Ezequiel 32

1 El día primero del mes duodécimo del año duodécimo, la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Hijo de hombre, entona un lamento por el faraón, el rey de Egipto, que diga:

»Entre las naciones, te pareces a un león;

en los mares, eres semejante a un dragón.

Con las patas enturbias el agua y secas los ríos,

mientras chapoteas en sus riberas.»

3 Así ha dicho Dios el Señor:

«Voy a lanzar mi red sobre ti, y con ella muchos ejércitos te sacarán del agua.

4 Te pondré en tierra, te tenderé sobre el suelo, y dejaré que todas las aves del cielo se posen sobre ti. ¡Contigo saciaré el hambre de todas las fieras salvajes!

5 Pondré tus restos sobre los montes, y llenaré los valles con tus cadáveres.

6 Con tu sangre regaré la tierra donde ahora nadas, hasta la cumbre los montes, y con ella se llenarán los arroyos.

7 Cuando te hayas consumido, haré que se oscurezcan los cielos y se eclipsen las estrellas; cubriré de nubes el sol, y la luna dejará de brillar.

8 Por tu culpa haré que se apaguen todos los astros del cielo, y cubriré de tinieblas tu país.

—Palabra de Dios el Señor.

9 »Cuando lleve a tu pueblo al cautiverio entre las naciones, a países que no conocías, haré que el corazón de muchos pueblos se entristezca.

10 Cuando por tu culpa haga yo que mi espada resplandezca delante de sus rostros, dejaré atónitos a muchos pueblos; el día que caigas, los reyes de esos pueblos quedarán grandemente horrorizados, y todos ellos se sobresaltarán a cada instante.»

11 Sí, así ha dicho Dios el Señor:

«Sobre ti va a caer la espada del rey de Babilonia.

12 Voy a hacer que tu pueblo caiga bajo la espada de poderosos guerreros. Todos ellos serán soldados de naciones poderosas, y acabarán con la soberbia de Egipto. ¡Todos tus ejércitos serán derrotados!

13 Nunca más ningún pie humano ni pezuña animal volverá a enturbiar las aguas de tus ríos, porque yo voy a destruir todos tus ganados.

14 Después de eso dejaré que las aguas se asienten, para que sus ríos vuelvan a correr como el aceite.

—Palabra de Dios el Señor.

15 »Cuando yo haya asolado la tierra de Egipto y acabado con todos sus habitantes, y la tierra quede despojada de todo lo que en ella había, sabrán que yo soy el Señor.

16 »Este lamento lo cantarán las hijas de las naciones. Lo cantarán por Egipto y por todos sus ejércitos.»

—Palabra de Dios el Señor.

17 El día quince del mes duodécimo del año duodécimo, la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

18 «Hijo de hombre, entona un lamento por el ejército de Egipto. Arrójalo a lo profundo de la tierra, junto con los que bajan al sepulcro, y con él arroja a las hijas de las naciones poderosas.

19 Se creía muy hermoso, pero ahora ha caído y yace junto con los incircuncisos.

20 Ha caído entre los que murieron a filo de espada, pues a la espada fue entregado, junto con todos sus ejércitos.

21 Allá, en el sepulcro, hablarán de ellos los guerreros más aguerridos, y también sus aliados, los cuales quedaron tendidos junto con los incircuncisos que murieron a filo de espada.

22 »Allí está Asiria con todo su ejército. A su alrededor están los sepulcros de todos ellos, pues cayeron a filo de espada.

23 Todos ellos sembraron el terror en la tierra de los vivientes, pero ahora sus sepulcros están al lado de la gran fosa; ¡su ejército es un conjunto de sepulcros!

24 »Allí está Elam con todo su ejército. A su lado están los sepulcros de todos ellos, pues cayeron a filo de espada. Sembraron el terror en la tierra de los vivientes, pero bajaron incircuncisos a lo más profundo de la tierra; ¡se llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro!

25 Entre los muertos yace tendido con todo su ejército, rodeado de sepulcros, todos ellos de incircuncisos muertos a filo de espada. Sembraron el terror en la tierra de los vivientes, pero se llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro. Y allí quedó, entre los muertos.

26 »Allí están Mesec y Tubal, con todos sus ejércitos. A su lado están los sepulcros de todos ellos, de incircuncisos muertos a filo de espada, porque sembraron el terror en la tierra de los vivientes.

27 No yacen con los guerreros incircuncisos que murieron y descendieron al sepulcro con sus armas de guerra, y cuyas espadas fueron puestas debajo de su cabeza, pero sus pecados recaerán sobre sus huesos, porque estos guerreros sembraron el terror en la tierra de los vivientes.

28 Y tú también, Egipto, quedarás sin vida entre los incircuncisos; ¡quedarás tendido entre los que murieron a filo de espada!

29 »Allí está Edom, con sus reyes y todos sus príncipes. Con todo su poderío, quedaron tendidos entre los que murieron a filo de espada, y ahora yacen entre los incircuncisos que descienden al sepulcro.

30 »Allí están todos los príncipes del norte, y todos los sidonios. Aunque sembraron el terror, ahora yacen entre los muertos, entre los incircuncisos que murieron a filo de espada. Avergonzados de su poderío, ahora comparten su confusión con los que descienden al sepulcro.

31 »Cuando el faraón vea a todos estos, se consolará de haber perdido a todos sus ejércitos, pues el faraón y todos sus ejércitos morirán a filo de espada.

—Palabra de Dios el Señor.

32 »Aunque el faraón y todo su ejército sembraron el terror en la tierra de los vivientes, también ellos quedarán tendidos, entre los incircuncisos que murieron a filo de espada.»

—Palabra de Dios el Señor.

Ezequiel 33

El deber del atalaya

1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Hijo de hombre, ve y diles a los hijos de tu pueblo que, cuando yo haga venir la espada sobre algún país, si la gente de ese país pone como atalaya a uno de los suyos

3 y éste ve la espada venir sobre el país y toca la trompeta para prevenir a su gente,

4 quien oiga el toque de la trompeta y no se prevenga será el responsable de su muerte, si la espada lo hiere.

5 Puesto que oyó el toque de la trompeta y no se previno, será el responsable de su muerte; por el contrario, el que se prevenga pondrá a salvo su vida.

