el esposo de su juventud.

9 En la casa del Señor ya no hay ofrendas ni libaciones; los sacerdotes que sirven al Señor están de luto.

10 Los campos están asolados y de luto, porque el trigo ha sido destruido. Mosto no hay, y el aceite se ha perdido.

11 »Ustedes, labradores y viñateros, preocúpense por el trigo y la cebada, porque se han perdido las cosechas.

12 Las vides están secas; perecieron las higueras y los granados, las palmeras y los manzanos; ¡secos están todos los árboles del campo! Por eso no hay para nadie motivo de alegría.

13 »Ustedes los sacerdotes, ministros del altar, ¡vístanse de luto y lloren! Vengan y duerman con el cilicio puesto, ministros de mi Dios, porque en la casa de su Dios ya no hay ofrendas ni libaciones.

14 Proclamen ayuno, convoquen a una asamblea; congreguen en la casa del Señor su Dios a los ancianos y a todos los habitantes de la tierra, e imploren su ayuda.

15 »¡Ay del día del Señor! Cercano está, y viene como un día de destrucción de parte del Todopoderoso.

16 Ante nuestros propios ojos nos ha sido arrebatado el alimento, la alegría y el placer de estar en la casa de nuestro Dios.

17 »El trigo se ha secado, o bien se pudre bajo los terrones; los graneros han sido derribados y los alfolíes han sido destruidos.

18 Gimen las bestias, los hatos de bueyes y los rebaños de ovejas, porque ya no hay pastos.»

19 Clamo a ti, Señor, porque el fuego ha consumido los pastos del desierto; las llamas redujeron a cenizas a todos los árboles del campo.

20 También las bestias del campo braman pidiendo tu ayuda, porque se han secado los arroyos, y el fuego ha consumido las praderas del desierto.

Joel 2

1 Toquen la trompeta en Sión; den la alarma en mi santo monte; tiemblen todos los habitantes de la tierra, porque el día del Señor viene, y ya se acerca.

2 Será un día de tinieblas y de oscuridad, un día de nubes y sombras. Se aproxima un ejército grande y poderoso, como nunca antes lo hubo ni lo habrá después durante muchas generaciones. Viene como el alba, cuando se extiende sobre los montes.

3 Lo precede un fuego consumidor, y llamas destructoras cierran su marcha. Antes de que pasen, la tierra es como el huerto de Edén; pero después de que han pasado queda la tierra como un desierto deshabitado. ¡Nadie puede librarse de ellos!

4 Su aspecto y su carrera es semejante al de los caballos y al de los soldados de caballería.

5 Cuando saltan sobre las cumbres de los montes, su estruendo es como el de los carros de guerra, como el crujir de las llamas de fuego cuando consumen la hojarasca, ¡como el de un ejército poderoso y dispuesto para la batalla!

6 Ante ellos, los pueblos se llenan de miedo y todos los rostros palidecen.

7 Corren como soldados, trepan por los muros como guerreros; cada uno de ellos mantiene la marcha, sin cambiar el rumbo.

8 Ninguno estorba a su compañero; cada uno mantiene el paso; ¡no hay espada que los detenga!

9 Como ladrones, caen sobre la ciudad, corren por la muralla, trepan por las casas, ¡entran por las ventanas!

10 Ante ellos, tiembla la tierra y se estremecen los cielos; el sol y la luna se oscurecen, y se apaga el resplandor de las estrellas.

11 El Señor mismo da las órdenes al frente de su ejército. Muy grandes son sus batallones, y fuertes son los que cumplen la orden. ¡Grande y terrible es el día del Señor! ¿Quién podrá resistir?

La misericordia del Señor

12 Por eso, vuélvanse ya al Señor de todo corazón, y con ayuno, lágrimas y lamentos.

—Palabra del Señor.

13 Desgárrense el corazón, no los vestidos, y vuélvanse al Señor su Dios, porque él es misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia, y le pesa castigar.

14 Tal vez el Señor su Dios cambie de parecer y deje bendiciones tras de sí, es decir, trigo y vino para que le presenten ofrendas y libaciones.

15 ¡Toquen la trompeta en Sión! ¡Proclamen ayuno! ¡Convoquen a una asamblea!

16 ¡Reúnan al pueblo y santifiquen la reunión! ¡Junten a los ancianos y a los niños de pecho! ¡Que salgan de la cámara nupcial el novio y la novia!

