Ezequiel 12

Salida de Ezequiel en señal del cautiverio

1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Hijo de hombre, tú habitas en medio de un pueblo rebelde. Tienen ojos para ver, pero no ven; tienen oídos para oír, pero no oyen;porque son un pueblo rebelde.

3 Por lo tanto, hijo de hombre, prepara tu equipaje y ponte en marcha, a pleno sol y a la vista de ellos. Sal de tu lugar y vete a otra parte, de modo que te vean. Son un pueblo rebelde, pero tal vez te hagan caso.

4 Al caer la tarde, muéstrales tu equipaje y a la vista de ellos ponte en marcha, como si estuvieras yendo al cautiverio.

5 Haz que te vean abrirte paso a través de la muralla, y sal de la ciudad.

6 Échate al hombro el equipaje y sal con él de noche, con el rostro cubierto y sin mirar al suelo. Haz todo esto a la vista de ellos, porque yo te he puesto de ejemplo para el pueblo de Israel.»

7 Yo hice todo lo que se ordenó hacer. A plena luz del día saqué mi equipaje, como si me estuviera yendo al cautiverio, y al caer la tarde con mis propias manos me abrí paso a través de la muralla. Salí de noche con mi equipaje al hombro, a la vista de todos ellos.

8 Por la mañana la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

9 «Hijo de hombre, seguramente ese pueblo rebelde, el pueblo de Israel, te va a preguntar qué es lo que haces.

10 Diles que yo, el Señor, he dicho: “Esta profecía se refiere al príncipe de Jerusalén y a todo el pueblo de Israel que habita en esa ciudad.”

11 Diles también: “Yo, Ezequiel, soy un ejemplo para ustedes. Lo mismo que yo hice, se va a hacer con ustedes, pues van a marchar cautivos al destierro.”

12 El príncipe que ahora los gobierna se echará al hombro su equipaje y saldrá de la ciudad abriéndose paso por la muralla y cubriéndose el rostro para no ver el suelo.

13 Yo extenderé mi red sobre él, y lo haré caer en ella, para llevarlo a Babilonia, al país de los caldeos. Pero no llegará a verlo,porque allá morirá.

14 A todos los que antes estaban atentos a servirle, y a todo su ejército, los esparciré por los cuatro vientos, y con la espada desenvainada los perseguiré.

15 »Cuando los haya dispersado totalmente entre las naciones y por toda la tierra, sabrán que yo soy el Señor.

16 Sin embargo, dejaré que unos pocos de ellos escapen de la espada, del hambre y de la peste, para que cuenten todos sus hechos repugnantes entre las naciones a las que lleguen. Así sabrán que yo soy el Señor.»

17 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

18 «Hijo de hombre, come tu pan y bebe tu agua temblando de miedo y de angustia.

19 Y a la gente del país dile: “Así ha dicho Dios el Señor acerca de los habitantes de Jerusalén y de todo Israel: ‘Con mucho temor y angustia comerán su pan y beberán su agua, pues por la maldad de todos sus habitantes el país será despojado de su abundancia.’”

20 Las ciudades ahora habitadas quedarán abandonadas, y el país será destruido. Así sabrán que yo soy el Señor.»

21 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

22 «Hijo de hombre, ¿a qué viene que todos en Israel andan repitiendo ese refrán que dice: “Los días se alargan, pero la visión no llega”?

23 Pues ahora vas a decirles de mi parte: “Voy a ponerle fin a este refrán, y nunca más volverá a repetirse en Israel.” Diles que ya está cerca el día en que todas las visiones se cumplirán.

24 No volverá a haber en Israel ninguna visión falsa ni adivinaciones de gente aduladora.

25 Yo, el Señor, seré quien hable, y lo que yo diga se cumplirá. Ya no habrá más demoras, pueblo rebelde. Voy a hablar, y lo que yo diga se cumplirá. ¡Y ustedes vivirán para verlo!»

—Palabra de Dios el Señor.

26 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

27 «Hijo de hombre, mira que los del pueblo de Israel andan diciendo: “Las visiones que Ezequiel tiene van para largo. Lo que él profetiza va a tardar mucho en cumplirse.”

28 Así que ve y diles de mi parte: “Ya no habrá más demoras. Lo que yo diga, se cumplirá.”»

—Palabra de Dios el Señor.

Ezequiel 13

Condenación de los falsos profetas

1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel. Según ellos, profetizan, pero sus profecías son producto de su propio corazón. Diles que oigan mi palabra.

3 Diles que yo, su Dios y Señor, he dicho: “¡Ay de los profetas insensatos, que siguen sus propios impulsos sin haber tenido ninguna visión!

4 Tus profetas, Israel, son como las zorras del desierto.

5 No se han trepado a las brechas, ni han levantado una muralla firme que, en mi día, proteja al pueblo de Israel de los estragos de la guerra.”

6 Sus visiones son falsas, y sus adivinaciones son una mentira. Andan diciendo: “El Señor lo ha dicho”, pero yo no los he enviado. ¿Y así esperan que yo confirme su palabra?

7 ¿No es verdad que cuando dicen: “El Señor lo ha dicho”, sin que yo haya hablado, sus visiones resultan falsas, y sus adivinaciones son una mentira?

8 »Por eso yo, su Dios y Señor he dicho: “Yo estoy contra ustedes, porque sus palabras son falsas y sus visiones son una mentira.”

—Palabra de Dios el Señor.

9 »Voy a descargar mi mano sobre los profetas que tienen visiones falsas y mienten con sus adivinaciones. No serán contados entre mi pueblo, ni quedarán inscritos en el libro del pueblo de Israel, ni podrán entrar a la tierra de Israel. Así sabrán que yo soy Dios el Señor.

10 »Esto será así por haber engañado a mi pueblo. Le hablaron de paz, cuando en realidad no había paz.Mientras uno levantaba la pared, los otros la recubrían con lodo suelto.

11 Así que diles a los que recubren la pared con lodo suelto, que esa pared se vendrá abajo. Yo enviaré una lluvia torrencial, y granizos como piedras, y un viento tempestuoso, para que se venga abajo.

