Jeremías 49

Profecía acerca de los amonitas

1 Así ha dicho el Señor acerca de los hijos de Amón:

«¿Acaso Israel no tiene hijos? ¿Acaso no tiene ningún heredero? ¿Por qué Milcón le ha quitado a Gad su territorio, y ha establecido a su pueblo en sus ciudades?

2 Por eso, vienen días en que haré que se oiga clamor de guerra en Rabá, la ciudad de los amonitas. Entonces Rabá quedará convertida en un montón de ruinas, y sus ciudades serán incendiadas, e Israel retomará el territorio que los amonitas le quitaron.

—Palabra del Señor.

3 »¡Deja oír, Jesbón, tus lamentos! La ciudad de Hai será destruida. Y ustedes, mujeres de Rabá, ¡griten y vístanse de luto! ¡Lloren de tristeza y rodeen las colinas! Milcón será llevado en cautiverio, junto con sus sacerdotes y sus príncipes.

4 Ciudad contumaz, que confías en tus tesoros y crees que nadie podrá atacarte, ¿por qué te vanaglorias de los valles, si tu valle ha sido desolado?

5 Yo voy a rodearte de espanto por todos lados, y toda tu gente será puesta en fuga, sin que nadie se ocupe de reagruparlos.

—Palabra del Señor de los ejércitos.

6 »Después de eso, haré volver a los amonitas de su cautividad.»

—Palabra del Señor.

Profecía acerca de Edom

7 Así ha dicho el Señor de los ejércitos acerca de Edom:

«¿Ya no hay sabiduría en Temán? ¿Ya no pueden sus sabios dar consejos? ¿Se afectó su sabiduría?

8 ¡Huyan, habitantes de Dedán! ¡Retrocedan, y quédense a vivir en lugares escondidos! Porque cuando yo castigue a Esaú voy a traer sobre él la destrucción.

9 Cuando los vendimiadores recogen uvas, no se llevan todas; y cuando los ladrones asaltan por la noche, tampoco se llevan todo.

10 Pero a Esaú lo voy a dejar desnudo. Encontraré sus escondrijos, y no podrá esconderse de mí. Toda su descendencia, y sus hermanos y vecinos, serán destruidos, y dejará de existir.

11 Pero a sus huérfanos yo los criaré, y sus viudas podrán depender de mí.»

12 Así ha dicho el Señor:

«Los que no estaban condenados a beber la copa de mi ira, tuvieron que beberla. Así que tú de ninguna manera serás absuelto, sino que también tendrás que beberla.

13 Yo he jurado por mí mismo, que Bosra quedará asolada y solitaria, y como objeto de oprobio y maldición. ¡Todas sus ciudades quedarán en ruinas para siempre!»

—Palabra del Señor.

14 Yo, Jeremías, recibí un mensaje del Señor. Fue el mismo mensaje que había enviado a las naciones, y que decía:

«¡Júntense contra Edom, y declárenle la guerra!

15 Edom, yo te haré pequeño entre las naciones, y menospreciado entre los hombres.

16 Tú, que habitas en las cuevas de las peñas, en lo alto de las montañas: Tu arrogancia y la soberbia de tu corazón te engañaron. Aunque pongas tu nido en las alturas, como las águilas, de allí te haré descender.»

—Palabra del Señor.

17 Y Edom quedará en ruinas. Todos los que pasen junto a ella, quedarán asombrados y se burlarán de todas sus calamidades.

18 Le pasará lo mismo que a Sodoma y Gomorra y sus ciudades vecinas,cuando fueron destruidas: Nunca más volverá a ser habitada.

—Palabra del Señor.

19 El Señor vendrá contra Edom como un león que sale de los bosques del Jordán y ataca a un rebaño fuerte y robusto. Lo hará huir de su tierra, y al frente de ella pondrá a quien él escoja. Porque nadie puede compararse al Señor; nadie puede ocupar su lugar. ¿Qué jefe hay que pueda oponerse a él?

20 Por lo tanto, escuchen lo que el Señor ha decidido hacer contra Edom, es decir, los planes que piensa ejecutar contra los habitantes de Temán. Todos serán llevados como ovejas, aún los más pequeños, y sus campos serán destruidos.

21 Su caída será tan estruendosa que la tierra temblará, y sus gritos se oirán hasta el Mar Rojo.

22 El enemigo vendrá como águila, y remontará el vuelo y se lanzará contra Bosra. Ese día, el corazón de los valientes de Edom será como el corazón de una mujer parturienta.

Profecía acerca de Damasco

23 Acerca de Damasco.Jamat y Arfad han recibido malas noticias, y no saben qué hacer. Se derriten de miedo; son como el mar, que no puede sosegarse.