17 Y ustedes los sacerdotes, ministros del Señor, lloren entre la entrada y el altar, y digan:

«Señor, ¡perdona a tu pueblo! ¡No los entregues al oprobio, ni dejes que las naciones los dominen! ¡No permitas que entre los pueblos se diga que nuestro Dios nos ha abandonado!»

18 Entonces el Señor mostrará su amor por su tierra, y perdonará a su pueblo.

19 El Señor responderá y dirá a su pueblo:

«Voy a enviarles pan, y mosto y aceite, para que coman hasta saciarse, y nunca más volveré a entregarlos al oprobio entre las naciones.

20 Haré que esa gente del norte se aleje de ustedes, y los lanzaré a una tierra seca y desierta; su vanguardia la arrojaré hacia el mar oriental, y su retaguardia la echaré al mar occidental. Su hedor putrefacto se esparcirá por los aires, porque yo hago grandes cosas.»

21 Y tú, tierra, ¡alégrate y llénate de gozo! No temas, que el Señor hará grandes cosas.

22 Y ustedes, animales del campo, no teman, porque los pastos del desierto volverán a reverdecer, y los árboles, las higueras y las vides volverán a dar su fruto.

23 Y ustedes también, hijos de Sión, alégrense y llénense de gozo en el Señor su Dios; porque él les ha dado la primera lluvia a su tiempo, y enviará sobre ustedes lluvias tempranas y tardías, como al principio.

24 Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite.

25 Yo los resarciré por los daños que les causaron la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, ese gran ejército que el Señor envió contra ustedes.

Derramamiento del espíritu de Dios

26 «Ustedes comerán hasta saciarse, y alabarán mi nombre, pues yo, el Señor su Dios, haré maravillas entre ustedes. Y nunca más mi pueblo será avergonzado.

27 Entonces sabrán ustedes que yo estoy en medio de Israel, y que yo soy el Señor su Dios, y nadie más. Y mi pueblo nunca más será avergonzado.

28 »Después de esto, derramaré mi espíritu sobre la humanidad entera, y los hijos y las hijas de ustedes profetizarán; los ancianos tendrán sueños, y los jóvenes recibirán visiones.

29 »En aquellos días, también sobre los siervos y las siervas derramaré mi espíritu.

30 Y haré prodigios en el cielo y en la tierra, con sangre y fuego y columnas de humo.»

31 El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre,antes de que venga el día grande y terrible del Señor.

32 Y todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo,,y entre ellos estará el remanente al cual el Señor ha llamado, porque en el monte Sión y en Jerusalén habrá salvación, tal y como el Señor lo ha dicho.

Joel 3

Juicio del Señor sobre las naciones

1 «En esos días, y llegado el momento, haré que Judá y Jerusalén vuelvan del cautiverio.

2 Entonces reuniré a todas las naciones, y las llevaré al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas, porque ellas esparcieron entre las naciones a mi pueblo Israel, y repartieron mi propia tierra,

3 echaron suertes sobre mi pueblo, entregaron a los niños a cambio de una prostituta, y vendieron a las niñas a cambio de vino para emborracharse.

4 »¿Qué tengo yo que ver con ustedes, Tiro y Sidón,y con todo el territorio de Filistea?¿Acaso quieren vengarse de mí? Porque, si ustedes se vengan de mí, ¡muy pronto haré que su merecido recaiga sobre su cabeza!

5 Porque ustedes se llevaron mi plata y mi oro, y todas mis cosas bellas y hermosas, y las metieron en sus templos.

6 Además, a los hijos de Judá y de Jerusalén los vendieron a los griegos, para alejarlos de su tierra.

7 Por eso yo los traeré de ese país donde los vendieron, y a ustedes les daré su merecido:

8 venderé sus hijos y sus hijas a los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, que son una nación lejana; porque yo, el Señor, lo he dicho.

9 »¡Proclamen la guerra entre las naciones! ¡Despierten a los valientes y acérquense! ¡Vengan todos los hombres de guerra!

10 ¡Tomen sus azadones y sus hoces, y con ese metal hagan espadas y lanzas!¡Que saque el débil fuerza de flaqueza!