12 Y cuando la pared esté por los suelos, ¡seguramente les van a preguntar qué pasó con el lodo suelto con que embarraron la pared para recubrirla!

13 »Por lo tanto yo, su Señor y Dios, digo: “En mi enojo, haré que un viento tempestuoso destroce esa pared; en mi furor, enviaré una lluvia torrencial y piedras de granizo para que la destruya.

14 Así es como voy a desbaratar la pared que ustedes recubrieron con lodo suelto; voy a echarla por tierra, y ésta se caerá y sus cimientos quedarán al descubierto, y ustedes serán destruidos con ella. Así sabrán que yo soy el Señor.”

15 »Cuando haya calmado mi furor contra la pared y contra los que la recubrieron con lodo suelto, les diré: “Ya no existe la pared, ni los que la recubrieron,

16 esos profetas de Israel que profetizaban acerca de Jerusalén y que tenían para ella visiones de paz, cuando en realidad no había paz.”

—Palabra de Dios el Señor.

17 »Tú, hijo de hombre, denuncia a esas mujeres de tu pueblo, cuyas profecías son producto de su propio corazón. Profetiza contra ellas,

18 y diles de mi parte: “¡Ay de aquellas que cosen vendas mágicas para todas las manos, y hacen velos mágicos para toda cabeza, para atrapar a la gente! ¿Y van a hacer caer a mi pueblo, para salvar su propia vida?

19 ¿Y van a ofenderme entre mi pueblo a cambio de cebada y de mendrugos de pan, matando a quienes no deben morir, dejando con vida a quienes no deben vivir, y mintiéndole a mi pueblo, que cree en sus mentiras?”

20 »Por lo tanto yo, su Señor y Dios, les digo: “Yo estoy en contra de sus vendas mágicas, con las que atrapan a mi pueblo como a pájaros. Yo voy a librar a mi pueblo de las trampas que le tienden, para que vuele libre como los pájaros.

21 Rasgaré también sus velos mágicos, y libraré a mi pueblo de su mano, para que no sigan siendo su presa.” Así sabrán que yo soy el Señor.

22 »Con sus mentiras, ustedes han entristecido el corazón de los justos, a quienes yo nunca entristecí; han fortalecido las manos de los malvados, y los han animado a no apartarse de su mal camino.

23 Por eso, no volverán a tener más visiones falsas, ni a practicar la adivinación. Voy a librar de su mano a mi pueblo. Así sabrán que yo soy el Señor.»

Ezequiel 14

Castigo contra los idólatras

1 Algunos de los ancianos de Israel vinieron a verme, y se sentaron delante de mí.

2 Entonces la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

3 «Hijo de hombre, en lo íntimo de su corazón estos hombres adoran a los ídolos. ¡En la cara se les ve el tropiezo de su maldad! ¿Y todavía he de permitir que vengan a consultarme?

4 Habla con ellos, pero diles de mi parte que yo, el Señor su Dios, he dicho: “A los israelitas que en lo íntimo de su corazón adoren a los ídolos y lleven marcado en el rostro el tropiezo de su maldad, y vengan a consultar al profeta, yo el Señor les responderé conforme a la multitud de sus ídolos,

5 y recuperaré el corazón del pueblo de Israel, pues por causa de sus ídolos se han apartado de mí.”

6 »Por lo tanto, dile de mi parte al pueblo de Israel: “Apártense de sus ídolos y vuélvanse al Señor su Dios. Vuélvanles la espalda a todas sus acciones repugnantes.”

7 Porque si algún israelita, o algún extranjero que habite en Israel, viene en busca del profeta para consultarlo y preguntarle por mí, yo mismo le responderé, si es que se ha apartado de mí, y en lo íntimo de su corazón adora a los ídolos, y lleva marcado en el rostro el tropiezo de su maldad.

8 Yo me opondré a ese hombre, y lo pondré por ejemplo y escarmiento, y lo expulsaré de mi pueblo. Así sabrán que yo soy el Señor.

9 »Y si el profeta es engañado y profetiza, será porque yo, el Señor, lo engañé. Así que descargaré mi mano sobre él, y lo expulsaré de mi pueblo Israel.

10 Pero los dos recibirán el castigo de su maldad, lo mismo el profeta que quien lo haya consultado,

11 para que el pueblo de Israel no se aparte más de mí ni se siga contaminando con todas sus rebeliones, sino que sea mi pueblo y yo sea su Dios.»

—Palabra de Dios el Señor.

El castigo de Jerusalén es justo

12 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

13 «Hijo de hombre, si la tierra se obstinara en pecar contra mí, yo descargaría mi mano contra ella y le cortaría el abasto de pan para que sufriera de hambre, y acabaría con hombres y animales.

14 En caso de que allí vivieran Noé, Daniel y Job, sólo estos tres hombres se salvarían por su justicia.

—Palabra de Dios el Señor.

15 »Y si yo hiciera que los animales feroces recorrieran la tierra para asolarla, y ésta quedara tan asolada que por causa de esas fieras nadie se atreviera a pasar por ella,

16 yo, su Señor y Dios, les juro que, si estos tres hombres vivieran en la tierra, ni sus hijos ni sus hijas saldrían bien librados; sólo ellos se salvarían, y la tierra quedaría desolada.

17 »Y si yo mandara a la espada para atacar a la tierra, y le ordenara: “Espada, recorre la tierra y destruye a hombres y animales”,

18 yo, su Señor y Dios, les juro que, si estos tres hombres vivieran en ella, ni sus hijos ni sus hijas saldrían bien librados; sólo ellos se salvarían.

19 »Y si yo enviara peste sobre la tierra y descargara sobre ella mi enojo y les quitara la vida a hombres y animales,

20 yo, su Señor y Dios, les digo que si Noé, Daniel y Job vivieran en ella, ni sus hijos ni sus hijas saldrían bien librados; sólo ellos se salvarían por su justicia.»

21 Por lo tanto, así ha dicho Dios el Señor:

«¿Y no será peor cuando yo envíe contra Jerusalén mis cuatro castigos terribles, es decir, la espada, el hambre, las fieras y la peste,para acabar con todos sus hombres y animales?

