Oseas 8

Reprensión de la idolatría de Israel

1 »¡Llévate la trompeta a los labios, que un águila revolotea sobre la casa del Señor! Y es que no respetaron mi pacto, sino que se rebelaron contra mi ley.

2 Israel clama a mí: “¡Dios mío, nosotros te conocemos!”,

3 pero en realidad rechaza mis bondades; por eso el enemigo lo perseguirá.

4 Los reyes que establecen, yo no los he escogido; cuando nombran a sus príncipes, nunca me lo dicen. Con su plata y su oro se hacen ídolos, para su propia destrucción.

5 »Samaria, tu becerro te hizo alejarte. Mi enojo se encendió contra ustedes. ¿Hasta cuándo estarán sin poder purificarse?

6 Y este otro becerro de Samaria también es de Israel. No es Dios, pues un artífice lo hizo. ¡Por eso será hecho pedazos!

7 Han sembrado vientos, y recogerán torbellinos. No obtendrán mies alguna, ni su trigo producirá harina. Y en caso de producirla, gente extraña se la comerá.

8 Muy pronto Israel será devorado. Será entre las naciones como una vasija sin valor alguno.

9 Porque ellos, a la manera de obstinado asno montés, recurrieron a Asiria. Y Efraín se compró amantes a cambio de un salario.

10 Pero ahora voy a juntarlos, y aunque se compren amantes entre las naciones, durante algún tiempo sufrirán la opresión del rey y de los príncipes.

11 »Efraín multiplicó sus altares, que acabaron siendo altares de pecado.

12 Le escribí las grandezas de mi ley, pero las vio como algo extraño.

13 Ofrecieron sacrificios, y se comieron la carne, pero eso no me agradó. Yo, el Señor, voy a tomar en cuenta su iniquidad, y castigaré su pecado. ¡Ellos volverán a Egipto!

14 Israel olvidó a su Creador y edificó templos, y Judá construyó muchas ciudades fortificadas, pero yo voy a prenderles fuego a sus ciudades, y sus palacios serán consumidos.»

Oseas 9

La infidelidad de Israel será castigada

1 No te alegres, Israel, ni saltes de gozo como los otros pueblos, porque te has prostituido al apartarte de tu Dios. En todos los campos de trigo preferiste recibir la paga de una prostituta.

2 Por eso no tendrán trigo ni vino suficiente para vivir, y les faltará mosto.

3 Efraín no permanecerá en la tierra del Señor, sino que volverá a Egipto y a Asiria, en donde se alimentará de comida impura.

4 No ofrecerán libaciones al Señor, ni él se agradará de sus sacrificios; su pan será como el que comen los que están de luto, y todos los que lo coman quedarán impuros. Ese pan no entrará en la casa del Señor, sino que será para ellos mismos.

5 ¿Qué van a hacer en las fiestas solemnes, en las fiestas del Señor?

6 Aunque logren escapar de la destrucción, los egipcios los recogerán y en Menfis los enterrarán. Su plata más deseable se llenará de ortiga, y en sus viviendas crecerán espinos.

7 ¡Entérate, Israel! ¡Ya vienen los días del castigo!¡Ya vienen los días de la retribución! Pero por causa de tu mucha maldad, el profeta es considerado insensato, y el hombre de espíritu es aborrecido.

8 Ante Dios, Efraín es un vigilante; en todos los caminos, el profeta es una trampa de cazador, odiado en la casa de su Dios.

9 En su corrupción, han llegado a lo más bajo, como en los días de Gabaa.Pero el Señor tomará en cuenta su iniquidad, y los castigará por su pecado.

10 «En un principio, encontré a Israel como a las uvas en el desierto; vi a sus antepasados como a los primeros frutos de la higuera. Pero ellos acudieron a Baal Pegor;para vergüenza suya se apartaron de mí, y se hicieron tan odiosos como los dioses que amaron.

11 La gloria de Efraín se escapará como las aves, de modo que no habrá nacimientos ni embarazos ni concepciones.

12 Y en caso de que sus hijos lleguen a ser grandes, yo los borraré de la tierra. A decir verdad, ¡ay de ellos cuando los deje solos!