11 Y ustedes todas, naciones vecinas, ¡júntense y vengan! ¡Reúnanse! Yo, el Señor, haré que tus fuertes acudan a este llamado.

12 ¡Que se despierten las naciones y suban al valle de Josafat! Yo voy a sentarme allí para juzgar a todas las naciones de alrededor.

13 ¡Echen mano a la hoz, que la mies ya está madura!¡Vengan acá, que el lagar está rebosante!¡Llenen las cubas, que ya es demasiada la maldad de ellos!»

Liberación de Judá

14 Son muchos los pueblos en el valle de la decisión, porque ya se acerca el día del Señor en el valle de la decisión.

15 El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas opacarán su resplandor.

16 Desde Sión, el Señor lanzará un rugido; desde Jerusalén, dejará oír su voz.Los cielos y la tierra se estremecerán, pero el Señor será la esperanza de su pueblo y la fortaleza de los hijos de Israel.

17 «Entonces sabrán ustedes que yo soy el Señor su Dios, y que habito en Sión, mi santo monte. Jerusalén será una ciudad santa, y ningún extraño volverá a pasar por ella.»

18 Cuando llegue ese momento, los montes destilarán mosto, por las colinas fluirá leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas. En la casa del Señor brotará un manantial, que regará el valle de Sitín.

19 Por causa de la injuria inferida a los hijos de Judá, Egipto será destruido, y Edom quedará hecho un desierto desolado, pues en su tierra derramaron sangre inocente.

20 Pero Judá será habitada para siempre, lo mismo que Jerusalén por todas las generaciones.

21 Y el Señor limpiará la sangre derramada, la cual no quedará sin castigo. Y el Señor habitará en Sión.

Oseas 1

Oseas, su esposa infiel y sus hijos

1 La palabra del Señor vino a Oseas hijo de Berí en los días de Uzías,Yotán,Ajazy Ezequías,que fueron reyes de Judá, y también en los días de Jeroboánhijo de Joás, rey de Israel.

2 La palabra del Señor vino a Oseas por primera vez, y le dijo:

«Ve y toma por mujer a una prostituta, y ten hijos con ella, porque la tierra se ha prostituido. Se ha apartado del Señor.»

3 Oseas fue y tomó por mujer a Gomer hija de Diblayin, la cual concibió y le dio a luz un hijo.

4 Entonces el Señor le dijo:

«Ponle por nombre Jezrel, porque dentro de poco tiempo voy a castigar a la casa de Jehú, por causa de los asesinatos cometidos en Jezrel.Voy a ponerle fin al reinado de la casa de Israel.

5 Cuando llegue el día, haré pedazos el arco de Israel en el valle de Jezrel.»

6 Gomer volvió a concebir, y dio a luz una hija. Entonces Dios le dijo a Oseas:

«Ponle por nombre Lorrujama,porque no volveré a compadecerme de la casa de Israel, sino que los eliminaré por completo.

7 Sin embargo, tendré misericordia de la casa de Judá, y los salvaré; pero no lo haré por medio de arcos ni espadas, ni por medio de combates con caballos y jinetes, sino por medio del Señor su Dios.»

8 Después de que Gomer destetó a Lorrujama, ésta concibió y dio a luz un hijo.

9 Entonces Dios dijo:

«Ponle por nombre Loamí,porque ustedes no son mi pueblo, ni yo soy el Dios de ustedes.

10 Con todo, los hijos de Israel serán tan numerosos como la arena del mar, que no es posible medirla ni contarla. Y allí donde se les dijo: “Ustedes no son mi pueblo”, se les dirá: “Ustedes son hijos del Dios de la vida”.

11 Y se reunirán los hijos de Judá y los hijos de Israel, y nombrarán un solo jefe, y volverán a levantarse en la tierra; porque el día de Jezrel será grande.

Oseas 2

El amor del Señor por un pueblo infiel

1 »Pueden llamar a sus hermanos: Ammi;y a sus hermanas: Ruhama.

2 Pero repróchenle a su madre el hecho de no ser ella mi mujer, ni yo su marido. Díganle que deje de serme infiel, que no cometa más adulterio.

3 De lo contrario, le arrancaré la ropa y la dejaré desnuda, como estaba el día en que nació. La dejaré desolada como un desierto, como tierra seca, y la mataré de sed.