6 »En cambio, si al venir la espada el atalaya no toca la trompeta para prevenir a la gente, cuando la espada llegue y hiera de muerte a alguien, éste morirá por causa de su pecado, pero yo haré responsable de su muerte al atalaya.

7 »Es a ti, hijo de hombre, a quien yo he puesto como atalaya para el pueblo de Israel. Tú oirás de mí mismo la advertencia, y les advertirás para que se prevengan.

8 Cuando yo le diga a algún impío que está en peligro de muerte, si tú no le adviertes que se aparte de su mal camino, el impío morirá por causa de su pecado, pero yo te haré responsable de su muerte.

9 Por el contrario, si tú le adviertes al impío que se aparte de su mal camino, y éste no te hace caso, morirá por causa de su pecado, pero tú habrás puesto a salvo tu vida.

Dios actúa con justicia

10 »Tú, hijo de hombre, dile al pueblo de Israel: “Ustedes se disculpan y dicen: ‘Pesan sobre nosotros nuestras rebeliones y nuestros pecados, y por eso somos consumidos. ¿Cómo vamos a vivir así?’

11 Pues yo, su Señor y Dios, juro que no quiero la muerte del impío, sino que éste se aparte de su mal camino y viva. ¿Por qué ustedes, pueblo de Israel, quieren morir? ¡Apártense, apártense de su mal camino!”

12 »Tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo que al justo no lo salvarán sus buenas acciones, si éste se rebela; ni tampoco será un impedimento para el impío su impiedad, si éste se aparta de su impiedad. En cambio, si el justo peca, sus buenas acciones no le salvarán la vida.

13 Si a un hombre justo le aseguro que vivirá, y éste, confiado en su justicia, actúa inicuamente, de nada le valdrán todas sus buenas acciones, sino que morirá por sus acciones inicuas.

14 En cambio, si a un malvado lo condeno a morir, y éste se aparta de su maldad y actúa con justicia y rectitud,

15 y devuelve la prenda recibida, y restituye lo robado, y deja de hacer lo malo y sigue los estatutos de vida, de ninguna manera morirá, sino que vivirá.

16 No se le tomarán en cuenta los pecados que haya cometido, sino que vivirá por haber actuado con justicia y rectitud.

17 »Los hijos de tu pueblo van a decir: “El Señor no está actuando con justicia.” Lo cierto es que son ellos los que no actúan con justicia.

18 Si el hombre justo se aparta de la justicia y comete acciones inicuas, por causa de sus malas acciones morirá.

19 Pero si el impío se aparta de su impiedad y actúa con justicia y rectitud, entonces vivirá.

20 Pueblo de Israel, ustedes dicen que yo no actúo con justicia, pero yo juzgo a cada uno según su manera de actuar.»

La caída de Jerusalén

21 El día cinco del mes décimo del año duodécimo de nuestro cautiverio, un fugitivo vino a darme la noticia de que Jerusalén había sido conquistada.

22 La tarde antes de que el fugitivo llegara, el Señor había puesto su mano sobre mí y me había quitado el habla, pero al día siguiente vino a mí y me devolvió el habla, y ya no estuve mudo.

23 Entonces la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

24 «Hijo de hombre, los que habitan los sitios en ruinas de la tierra de Israel andan diciendo: “Abrahán era uno solo, y tomó posesión de la tierra, así que a nosotros, que somos muchos, se nos debe dar la tierra en posesión.”

25 Por lo tanto, ve y diles que yo, su Señor y Dios, he dicho: “Ustedes comen sangre, dirigen la mirada a sus ídolos, y además derraman sangre. ¿Y así quieren tomar posesión de la tierra?

26 Se apoyan en sus espadas, cometen actos repugnantes, pecan cometiendo adulterio con la mujer de su prójimo. ¿Y así quieren tomar posesión de la tierra?”

27 Ve y diles que yo, su Señor y Dios, he dicho: “Les juro que los que están en sitios desolados caerán a filo de espada, y que a los que andan por los campos los entregaré a las fieras, para que se los devoren, y que los que están en las fortalezas y en las cuevas morirán de peste.

28 Yo convertiré la tierra en desierto y soledad. Los montes de Israel quedarán asolados, y nadie volverá a pasar por ellos. La soberbia de sentirse poderosos llegará a su fin.

29 Cuando por causa de todos los actos repugnantes que han cometido yo convierta la tierra en desierto y soledad, sabrán que yo soy el Señor.”

30 »Hijo de hombre, por las paredes y las puertas de las casas tu pueblo va burlándose de ti. Unos a otros se dicen, cada uno con su hermano: “Vengan ahora; vamos a escuchar lo que el Señor nos va a decir.”

31 Y se acercan a ti en grupo, y delante de ti se sientan, como pueblo mío, para escuchar tus palabras, ¡pero no las ponen en práctica! Al contrario, se deshacen en elogios, pero su corazón sólo busca satisfacer su codicia.

32 Para ellos, tú no eres más que un trovador romántico, de melodiosa voz y bien entonado. Oyen tus palabras, pero no las practican.

33 Pero cuando todo esto se cumpla (y ya está por cumplirse), sabrán que entre ellos hubo un profeta.»

Ezequiel 34

Profecía contra los pastores de Israel

1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y diles que yo, su Señor y Dios, he dicho:

“¡Ay de ustedes, los pastores de Israel, que sólo cuidan de sí mismos! ¿Acaso no son los pastores los que deben cuidar de los rebaños?

3 Ustedes se comen lo mejor, se visten con la lana, degüellan a las ovejas más engordadas, pero no cuidan de las ovejas.

4 Ustedes no fortalecen a las ovejas débiles, ni curan a las enfermas, no vendan las heridas de las que se quiebran una pata, ni regresan las descarriadas al redil; tampoco van en busca de las que se pierden, sino que las manejan con dureza y violencia.

5 Y las ovejas andan errantes por falta de pastor;andan dispersas y son fácil presa de todas las fieras del campo.

6 Y así, mis ovejas andan perdidas por todos los montes y por todas las colinas. Andan esparcidas por toda la tierra, sin que nadie las busque ni pregunte por ellas.”»