13 Según veo, Efraín se parece a Tiro: Ahora se encuentra en un país delicioso, pero acabará por lanzar sus hijos a la matanza.»

14 Señor, ¡dales lo que tienes que darles! ¡Dales matrices que aborten, y pechos sin leche!

15 «Toda su maldad la cometieron en Gilgal. Y fue allí donde les tomé aversión. Por la perversidad de sus obras los echaré de mi casa, y no volveré a amarlos, pues todos sus príncipes son desleales.

16 »Efraín ha sido herido. Su raíz está seca, y no volverá a dar más fruto. Aun cuando lleguen a engendrar, yo no dejaré que vivan los hijos que tanto desean.»

17 Mi Dios los desechará, porque ellos no quisieron escucharlo. Por eso andarán errantes entre las naciones.

Oseas 10

1 Israel es una viña frondosa y muy fructífera, pero la abundancia de sus frutos fue semejante a la abundancia de sus altares. ¡Mientras más le produjo la tierra, más aumentó sus ídolos!

2 Tiene el corazón dividido. Pero tendrá que cargar con su culpa. El Señor derribará sus altares y destruirá sus ídolos.

3 Seguramente van a decir:

«No tenemos rey, porque no tuvimos temor del Señor. Y si lo tuviéramos, ¿qué podría hacer por nosotros?»

4 Profieren palabras sin sentido al momento de hacer el pacto. Eso que llaman «justicia» abunda como el ajenjo en los surcos del campo.

5 Por causa de las becerras de Bet Avénlos habitantes de Samaria se llenarán de temor; por causa del becerro su pueblo estará de luto, lo mismo que sus sacerdotes. Se regocijan por el becerro, del cual están orgullosos, pero ese becerro les será arrebatado;

6 será llevado a Asiria como un regalo para el rey Jareb. Y Efraín quedará avergonzado, e Israel se avergonzará de sus proyectos.

7 Su rey desaparecerá de Samaria, como desaparece la espuma de la superficie de las aguas.

8 Los lugares altos de Avén, donde Israel pecaba, serán destruidos; sobre sus altares crecerán cardos y espinos. Entonces suplicarán a los montes que los cubran, y a las colinas les rogarán que caigan sobre ellos.

9 «Tú, Israel, has pecado desde aquellos días de Gabaa,y en tu pecado has persistido. ¡Pues ahora la guerra los atrapará en Gabaa!

10 Yo los castigaré cuando quiera castigarlos, y los pueblos se juntarán contra ellos cuando paguen por su doble crimen.

11 Efraín es una novilla domada, a la que le gusta trillar. Pero yo pasaré sobre su lozana cerviz, y haré que Efraín lleve el yugo mientras Judá abre surco y Jacob rompe los terrones.

12 »Siembren para ustedes la justicia, y cosecharán misericordia. Hagan para ustedes el barbecho,porque éste es el momento de buscarme. Entonces yo, el Señor, vendré y los instruiré en la justicia.»

13 Ustedes abrieron surcos para la impiedad, y lo que cosecharon fue la iniquidad. Por eso comerán el fruto de la mentira, pues confiaron en sus propias ideas y en la multitud de sus guerreros.

14 Por eso habrá alboroto en sus pueblos, y todas sus fortalezas serán destruidas, como destruyó Salmán a Bet Arbel en el día de la batalla, cuando madres e hijos fueron destrozados.

15 Lo mismo hará Betel con ustedes, por causa de su gran maldad. ¡El rey de Israel será derrotado al amanecer!

Oseas 11

Dios se compadece de su obstinado pueblo

1 «Yo amé a Israel desde que era un niño. De Egipto llamé a mi hijo.

2 Pero mientras más los llamaba yo, más se alejaban de mí, y ofrecían sacrificios a los baales y quemaban incienso para honrar a los ídolos.

3 »Yo tomé en mis brazos a Efraín y le enseñé a caminar, pero él nunca reconoció que era yo quien lo cuidaba.

4 Yo los atraje a mí con cuerdas humanas, ¡con cuerdas de amor! Estaban sometidos al yugo de la esclavitud, pero yo les quité ese yugo y les di de comer.