22 Sin embargo, voy a dejar en ella un remanente de jóvenes y doncellas, que serán llevados a otro país. Pero ellos volverán a ustedes, y ustedes verán su conducta y sus acciones, y así se consolarán del mal que envié sobre Jerusalén y de todo lo que la hice sufrir.

23 Cuando ustedes vean su conducta y sus acciones, reconocerán que había razón en todo lo que hice contra ella.»

—Palabra de Dios el Señor.

Ezequiel 15

Jerusalén, una vid inútil

1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Hijo de hombre, ¿en qué es mejor la leña de la vid, comparada con otra clase de madera? ¿Qué es el sarmiento, comparado con los árboles del bosque?

3 ¿Acaso sirve su madera para hacer alguna cosa? ¿Se usa su madera para colgar algo en ella?

4 ¡Al contrario! ¡Se echa en el fuego para que arda! Con sus dos extremos consumidos por el fuego, y con la parte de en medio quemada, ¿puede servir para algo?

5 Si cuando estaba entera no servía para nada, ¡mucho menos servirá para algo después de que el fuego la haya quemado por completo! ¿Para qué podría servir?»

6 Por lo tanto, así ha dicho Dios el Señor:

«Voy a hacer con los habitantes de Jerusalén lo mismo que hice con la leña de la vid, a la que aparté de los árboles del bosque y la eché al fuego para que se consumiera.

7 Voy a encararlos. Y aunque se escaparon del fuego, al final el fuego los consumirá. Cuando me enfrente a ellos, sabrán que yo soy el Señor.

8 Por los pecados que cometieron, convertiré esta tierra en un lugar desolado.»

—Palabra de Dios el Señor.

Ezequiel 16

Infidelidad de Jerusalén

1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Hijo de hombre, hazle saber a Jerusalén que sus hechos son repugnantes.

3 Dile que así ha dicho el Señor su Dios: “Tú, Jerusalén, eres desde tu origen cananea de nacimiento. Tu padre era un amorreo, y tu madre una hitita.

4 El día en que naciste no te cortaron el ombligo, ni te bañaron ni te limpiaron con agua, ni te frotaron con sal, ni te envolvieron ni te fajaron.

5 Ninguno de los que te vieron nacer se compadeció de ti ni hizo nada por ti. Al contrario, tan pronto como naciste te arrojaron a la intemperie, sin que les importara si sobrevivirías.

6 ”Yo pasé junto a ti y, al verte tan sucia y llena de sangre, te dije: ‘¡Estás viva!’ Sí, todavía estabas llena de sangre cuando volví a decirte: ‘¡Estás viva!’

7 Entonces hice que te reprodujeras como la hierba del campo. Y tú creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se desarrollaron, y te creció el vello; pero tú seguías desnuda por completo.

8 ”Yo volví a pasar junto a ti, y te miré, y ya estabas en la edad de enamorarte. Entonces extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez, y te hice un juramento y establecí un pacto contigo, y fuiste mía.

—Palabra de Dios el Señor.

9 ”Te lavé con agua, te limpié la sangre que te cubría, y te unté bálsamo.

10 También te cubrí con un bordado, te puse las sandalias más finas, y te vestí con telas de lino y de seda.

11 Luego te adorné con alhajas, y te puse brazaletes en los brazos y collares en el cuello.

12 Te puse joyas en la nariz, y aretes en las orejas, y en la cabeza te puse una bella diadema.

13 Quedaste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de finos bordados de lino y de seda; te alimentaste con flor de harina, miel y aceite; fuiste extremadamente embellecida, y hasta llegaste a ser reina.

14 La fama de tu belleza se extendió por todas las naciones. Eras una belleza perfecta, porque yo te embellecí.

—Palabra de Dios el Señor.

15 ”Pero confiaste en tu hermosura, y tu fama te llevó a prostituirte. Te entregaste a todo el que pasaba, y le brindaste tus favores.

16 Con tus propios vestidos hiciste altares paganos, y allí te prostituiste. ¡Nunca antes había sucedido algo así, ni jamás sucederá!

17 Tomaste las alhajas de oro y plata que yo te había regalado, y con ellas te hiciste figuras masculinas para serme infiel.

18 Además, las arropaste con tus finos vestidos de brocado, y les ofreciste el aceite y el incienso que eran para mí.

19 También les presentaste, como ofrenda de grato aroma, el pan y la flor de harina, y el aceite y la miel, que yo te di como alimento. Eso es un hecho.

—Palabra de Dios el Señor.

20 ”¿Se te hace poco haberte prostituido tanto, que tomaste a los hijos y a las hijas que tuviste conmigo para ofrecerlos a esos ídolos como alimento?

21 ¡Sacrificaste a mis hijos! ¡Los entregaste a esos ídolos para que el fuego los consumiera!

22 Todos tus hechos repugnantes, y todas tus infidelidades te han hecho olvidar los días de tu juventud, cuando estabas del todo desnuda, ¡cuando estabas toda llena de sangre!

23 ¡Ay de ti, ay de ti!

—Palabra de Dios el Señor.

”Y resulta que, después de toda tu maldad,

24 edificaste lugares altos y levantaste altares en todas las plazas.

25 A la entrada de todo camino edificaste lugares altos, y rebajaste tu hermosura al ofrecerte a todo el que pasaba por allí, con lo que aumentaste tus infidelidades.

26 Tuviste amoríos con los egipcios, tus vecinos de gran potencia viril, y para hacerme enojar te prostituiste más y más.

27 Por eso yo descargué mi mano sobre ti y te reduje tu provisión ordinaria, y te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecían y se avergonzaban de tu malvado proceder.

28 Tan insaciable eres que también tuviste amoríos con los asirios, pero tampoco con ellos quedaste satisfecha.

29 Tanto en Canaán como en Babilonia aumentaste tus prostituciones, ¡y tampoco quedaste satisfecha!

30 Tienes un corazón inestable. ¡Todos tus actos sólo son propios de una ramera desvergonzada!

—Palabra de Dios el Señor.

31 ”A la entrada de todo camino edificaste tus lugares altos, y en todas las plazas pusiste tus altares. Sólo en algo no te portaste como ramera: ¡en que no te importaba la paga!