24 Damasco ha perdido el ánimo, y se dispone a huir. La dominan el miedo y la angustia; le han sobrevenido dolores, como de mujer parturienta.

25 ¡Abandonada ha quedado la ciudad alabada, la ciudad alegre!

26 Por eso en aquel día sus jóvenes y todos sus hombres de guerra morirán en sus calles.

—Palabra del Señor de los ejércitos.

27 Y el Señor prenderá fuego a las murallas de Damasco, y ese fuego consumirá las casas de Ben Adad.

Profecía sobre Cedar y Jazor

28 Así ha dicho el Señor acerca de Cedar y de los reinos de Jazor, a los cuales el rey Nabucodonosor de Babilonia destruyó:

«¡Levántense, y ataquen a Cedar! ¡Destruyan a los hijos del oriente!

29 ¡Despójenlos de sus tiendas y de sus ganados! ¡Tomen para ustedes sus cortinas y todos sus utensilios, y aun sus camellos! ¡Digan a voz en cuello que hay terror por todas partes!

30 ¡Huyan, habitantes de Jazor! ¡Váyanse muy lejos, y habiten en lugares escondidos! Nabucodonosor, el rey de Babilonia, ya ha trazado planes contra ustedes, y piensa derrotarlos.»

—Palabra del Señor.

31 ¡Vamos, ataquen a esa nación pacífica, que vive confiada y solitaria! ¡Ni siquiera tiene puertas ni cerrojos!

—Palabra del Señor.

32 «Yo voy a esparcirlos por los cuatro vientos; voy a arrojarlos hasta el último rincón del mundo. Sus camellos y sus muchos ganados serán el botín de guerra. De todos lados voy a traer la ruina sobre ellos.

—Palabra del Señor.

33 »Jazor quedará para siempre convertida en un desierto, en refugio de chacales; no habrá nadie que habite ese territorio.»

Profecía sobre Elam

34 Al principio del reinado de Sedequías en Judá, la palabra del Señor vino al profeta Jeremías acerca de Elam, y le dijo:

35 «Así ha dicho el Señor de los ejércitos: “Voy a quebrar el arco de Elam, que es la parte principal de su fortaleza.

36 Voy a traer sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo, y a los cuatro vientos los lanzaré. No habrá una sola nación a donde no vayan los fugitivos de Elam.

37 Y haré que Elam se deje intimidar por sus enemigos, por los que quieren quitarle la vida. Yo traeré sobre ellos la calamidad y el ardor de mi ira, y enviaré la espada, para que los persiga hasta acabar con ellos.

—Palabra del Señor.

38 ”Pondré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a su príncipe.

—Palabra del Señor.

39 ”Pero en los últimos días haré volver a los cautivos de Elam.”»

—Palabra del Señor.

Jeremías 50

Profecía contra Babilonia

1 Por medio del profeta Jeremías el Señor dio este mensaje contra Babilonia,es decir, contra la tierra de los caldeos.

2 «¡Anúncienlo en las naciones! ¡Levanten las banderas y háganlo saber! ¡Ya es del dominio público, así que no lo disimulen! ¡Digan que Babilonia ha sido conquistada, que el dios Bel ha quedado confundido, y que Merodac está deshecho! Las imágenes de sus ídolos han sido destrozadas.

3 La atacó una nación del norte, y dejó desolada su tierra. Ya no hay en ella gente ni animales. ¡Todos huyeron, todos se han ido!

4 »Cuando llegue el momento, vendrán juntos los hijos de Israel y los hijos de Judá, y llorando irán en busca del Señor su Dios.

—Palabra del Señor.

5 »Preguntarán por el camino de Sión, y hacia allá se dirigirán, y unos a otros se dirán: “Vengan, hagamos con el Señor un pacto eterno que jamás se olvide.”

6 »Mi pueblo es un rebaño de ovejas perdidas. Sus pastores las hicieron perder el camino, y se descarriaron por los montes. Anduvieron de monte en monte, y se olvidaron de sus rediles.

7 Todos los que las hallaban, las devoraban; sus enemigos alegaban no cometer ningún pecado, porque antes ellas habían pecado contra el Señor, que es mansión de justicia y esperanza de sus padres.

8 »¡Huyan de Babilonia!¡Salgan del país de los caldeos! ¡Sean como los machos cabríos, que van al frente del rebaño!

9 Porque yo estoy incitando contra Babilonia a una alianza de poderosos pueblos del norte, y voy a hacer que la ataquen. Desde allá se prepararán para atacarla, y la conquistarán. Son arqueros diestros y valientes, y sus flechas siempre dan en el blanco.

10 Caldea será botín de guerra; todos los que la saqueen quedarán satisfechos.

—Palabra del Señor.