7 Por lo tanto, pastores, oigan la palabra del Señor:

8 «A las ovejas de mi rebaño se las roban, las hacen presa de todas las fieras del campo. Andan sin pastor, y mis pastores no las cuidan ni van en busca de ellas, sino que sólo cuidan de sí mismos. Por lo tanto yo, su Señor y Dios, juro,

9 y ustedes, pastores, escuchen bien lo que les digo:

10 “Yo, su Señor y Dios, estoy en contra de ustedes, los pastores, y voy a pedirles cuentas de mis ovejas. Ya no voy a dejarlas al cuidado de ustedes, ni tampoco ustedes van a cuidar sólo de sí mismos; yo voy a librarlas de la boca de ustedes, para que no se las sigan comiendo.”»

11 Sí, así ha dicho Dios el Señor:

«Yo mismo voy a ir en busca de mis ovejas, y yo mismo las cuidaré,

12 tal y como las cuida el pastor cuando se halla entre sus ovejas esparcidas. Yo las rescataré de todos los lugares por los que fueron esparcidas aquel día nublado y oscuro.

13 Las sacaré de los pueblos y países donde ahora están, y las traeré a su propia tierra; las apacentaré en los montes y en las riberas de Israel, y en todos los lugares habitados del país.

14 Las apacentaré en los mejores pastos, y pondré su aprisco en los altos montes de Israel; allí dormirán en un buen redil, y serán apacentadas en los pastos suculentos de los montes de Israel.

15 Yo les daré a mis ovejas buenos pastos y apriscos seguros.

—Palabra de Dios el Señor.

16 »Buscaré a las ovejas perdidas, y devolveré al redil a las que perdieron el camino; les vendaré las patas a las ovejas lastimadas, y fortaleceré a las ovejas débiles. Seré justo con mis ovejas, pero eliminaré a las ovejas engordadas y rechonchas.

17 »A ustedes, ovejas mías, yo, su Señor y Dios, les digo que yo juzgo entre una oveja y otra, y entre carneros y machos cabríos.

18 ¿Les parece poco comerse los buenos pastos, y todavía pisotear el resto de los pastos? ¿Les parece poco beber de las aguas claras, y luego enturbiar con sus patas el resto del agua?

19 ¡Y luego mis ovejas tienen que comer los pastos pisoteados, y beber el agua turbia!»

20 Por lo tanto, su Dios y Señor les dice:

«Voy a juzgar a las ovejas engordadas y a las ovejas flacas.

21 Ya que ustedes empujaron por el costado y con el hombro a las ovejas más débiles, y además las cornearon hasta dispersarlas y echarlas del rebaño,

22 yo las salvaré; juzgaré entre una y otra oveja, y nunca más mis ovejas serán objeto de rapiña.

23 Voy a ponerlas al cuidado de un pastor que yo mismo les daré. Ese pastor será mi siervo David, y él será quien las apacentará.

24 Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será su príncipe.Yo, el Señor, lo he dicho.

25 »Haré con mis ovejas un pacto de paz, y quitaré de la tierra a las fieras salvajes; así mis ovejas podrán habitar seguras en el desierto y dormir en los bosques.

26 Pondré mi bendición en ellas y en los alrededores de mi colina, y haré que llueva cuando deba llover, y esa lluvia será de bendición.

27 La tierra y los árboles del campo darán su fruto, y mis ovejas vivirán seguras sobre su tierra. Cuando yo rompa las coyundas de su yugo, y las libre de las manos de sus opresores, sabrán que yo soy el Señor.

28 »Mis ovejas no volverán a ser el botín de guerra de las naciones, ni las fieras salvajes volverán a devorarlas, sino que vivirán tranquilas y sin que nadie las espante.

29 Su país será famoso por su fertilidad, y no volverán a sufrir de hambre en su tierra, ni las naciones volverán a avergonzarlas.

30 Entonces mis ovejas sabrán que yo, su Señor y Dios, estoy con ellas, y que ellas son mi pueblo, el pueblo de Israel.

—Palabra de Dios el Señor.

31 »Ustedes son mis ovejas. Son las ovejas de mis pastos; ustedes son hombres, y yo soy su Dios.»

—Palabra de Dios el Señor.

Ezequiel 35

Profecía contra el monte de Seír

1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Hijo de hombre, dirige la mirada hacia el monte de Seír,y profetiza contra él.

3 Dile que así ha dicho Dios el Señor: “Yo estoy contra ti, monte de Seír. Voy a extender mi mano contra ti, y te convertiré en desierto y soledad.

4 Asolaré tus ciudades, y quedarás desolado. Así sabrás que yo soy el Señor.

5 ”Tú has sido siempre el enemigo de los hijos de Israel; en los peores momentos, cuando ellos estaban más afligidos, tú los entregaste al poder de la espada.

6 Por eso, juro que la sangre será tu destino. Puesto que no aborreces la sangre, siempre la sangre te perseguirá.

—Palabra de Dios el Señor.

7 ”Monte de Seír, yo voy a convertirte en desierto y soledad. Voy a destruir a todo el que pase junto a ti.

8 Voy a llenar tus montes con tus muertos. Los que mueran a filo de espada llenarán tus colinas, tus valles y todos tus arroyos.

9 Voy a dejarte en ruinas para siempre. Jamás tus ciudades volverán a ser reconstruidas. Así sabrán que yo soy el Señor.

10 ”Y es que dijiste que tú tomarías posesión de las dos naciones, y que ambos países eran tuyos, aun cuando yo, el Señor, estaba allí.

11 Por eso, juro que voy a actuar con el mismo enojo y furor con que tú trataste a mi pueblo, por tu enemistad con ellos. Y cuando yo te juzgue, ellos me reconocerán.

—Palabra de Dios el Señor.

12 ”Entonces sabrás que a mis oídos llegaron todas las injurias que proferiste contra los montes de Israel. Porque tú dijiste que ya habían sido destruidos, y que se te habían entregado para que te los devoraras.

13 Cuando me ofendiste, no te alcanzaba la boca ni te faltaban las palabras. Yo te oí muy bien.”

14 »Por eso, así ha dicho Dios el Señor: “Para regocijo de toda la tierra, voy a dejarte en ruinas.

15 Así como te alegraste cuando el territorio de Israel quedó devastado, así me alegraré también de ti, monte de Seír. Tú y todo Edom van a quedar asolados. Así sabrán que yo soy el Señor.”

Ezequiel 36

Restauración futura de Israel

1 »Tú, hijo de hombre, profetiza a los montes de Israel. Diles que oigan la palabra del Señor.»

2 Así ha dicho Dios el Señor:

«El enemigo se burla de ustedes, y dice: “¡Vaya! ¡Hasta las alturas eternas se nos han dado en posesión!”