5 »Pero no quisieron volverse a mí. Por eso, no volverán a Egipto, sino que el asirio mismo será su rey.

6 La espada caerá sobre sus ciudades, y acabará con sus aldeas. Acabará con ellas por causa de sus malas intenciones.

7 Mi pueblo insiste en rebelarse contra mí; me llaman el Dios altísimo, pero ninguno de ellos me quiere enaltecer.

8 »¿Cómo podría yo abandonarte, Efraín? ¿Podría yo entregarte, Israel? ¿Podría yo hacerte lo mismo que hice con Adma y con Zeboyin?Dentro de mí, el corazón se me estremece, toda mi compasión se inflama.

9 Pero no daré paso al ardor de mi ira, ni volveré a destruir a Efraín. Dentro de esta ciudad estoy yo, el Dios Santo, y no un simple hombre. Así que no entraré en la ciudad.

10 »Ellos vendrán en pos de mí. Yo, el Señor, rugiré como un león, y mis hijos vendrán temblando desde el occidente.

11 Saldrán de Egipto temblorosos como aves. Saldrán de Asiria temblorosos como palomas. Yo haré que vuelvan a habitar sus casas.

—Palabra del Señor.

12 »Efraín siempre me habla con mentiras, y la casa de Israel siempre me habla con engaños. Judá anda perdido, lejos de mí, su Dios santo y fiel.»

Oseas 12

Reprensión de la falsedad y opresión de Efraín

1 Efraín anda tras el viento; va en pos del solano; constantemente aumenta la mentira y la destrucción, porque hace pactos con los asirios y se lleva a Egipto el aceite.

2 El Señor tiene pleito con Judá. Va a castigar a Jacob por sus acciones; va a darle su merecido por sus hechos.

3 En el seno materno agarró a su hermano por el talón,y cuando creció luchó con un ángel

4 y logró vencerlo. Luego lloró, y cuando lo encontró en Betelle rogó.Allí él habló con nosotros;

5 habló el Señor y Dios de los ejércitos. Su nombre es el Señor.

6 Por lo tanto, vuélvete a tu Dios, haz misericordia e imparte justicia, y confía siempre en tu Dios.

7 «Como un mercader que sostiene pesas falsas en su mano, y que ama la opresión,

8 Efraín dijo: “¡Qué rico soy! ¡Tengo muchas riquezas! ¡Y nadie puede acusarme de haber pecado ni de haber ganado todo esto de manera indebida!”

9 Pero desde que estabas en Egipto yo soy el Señor tu Dios; y todavía he de hacerte vivir en tiendas de campaña, como en los días de fiesta.

10 »Yo les he hablado a los profetas, y aumenté las visiones, y por medio de ellos me comuniqué en parábolas.

11 ¿Hay iniquidad en Galaad? La verdad, los de Galaad no valen nada. En Gilgal ofrecieron bueyes en sacrificio. Por eso sus altares quedarán como los montones de tierra en los surcos del campo.

12 Jacob huyó a tierra de Aram. Allí, Israel trabajó como pastor para ganarse una esposa.

13 Por medio de un profeta, yo, el Señor, saqué a Israel de Egipto,y por medio de ese profeta lo cuidé.

14 ¡Pero cuántos amargos disgustos Efraín me ha causado! Por lo tanto, yo, el Señor, haré que recaiga sobre él la sangre que ha derramado, y le devolveré sus ofensas.

Oseas 13

Anuncio de la destrucción total de Efraín

1 »Efraín era muy importante en Israel. Cuando hablaba, había temor. Pero murió por haber pecado con Baal.

2 Y ahora ha añadido más a su pecado, pues con su plata, y según su entender, se ha hecho imágenes fundidas de becerros, ídolos fabricados por artífices, y piden a la gente que les ofrezcan sacrificios y los besen.

3 Por lo tanto, desaparecerán como la niebla matutina, como el rocío de la madrugada, como el tamo que el viento arrebata de la era, ¡como el humo que sale de la chimenea!

4 »Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de Egipto. No conocerás a otro dios fuera de mí, pues yo soy tu único salvador.