11 »Y es que ustedes, babilonios, se alegraron y regocijaron destruyendo a mi pueblo. Retozaron como novillas sobre la hierba, relincharon como caballos.

12 Pero esa ciudad que los vio nacer quedará avergonzada y humillada, convertida en un desierto, en un árido páramo. ¡Será la menos importante de las naciones!»

13 La ira del Señor hará que se quede abandonada y sin que nadie la habite. Todos los que pasen por Babilonia quedarán asombrados y se burlarán de su desgracia.

14 Ustedes todos, los que tensan el arco: ¡fórmense y rodeen a Babilonia! ¡Disparen sus flechas, y no las escatimen! Porque Babilonia pecó contra el Señor.

15 ¡Rodéenla y lancen gritos contra ella! ¡Tomen venganza de ella, y hagan que se rinda! ¡Derriben sus torres, y echen abajo sus murallas! ¡Hagan con ella lo que ella hizo con otros! ¡Ésta es la venganza del Señor!

16 ¡Acaben en Babilonia con todos los que siembran y siegan! Cuando los extranjeros se enfrenten a la espada destructora, todos ellos volverán los ojos a su pueblo y saldrán huyendo a su país.

17 Israel es un rebaño descarriado, dispersado por los leones. Primero lo devoró el rey de Asiria, y después el rey Nabucodonosor de Babilonia le trituró los huesos.

18 Por lo tanto, así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel:

«Voy a castigar al rey de Babilonia y a su país, como antes castigué al rey de Asiria.

19 Y haré que Israel vuelva a su lugar de residencia, para que se alimente en el Carmelo y en Basán; para que sacie su apetito en el monte de Efraín y en Galaad.

20 Cuando lleguen el día y el momento, se buscará acusar a Israel por su maldad, y a Judá por sus pecados, y no se hallará de qué acusarlos, porque yo perdonaré a los que haya dejado con vida.

—Palabra del Señor.

21 »¡Ataca a la tierra de Meratayin,y a los habitantes de Pecod!¡Destrúyelos, persíguelos hasta matarlos! ¡Haz todo tal y como yo te lo he ordenado!

—Palabra del Señor.

22 Se oye en la tierra estruendo de guerra y de gran destrucción.

23 ¡Babilonia, que desmenuzaba a otros pueblos como un martillo, ahora ha sido totalmente desmenuzada! ¡Se ha convertido en motivo de horror para todas las naciones!

24 El Señor te tendió una trampa, Babilonia, y caíste en ella. Sin darte cuenta, quedaste atrapada, porque lo desafiaste.

25 Abrió el Señor su arsenal, y en su furia sacó sus armas. Esto lo ha hecho el Señor, el Dios de los ejércitos, en la tierra de los caldeos.

26 ¡Vengan contra ella desde los confines de la tierra! ¡Abran sus graneros, y conviértanla en un montón de ruinas! ¡Destrúyanla, que no le quede nada!

27 ¡Maten a todos sus novillos! ¡Llévenlos al matadero! ¡Ay de ellos, pues su día ha llegado! ¡Llegó la hora de su castigo!

28 Puede oírse a los que huyen en desbandada de la tierra de Babilonia, y dan en Sión las noticias de que el Señor nuestro Dios se está vengando por lo que antes hicieron en su templo.

29 «¡Junten alrededor de Babilonia a los arqueros! ¡Acampen contra ella y lancen sus flechas! ¡Que no escape nadie! ¡Denle su merecido!¡Hagan con ella lo que ella hizo con otros! Porque ella se rebeló contra el Señor, contra el Santo de Israel.

30 Por eso sus jóvenes caerán muertos por las calles. Ese día, todos sus guerreros serán derrotados.

—Palabra del Señor.

31 »Yo estoy contra ti, pueblo insolente. Ha llegado ya el día y la hora de tu castigo.

—Palabra del Señor de los ejércitos.

32 »Y tú, pueblo insolente, tropezarás y rodarás por tierra, y no habrá quien te levante. Yo les prenderé fuego a tus ciudades, y quemaré todos sus alrededores.»

33 Así ha dicho el Señor de los ejércitos:

«Los hijos de Israel y los hijos de Judá fueron oprimidos al mismo tiempo; todos sus opresores los tomaron cautivos y no los quisieron soltar.

34 Pero yo soy su poderoso Redentor. Mi nombre es el Señor de los ejércitos. Yo seré su defensor, y daré reposo a su tierra, pero a los habitantes de Babilonia no los dejaré reposar.

35 »¡Guerra contra los caldeos! ¡Guerra contra los habitantes de Babilonia! ¡Guerra contra sus príncipes y sus sabios!