3 Por eso, profetiza contra ellos.»

Así ha dicho Dios el Señor:

«Ustedes han sido asolados. Por todos lados, gente de otras naciones se los han tragado; ¡los han convertido en su propiedad!; ¡los han hecho caer en boca de habladores, para que sean la burla de todos los pueblos!

4 Por eso, montes de Israel, escuchen la palabra de Dios el Señor.»

Así ha dicho Dios el Señor a los montes y a las colinas, a los arroyos y a los valles, a las ruinas desoladas y a las ciudades desamparadas, que quedaron expuestas a la burla de las naciones vecinas, y a ser su botín de guerra.

5 Sí, así ha dicho Dios el Señor:

«En el ardor de mi enojo ciertamente he hablado en contra de las demás naciones y en contra de todo Edom, porque alegremente y con enconada vehemencia se disputaron mi tierra para quedarse con ella. Quisieron tomar prisioneros a los que fueron expulsados de allí.

6 Por eso, profetiza acerca de la tierra de Israel, y diles a sus montes y colinas, y a sus arroyos y valles, que yo, su Dios y Señor, he dicho: “En mi enojo y furor he hablado, porque ustedes han tenido que soportar los insultos de las naciones.

7 Por eso yo, su Dios y Señor, levanto mi mano y juro que las naciones que están alrededor de ustedes tendrán que soportar su propia afrenta.”

8 Pero ustedes, montes de Israel, extenderán su follaje y darán su fruto para mi pueblo Israel, porque ya pronto van a volver.

9 »Como pueden ver, yo estoy en favor de ustedes, y voy a cuidarlos, y ustedes serán cultivados y sembrados.

10 Yo multiplicaré en ustedes a todos los habitantes de Israel, y las ciudades volverán a ser habitadas, y sus ruinas serán reconstruidas.

11 Multiplicaré en ustedes el número de hombres y del ganado, y éstos serán multiplicados y crecerán. Haré que vuelvan a vivir como en el pasado, y los trataré mejor que antes. Así sabrán que yo soy el Señor.

12 »Yo haré que mi pueblo Israel vuelva a ser transitado. Mi pueblo tomará posesión de ti, y tú serás de ellos, y nunca más les quitarás la vida a sus hijos.»

13 Así ha dicho Dios el Señor:

«Se dice que ustedes, como nación, se comen a la gente y matan a sus propios hijos.

14 Pero ya no volverán a devorarse a la gente, ni a matar a sus propios hijos.

—Palabra de Dios el Señor.

15 »Nunca más permitiré que oigas los insultos de las naciones, ni que vuelvas a soportar las ofensas de otros pueblos, ni que les quites la vida a tus propios hijos.»

—Palabra de Dios el Señor.

16 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

17 «Hijo de hombre, mientras el pueblo de Israel habitaba en su tierra, la contaminó con sus hechos y su modo de proceder. A mis ojos, su manera de actuar fue tan repugnante como si estuvieran menstruando.

18 Por la sangre que derramaron, descargué mi enojo sobre ellos, pues con sus ídolos contaminaron la tierra.

19 Por eso los dispersé por todas las naciones y por todos los países, pues los juzgué como lo merecían sus acciones y su conducta.

20 Cuando llegaron a las naciones a las que fueron llevados, profanaron mi santo nombre, pues de ellos se decía que eran el pueblo del Señor, y que de la tierra del Señor habían salido.

21 Y me ha dolido ver que mi santo nombre ha sido profanado por el pueblo de Israel entre las naciones a las que fueron llevados.

22 »Por eso, dile al pueblo de Israel que yo, su Señor y Dios he dicho: “Pueblo de Israel, no lo hago por ustedes, sino por causa de mi santo nombre, el cual ustedes profanaron entre las naciones a las que fueron llevados.

23 Pero yo santificaré la grandeza de mi nombre, el cual ustedes profanaron entre las naciones. Y cuando delante de sus ojos yo sea santificado en medio de ustedes, las naciones sabrán que yo soy el Señor.

—Palabra de Dios el Señor.

24 ”Yo los recogeré de todas las naciones y países, y los traeré de vuelta a su tierra.

25 Esparciré agua limpia sobre ustedes, y ustedes quedarán limpios de todas sus impurezas, pues los limpiaré de todos sus ídolos.

26 Les daré un corazón nuevo, y pondré en ustedes un espíritu nuevo; les quitaré el corazón de piedra que ahora tienen, y les daré un corazón sensible.

27 Pondré en ustedes mi espíritu, y haré que cumplan mis estatutos, y que obedezcan y pongan en práctica mis preceptos.

28 Y ustedes habitarán en la tierra que les di a sus padres, y serán mi pueblo, y yo seré su Dios.

29 Yo los limpiaré de todas sus impurezas, y haré que venga el trigo, y lo multiplicaré para que no pasen hambre.

30 Multiplicaré también el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, para que nunca más vuelvan a sufrir el oprobio de pasar hambre entre las naciones.

31 Y ustedes se acordarán de su mal proceder y de sus malas acciones, y se avergonzarán de ustedes mismos y de las iniquidades y de los actos repugnantes que cometieron.

32 Sépanlo bien, pueblo de Israel, que no lo hago por ustedes, así que deben avergonzarse y sentirse mal por las iniquidades que han cometido.”»

—Palabra de Dios el Señor.

33 Así ha dicho Dios el Señor:

«El día que yo los limpie de todas sus iniquidades, haré también que las ciudades vuelvan a ser habitadas, y que las ruinas sean reconstruidas.

34 La tierra asolada volverá a ser cultivada, en vez de permanecer asolada a la vista de todos los que pasan.

35 »Entonces se dirá: “Esta tierra, que alguna vez fue asolada, ha llegado a ser como el huerto de Edén. Estas ciudades, que habían quedado desiertas y asoladas y en ruinas, ahora están fortificadas y habitadas.”

36 Entonces las naciones que hayan quedado a su alrededor sabrán que yo reconstruí lo que fue derribado y planté lo que estaba desolado. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.»

37 Así ha dicho Dios el Señor:

«Todavía el pueblo de Israel habrá de pedirme que los multiplique, de la manera que se multiplican los rebaños.

38 Y las ciudades ahora desiertas se llenarán de gente, como se llena Jerusalén con los rebaños de ovejas consagradas en sus fiestas solemnes. Así sabrán que yo soy el Señor.»