32 Mujer infiel, relegaste a tu esposo por atrapar a otros hombres.

33 Toda ramera recibe una paga, ¡pero tú les pagabas a tus amantes! Les dabas presentes para que de todas partes vinieran a prostituirse contigo.

34 Contigo sucedió lo contrario de lo que hacen otras mujeres: como nadie te pedía acostarse contigo, eras tú quien se ofrecía, y quien pagaba, en vez de que le pagaran. ¡En eso fuiste diferente!

35 ”Por lo tanto, ramera, oye lo que voy a decirte.

36 Yo, tu Señor y Dios, te digo: ‘Puesto que tú has dejado al descubierto tu desnudez con tus prostituciones, y te has exhibido ante tus amantes y ante tus repugnantes ídolos, a los que has ofrendado la sangre de tus hijos,

37 yo voy a convocar a todos tus amantes, con los que te regocijaste y tuviste placer, y también a todos los que aborreciste, y los reuniré alrededor de ti para exhibir tu desnudez. ¡Que te vean tal y como eres!

38 Voy a aplicarte la ley que castiga a las adúlteras y a las asesinas. Voy a volcar sobre ti mi ira y mis celos.

39 Voy a entregarte en manos de tus amantes, para que destruyan tus lugares altos y derriben tus altares, para que te despojen de tus vestidos y de tus alhajas, y te dejen completamente desnuda.

40 Ellos te atacarán con una gran muchedumbre, y te apedrearán y despedazarán con sus espadas.

41 Prenderán fuego a tus casas, y en presencia de muchas mujeres dictarán sentencia contra ti, para que dejes de prostituirte y no vuelvas a prodigar tus favores.

42 Así apaciguaré mi enojo y mis celos por ti, y una vez calmado no volveré a enojarme.

43 La verdad es que tú provocaste mi enojo con todo lo que hiciste; no te acordaste de cuando eras joven, ni pensaste siquiera en tu infame lujuria. Por eso voy a descargar sobre ti las consecuencias de tu conducta.’”

—Palabra de Dios el Señor.

44 »Todos los que hablan con refranes van a aplicarte aquél que dice: “De tal madre, tal hija.”

45 Y es que tú eres hija de la madre que desechó a su marido y a sus hijos; también eres hermana de las hermanas que desecharon a sus maridos y a sus hijos. La madre de ustedes fue una hitita, y el padre de ustedes fue un amorreo.

46 Tu hermana mayor es Samaria, y ella y sus hijas habitaron al norte de tu territorio. Tu hermana menor es Sodoma, y ella y sus hijas habitaron al sur de tu territorio.

47 Pero tú no sólo imitaste su conducta y cometiste los mismos actos repugnantes, sino que eso te pareció poco y tus hechos fueron peores que los de ellas.

48 Puedo jurar por mí mismo, que ni tu hermana Sodoma ni sus hijas hicieron lo que hicieron tú y tus hijas.

—Palabra de Dios el Señor.

49 »Tu hermana Sodoma y sus hijas pecaron de soberbias. Era tanto el pan que tenían, y tanto el tiempo que les sobraba, que no se ocuparon de dar fuerzas a los pobres y menesterosos.

50 Se llenaron de soberbia y, ante mis ojos, cometieron actos repugnantes; por eso decidí destruirlas.

51 Sin embargo, ni Samaria ni sus hijas cometieron la mitad de tus pecados. Comparadas contigo, ellas resultan más justas, pues tus hechos repugnantes fueron más que los que ellas cometieron.

52 Y ya que juzgaste a tus hermanas, carga ahora con la vergüenza de los pecados que cometiste, y que son más abominables que los que ellas cometieron. Carga con esa vergüenza y confusión, pues ellas han resultado ser más justas que tú. ¡Tú las has justificado!

53 »Yo voy a hacer que vuelvan los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y también haré que vuelvan tus cautivos,

54 para que cargues con esa confusión y esa vergüenza, por todo lo que has hecho. Eso les servirá de consuelo.

55 Tus hermanas Sodoma y Samaria volverán a ser lo que antes fueron, lo mismo que sus hijas, y también tú y tus hijas volverán a ser lo que antes fueron.

56 En tus tiempos de grandeza, no considerabas a tu hermana Sodoma digna de que la mencionaras.

57 Pero eso fue antes de que tu maldad quedara al descubierto. Así que ahora te toca soportar las ofensas de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, que por todos lados te desprecian.

58 ¡Te toca cargar con el castigo de tu lujuria y de tus hechos repugnantes!»

—Palabra del Señor.

59 Pero Dios el Señor ha dicho algo más:

«¿Acaso yo voy a hacer contigo lo mismo que tú hiciste, de menospreciar el juramento para invalidar el pacto?

60 No, porque yo sí me acuerdo del pacto que hice contigo cuando aún eras joven, así que estableceré contigo un pacto sempiterno.

61 Tú te acordarás de tu mala conducta, y sentirás vergüenza, cuando recibas a tus hermanas mayores y menores, a las que te daré por hijas, aunque no participarán de mi pacto contigo.

62 Mi pacto lo confirmaré contigo. Así sabrás que yo soy el Señor.

63 Cuando yo te perdone por todo lo que hiciste, tú te acordarás y te avergonzarás, y tal será tu vergüenza que nunca más volverás a abrir la boca.»

—Palabra de Dios el Señor.

Ezequiel 17

Parábola de las águilas y la vid

1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Hijo de hombre, dile al pueblo de Israel que descifre la siguiente parábola.

3 Dile que así ha dicho su Dios y Señor:

“Un águila enorme, de grandes alas y de plumaje espeso y muy colorido, vino al Líbano y agarró la copa del cedro,

4 le arrancó el más alto de sus renuevos y lo llevó a un país de mercaderes, y allí lo plantó.

5 De ese país tomó semilla y, como si se tratara de un sauce, la plantó en un campo muy fértil y regado por abundantes arroyos.

6 Y la semilla brotó y llegó a ser una vid de poca altura pero con mucho follaje, que produjo sarmientos y vástagos. Por arriba, sus ramas se extendían hacia el águila; por abajo, sus raíces se hundían en la tierra.