—Palabra del Señor.

36 »¡Guerra contra los adivinos! ¡Que pierdan su sabiduría! ¡Guerra contra sus valientes! ¡Que pierdan el valor!

37 ¡Guerra contra sus caballos y sus carros, y contra toda la gente que en ella se encuentra! ¡Que se acobarden como mujeres! ¡Guerra contra sus tesoros! ¡Que sean saqueados!

38 ¡Que todos sus manantiales se sequen! Porque son un país idólatra, aturdido con tantas imágenes.

39 »Por lo tanto, Babilonia llegará a ser la guarida de las fieras salvajes y de los chacales;allí también se guarecerán los polluelos del avestruz, y nunca más volverá a poblarse, ni habrá jamás quien la habite.

40 Será como cuando yo destruí a Sodoma y Gomorra, y a sus ciudades vecinas:nunca nadie volverá a habitarla.

—Palabra del Señor.

41 Viene ya un pueblo del norte. Una gran nación y muchos reyes se levantan desde los confines de la tierra.

42 Son crueles y desalmados. Manejan el arco y la lanza, montan caballos, y su voz resuena como el mar. Se preparan a atacarte, pobre Babilonia, como hombres de guerra que son.

43 Cuando el rey de Babilonia supo la noticia, sus manos desfallecieron; le sobrevino la angustia, y le dieron dolores como de mujer parturienta.

44 «Yo vendré contra la fortaleza amurallada, como un león que sale de los bosques del Jordán, y muy pronto los haré huir de la ciudad. Pondré al frente de ella a quien yo elija; porque ¿quién puede compararse a mí?; ¿quién puede ocupar mi lugar?; ¿qué pastor puede hacerme frente?

45 Así que oigan lo que yo, el Señor, he determinado hacer contra Babilonia, y los planes que he trazado contra el país de los caldeos. Aun sus niños más pequeños serán llevados cautivos, y sus casas serán destruidas.

46 Cuando Babilonia sea conquistada, sus gritos harán que tiemble la tierra; su clamor se oirá en todas las naciones.»

Jeremías 51

Sentencia del Señor contra Babilonia

1 Así ha dicho el Señor:

«Voy a lanzar un viento destructor contra Babilonia y contra sus habitantes, porque se han rebelado contra mí.

2 Y enviaré contra Babilonia gente que la aventará por los aires y dejará vacía su tierra. Cuando llegue el día de la calamidad, la atacarán por todos los flancos.

3 No tendrán tiempo sus arqueros de extender sus arcos, ni de engalanarse con su coraza. Tampoco se salvarán sus jóvenes guerreros. ¡Todo su ejército será derrotado!

4 En la tierra de los caldeos caerán muertos por las calles, atravesados por las lanzas.

5 Aunque Israel y Judá han llenado su tierra de pecado contra mí, que soy su esposo y Dios; contra mí, que soy el Santo de Israel y Señor de los ejércitos, todavía no se han quedado en el abandono.»

6 ¡Salgan de Babilonia! ¡Pónganse a salvo, para que no perezcan por causa de su maldad! ¡Ha llegado la hora de la venganza del Señor, y él le dará su merecido!

7 En las manos del Señor, Babilonia fue una copa de oro que embriagó a toda la tierra; los pueblos bebieron de ellay quedaron aturdidos.

8 En un momento cayó Babilonia, y se hizo pedazos. Lloren por ella, y suavicen con bálsamos su dolor. Tal vez sane.

9 Curamos a Babilonia, y no ha sanado; dejémosla, y volvamos a nuestra tierra, porque su sentencia ha llegado hasta el cielo,¡se ha elevado hasta las nubes!

10 El Señor sacó a la luz nuestra justicia; ¡vengan, vayamos a proclamar en Sión la obra del Señor, nuestro Dios!

11 ¡Limpien las saetas, y tomen los escudos! El Señor ha despertado el espíritu de los reyes de Media, y éstos sólo piensan en destruir a Babilonia. Así es como el Señor se vengará de quienes destruyeron su templo.

12 ¡Agiten la bandera sobre los muros de Babilonia! ¡Refuercen la guardia, y pongan centinelas! ¡Preparen las emboscadas! ¡El Señor ha decidido llevar a cabo sus planes en contra de los habitantes de Babilonia!

13 Tú, que pusiste tu trono entre los caudalosos ríos;tú, que posees grandes tesoros: Tu fin ha llegado; ¡llegaste al final de tu carrera!

14 El Señor de los ejércitos ha jurado por sí mismo: «¡Yo lanzaré contra ti tanta gente, que parecerán una plaga de langostas! ¡Contra ti lanzarán sus gritos de victoria!»