5 Yo te conocí en la aridez del desierto.

6 Yo los cuidé, y ustedes comieron hasta saciarse, pero luego su corazón se llenó de soberbia y se olvidaron de mí.

7 Por lo tanto, yo voy a ser para ellos como un león; voy a acecharlos en el camino como un leopardo.

8 Voy a buscarlos como una osa que ha perdido a sus cachorros y, cuando los encuentre, como león les desgarraré las fibras de su corazón y los devoraré; ¡los despedazaré como una fiera salvaje!

9 »Tú, Israel, te has corrompido, a pesar de que contabas con mi ayuda.

10 ¿Dónde está tu rey? ¡Que venga a proteger todas tus ciudades! ¿Y dónde están los jueces, y el rey y los príncipes que me pediste?

11 En mi furor te di rey,y en mi ira te lo quité.

12 »Pero no he olvidado la maldad de Efraín, ni su pecado.

13 Es un hijo poco inteligente, que al momento de nacer no encuentra la salida. ¡Por eso le sobrevendrán dolores como de mujer parturienta!

14 »¿Y habré entonces de librarlos del poder de la muerte? ¿Habré de ponerlos a salvo del sepulcro? ¿Y dónde están las plagas de la muerte? ¿Y dónde está la destrucción del sepulcro?Por mi parte, ¡ya no tengo compasión!»

15 Aun cuando Efraín prospere entre sus hermanos, desde el desierto vendrá, de parte del Señor, el viento solano; y se levantará para secar su manantial y agotar su fuente. ¡El Señor saqueará sus tesoros y todas sus preciosas alhajas!

16 Samaria quedará asolada por haberse rebelado contra su Dios; sus hombres caerán a filo de espada, sus niños serán estrellados contra el suelo, y sus mujeres encintas serán abiertas en canal.

Oseas 14

Israel debe volverse al Señor

1 Israel, ¡vuélvete al Señor tu Dios! ¡Por causa de tu pecado has caído!

2 Vuélvete al Señor y, con las mejores palabras suplicantes, dile:

«No te fijes en nuestra maldad; mira lo bueno en nosotros; la ofrenda que te traemos son las palabras de nuestros labios.

3 Los asirios no nos librarán, ni montaremos en caballos, ni jamás volveremos a decir a esos ídolos que nosotros mismos hicimos: “Ustedes son nuestros dioses”, porque sólo en ti encuentra misericordia el huérfano.»

4 «Yo sanaré su rebelión. Los amaré de pura gracia, porque mi ira se ha apartado de ellos.

5 Yo seré para Israel como el rocío, y él florecerá como lirio y extenderá sus raíces como el Líbano.

6 Sus ramos se extenderán, y su esplendor será como el del olivo, y su perfume será como el del Líbano.

7 Volverán, y se sentarán bajo su sombra; serán vivificados como el trigo, florecerán como la vid, y su aroma será como el del vino del Líbano.

8 »Dime, Efraín: ¿Qué tengo yo que ver con los ídolos? ¡Soy yo quien te atiende y te mira! ¡Yo soy para ti como verde ciprés! ¡Sólo en mí encuentras tu fruto!»

9 ¿Hay alguien lo bastante sabio para entender esto? ¿Hay alguien con inteligencia para reconocerlo? Porque los caminos del Señor son rectos, y los justos los seguirán. Pero los rebeldes tropezarán en ellos.

Daniel 1

Daniel y sus compañeros en Babilonia

1 En el año tercero del reinado de Joacín, rey de Judá, el rey Nabucodonosor de Babilonia vino a Jerusalén y la sitió.

2 Y el Señor permitió que el rey Joacín cayera en manos de Nabucodonosor, y que éste se llevara buena parte de los utensilios del templo de Dios al templo de su dios en Babilonia, y que los depositara en el tesoro del templo de su dios.

3 Además, el rey Nabucodonosor dio órdenes a Aspenaz, jefe de sus eunucos, de que se llevara a algunos israelitas pertenecientes a la familia real.

4 Debían ser jóvenes bien parecidos y sin defectos físicos, capacitados en todo conocimiento, inteligentes y capaces de aprender, y con las cualidades suficientes para estar en el palacio del rey. A éstos Aspenaz debía enseñarles la escritura y la lengua de los caldeos.