7 ”Pero había también otra águila, enorme y de grandes alas y abundante plumaje. Y resulta que la vid extendió hacia esta águila sus raíces y sus ramas, para que ésta regara los surcos de su plantío,

8 aun cuando había sido plantada en un buen terreno y junto a muchas aguas, para que desarrollara abundante follaje y diera fruto, como se espera de una vid llena de vida.

9 ”Diles que así ha dicho su Dios y Señor: ‘¿Logrará la vid su propósito? ¿O el águila le arrancará sus raíces, y destruirá su fruto, y hará que se seque?’ Lo cierto es que todas sus hojas lozanas se secarán, ¡y no hará falta mucha gente ni fuerza para arrancarla de raíz!

10 ¿Logrará su propósito aunque la trasplanten? ¡Al contrario! ¡Se secará en cuanto el viento solano sople sobre ella! ¡Se secará en los mismos surcos donde antes florecía!”»

11 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

12 «Dile ahora a ese pueblo rebelde: “¿Todavía no entienden lo que esto significa?” Y diles también: “Como ustedes saben, el rey de Babilonia vino a Jerusalén y tomó prisionero al rey y a los príncipes de ustedes, y se los llevó a Babilonia;

13 se llevó también a la gente más importante del país, y tomó prisionero a un miembro de la familia real, con el que hizo un pacto bajo juramento.

14 Con esto, el reino quedaría totalmente sometido, aunque podría subsistir mediante el cumplimiento del pacto.

15 Pero ese personaje se rebeló contra el rey de Babiloniay envió embajadores a Egipto para conseguir caballos y muchos soldados.” ¿Acaso creen que quien hizo esto logrará su propósito y saldrá bien librado? ¿Acaso podrá salvarse quien no respetó el pacto?

16 Yo les juro que morirá en Babilonia, allí donde habita el rey que le permitió reinar, y cuyo pacto y juramento menospreció y no respetó.

—Palabra de Dios el Señor.

17 »Cuando se levanten rampas y torres para segar muchas vidas, y se entre en combate, ni el faraón ni un gran ejército ni muchos soldados podrán hacer nada por él.

18 Y es que él menospreció el juramento y violó el pacto, a pesar de haberse comprometido a cumplirlos. Por haber hecho todo esto, no escapará.»

19 Por lo tanto, así ha dicho Dios el Señor:

«Juro que haré recaer sobre él mi pacto, por no haberlo cumplido, y el juramento que me hizo y que menospreció.

20 Voy a extender mi red sobre él, y lo atraparé y lo haré venir a Babilonia. Allí dictaré sentencia contra él por pecar y rebelarse contra mí.

21 Todas sus tropas, y todos los que huyan, caerán a filo de espada; y los que queden con vida se dispersarán en toda dirección. Así sabrán que yo, el Señor, he hablado.»

22 Así ha dicho Dios el Señor:

«Voy a tomar por la copa a ese alto cedro, y lo plantaré. Le cortaré el más fresco de sus renuevos, y lo plantaré sobre el monte más elevado:

23 ¡lo plantaré sobre el alto monte de Israel! Y crecerán sus ramas, y dará fruto, y llegará a ser un magnífico cedro. Bajo la sombra de sus ramas anidarán aves de toda especie,

24 y todos los árboles del bosque sabrán que yo, el Señor, puedo derribar al árbol más alto y hacer crecer al árbol más pequeño, como puedo también hacer que el árbol verde se seque y que el árbol seco reverdezca. Yo el Señor lo he dicho, y lo voy a cumplir.»

Ezequiel 18

El que peque morirá

1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Ustedes en la tierra de Israel acostumbran repetir aquel refrán que dice: “Los padres se comieron las uvas agrias, y a los hijos les dio la dentera.” ¿En verdad lo creen?

3 Vivo yo, que ese refrán nunca más volverá a repetirse en Israel.

—Palabra de Dios el Señor.

4 »Todos ustedes son míos. Lo mismo el padre que el hijo. Sólo morirá quien peque. Nadie más.

5 El hombre justo es aquel que actúa con apego al derecho y la justicia,

6 que no come sobre los montes ni dirige la mirada a los ídolos del pueblo de Israel; que no viola a la mujer de su prójimo, ni tiene relaciones sexuales durante la menstruación de la mujer;

7 que no oprime a nadie, ni retiene la prenda del deudor, ni comete robo alguno; que comparte su pan con el hambriento, y cubre y viste al desnudo;

8 que no presta dinero por interés o por usura, y que se aleja de la maldad y es imparcial al juzgar entre hombre y hombre;

9 que sigue mis ordenanzas, cumple mis decretos y actúa con rectitud. Ése es un hombre justo, y ese hombre vivirá.

—Palabra de Dios el Señor.

10 »Pero si ese hombre engendra un hijo ladrón, o asesino, o que incurre en alguna de estas cosas

11 pero no en otras, sino que come sobre los montes, o viola a la mujer de su prójimo,

12 u oprime al pobre y menesteroso, o comete robos, o no devuelve la prenda, o dirige la mirada hacia los ídolos e incurre en actos repugnantes,

13 o presta dinero por interés y usura, ese hijo no merece vivir, y no vivirá. Por incurrir en todos estos actos repugnantes, tendrá que morir, y su muerte será culpa suya.

14 »Pero si este malvado engendra un hijo que, al ver todos los pecados que su padre cometió, no los imita

15 sino, por el contrario, no come sobre los montes, ni dirige la mirada a los ídolos del pueblo de Israel, ni viola a la mujer de su prójimo,

16 ni oprime a nadie, ni retiene la prenda, ni comete ningún robo, sino que comparte su pan con el hambriento, y cubre y viste al desnudo,

17 y se aparta del mal, y no cobra interés por sus préstamos, y cumple mis decretos y sigue mis ordenanzas, ese hijo no morirá por la maldad de su padre, sino que merece vivir.

18 Su padre, en cambio, morirá por causa de su maldad, por los agravios cometidos, por despojar con violencia a su prójimo y por hacer lo malo entre la gente de su propio pueblo.

19 »Tal vez dirán ustedes: “¿Por qué no paga el hijo por el pecado de su padre?” Pues porque el hijo actuó en apego al derecho y la justicia, cumplió y practicó todos mis estatutos. Por eso merece vivir.