Ezequiel 37

El valle de los huesos secos

1 La mano del Señor vino y se posó sobre mí, y en el espíritu del Señor me llevó hasta un valle que estaba lleno de huesos, y me puso en medio de ese valle.

2 Luego me hizo dar de vueltas y pasar cerca de los huesos, los cuales eran muchísimos y bastante secos, y estaban a flor de tierra.

3 Y el Señor me preguntó:

«Hijo de hombre, ¿cobrarán vida estos huesos?»

Yo le contesté:

«Señor y Dios, tú lo sabes.»

4 Entonces el Señor me dijo:

«Profetiza sobre estos huesos, y diles: “Huesos secos, oigan la palabra del Señor.

5 Esto es lo que Dios el Señor les dice: ‘Huesos, voy a hacer que entre en ustedes el espíritu, y ustedes volverán a vivir.

6 Voy a poner tendones en ustedes, y volveré a cubrirlos de carne y de piel; pondré también el espíritu en ustedes, y volverán a vivir.’ Así sabrán que yo soy el Señor.”»

7 Yo profeticé, tal y como se me ordenó, y mientras yo profetizaba hubo un ruido y un temblor, y los huesos se juntaron el uno con el otro.

8 Me fijé, y vi que ya tenían tendones, y que se cubrían de carne, y que se iban revistiendo de piel. Pero aún no había en ellos espíritu.

9 Entonces el Señor me dijo:

«Hijo de hombre, profetiza al espíritu. Háblale y dile que así ha dicho Dios el Señor: “Espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos huesos muertos, para que cobren vida.”»

10 Yo profeticé, tal y como se me ordenó, y el espíritu entró en ellos y cobraron vida, y se pusieron de pie.Eran un ejército bastante numeroso.

11 Entonces el Señor me dijo:

«Hijo de hombre, todos estos huesos son el pueblo de Israel. Ellos dicen: “Nuestros huesos se han secado; ha muerto nuestra esperanza; ¡hemos sido destruidos por completo!”

12 Por eso, profetiza y diles que yo, su Señor y Dios, he dicho: “Pueblo mío, voy a abrir los sepulcros de ustedes; voy a levantarlos de sus sepulturas para traerlos de nuevo a la tierra de Israel.

13 Y cuando yo abra sus sepulcros y los saque de sus sepulturas, ustedes, pueblo mío, sabrán que yo soy el Señor.

14 Entonces pondré mi espíritu en ustedes, y volverán a vivir.” Sí, yo los haré reposar en su tierra, y así sabrán que yo, el Señor, lo dije y lo cumplí.»

—Palabra del Señor.

Judá e Israel volverán a unirse

15 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

16 «Hijo de hombre, toma la rama de un árbol y escribe en ella: “De Judá y de sus compañeros, los hijos de Israel.” Toma luego otra rama, y escribe en ella: “De José, que es Efraín, y de sus compañeros, el pueblo de Israel.”

17 Junta luego las dos ramas, de tal manera que en tu mano formen una sola rama.

18 Y cuando los hijos de tu pueblo te pregunten: “¿No vas a decirnos qué es lo que te propones con esto?”,

19 les dirás que yo, su Señor y Dios, he dicho: “Fíjense bien: he tomado la rama que está en la mano de Efraín, y que representa a José y a sus compañeros, las tribus de Israel, y voy a juntarla con la rama que representa a Judá, para que en mi mano formen una sola rama.”

20 Las ramas sobre las cuales escribiste los nombres, las sostendrás en tu mano para que puedan verlas,

21 y entonces les dirás que yo, su Señor y Dios, he dicho: “Fíjense bien: voy a sacar a los hijos de Israel de las naciones a las que fueron llevados; voy a recogerlos de todas partes, y los traeré a su tierra.

22 Allí, en su tierra, y en los montes de Israel, haré de ellos una nación, y tendrán un solo rey, y nunca más serán dos naciones ni volverán a dividirse en dos reinos.

23 Tampoco volverán a contaminarse con sus ídolos, ni con sus hechos repugnantes ni con ninguna de sus rebeliones. Voy a librarlos y a limpiarlos de todas las rebeliones con las cuales pecaron, y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios.”

24 »Mi siervo David reinará sobre ellos,y todos ellos tendrán un solo pastor. Andarán en mis preceptos, y obedecerán y practicarán mis estatutos.

25 Habitarán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, y en la cual habitaron sus padres. Allí habitarán para siempre ellos, y sus hijos y los hijos de sus hijos, y para siempre mi siervo David será su príncipe.

26 Yo haré con ellos un pacto perpetuo de paz; haré que se establezcan y se multipliquen, y para siempre pondré mi santuario entre ellos.

27 Allí, en medio de ellos, estará mi tabernáculo, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.

28 Y cuando mi santuario esté para siempre en medio de ellos, las naciones sabrán que yo, el Señor, santifico a Israel.»

Ezequiel 38

Profecía contra Gog

1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Hijo de hombre, dirige ahora la mirada hacia Gog de Magog,príncipe soberano de la tierra de Mesec y Tubal, y profetiza contra él.

3 Dile que así ha dicho Dios el Señor:

»Escucha, Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal: “Yo estoy contra ti.

4 Voy a quebrantarte; voy a ponerte garfios en las quijadas, para echarte fuera de tu país junto con todo tu ejército, y con tus caballos y jinetes, que están bien armados con infinidad de espadas, paveses y escudos.

5 Contigo están Persia, Cus y Fut, y todos ellos cuentan con escudos y yelmos;

6 contigo están Gomer y todas sus tropas, y la gente de Togarmá, que habita en los confines del norte, y todas sus tropas, y muchos otros pueblos.

7 ”Prepárate y apertréchate, tú y todo el ejército que se ha reunido contigo, y manténte alerta.

8 Dentro de algunos años vendré a visitarte para que vayas a la tierra que recogí de entre muchos pueblos. A sus habitantes los saqué de esas naciones, y los libré de la espada. Ahora habitan en los montes de Israel, que siempre estuvieron en ruinas, y todos ellos viven despreocupados.

9 Pero tú invadirás esa tierra. Tú y todas tus tropas, y todos los ejércitos que te acompañan vendrán sobre ella como una tempestad, ¡la cubrirán como una nube!”»