5 Para su alimentación diaria, el rey señaló provisiones de su propia comida y de su propio vino. Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales serían presentados ante el rey.

6 Entre estos jóvenes se hallaban Daniel, Jananías, Misael y Azarías, que eran de la tribu de Judá.

7 Pero el jefe de los eunucos les cambió de nombre: a Daniel lo llamó Beltsasar; a Jananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abednego.

8 En lo íntimo, Daniel se propuso no contaminarse con la ración de la comida y bebida del rey que se le daba, y le pidió al jefe de los eunucos que no se le obligara a contaminarse.

9 Y Dios hizo que Daniel se ganara la simpatía y buena voluntad del jefe de los eunucos,

10 aunque éste le dijo a Daniel:

«Tengo miedo de mi señor el rey, que claramente dijo lo que ustedes debían comer y beber. Si más tarde él ve que los rostros de ustedes son más pálidos que los de los otros jóvenes semejantes a ustedes, me habrán condenado a que el rey me corte la cabeza.»

11 El jefe de los eunucos había puesto al cuidado de Daniel, Jananías, Misael y Azarías, a un guardia llamado Melsar. A éste Daniel le dijo:

12 «Yo te ruego que hagas con estos siervos tuyos una prueba de diez días. Ordena que nos den de comer legumbres, y que nos den de beber agua.

13 Después de esta prueba, compara nuestro semblante con el de los otros jóvenes que reciben la ración de la comida del rey, y haz entonces con estos siervos tuyos según lo que veas.»

14 Melsar estuvo de acuerdo con ellos, e hizo la prueba de los diez días.

15 Vencido el plazo, el semblante de ellos era mejor y más robusto que el de los otros jóvenes que recibían la ración de la comida del rey.

16 De modo que Melsar se llevaba la ración de la comida y del vino que era su alimento, y en su lugar les daba legumbres.

17 Dios les dio a estos cuatro jóvenes conocimientos e inteligencia en todas las letras y ciencias. Además, Daniel era muy entendido en cuestiones de visiones y sueños.

18 Y cuando se cumplió el plazo al fin del cual el rey Nabucodonosor había ordenado que los llevaran a su presencia, el jefe de los eunucos los llevó ante él.

19 Y el rey habló con ellos, y entre todos los jóvenes no se halló a nadie como Daniel, Jananías, Misael y Azarías, de modo que todos ellos se quedaron al servicio del rey.

20 En todo lo que el rey les preguntó, y que tenía que ver con cuestiones de sabiduría e inteligencia, los halló diez veces más sabios que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.

21 Fue así como Daniel se quedó allí hasta el año primero del rey Ciro.

Daniel 2

Daniel interpreta el sueño de Nabucodonosor

1 En el año segundo del reinado de Nabucodonosor, éste tuvo algunos sueños que lo perturbaron, a tal grado que se le fue el sueño.

2 Entonces mandó llamar a los magos, astrólogos, adivinos y hechiceros, para que le explicaran sus sueños. Éstos acudieron a presentarse ante el rey,

3 y el rey les dijo:

«He tenido un sueño, y me encuentro muy perturbado, pues quiero saber lo que el sueño significa.»

4 Los hechiceros hablaron con el rey en lengua aramea:

«¡Que viva para siempre Su Majestad! ¡Cuente su sueño a estos sus siervos, y nosotros le daremos a conocer lo que significa!»

5 El rey les respondió:

«Ya me he olvidado de qué trataba el sueño. Pero si ustedes no me dicen lo que soñé, y qué significa, van a ser hechos pedazos, y sus casas serán convertidas en basureros.

6 Pero si me dicen lo que soñé, y lo que significa el sueño, yo les daré regalos, les concederé favores y les otorgaré muchos honores. Díganme, entonces, qué soñé y qué significa.»

7 Los magos volvieron a decir:

«Si Su Majestad les cuenta su sueño a estos siervos suyos, ellos le dirán lo que significa.»

8 Pero el rey les respondió:

«Yo sé muy bien que ustedes tratan de ganar tiempo, porque se dan cuenta de que esto ya está decidido.