20 Sólo el que peque merece la muerte. Ningún hijo pagará por el pecado de su padre, ni tampoco ningún padre pagará por el pecado de su hijo.El hombre justo será juzgado por su justicia, y el malvado será juzgado por su maldad.

Dios es justo

21 »Pero si el malvado da la espalda a todos los pecados que cometió, y cumple todos mis estatutos y actúa con apego al derecho y la justicia, no morirá, sino que vivirá.

22 No le será tomada en cuenta ninguna de las transgresiones que haya cometido, sino que vivirá por actuar con justicia.

23 ¿Acaso me es placentero que el malvado muera? Más bien, quiero que se aparte de su maldad y que viva.

—Palabra de Dios el Señor.

24 »Pero si el justo deja de actuar con justicia y perpetra todos los hechos malvados y repugnantes que el impío suele cometer, ¿cómo podrá vivir? Ya no se le tomará en cuenta su justicia, sino su rebeldía y su maldad. Así que morirá por el pecado cometido.

25 »Escúchenme ahora, pueblo de Israel. Tal vez digan: “Los caminos del Señor no son rectos.” ¿Pero en verdad no son rectos? ¿No es, más bien, que los caminos de ustedes son torcidos?

26 Si el justo deja de ser justo, e incurre en actos malvados, merece la muerte, ¡y morirá por la maldad que cometió!

27 Pero si el malvado se aparta de su maldad y se apega al derecho y a la justicia, habrá salvado su vida

28 por fijarse en todas las transgresiones que había cometido y apartarse de ellas. Así que no morirá, sino que vivirá.

29 »Pero si aun así el pueblo de Israel sigue diciendo: “Los caminos del Señor no son rectos”, ¿en verdad no son rectos mis caminos, pueblo de Israel? ¡Lo cierto es que son los caminos de ustedes los que no son rectos!

30 Así que, pueblo de Israel, voy a juzgar a cada uno de ustedes según sus caminos. Por lo tanto, vuélvanse a mí y apártense de todas sus transgresiones, para que su maldad no sea la causa de su ruina.

—Palabra de Dios el Señor.

31 »Pueblo de Israel, ¿por qué tienen que morir? Apártense de todas las transgresiones que han cometido, y forjen en ustedes un corazón y un espíritu nuevos,

32 porque yo no quiero que ninguno de ustedes muera. Así que vuélvanse a mí, y vivirán.

—Palabra de Dios el Señor.

Ezequiel 19

Lamentación sobre los príncipes de Israel

1 »Tú, dedica este lamento a los príncipes de Israel.

2 Diles:

»¡Leona entre las leonas era tu madre!

¡Entre los leones crió a sus cachorros!

3 A uno de ellos lo levantó del suelo,

y lo convirtió en un verdadero leoncillo.

Y éste aprendió a desmenuzar a su presa

y a devorarse a los hombres.

4 Cuando las naciones se enteraron,

lo hicieron caer en sus trampas

y encadenado lo llevaron a Egipto.

5 Cuando su madre perdió la esperanza

de que su cachorro volviera,

tomó a otro de sus cachorros

e hizo de él un león feroz.

6 Y el que antes era cachorro

llegó a ser león entre los leones,

y aprendió a desmenuzar a su presa

y a devorarse a los hombres.

7 Saqueó fortalezas, asoló ciudades,

y con el estruendo de sus rugidos

asustaba al país y a sus habitantes.

8 »Pero lo atacaron los pueblos vecinos.

Echaron su red sobre él,

y lo hicieron caer en un foso.

9 Lo encadenaron y, en una jaula,

lo presentaron ante el rey de Babilonia.

¡Lo confinaron en una mazmorra

para que nunca más sus rugidos

se oyeran sobre los montes de Israel!

10 »¡Vid entre las vides era tu madre!

Plantada junto a abundantes aguas,

daba abundantes frutos y vástagos;

11 sus fuertes varas servían para cetros,

y su altura sobresalía entre las ramas.

Era tal su altura, y tantos sus sarmientos,

que era fácilmente reconocible.

12 ¡Pero fue arrancada con violencia,

y derribada por los suelos!

¡El viento solano marchitó sus frutos

y dejó secas sus fuertes ramas!

¡Rotas quedaron, y el fuego las consumió!

13 Ahora está plantada en el desierto,

en una tierra seca y desolada.

14 De una de sus varas salió fuego,

y ese fuego consumió sus frutos.

¡Ya no queda en ella ninguna vara fuerte

que sirva como cetro para un rey!»

Éste es un lamento, y lamento debe ser.

Ezequiel 20

Modo de proceder de Dios con Israel

1 En el día diez del mes quinto del año séptimo, algunos de los ancianos de Israel acudieron a consultar al Señor, y se sentaron delante de mí.

2 Entonces la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

3 «Hijo de hombre, habla con los ancianos de Israel, y diles que yo, su Señor y Dios, he dicho: “¿Así que vienen ustedes a consultarme? Pues yo, su Señor y Dios, les juro que no les responderé.”

4 Si tú, hijo de hombre, quieres juzgarlos, puedes hacerlo. Pero háblales de los actos repugnantes que sus padres cometieron,

5 y diles de mi parte: “Hubo un día en que yo, su Señor y Dios, escogí a Israel y levanté mi mano para hacerle un juramento a los descendientes de Jacob. Fue en Egipto donde levanté mi mano y me di a conocer a ellos. Bajo juramento les dije: ‘Yo soy el Señor su Dios.’

6 Ese día levanté mi mano y les juré que los sacaría de Egipto y los llevaría a la tierra que les había provisto, a la tierra más hermosa de todas las tierras,¡tierra que fluye leche y miel!

7 Ese día les dije: ‘Cada uno de ustedes debe alejarse de sus hechos repugnantes y no contaminarse con los ídolos de Egipto. Yo soy el Señor su Dios.’

8 ”Pero ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme. No se alejaron de sus hechos repugnantes ni se apartaron de los ídolos de Egipto. Entonces les dije que allí, en Egipto, desahogaría mi enojo sobre ellos, para calmarme.