15 Con su poder, el Señor hizo la tierra;

con su sabiduría afirmó el mundo,

con su inteligencia extendió los cielos.

16 Él habla, y en los cielos

las aguas se agitan tumultuosas;

él hace que las nubes se levanten

desde lo más recóndito de la tierra;

en medio de relámpagos envía la lluvia,

y hace que el viento salga de sus depósitos.

17 Todo el mundo es engreído e ignorante;

todo artífice se avergüenza de sus esculturas,

¡sus ídolos son una mentira carente de espíritu!

18 Son una ilusión; obras dignas de burla;

¡cuando llegue el momento, perecerán!

19 Todo lo contrario es el Dios de Jacob,

el dueño de la tribu de Israel.

¡Él es quien ha dado forma a todo!

¡Su nombre es el Señor de los ejércitos!

20 «Tú eres para mí un instrumento de guerra.

Por medio de ti despedazaré a las naciones;

por medio de ti destruiré a los reinos.

21 Por medio de ti despedazaré

a los caballos y a sus jinetes,

a los carros de guerra y a los aurigas.

22 Por medio de ti despedazaré

a hombres y mujeres, a niños y ancianos,

a jóvenes y doncellas.

23 Por medio de ti despedazaré

a los pastores y a sus rebaños,

a los labradores y a sus yuntas,

a los jefes y a los príncipes.

24 »Yo les daré su merecido a Babilonia y a todos los habitantes de Caldea por todo el daño que hicieron en Sión, y que ustedes mismos presenciaron.

—Palabra del Señor.

25 »Yo estoy contra ti, monte destructor, porque destruiste toda la tierra. Voy a extender mi mano contra ti, para hacerte rodar por las peñas; ¡para reducirte a monte quemado!

—Palabra del Señor.

26 »Nadie tomará una sola piedra tuya para ponerla como piedra angular, ni como cimiento. ¡Para siempre quedarás hecha un desierto!»

—Palabra del Señor.

27 ¡Levanten la bandera en el país!

¡Toquen la trompeta en las naciones!

¡Preparen a los pueblos para atacarla!

¡Junten contra ella a los reinos de Ararat,

y a los de Mini y de Askenaz!

¡Designen a un capitán que ordene atacarla!

¡Que ataquen los caballos como langostas!

28 ¡Preparen contra ella a las naciones,

a los reyes de Media, y a sus jefes y príncipes,

y a todos los territorios bajo su dominio!

29 La tierra tiembla y se aflige,

porque los planes del Señor se han confirmado

para convertir a Babilonia en un desierto,

¡en un país completamente deshabitado!

30 Los guerreros babilonios han dejado de pelear

porque ya no tienen fuerzas para hacerlo;

como mujeres, se encerraron en sus baluartes,

pues los cerrojos de la ciudad fueron rotos

y sus casas fueron incendiadas.

31 Unos tras otros, los mensajeros

anuncian al rey de Babilonia la caída de la ciudad.

32 Los vados han sido tomados,

los baluartes han sido incendiados,

y el pánico domina a los guerreros.

33 Así ha dicho el Señor de los ejércitos,

así ha dicho el Dios de Israel:

«La bella Babilonia es como un campo de trigo;

el tiempo de la cosecha se acerca,

y se prepara ya el lugar para trillarla.»

34 Y Jerusalén, la que habita en Sión, dice:

«El rey Nabucodonosor de Babilonia me devoró;

me desmenuzó y me dejó como un vaso vacío;

se llenó el vientre con lo mejor que yo tenía,

y como un dragón, me devoró y me echó fuera.

35 Por eso pido que mi sangre

recaiga sobre Babilonia y sobre todos los caldeos

por la violencia de que me hicieron víctima.»

36 Por eso ha dicho el Señor:

«Yo juzgaré tu causa y te vengaré.

¡Voy a dejar secos su mar y sus ríos!

37 Y Babilonia será un montón de ruinas,

un motivo de espanto y de burlas,

una ciudad deshabitada, ¡una guarida de chacales!

38 »Todos ellos rugirán al mismo tiempo,

como leones, como cachorros de león.

39 Cuando más excitados se encuentren,

yo les daré un banquete y los embriagaré;

una vez alegres, los haré caer en un sueño

del que nunca más despertarán.

—Palabra del Señor.

40 »Yo haré que los traigan al matadero

como si fueran corderos, carneros y machos cabríos.»

41 ¡Babilonia, la ciudad alabada en toda la tierra,

ha caído en poder de sus enemigos,

y es ahora motivo de horror entre las naciones!

42 ¡Las olas del mar cayeron sobre Babilonia,

y la cubrieron por completo!