10 Así ha dicho Dios el Señor:

«Cuando llegue el día, te vendrán a la mente ideas y pensamientos malvados,

11 y dirás: “Voy a invadir un país indefenso. Voy a atacar a gente tranquila, que vive despreocupada. Todos ellos habitan en ciudades sin murallas, ni puertas ni cerrojos.”

12 Y los despojarás de todo y tomarás botín entre ellos, y pondrás tus manos sobre tierras antes desiertas y ahora pobladas, y sobre el pueblo que recogí de entre las naciones, y que ahora tiene ganado y posesiones, y habita en el corazón de la tierra.

13 Sabá y Dedán, y los mercaderes de Tarsis y todos sus príncipes, te dirán: “¿Has venido a despojarnos de lo nuestro? ¿Has reunido a tu ejército para tomar botín y quitarnos nuestra plata y oro, y ganados y posesiones, y despojarnos de todo?”

14 »Por lo tanto, hijo de hombre, profetiza y dile a Gog que así ha dicho Dios el Señor: “Cuando llegue el día en que mi pueblo Israel viva tranquilo, seguramente tú lo sabrás.

15 Entonces vendrás de tu país, de las regiones del norte, y contigo vendrán grandes y poderosos ejércitos, todos ellos a caballo,

16 y atacarás a mi pueblo Israel y cubrirás la tierra como un nubarrón. Cuando llegue el momento, permitiré que ataques a mi tierra, para que las naciones me conozcan. Entonces, Gog, seré santificado en ti delante de sus ojos.”»

17 Así ha dicho Dios el Señor:

«¿Acaso no eres tú de quien yo hablaba en tiempos pasados por medio de mis siervos, los profetas de Israel? En aquellos tiempos ellos profetizaron que yo habría de hacer que vinieras y atacaras a mi pueblo:

18 “Cuando llegue el día en que Gog venga y ataque a la tierra de Israel, se encenderán mi ira y mi furor.”

—Palabra de Dios el Señor.

19 »Sí, lo dije en el momento en que ardían mi ira y mi furor. Y dije que ese día habría un gran temblor de tierra en Israel;

20 que ante mí temblarían los peces del mar, las aves del cielo, las bestias salvajes y toda clase de reptiles, lo mismo que todo el género humano sobre la faz de la tierra. También dije que los montes y las colinas se desmoronarían, y que todas las murallas se vendrían abajo,

21 y que en todos mis montes convocaría a entrar en combate, y que unos y otros se matarían a filo de espada.

—Palabra de Dios el Señor.

22 »Así es, Gog: Yo te castigaré con peste y sangre. Sobre ti y sobre tus tropas, y sobre los numerosos ejércitos que están contigo, dejaré caer una lluvia impetuosa, y piedras de granizo, fuego y azufre.

23 Así seré engrandecido, santificado y reconocido a los ojos de muchas naciones, y así sabrán que yo soy el Señor.

Ezequiel 39

1 »Tú, hijo de hombre, profetiza contra Gog y dile que así ha dicho Dios el Señor: “Escucha, Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal: Yo estoy contra ti.

2 Voy a quebrantarte. Voy a hacerte venir del norte para que ataques a los montes de Israel,

3 pero allí te arrancaré el arco que llevas en la mano izquierda, y te quitaré las flechas que llevas en la mano derecha,

4 y tú y todas tus tropas, y los ejércitos que están contigo caerán sobre los montes de Israel. ¡Voy a entregarte a las aves de rapiña de toda especie, y a las fieras salvajes, para que te devoren!

5 Y quedarás tendido en el campo, porque yo lo he dicho.

—Palabra de Dios el Señor.

6 ”Yo dejaré caer fuego sobre Magog y sobre los tranquilos habitantes de las costas. Así sabrán que yo soy el Señor.

7 ”Yo daré a conocer mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más permitiré que mi santo nombre sea profanado. Así sabrán las naciones que yo soy el Señor, el Santo de Israel.

8 Ya viene el día del cual he hablado. Ese día se cumplirá.

—Palabra de Dios el Señor.

9 ”Los habitantes de las ciudades de Israel saldrán y les prenderán fuego a las armas: escudos, paveses, arcos y flechas, lanzas y dardos de mano arderán en el fuego durante siete años.

10 No tendrán que cortar ni acarrear leña del bosque, sino que echarán las armas al fuego, y despojarán y robarán a quienes antes les robaron y despojaron de todo.

—Palabra de Dios el Señor.

11 ”Cuando llegue el día, abriré en Israel un sepulcro para Gog, y lo sepultaré allí, al oriente del mar, en el valle de los viajeros. Como esto les cerrará el paso a los que pasen por allí, lo llamarán valle de Gamón Gog,porque allí enterrarán a Gog y a todo su ejército.

12 Para limpiar la tierra, el pueblo de Israel tardará siete meses para enterrarlos.

13 Todo el pueblo de la tierra participará en ese entierro, y ese día yo seré glorificado, y para ellos será un día memorable.

—Palabra de Dios el Señor.

14 ”Al cabo de siete meses se hará un reconocimiento. Se contratará gente que recorra el país para enterrar a los que aún queden tendidos en el suelo, y así limpiar la tierra.

15 Cuando en su recorrido esa gente vea los huesos de algún cadáver, pondrá a su lado una señal, la cual permanecerá allí, hasta que los sepultureros los entierren en el valle de Gamón Gog.

16 Así se limpiará la tierra, y la ciudad se llamará también Hamona.”»

17 Así ha dicho Dios el Señor:

«Hijo de hombre, diles a las aves de toda especie, y a todas las fieras salvajes, que se junten de todas partes y vengan acá, a participar del gran sacrificio que voy a ofrecerles sobre los montes de Israel. Van a comer carne y a beber sangre.

18 Comerán la carne de guerreros, y beberán la sangre de príncipes de la tierra, y de carneros, corderos, machos cabríos, bueyes y toros, todos ellos engordados en Basán.

19 Comerán grasa hasta quedar hastiados, y beberán hasta embriagarse con la sangre de las víctimas que sacrifiqué para ellos.

20 En ese banquete que les ofreceré se saciarán de caballos y de aguerridos jinetes, y de toda clase de hombres de guerra.

—Palabra de Dios el Señor.

21 »Pondré mi gloria entre las naciones, y todas las naciones me verán sentenciarlos y darles su merecido.