9 Sin embargo, actué en su favor y los saqué de Egipto, para que ante los ojos de las naciones entre las que se encontraban, y las cuales me conocían, mi nombre no quedara en entredicho.

10 Yo los saqué de Egipto. Yo los llevé al desierto

11 y les di a conocer mis estatutos y decretos, los cuales dan vida a todo el que los cumple.

12 Les di también mis días de reposo, los cuales he consagrado para mí, para que sirvieran de señal entre nosotrosy así reconocieran que yo soy el Señor.

13 ”Pero en el desierto el pueblo de Israel se rebeló contra mí. No siguieron mis estatutos, que dan vidaa todo el que los cumple, sino que desecharon mis decretos y abiertamente profanaron mis días de reposo. Por eso allí, en el desierto, les dije que descargaría sobre ellos mi ira y los exterminaría.

14 Pero actué así para que mi nombre no fuera profanado entre las naciones que presenciaron cómo los saqué de Egipto.

15 ”También allí en el desierto levanté mi mano para jurar que no los llevaría a la tierra que les había entregado, tierra que fluye leche y miel, y que es la más hermosa de todas las tierras.

16 Y esto, porque despreciaron mis decretos y no siguieron mis estatutos, y porque profanaron mis días de reposo al seguir a sus ídolos con todo el corazón.

17 ”Aun así, los perdoné. No les quité la vida ni los exterminé en el desierto,

18 sino que allí en el desierto les dije a sus hijos que no siguieran las órdenes y enseñanzas de sus padres, y que no se contaminaran con sus ídolos. Les dije:

19 ‘Yo soy el Señor su Dios. Sigan mis estatutos y cumplan mis preceptos. Pónganlos en práctica

20 y santifiquen mis días de reposo. Hagan de ellos una señal entre nosotros, y reconozcan que yo soy el Señor su Dios.’

21 ”Pero sus hijos se rebelaron contra mí. No siguieron mis estatutos ni cumplieron con mis decretos, los cuales dan vida a todo el que los cumple. En vez de ponerlos en práctica, profanaron mis días de reposo. Por eso allí en el desierto dije que descargaría sobre ellos mi enojo, para calmarme.

22 Si retraje mi mano, fue para que mi nombre no fuera profanado ante las naciones que presenciaron cuando yo los saqué de Egipto.

23 ”También en el desierto levanté mi mano contra ellos y juré que los esparciría por todos los países y naciones,

24 porque en vez de poner en práctica mis decretos rechazaron mis estatutos y profanaron mis días de reposo, y no vieron otra cosa que los ídolos de sus padres.

25 Por eso yo también les di estatutos y decretos que no eran buenos ni podían darles vida.

26 Cuando pasaban por el fuego a todos sus primogénitos, yo los contaminé con sus propias ofrendas. Lo hice para que se horrorizaran y reconocieran que yo soy el Señor.

27 ”Por lo tanto, hijo de hombre, habla con el pueblo de Israel y diles que yo, su Señor y Dios declaro que hasta en esto me ofendieron sus padres cuando se rebelaron contra mí.

28 Porque yo los traje a la tierra que juré darles. Levanté mi mano y les hice ese juramento. Pero ellos pusieron los ojos en toda colina y en todo árbol frondoso, y allí ofrecieron sacrificios y presentaron sus irritantes ofrendas, quemaron incienso y derramaron libaciones.

29 Yo les pregunté por qué iban a ese lugar alto. Y a partir de entonces ese lugar se conoce con el nombre de ‘Bama’.

30 ”Habla con el pueblo de Israel, y diles que yo, su Señor y Dios, les pregunto si acaso no se han contaminado lo mismo que sus padres, y se han prostituido al imitar sus hechos repugnantes.

31 ¡Pues sí! Se han contaminado al presentar ante sus ídolos sus ofrendas y pasar a sus hijos por el fuego. ¡Y esto lo hacen hasta el día de hoy! ¿Y así espera el pueblo de Israel que yo les responda? ¡Pues yo, su Señor y Dios, les juro que no voy a responderles!

32 Las cosas no van a ser como ustedes quieren que sean. Porque lo que ustedes quieren es ser como las demás naciones, como los pueblos de la tierra, que rinden culto a objetos de madera y de piedra.

33 Pero yo, su Señor y Dios, les juro que reinaré sobre ustedes con mano fuerte y brazo extendido, y que daré rienda suelta a mi enojo

34 y los sacaré de los pueblos y países donde ahora están esparcidos. Sí, los reuniré con mano fuerte y brazo extendido, y dando rienda suelta a mi enojo.

35 Haré que vengan al desierto de los pueblos, y allí los juzgaré cara a cara.

36 Los juzgaré como antes juzgué a sus padres en el desierto de Egipto.

—Palabra de Dios el Señor.

37 ”Para que ustedes puedan hacer un pacto conmigo, los haré pasar por debajo de mi vara,

38 para apartar de entre ustedes a los que se rebelaron contra mí. Los sacaré de la tierra a la que emigraron, aunque no podrán entrar en la tierra de Israel. Así sabrán que yo soy el Señor.

39 ”Pueblo de Israel, su Señor y Dios les dice: ‘Ya que ustedes no quieren obedecerme, sigan rindiendo culto a sus ídolos, pero no sigan profanando mi santo nombre con sus ofrendas y sus ídolos.’

40 Todo el pueblo, todos los que habitan en la tierra de Israel, debe adorarme en mi santo monte, en el alto monte de Israel. Allí los aceptaré. Allí demandaré sus ofrendas y sus primeros frutos, lo mismo que sus dones y todo lo que quieran consagrarme.”

—Palabra de Dios el Señor.

41 »Cuando yo los haya sacado de entre los pueblos y los haya reunido de los países por donde ahora están esparcidos, los recibiré como si fueran incienso de aroma agradable, y a la vista de las naciones seré santificado en ustedes.

42 Cuando los haya traído de vuelta a la tierra de Israel, la tierra por la que levanté mi mano para jurar a sus padres que se la daría, sabrán que yo soy el Señor.

43 Entonces se acordarán de su mal proceder y de todos los hechos con que se contaminaron, y sentirán repugnancia de ustedes mismos por todos los pecados que cometieron.