43 Sus ciudades fueron asoladas;

la tierra quedó seca y desierta,

tierra por la que nadie pasará,

y en la que ningún ser humano vivirá.

44 «Yo juzgaré a Bel en Babilonia,

y le sacaré de la boca lo que se tragó.

Ninguna nación volverá a adorarlo,

y la muralla de Babilonia se vendrá abajo.

45 »Ustedes, pueblo mío, ¡salgan de allí!

¡Pónganse a salvo del ardor de mi ira!

46 No se desanimen, ni tengan miedo

por los rumores que oirán por la tierra.

Año tras año habrá rumores de violencia

y de un tirano que se levanta contra otro.

47 »Por lo tanto, ya viene el día

en que yo destruiré a los ídolos de Babilonia.

Todo su país quedará avergonzado,

y todos sus muertos caerán en medio de ella.

48 Los cielos y la tierra, y todo lo que existe,

cantarán de gozo por la caída de Babilonia.

¡Del norte vendrán sus destructores!»

—Palabra del Señor.

49 Babilonia caerá por los muertos de Israel,

del mismo modo que, por Babilonia,

cayeron los muertos de toda la tierra.

50 Ustedes, los que escaparon de la espada,

pónganse en marcha, no se detengan.

Acuérdense del Señor en tierras lejanas,

y no se olviden de Jerusalén.

51 Nos hemos enterado de la afrenta,

y nos sentimos muy avergonzados.

No sabemos dónde esconder la cara,

porque gente extranjera ha venido

contra los santuarios de la casa del Señor.

52 «Por lo tanto, viene el día en que yo destruiré sus ídolos, y en todo su país gemirán los heridos.

—Palabra del Señor.

53 Aun si Babilonia subiera hasta el cielo, y en las alturas se hiciera fuerte, no podría escapar de la destrucción que yo le enviaré.»

—Palabra del Señor.

54 ¡Se oye el clamor de Babilonia, y la gran destrucción de la tierra de los caldeos!

55 El Señor destruirá a Babilonia, y le quitará su mucha jactancia. El bramido de sus olas se oirá como el sonido de aguas tumultuosas,

56 porque ha llegado la destrucción contra Babilonia, y sus valientes han sido apresados; su arco fue hecho pedazos, porque el Señor es el Dios de la venganza, y le dará su merecido.

57 «Yo embriagaré a sus príncipes y a sus sabios, a sus capitanes y nobles, y a sus hombres fuertes. Y caerán en un sueño eterno, del que no despertarán.»

—Palabra del Rey, cuyo nombre es el Señor de los ejércitos.

58 Así ha dicho el Señor de los ejércitos:

«La ancha muralla de Babilonia será derribada por completo, y sus altas puertas serán consumidas por el fuego. En vano se fatigaron los pueblos y las naciones, pues su trabajo acabó siendo consumido por el fuego.»

59 En el cuarto año del reinado de Sedequías en Judá, el profeta Jeremías envió un mensaje a Seraías hijo de Nerías, hijo de Maseías, cuando éste iba acompañando a Sedequías al destierro de Babilonia, pues era su principal camarero.

60 Jeremías escribió en un rollo de cuero todo el mal que estaba por sobrevenirle a Babilonia. Todas las palabras contra Babilonia quedaron escritas.

61 Jeremías le dijo a Seraías:

«Cuando llegues a Babilonia, y veas y leas todo esto,

62 dirás: “Señor, tú has dicho que vas a destruir este lugar, y que para siempre será asolado, hasta que no quede en él un solo hombre ni un solo animal con vida.”

63 Y cuando acabes de leer este rollo, le atarás una piedra y lo arrojarás al río Éufrates.

64 Luego dirás: “Así se hundirá Babilonia, y no volverá a levantarsedel mal que yo voy a traer sobre ella.”»

Hasta aquí, las palabras de Jeremías.

Jeremías 52

Reinado de Sedequías

1 Sedequías tenía veintiún años de edad cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jamutal, hija de Jeremías de Libna.

2 Pero Sedequías hizo lo malo a los ojos del Señor, a la manera de Joacín.

3 Y fue tal la ira del Señor contra Jerusalén y Judá, que los echó de su presencia.

Caída de Jerusalén

Y Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.

4 Por eso, a los diez días del mes décimo del noveno año de su reinado vino el rey Nabucodonosor de Babilonia con todo su ejército, y atacó a Jerusalén. Acamparon contra ella,y por todas partes levantaron baluartes para atacarla.

5 La ciudad estuvo sitiada hasta el undécimo año del rey Sedequías.

6 A los nueve días del mes cuarto, cuando el hambre arreciaba en la ciudad y la gente no tenía ya pan para comer,

7 fue abierta una brecha en la muralla de la ciudad,y todos los soldados se dieron a la fuga. Salieron de la ciudad durante la noche, por la puerta que había entre los dos muros, cerca del jardín del rey. Tomaron el camino del Arabá, mientras los caldeos aún estaban rodeando la ciudad.