9 Si ustedes no me dicen lo que soñé, la sentencia para ustedes es una sola. Ustedes me están preparando una respuesta falsa y perversa, y mientras tanto habrán ganado tiempo. Así que díganme lo que soñé, y entonces sabré que ustedes son capaces de decirme lo que significa.»

10 Los hechiceros le respondieron al rey:

«No hay nadie en toda la tierra que pueda decir a Su Majestad lo que soñó; además, nunca ningún rey, ni príncipe ni soberano ha preguntado semejante cosa a ningún mago, astrólogo o hechicero.

11 Esto que Su Majestad nos pide es algo muy difícil, y no hay nadie que se lo pueda revelar, a no ser los dioses. ¡Pero los dioses no viven entre los hombres!»

12 Esta respuesta despertó la ira del rey, quien muy enojado mandó matar a todos los sabios de Babilonia.

13 Cuando se publicó el edicto de que los sabios fueran ejecutados, buscaron a Daniel y a sus compañeros para matarlos también.

14 Pero Daniel habló con mucha prudencia y sensatez a Arioc, el capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia.

15 Daniel habló con Arioc, y le dijo:

«¿Por qué este edicto de parte del rey se ha publicado tan apresuradamente?»

Y Arioc hizo saber a Daniel lo que sabía.

16 Daniel se presentó ante el rey y le pidió un poco de tiempo, después del cual le daría a conocer la interpretación del sueño.

17 Después, Daniel se fue a su casa e informó a sus compañeros Jananías, Misael y Azarías lo que pasaba,

18 a fin de que ellos le pidieran al Dios del cielo que se mostrara misericordioso en relación con este misterio, para que Daniel y sus compañeros no murieran junto con los otros sabios de Babilonia.

19 Fue así como, durante una visión nocturna, el secreto le fue revelado a Daniel, por lo cual Daniel bendijo al Dios del cielo.

20 Y dijo Daniel:

«¡Bendito sea por siempre tu nombre, oh Dios,

porque tuyos son el poder y la sabiduría!

21 Tú cambias los tiempos y las edades,

y a unos reyes los pones y a otros los quitas.

A los sabios y entendidos les das gran sabiduría,

22 y les revelas lo profundo y lo escondido;

tú conoces lo que está en tinieblas, pues en ti habita la luz.

23 A ti, Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo,

porque me has dado fuerza y sabiduría,

y ahora me has revelado lo que te pedimos:

¡nos has dado a conocer el asunto del rey!»

24 Después de esto, Daniel fue a hablar con Arioc, a quien el rey había ordenado matar a los sabios de Babilonia, y le dijo:

«No mates a los sabios. Más bien, llévame a la presencia del rey, y yo le haré saber la interpretación de su sueño.»

25 Enseguida Arioc llevó a Daniel ante el rey, y le dijo:

«Entre los deportados de Judá he encontrado un hombre que dirá a Su Majestad lo que su sueño significa.»

26 Entonces el rey se dirigió a Daniel, al cual llamaban Beltsasar, y le dijo:

«¿Tú puedes decirme qué fue lo que soñé, y lo que el sueño significa?»

27 Y Daniel le respondió al rey:

«El misterio que Su Majestad pide conocer, ni sabios ni astrólogos, ni magos ni adivinos podrían revelárselo.

28 Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y es él quien hace saber a Su Majestad, el rey Nabucodonosor, lo que sucederá en los últimos días. Esto es lo que Su Majestad soñó, y éstas son las visiones que tuvo en su lecho:

29 Mientras Su Majestad estaba acostado, se puso a pensar en lo que sucederá, y el que revela los misterios le mostró lo que está por acontecer.

30 Este misterio me ha sido revelado, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los seres vivientes, sino para que yo haga saber a Su Majestad lo que el sueño significa, y para que Su Majestad entienda los pensamientos que tenía.

31 »Su Majestad veía una gran imagen. Esta imagen era muy grande, y su esplendor era impresionante. Estaba de pie ante Su Majestad, y tenía un aspecto terrible.

32 La cabeza de esta imagen era de oro fino, su pecho y sus brazos eran de plata, y su vientre y muslos, de bronce;

33 sus piernas eran de hierro, y sus pies eran en parte de hierro, y en parte de barro cocido.