4 No tendré compasión alguna de sus hijos, porque son hijos de una prostituta.

5 Es un hecho que su madre se prostituyó; la que los dio a luz perdió la honra cuando dijo: “Voy a seguir a mis amantes, porque ellos me dan pan y agua, lana y lino, aceite y vino.”

6 Por eso voy a plagar su camino con espinos; voy a cerrarle el paso, para que no encuentre el camino.

7 Podrá seguir a sus amantes, pero no logrará alcanzarlos; irá en su busca, pero no los hallará. Y entonces dirá: “Voy a volver con mi primer marido, porque con él me iba mejor que ahora.”

8 »Y es que ella no ha reconocido que soy yo quien le ha dado el trigo, el vino y el aceite; que soy yo quien le ha multiplicado la plata y el oro que le ofrece a Baal.

9 Por eso en su momento haré que me devuelva mi trigo y mi vino; le quitaré mi lana y mi lino, que le había dado para que cubriera su desnudez,

10 y a la vista de sus amantes pondré al descubierto sus partes pudendas. ¡Nadie la librará de mi mano!

11 Pondré fin a todo su alborozo y a sus fiestas, a sus lunas nuevas y a sus días de reposo, y a todas sus festividades.

12 Arrasaré sus viñas y sus higueras, que ella consideraba la paga que le dieron sus amantes, y las reduciré a un matorral, y se las comerán las bestias del campo.

13 La castigaré por los días en que ofreció incienso a los baales, cuando se adornaba con zarcillos y joyas, y se iba en pos de sus amantes, y se olvidaba de mí.

—Palabra del Señor.

14 »Sin embargo, volveré a cortejarla. La llevaré al desierto, y allí me ganaré su corazón.

15 Allí le devolveré sus viñas, y haré del valle de Acoruna puerta de esperanza; allí volverá a cantar, como cuando era joven; como cuando salió de la tierra de Egipto.

16 »Cuando llegue el momento, tú me llamarás Ishí,y nunca más volverás a llamarme Baalí.

—Palabra del Señor.

17 »Yo te quitaré de la boca los nombres de los baales, y nunca más volverás a mencionar sus nombres.

18 Cuando llegue ese día, haré por ti un pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra. Pondré fin al arco, la espada y la guerra, y te haré dormir tranquila.

19 Para siempre te tomaré por esposa, y serás mi esposa ante Dios y ante los hombres,con toda misericordia y compasión.

20 Yo te tomaré por esposa, con votos de fidelidad, y tú conocerás a tu Señor.

21 »Cuando llegue ese momento, yo les responderé a los cielos, y los cielos le responderán a la tierra.

—Palabra del Señor.

22 »La tierra les responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos le responderán a Jezrel.

23 Yo la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lorrujama, y a Loamí le diré: “Tú eres mi pueblo”,y él me dirá: “Tú eres mi Dios”.»

Oseas 3

Oseas y la adúltera

1 Todavía el Señor volvió a decirme:

«Ve y ama a esa adúltera, a quien ama su amigo como ama el Señor a los hijos de Israel, aun cuando éstos sólo tienen ojos para los dioses ajenos y aman las tortas de pasas.»

2 Yo la compré para mí, y di por ella quince monedas de plata y doscientos litros de cebada.

3 Y le dije: «Tú serás mía durante mucho tiempo. No te prostituirás, ni tendrás ningún otro hombre. Tampoco yo tendré otra mujer.»

4 Porque durante mucho tiempo los hijos de Israel estarán sin rey ni príncipe, ni sacrificios, ni estatuas, ni efod ni terafines.

5 Después de eso los hijos de Israel volverán a buscar al Señor su Dios y a David su rey, y en los últimos días temerán al Señor y su bondad.

Oseas 4

Controversia del Señor con Israel

1 Hijos de Israel, ¡oigan la palabra del Señor! El Señor ha entablado un pleito contra los habitantes de la tierra, porque ya no hay en la tierra verdad ni misericordia, ni conocimiento de Dios;

2 en cambio, abundan el perjurio, la mentira, las muertes, los robos, los adulterios, y homicidio tras homicidio.

3 Por eso la tierra está de luto, y desfallecen todos sus habitantes. Por eso mueren las bestias del campo, las aves del cielo, y aun los peces del mar.

4 «¡Que nadie entable pleito con nadie, ni reprenda a nadie! ¡Tu pueblo parece estar en pleito con los sacerdotes!