22 A partir de ese día, el pueblo de Israel sabrá que yo soy el Señor su Dios.

23 También sabrán las naciones que el pueblo de Israel fue llevado al cautiverio por causa de su pecado, pues yo les di la espalda y los entregué en manos de sus enemigos, y todos cayeron a filo de espada, porque se rebelaron contra mí.

24 Yo les di la espalda y los traté conforme a su inmundicia y conforme a sus rebeliones.»

25 Por lo tanto, así ha dicho Dios el Señor:

«Ahora voy a cambiar la suerte de Jacob. Voy a tener misericordia de todo el pueblo de Israel, y a mostrarme celoso de mi santo nombre.

26 Cuando ya vivan tranquilos en su tierra y no haya quien los espante, sentirán vergüenza por todas sus rebeliones y por haber pecado contra mí.

27 Cuando yo los reúna y los haga salir de entre los pueblos de sus enemigos, y sea yo santificado en ellos a la vista de muchas naciones,

28 y cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones los reúna en su tierra, sin dejar allá a ninguno de ellos, sabrán que yo soy el Señor su Dios.

29 No volveré a darles la espalda, porque habré derramado mi espíritu sobre el pueblo de Israel.»

—Palabra de Dios el Señor.

Ezequiel 40

La visión del templo

1 Comenzaba el año veinticinco de nuestro cautiverio cuando la mano del Señor se posó sobre mí y me llevó a la ciudad de Jerusalén. Era el día diez del primer mes, y habían pasado catorce años desde que la ciudad había sido conquistada. Ese mismo día

2 Dios me llevó en visiones a la tierra de Israel y me puso sobre un monte muy alto. En la parte sur del monte había un edificio que parecía una gran ciudad.

3 Al dejarme allí, vi que en la puerta estaba un hombre que parecía de bronce, y que en su mano tenía un cordel de lino y una caña de medir.

4 Ese hombre me habló, y me dijo:

«Hijo de hombre, abre bien los ojos y los oídos, y presta mucha atención a todo lo que voy a mostrarte, porque para eso has sido traído aquí: para que yo te muestre todo esto y le cuentes al pueblo de Israel todo lo que veas.»

5 Aquel edificio tenía una muralla por fuera.La caña de medir que ese hombre tenía en la mano medía tres metros, y el hombre midió la muralla, y medía tres metros de espesor y tres metros de altura.

6 Luego se dirigió hacia la puerta que da hacia el oriente y escaló sus gradas, y midió los dos postes de la puerta, y ambos medían tres metros de ancho.

7 Cada cámara medía tres metros de largo y tres metros de ancho, y entre las cámaras había un espacio de dos metros y medio; y por dentro cada poste de la puerta junto a la entrada medía tres metros.

8 Midió también por dentro la entrada de la puerta, y medía tres metros;

9 la entrada del portal medía cuatro metros, y sus postes medían un metro. La puerta del portal estaba en el lado interno.

10 En cada costado de la puerta oriental había tres cámaras, las cuales eran de una misma medida, lo mismo que los portales en cada costado.

11 Midió la entrada de la puerta, y ésta medía cinco metros de ancho; el portal medía seis metros y medio de largo.

12 Delante de las cámaras había un espacio de medio metro en cada lado, y las cámaras eran cuadradas y medían tres metros por lado.

13 Luego midió la puerta desde el techo de una cámara hasta el techo de la otra, y el ancho de puerta a puerta era de doce y medio metros.

14 Midió también los postes del atrio y del portal que lo rodeaba, y cada poste medía treinta metros.

15 Desde el frente de la puerta de la entrada hasta el frente de la entrada de la puerta interior había veinticinco metros.

16 Por dentro las cámaras tenían unas ventanas estrechas, lo mismo que los portales y los corredores y alrededor de la puerta; esas ventanas daban a su interior. En cada poste había palmeras.

17 Ese hombre me llevó al atrio exterior, el cual tenía cámaras y estaba totalmente enlosado. Alrededor de aquel atrio había treinta cámaras.

18 El enlosado a los lados de las puertas era el más bajo, y era proporcional a la longitud de los portales.

19 Allí el hombre midió la distancia que había desde el frente de la puerta de abajo hasta el frente del atrio interior por fuera, y ésta medía cincuenta metros hacia el oriente y hacia el norte.

20 Luego midió el largo y el ancho de la puerta que estaba en el atrio exterior, hacia el norte.

21 Había tres cámaras de un lado y tres del otro, y sus postes y sus arcos medían lo mismo que la primera puerta, es decir, veinticinco metros de largo por doce y medio metros de ancho.

22 Sus ventanas, arcos y palmeras medían lo mismo que la puerta que daba hacia el oriente, y delante de ellas estaban sus arcos. A la puerta se subía por siete gradas.

23 La puerta del atrio interior estaba frente a la puerta que daba hacia el norte, lo mismo que hacia el oriente. El hombre midió la distancia de puerta a puerta, y ésta era de cincuenta metros.

24 El hombre me llevó después hacia el sur, y allí había una puerta que daba al sur. Midió sus portales y sus arcos siguiendo estas medidas,

25 y las ventanas y los arcos alrededor medían lo mismo que las otras ventanas, es decir, veinticinco metros de largo por doce y medio metros de ancho.

26 Sus gradas eran de siete peldaños, con sus arcos delante de ellas; y tenían palmeras, una de un lado, y otra del otro lado, en sus postes.

27 Había también una puerta hacia el sur del atrio interior; y de puerta a puerta hacia el sur midió cincuenta metros.

28 Me llevó después en el atrio de adentro a la puerta del sur, y midió la puerta del sur conforme a estas medidas.

29 Sus cámaras, sus postes y sus arcos seguían estas medidas, y las ventanas y arcos alrededor tenían veinticinco metros de largo por doce y medio metros de ancho.

30 Los arcos alrededor medían doce y medio metros de largo y dos y medio metros de ancho.

31 Sus arcos daban hacia fuera del atrio, y tenían palmeras en sus postes, y sus gradas eran de ocho peldaños.

32 El hombre me llevó al atrio interior, que daba hacia el oriente, y midió la puerta siguiendo estas medidas.

33 Sus cámaras, postes y arcos seguían estas medidas, y tenían ventanas y arcos alrededor, y medían veinticinco metros de largo por doce y medio metros de ancho.

34 Sus arcos daban hacia fuera del atrio, y tenían palmeras en ambos lados de sus postes, y sus gradas eran de ocho peldaños.