8 Entonces el ejército caldeo siguió al rey Sedequías, y lo alcanzó en los llanos de Jericó, pues todo su ejército lo había abandonado.

9 Lo aprehendieron, y lo llevaron ante el rey de Babilonia, que estaba en Ribla, en tierra de Jamat. Allí el rey de Babilonia dictó sentencia contra él.

10 Allí en Ribla el rey de Babilonia mandó degollar a los hijos de Sedequías ante sus propios ojos, lo mismo que a todos los príncipes de Judá.

11 A Sedequías, el rey de Babilonia sólo mandó que le sacaran los ojos y que lo sujetaran con grilletes, después de lo cual hizo que lo llevaran a Babilonia,y lo puso en la cárcel hasta el día en que murió.

Cautiverio de Judá

12 A los diez días del mes quinto del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor de Babilonia, vino a Jerusalén el capitán de la guardia, que se llamaba Nabuzaradán y solía estar delante del rey de Babilonia.

13 Nabuzaradán quemó la casa del Señory el palacio del rey, y todas las casas de Jerusalén; y le prendió fuego a todo edificio grande.

14 Todo el ejército de los caldeos, que venía con Nabuzaradán, el capitán de la guardia, destruyó todos los muros que rodeaban a Jerusalén.

15 Además, Nabuzaradán hizo que se llevaran cautivos a los pobres del pueblo, a todos los del pueblo que habían quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado al bando del rey de Babilonia, y a todo el resto del pueblo.

16 A los pobres del país Nabuzaradán los dejó para que sirvieran como viñadores y labradores.

17 Los caldeos hicieron pedazos las columnas de bronce que estaban en la casa del Señor, lo mismo que las bases y el mar de bronce que estaban allí, y todo el bronce se lo llevaron a Babilonia.

18 Se llevaron también los calderos, las palas, las despabiladeras, los tazones, las cucharas, todos los utensilios de bronce con que se ministraba,

19 y los incensarios, tazones, copas, ollas, candeleros, escudillas y tazas. El capitán de la guardia puso aparte lo que era de oro, y lo que era de plata, y se lo llevó.

20 Se llevó también las dos columnas, el mar y los doce bueyes de bronce que estaban debajo de las bases, y que había hecho el rey Salomón para la casa del Señor. El peso de todo este bronce era incalculable.

21 En cuanto a las columnas, cada una de ellas tenía una altura de ocho metros, y estaba rodeada por un cordón de cinco y medio metros; eran huecas, y tenían cinco centímetros de espesor.

22 El capitel de bronce que había sobre ellas tenía una altura de poco más de dos metros, con una red y granadas alrededor del capitel, todo de bronce. La segunda columna con sus granadas era igual.

23 En cada hilera había noventa y seis granadas, aunque todas las que estaban alrededor, sobre la red, eran cien.

24 El capitán de la guardia se llevó también a Seraías, que era el sacerdote principal, a Sofonías, que era el segundo sacerdote, y a tres guardas del atrio.

25 De la ciudad se llevó a un oficial que era capitán de los soldados, a siete de los consejeros íntimos del rey, que estaban en la ciudad, al principal secretario de la milicia, que pasaba revista a los del pueblo que iban a la guerra, y a sesenta hombres del pueblo que se hallaban dentro de la ciudad.

26 Nabuzaradán los tomó y se los llevó al rey de Babilonia, que estaba en Ribla.

27 Allí en Ribla, en tierra de Jamat, el rey de Babilonia los hirió de muerte. Así la gente de Judá fue llevada lejos de su tierra.

28 El pueblo que Nabucodonosor se llevó cautivo es el siguiente:

En el año séptimo de su reinado, se llevó a tres mil veintitrés hombres de Judá.

29 En el año dieciocho de su reinado, se llevó de Jerusalén a ochocientos treinta y dos cautivos.

30 En el año veintitrés de su reinado, Nabuzaradán, el capitán de la guardia, se llevó cautivos a setecientos cuarenta y cinco hombres de Judá.

En total, todos los cautivos fueron cuatro mil seiscientos.

Joaquín es liberado y recibe honores en Babilonia

31 A los veinticinco días del mes duodécimo del año treinta y siete del cautiverio de Joaquín, rey de Judá, es decir, en el primer año del reinado de Evil Merodac de Babilonia, éste reivindicó al rey Joaquín de Judá y lo sacó de la cárcel.