5 Por eso caerás durante el día, y contigo caerá también el profeta durante la noche, y a tu madre la destruiré.

6 Mi pueblo ha sido destruido porque le faltó conocimiento. Puesto que tú desechaste el conocimiento, yo te desecharé del sacerdocio; puesto que te olvidaste de la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.

7 »Mientras más numerosos se hicieron, más pecaron contra mí. Por eso yo cambié su honra en afrenta.

8 Se alimentan con el pecado de mi pueblo; sacian su apetito con su maldad.

9 ¡De tal pueblo, tal sacerdote! Pero yo los castigaré por su conducta; ¡les daré lo que merecen sus acciones!

10 Comerán, pero no se saciarán; se prostituirán, pero no tendrán hijos, porque dejaron de servir al Señor.

11 »La prostitución, el vino y el mosto hacen que se pierda el juicio.

12 Mi pueblo le pregunta a su ídolo de palo, y ese palo le responde. Su espíritu de prostitución los hizo errar; abandonaron a su Dios para prostituirse.

13 Sobre las cimas de los montes ofrecieron sacrificios; sobre las colinas, y debajo de las encinas y álamos y olmos que tenían buena sombra quemaron incienso; por eso se prostituyeron sus hijas y sus nueras cometieron adulterio.

14 Pero no castigaré a sus hijas cuando se prostituyan, ni a sus nueras cuando cometan adulterio, porque ellos mismos se van con rameras, y ofrecen sacrificios con mujeres de mala fama. Por eso tropieza el pueblo falto de entendimiento.

15 »Pero si tú, Israel, te prostituyes, que por lo menos Judá no peque. Y no entren en Gilgal, ni vayan a Bet Avén, ni juren: “¡Vive el Señor!”

16 Porque Israel se apartó del camino, como novilla indómita. ¿Y ahora quieren que el Señor los cuide en amplios pastos, como si fueran corderos?

17 »Efraín se inclina por los ídolos; ¡déjenlo!

18 Se corrompe con su bebida; se prostituye sin descanso; sus príncipes aman lo que es vergonzoso.

19 El viento los atrapó en sus alas, y por sus sacrificios serán avergonzados.

Oseas 5

Apostasía y castigo de Israel

1 »Ustedes los sacerdotes, escuchen esto; y ustedes, los de la casa de Israel, presten atención; y ustedes, los de la casa real, óiganlo bien. Porque la sentencia es contra ustedes, pues en Mispá fueron una trampa y en el Tabor fueron una red.

2 Con tantas víctimas que han hecho se han rebajado por completo. Por lo tanto, a todos ellos los castigaré.

3 »A Efraín lo conozco, e Israel no me es desconocido; pero ahora resulta que Efraín se ha prostituido, y que Israel se ha contaminado.

4 Como en ellos habita el espíritu de prostitución, no me conocen a mí, el Señor su Dios, ni piensan en volverse a mí.»

5 La arrogancia de Israel lo desmiente en su propia cara; Israel y Efraín caerán por su pecado, y Judá caerá también con ellos.

6 Andan en busca del Señor mientras guían a sus ovejas y sus vacas; pero no lo encuentran, porque él se ha apartado de ellos.

7 Pecaron contra el Señor al engendrar hijos extraños. Ahora, en un solo mes serán consumidos ellos y sus propiedades.

8 «¡Toquen la bocina en Gabaa y la trompeta en Ramá! ¡Den la voz de alarma en Bet Avén! Y tú, Benjamín, ¡ponte a temblar!

9 En el día del castigo, Efraín será asolado. Yo daré a conocer la verdad entre las tribus de Israel.

10 Los príncipes de Judá se parecen a los que no respetan los linderos. Por eso derramaré mi ira sobre ellos, como si derramara agua.

11 »Efraín es ultrajado y quebrantado en el juicio, porque prefirió seguir a los dioses falsos.

12 Por eso yo seré para Efraín como la polilla, y para la casa de Judá seré como carcoma.

13 Entonces Efraín verá su enfermedad, y Judá contemplará su llaga. Y Efraín recurrirá al rey Jareb de Asiria en busca de ayuda, pero él no podrá sanarlos ni les curará la llaga.