34 Mientras Su Majestad miraba, una enorme piedra que nadie cortó se desprendió de un monte y golpeó los pies de hierro y de barro cocido de la imagen, y los hizo pedazos.

35 Entonces se hicieron también pedazos el hierro, el barro cocido, el bronce, y la plata y el oro, hasta hacerse como el polvo del trigo que se muele en el verano, y el viento se los llevó sin dejar el menor rastro. En cambio, la piedra que golpeó a la imagen se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra.

36 »Éste es el sueño. Pero también haremos saber a Su Majestad la interpretación del mismo.

37 Su Majestad es rey de reyes porque el Dios del cielo le ha dado el reino, el poder, la fuerza y la majestad.

38 Dios ha puesto en manos de Su Majestad a la humanidad entera, lo mismo que a las bestias del campo y a las aves del cielo, con lo que ha dado a Su Majestad el dominio sobre todas las cosas, en todo lugar habitado. Su Majestad es la cabeza de oro.

39 Pero después de Su Majestad surgirá otro reino, inferior al de Su Majestad, y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra.

40 El cuarto reino será fuerte como el hierro, y como tal desmenuzará y romperá todas las cosas.

41 Los pies y los dedos que Su Majestad vio, y que eran en parte de barro cocido y en parte de hierro, serán un reino dividido, que tendrá algo de la fuerza del hierro, tal y como Su Majestad vio el hierro mezclado con el barro cocido.

42 Y como los dedos de los pies eran en parte de hierro y en parte de barro cocido, ese reino será en parte fuerte, y en parte frágil.

43 Y así como Su Majestad vio el hierro mezclado con barro, esos reinos se mezclarán por medio de alianzas humanas, pero no se fundirán el uno con el otro, así como el hierro no puede mezclarse con el barro.

44 Y en los días de estos reinos el Dios del cielo hará que surja un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo, sino que desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, aunque él permanecerá para siempre,

45 tal y como Su Majestad vio que del monte se desprendió una piedra sin que nadie la cortara, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado a Su Majestad lo que sucederá en el futuro. Este sueño es verdadero, y su interpretación es fiel.»

46 Acto seguido, el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó que le ofrecieran presentes e incienso.

47 Luego el rey habló con Daniel, y le dijo:

«Ciertamente el Dios de ustedes es el Dios de los dioses, y el Señor de los reyes. Es él quien revela los misterios, pues tú pudiste desentrañarlo.»

48 Y así, el rey exaltó a Daniel y le otorgó muchos honores y grandes regalos, y lo nombró gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos sus sabios.

49 Además, Daniel solicitó al rey poner a Sadrac, Mesac y Abednego sobre los negocios de la provincia de Babilonia, y su petición le fue concedida. Por su parte, Daniel se quedó en la corte del rey.

Daniel 3

Rescatados del horno de fuego

1 El rey Nabucodonosor mandó que se erigiera una estatua de oro en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia, la cual medía veintisiete metros de alto y dos y medio metros de ancho.

2 Luego el rey ordenó que se reunieran los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros y jueces, lo mismo que el resto de los gobernadores de las provincias, y que asistieran a la dedicación de la estatua que él había mandado erigir.

3 Y así, sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces y demás gobernadores de las provincias hicieron acto de presencia en la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había mandado erigir.

4 El pregonero anunciaba en voz alta:

«A ustedes, pueblos, naciones y lenguas, se les ordena

5 que, al oír las bocinas y las flautas, los tamboriles, las arpas, los salterios y las zampoñas, y cualquier otro instrumento musical, se arrodillen y adoren la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha mandado erigir.

6 Todo el que no se arrodille ante ella ni la adore será inmediatamente arrojado a un ardiente horno de fuego.»

7 Por eso, en cuanto todos los pueblos, naciones y lenguas escucharon el sonido de bocinas, flautas, tamboriles, arpas, salterios, zampoñas y otros instrumentos musicales, se arrodillaron delante de la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había mandado erigir, y la adoraron.

8 Por esos días, algunos caldeos aprovecharon la ocasión para acusar a los judíos.

9 Se presentaron ante el rey Nabucodonosor y le dijeron:

«¡Que tenga Su Majestad una larga vida!