35 El hombre me llevó luego a la puerta del norte, y midió siguiendo estas medidas.

36 Sus cámaras, postes, arcos y ventanas alrededor medían veinticinco metros de largo por doce y medio metros de ancho.

37 Sus postes daban hacia fuera del atrio, y tenían palmeras en ambos lados de sus postes, y sus gradas eran de ocho peldaños.

38 Allí había una cámara en la que se lavaba el holocausto, la cual tenía una puerta con postes de portales.

39 En la entrada de la puerta había dos mesas de cada lado, en las que se degollaban los animales para el holocausto, la expiación y el sacrificio por el pecado.

40 A un lado de la entrada de la puerta del norte, por fuera de las gradas, había dos mesas, y otras dos al otro lado de la entrada de la puerta.

41 Junto a la puerta había cuatro mesas a un lado, y cuatro mesas al otro lado, es decir, ocho mesas para degollar sobre ellas a los animales que se ofrecían.

42 Las cuatro mesas para el holocausto eran de piedra labrada, y medían setenta y cinco centímetros de largo por setenta y cinco centímetros de ancho, y cincuenta centímetros de alto. Sobre ellas se ponían los utensilios para degollar a los animales para el holocausto y el sacrificio.

43 Adentro había ganchos dispuestos en derredor, los cuales medían siete centímetros, y sobre las mesas se ponía la carne de los animales sacrificados.

44 Afuera de la puerta interior, en el atrio interior que estaba a un costado de la puerta del norte, estaban las cámaras de los cantores, las cuales daban hacia el sur; una estaba a un lado de la puerta del oriente que daba hacia el norte.

45 Y el hombre me dijo:

«Esta cámara, que da hacia el sur, es de los sacerdotes que tienen a su cargo el cuidado del templo.

46 La cámara que da hacia el norte es de los sacerdotes encargados de cuidar del altar, y que son los hijos de Sadoc, los cuales se eligen de entre los hijos de Leví para servir al Señor.»

47 Luego el hombre midió el atrio, y éste medía cincuenta metros de largo por cincuenta metros de ancho; es decir, era cuadrado; y el altar estaba delante del edificio.

48 El hombre me llevó al pórtico del templo, y midió los postes del pórtico, y cada uno medía dos metros y medio por lado. El ancho de la puerta era de un metro y medio por lado.

49 El pórtico medía diez metros de largo y cinco y medio metros de ancho, y se subía a él por gradas. Junto a los postes había columnas en ambos lados.

Ezequiel 41

1 El hombre me introdujo en el templo, y midió los postes, los cuales medían tres metros de un lado y tres metros del otro, que era el ancho del tabernáculo.

2 La puerta medía cinco metros de ancho, y los costados de la puerta medían dos y medio metros de un lado y dos y medio metros del otro. Luego midió su longitud, que era de veinte metros, y su anchura era de diez metros.

3 Pasó entonces al interior y midió cada poste de la puerta, y medían un metro; la puerta medía tres metros, y la entrada medía tres y medio metros de ancho.

4 Luego midió el frente del edificio, y medía diez metros de largo y diez metros de ancho. Entonces me dijo:

«Éste es el lugar santísimo.»

5 Después midió la muralla del templo, y tenía tres metros de ancho, y las cámaras alrededor del templo medían dos metros de ancho.

6 Las cámaras laterales estaban sobrepuestas, y había treinta cámaras en cada uno de los tres pisos. En la pared alrededor del templo había modillones, sobre los que descansaban las cámaras, para que no descansaran sobre la pared del templo.

7 En su parte superior las cámaras eran más anchas; la escalera de caracol del templo iba ascendiendo por dentro del templo, de modo que en la parte alta el templo era más ancho. Del piso inferior se podía ascender al piso del medio, y de éste al superior.

8 Yo miré la altura alrededor del templo, y los cimientos de las cámaras medían lo que una caña entera, es decir, tres metros de largo.

9 El ancho de la pared exterior de las cámaras medía lo mismo que el espacio interior de las cámaras del templo, es decir, dos y medio metros.

10 El espacio entre las cámaras que rodeaban el templo era de diez metros.

11 La puerta de cada cámara salía al espacio libre, una puerta hacia el norte y otra puerta hacia el sur, y el espacio que quedaba alrededor era de dos y medio metros de ancho.

12 El edificio que daba al occidente, delante del espacio abierto, medía treinta y cinco metros, y la pared que rodeaba el edificio tenía dos y medio metros de espesor y medía cuarenta y cinco metros de largo.

13 Luego el hombre midió el templo, y tenía cincuenta metros de largo, y el espacio abierto y el edificio y sus paredes medían también cincuenta metros de largo.

14 El frente del templo, y el espacio abierto que daba hacia el oriente, medía cincuenta metros de ancho.

15 El hombre midió la longitud del edificio que estaba frente al espacio abierto que había detrás de él, lo mismo que las cámaras de uno y otro lado, y el templo interior y los portales del atrio, y medían cincuenta metros.

16 Los umbrales, las ventanas estrechas, y las cámaras alrededor de los tres pisos estaban totalmente recubiertos de madera.

17 El hombre tomó medidas por encima de la puerta, y hasta el recinto interior, y también por dentro y por fuera y alrededor de toda la pared.

18 Ésta tenía labrados querubines, y entre querubín y querubín había una palmera, y cada querubín tenía dos rostros;

19 hacia la palmera de un lado el rostro era el de un hombre, y hacia la palmera del otro lado el rostro era el de un león. Esto era así alrededor de todo el templo.

20 Desde el suelo hasta la parte superior de la puerta, y por toda la pared del templo, había querubines labrados y palmeras.

21 Cada poste del templo era cuadrado, y el frente del santuario era semejante al del otro frente.

22 El altar de madera medía un metro y medio de alto y un metro de largo, y sus esquinas, su superficie y sus paredes eran de madera. Entonces el hombre me dijo:

«Ésta es la mesa que está delante del Señor.»

23 El templo y el santuario tenían dos puertas.

24 En cada una de las puertas del templo había dos hojas que giraban.

25 Las puertas tenían querubines y palmeras labrados, semejantes a los que había en las paredes, y en la fachada del atrio, por la parte exterior, había un portal de madera.

26 En los costados del pórtico, a uno y otro lado, había ventanas estrechas y palmeras. Así eran las cámaras del templo y los umbrales.