14 Ciertamente yo seré para Efraín como un león, y para la casa de Judá seré como un cachorro. Los atraparé, y luego me iré. Los agarraré, y no habrá quien me los quite.

Falso arrepentimiento de Israel

15 »Después de eso volveré a mi santo lugar, hasta que ellos reconozcan su pecado y busquen mi rostro. Porque en su angustia me buscarán.»

Oseas 6

1 ¡Vengan, volvamos nuestros ojos al Señor! Ciertamente él nos arrebató, pero nos sanará; nos hirió, pero vendará nuestras heridas.

2 Después de dos días nos dará vida, y al tercer día nos resucitarápara que vivamos en su presencia.

3 Entonces conoceremos al Señor, y más y más lo iremos conociendo. Vendrá a nuestro encuentro como la luz del alba, como vienen a la tierra las lluvias tempranas y las lluvias tardías.

4 «¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Y qué voy a hacer contigo, Judá? La piedad de ustedes es como una nube matutina; es como el rocío del amanecer, que pronto se desvanece.

5 Por eso los hice pedazos por medio de los profetas. Los aniquilé con las palabras de mi boca. La sentencia contra ustedes brotó como la luz.

6 Lo que yo quiero es misericordia, y no sacrificio;¡conocimiento de Dios, más que holocaustos!

7 »Pero ellos, como antes Adán, no respetaron mi pacto, sino que pecaron contra mí.

8 Tú, Galaad, eres una ciudad de malhechores; estás manchada de sangre.

9 Así como los ladrones están al acecho de su víctima, así también una pandilla de sacerdotes mata en el camino a Siquén, con lo que incurren en un hecho repugnante.

10 En la casa de Israel he visto acciones asquerosas. Allí se prostituyó Efraín, y se contaminó Israel.

11 »Pero también para ti, Judá, tengo preparado el momento de la siega. Y esto lo haré cuando haga volver del cautiverio a mi pueblo.

Oseas 7

Iniquidad y rebelión de Israel

1 »Mientras yo sanaba a Israel, la iniquidad de Efraín y las maldades de Samaria quedaron al descubierto, pues incurrieron en un engaño. ¡Mientras los ladrones entran a la casa, afuera los salteadores asaltan!

2 No se pusieron a pensar que yo guardo en mi memoria toda su maldad. Pero ahora quedarán atrapados por sus malas obras, las cuales tengo muy presentes.

3 Al rey lo divierten con su maldad, y a los príncipes con sus mentiras.

4 Todos ellos son unos adúlteros. Son como un horno encendido, cuyo fuego no hace falta avivar desde que se hace la masa y hasta que ésta fermenta.

5 En las fiestas de nuestro rey, los príncipes se encienden con copas de vino, y el rey le tiende la mano a gente blasfema.

6 Su corazón es como un horno abierto; durante la noche languidece el fuego, pero a la mañana se aviva.

7 Todos ellos arden como un horno, y devoran a sus jueces; todos sus reyes fracasan, pero ninguno de ellos me pide ayuda.

8 »Efraín se ha mezclado con otros pueblos; es como una torta a medio cocer.

9 Gente extraña ha acabado con su fuerza, ¡y él ni cuenta se ha dado! Hasta canas le han salido, ¡pero él no se da por enterado!

10 La arrogancia de Israel lo desmiente en su propia cara, ¡y ni así se vuelve a mí, su Señor y Dios, ni me busca!

11 »Efraín es como una paloma ingenua y falta de entendimiento; ¡a Egipto le pide ayuda, pero recurre a Asiria!

12 Cuando vayan allá, les tenderé una red y haré que caigan como pájaros. Los castigaré como ya se ha anunciado en sus congregaciones.

13 ¡Ay de ellos, porque se apartaron de mí! ¡Les sobrevendrá la destrucción, porque se rebelaron contra mí! Yo los redimí, y ellos dijeron de mí sólo mentiras.

14 No claman a mí de todo corazón, sino que gritan acostados en sus camas. Se juntan para el trigo y el vino, pero se rebelan contra mí.

15 Yo los he entrenado, he fortalecido sus brazos, pero ellos sólo intrigan contra mí.

16 Son como un arco engañoso, pues se vuelven, pero no hacia mí. Sus príncipes caen a filo de espada por la soberbia de su lengua, ¡y eso será su escarnio en la tierra de Egipto!