10 Su Majestad ha decretado que, al oír el sonido de bocinas, flautas, tamboriles, arpas, salterios y zampoñas, y de cualquier otro instrumento musical, todos deben arrodillarse ante la estatua de oro y adorarla,

11 y que quien no se arrodille y la adore sea arrojado a un ardiente horno de fuego.

12 Pues resulta que Sadrac, Mesac y Abednego, esos judíos a los que Su Majestad puso a cargo de los negocios de la provincia de Babilonia, no respetan a Su Majestad, ya que no adoran a sus dioses ni a la estatua de oro que Su Majestad mandó erigir.»

13 Nabucodonosor se indignó mucho, y ordenó que llevaran ante él a Sadrac, Mesac y Abednego, y éstos al instante fueron llevados a la presencia del rey.

14 Entonces Nabucodonosor habló con ellos, y les dijo:

«Sadrac, Mesac y Abednego, ¿es verdad que ustedes no honran a mi dios, ni adoran la estatua de oro que mandé erigir?

15 Díganme entonces si, al oír el sonido de bocinas, flautas, tamboriles, arpas, salterios y zampoñas, y otros instrumentos musicales, están dispuestos a arrodillarse ante la estatua que he mandado hacer, y adorarla. Porque si no la adoran, en ese mismo instante serán arrojados a un ardiente horno de fuego, y entonces ¿qué dios podrá librarlos de mis manos?»

16 Sadrac, Mesac y Abednego respondieron al rey Nabucodonosor:

«No tenemos por qué responder a Su Majestad acerca de esto.

17 Su Majestad va a ver que nuestro Dios, a quien servimos, puede librarnos de ese ardiente horno de fuego, y también puede librarnos del poder de Su Majestad.

18 Pero aun si no lo hiciera, sepa Su Majestad que no serviremos a sus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que ha mandado erigir.»

19 Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y su semblante cambió en contra de Sadrac, Mesac y Abednego, así que ordenó calentar el horno siete veces más de lo acostumbrado.

20 Luego ordenó que los hombres más fuertes de su ejército ataran a Sadrac, Mesac y Abednego, y los arrojaran al ardiente horno de fuego.

21 Fue así como estos jóvenes fueron atados y arrojados, junto con sus mantos, sandalias, turbantes, y toda su vestimenta, a ese candente horno de fuego.

22 La orden del rey fue tan apremiante, y el horno estaba tan candente, que las llamas mataron a quienes arrojaron a Sadrac, Mesac y Abednego,

23 mientras los tres jóvenes caían atados dentro del candente horno de fuego.

24 El rey Nabucodonosor se espantó, y rápidamente se levantó y dijo a los de su consejo:

«¿Acaso no eran tres los jóvenes que arrojaron atados al fuego?»

Ellos le respondieron:

«Así es en verdad, Su Majestad.»

25 Y el rey dijo:

«Pues yo veo a cuatro jóvenes sueltos, que se pasean en medio del fuego y sin que sufran daño alguno. ¡Y el aspecto del cuarto joven es como el de un hijo de los dioses!»

26 Dicho esto, Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno encendido, y dijo:

«Sadrac, Mesac y Abednego, siervos del Dios altísimo, ¡salgan de allí y vengan acá!»

Entonces Sadrac, Mesac y Abednego salieron del fuego,

27 mientras los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey se juntaban para mirar a estos jóvenes, a quienes el fuego no había podido quemarles el cuerpo, y ni siquiera un solo cabello de la cabeza. Sus vestidos estaban intactos, y ni siquiera olían a humo.

28 En ese momento, Nabucodonosor exclamó:

«Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego,

que envió su ángel y libró a sus siervos,

pues confiaron en él y no cumplieron mi edicto.

Prefirieron entregar sus cuerpos

antes que servir y adorar a otro dios.

29 »Por tanto, yo decreto que todo pueblo, nación o lengua que profiera alguna blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, sea descuartizado, y que su casa sea convertida en muladar. ¡Porque ningún dios hay que pueda salvar como este Dios!»

30 Después de esto, el rey exaltó a Sadrac, Mesac y Abednego en la provincia de Babilonia.