44 Pueblo de Israel, cuando yo actúe en favor de ustedes, lo haré por causa de mi nombre y no por su mal proceder ni por sus acciones perversas. Así sabrán que yo soy el Señor.»

—Palabra de Dios el Señor.

Profecía contra el Néguev

45 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

46 «Hijo de hombre, dirige ahora la mirada hacia el sur, y proclama tu palabra hacia la región austral. Profetiza contra el bosque del Néguev,

47 y dile: “Bosque del Néguev, oye la palabra del Señor. Así ha dicho Dios el Señor: ‘Voy a prenderte fuego, para que ardan todos tus árboles, verdes y secos. Las llamas de ese fuego no se apagarán hasta que hayan consumido todo el bosque, desde el sur hasta el norte.

48 No se apagará hasta que todos hayan visto que yo, el Señor, fui quien lo encendió.’”»

49 Entonces dije:

«¡Ay, mi Señor y Dios! ¡La gente me critica porque yo les hablo en parábolas!»

Ezequiel 21

La espada afilada del Señor

1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Hijo de hombre, fija ahora tu mirada en Jerusalén, y profetiza contra los santuarios y contra la tierra de Israel.

3 Dile a la tierra de Israel que yo, el Señor, estoy contra ella, y que voy a desenvainar mi espada para acabar con los justos y los injustos.

4 Sí, voy a limpiar a Israel de justos e injustos. Voy a descargar mi espada contra todo el mundo, de norte a sur.

5 Todos sabrán que yo, el Señor, he desenvainado mi espada, y que no volveré a envainarla.

6 »Tú, hijo de hombre, ¡ponte a llorar con todas tus fuerzas! ¡Gime amargamente a la vista de todos ellos!

7 Y cuando te pregunten por qué lloras, diles que es por la noticia de lo que está por suceder. Cuando se sepa la noticia, todo corazón desfallecerá y toda mano se debilitará; todo ánimo se angustiará y toda rodilla temblará. Viene como un torrente, y es inevitable.»

—Palabra de Dios el Señor.

8 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

9 «Hijo de hombre, profetiza y diles que así ha dicho su Dios y Señor:

“La espada está afilada y pulida.

10 Afilada para degollar a sus víctimas;

pulida para brillar en cada golpe.

¿Y esto es motivo de alegría?

El cetro de mi hijo es despreciado,

como si fuera un palo cualquiera.

11 Sí, la espada está afilada;

se afiló para tenerla a la mano.

Sí, la espada está pulida;

se pulió para entregársela al verdugo.

12 ¡Grita y llora, hijo de hombre!

Mi espada va a caer sobre mi pueblo

y sobre todos los príncipes de Israel.

¡Todos ellos caerán bajo su filo!

¡Hiérete con ella en el muslo,

13 que ésta es una prueba muy dura!

No importa que la espada desprecie al cetro,

porque la espada dejará de existir.”

—Palabra de Dios el Señor.

14 »Tú, hijo de hombre, profetiza, y bate palmas una y otra vez. ¡Que hiera la espada asesina dos y hasta tres veces! ¡Ésta es la espada asesina que acabará con todos,

15 para que el corazón desmaye y los estragos se multipliquen! ¡En todas las puertas de sus ciudades he puesto el horror de la espada! ¡Dispuesta está para brillar! ¡Dispuesta está para degollar!

16 ¡Da tajos a la derecha, da tajos a la izquierda, da tajos por todas partes!

17 Y yo también batiré palmas, y así apaciguaré mi enojo. Yo, el Señor, he hablado.»

18 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

19 «Tú, hijo de hombre, traza dos caminos para que por ellos venga el rey de Babilonia con su espada. Los dos caminos partirán del mismo país, pero al comienzo de cada uno de ellos deberás poner una señal que indique la ciudad a la que lleva.

20 Indícale a la espada el camino que lleva a Rabá de los amonitas, y a Jerusalén, la ciudad fortificada de Judá.

21 El rey de Babilonia se ha detenido en la encrucijada, donde se abren los dos caminos, y allí recurre a la adivinación: sacude las flechas, consulta a sus ídolos, examina el hígado.

22 La adivinación señaló hacia la derecha, hacia Jerusalén, para dar la orden de ataque y comenzar la matanza, para lanzar el grito de guerra y poner arietes contra las puertas, para levantar vallas y torres de sitio.

23 Los habitantes de la ciudad verán esto como una adivinación falsa, ya que el rey les ha hecho solemnes juramentos, pero éste se acordará de la maldad de ellos y los capturará.»

24 Por lo tanto, así ha dicho Dios el Señor:

«Ustedes han hecho que se recuerde la maldad que han cometido. Sus traiciones y pecados han quedado al descubierto. Por eso, por haber traído esto a la memoria, caerán en las manos del rey.

25 »Y a ti, profano e impío príncipe de Israel, te ha llegado el día. Tu maldad ha llegado al colmo.

26 El Señor tu Dios te dice: “Quítate la tiara, ¡quítate la corona, que esto no puede seguir así!” Lo bajo será exaltado, y lo alto será humillado.

27 Todo esto lo dejaré en ruinas, y dejará de existir, hasta que venga aquel a quien entregaré el derecho de dictar sentencia.

Juicio contra los amonitas

28 »Y tú, hijo de hombre, profetiza contra los amonitasy diles de mi parte acerca de sus ofensas: “Así ha dicho Dios el Señor: ‘La espada ya está desenvainada y lista para degollar; la espada está pulida y resplandece para masacrar.

29 Tus profetas te anuncian falsedades y te mienten con sus adivinaciones. Pero esos malvados ya han sido sentenciados a muerte. Tú descargarás la espada sobre su cuello, porque ha llegado la hora de poner fin a su maldad.

30 ¿Volveré a envainar la espada? ¡Allí, donde te criaste; allí, donde has vivido, dictaré sentencia contra ti!

31 Voy a derramar mi enojo sobre ti, y el fuego de mi enojo te consumirá. ¡Voy a entregarte en manos de gente sanguinaria y experta en la destrucción!

32 El fuego te devorará, la tierra se empapará con tu sangre, y nadie volverá a recordarte.’” Yo, el Señor, lo he dicho.»