32 Solía conversar con él amigablemente, y hasta ordenó que pusieran su trono sobre los tronos de los otros reyes que estaban con él en Babilonia.

33 También ordenó que le cambiaran la ropa de prisionero, y durante todo el resto de su vida Joaquín comía siempre en la mesa del rey.

34 Todos los días de su vida, y hasta el día de su muerte, Joaquín recibía sin falta una ración de parte del rey de Babilonia.

Isaías 1

Una nación pecadora

1 Visión que Isaías hijo de Amoz tuvo acerca de Judá y de Jerusalén en los días de los reyes Uzías,Yotán,Ajazy Ezequías,los cuales reinaron en Judá.

2 Así dice el Señor: «Ustedes, los cielos, ¡oigan! Y tú, tierra, ¡escucha! He criado hijos, los he visto crecer, pero ellos han pecado contra mí.

3 El buey conoce a su dueño, y el asno conoce el pesebre de su amo, pero Israel no entiende; ¡mi pueblo no tiene entendimiento!»

4 ¡Ay, gente pecadora, pueblo bajo el peso de la maldad! ¡Ay, simiente de malvados, hijos corrompidos que han abandonado al Señor! Han provocado la ira del Santo de Israel; ¡le han dado la espalda!

5 ¿Por qué quieren ustedes ser castigados todavía? ¿Van a seguir siendo rebeldes? Tienen toda la cabeza enferma, y todo el corazón adolorido.

6 De la punta del pie a la cabeza no tienen nada sano. Todo son heridas, hinchazones y llagas abiertas, que nadie ha curado ni vendado ni limpiado con ungüento.

7 Ante ustedes su tierra es asolada, e incendiadas sus ciudades. Su país es devorado por gente extraña, ¡asolado como si lo asolaran extraños!

8 La hija de Sión se ha quedado solitaria. ¡Parece la enramada de una viña, la cabaña de un melonar! ¡Parece una ciudad desolada!

9 Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado un remanente, un poco más y seríamos como Sodoma, ¡semejantes a Gomorra!

Invitación al arrepentimiento

10 Príncipes de Sodoma, ¡oigan la palabra del Señor! Pueblo de Gomorra, ¡escuchen la enseñanza de nuestro Dios!

11 El Señor dice:

«¿Para qué me sirven sus muchos sacrificios? Estoy harto de holocaustos de carneros y de la grasa de animales gordos; no me agrada la sangre de bueyes, ni de ovejas y machos cabríos.

12 »Cuando ustedes vienen a presentarse ante mí, ¿quién les pide que traigan esto, o que pisoteen mis atrios?

13 No me traigan más ofrendas inútiles. El incienso me repugna; no soporto la luna nueva ni el día de reposo, ni las reuniones que convocan; sus fiestas solemnes son inicuas.

14 Mi alma aborrece sus lunas nuevas y sus fiestas solemnes; ¡son para mí una carga insoportable!

15 Cuando ustedes tiendan las manos hacia mí, yo apartaré de ustedes mis ojos. Y cuando multipliquen sus oraciones, no las oiré, pues tienen ustedes las manos llenas de sangre.

16 ¡Lávense! ¡Límpiense! ¡Aparten de mi vista sus malas acciones! ¡Dejen de hacer lo malo

17 y aprendan a hacer lo bueno! ¡Busquen la justicia! ¡Reprendan a los opresores! ¡Hagan justicia a los huérfanos y defiendan los derechos de las viudas!»

18 El Señor dice:

«Vengan ahora, y pongamos las cosas en claro. Si sus pecados son como la grana, se pondrán blancos como la nieve. Si son rojos como el carmesí, se pondrán blancos como la lana.

19 Si ustedes quieren y me hacen caso, comerán de lo mejor de la tierra;

20 pero si no quieren y son rebeldes, serán consumidos por la espada.»

Sí, la boca del Señor lo ha dicho.

Juicio y redención de Jerusalén

21 ¡Ay, ciudad fiel! ¡Cómo te has prostituido! Antes residía en ti la justicia y el derecho, y ahora el asesinato.

22 Tu plata se convirtió en escoria; tu vino se mezcló con agua.

23 Tus príncipes son rebeldes y cómplices de ladrones; todos ellos aman el soborno y van tras las recompensas; no les hacen justicia a los huérfanos, ni les importa defender los derechos de las viudas.

24 Por lo tanto, así dice Dios, el Señor de los ejércitos, el Fuerte de Israel:

«Voy a vengarme de mis enemigos; voy a desquitarme de mis adversarios.

25 Luego volveré mi mano contra ti, y limpiaré tu escoria hasta dejarla pura, y te quitaré toda tu impureza.

26 Haré que tus jueces sean como eran al principio, y que tus consejeros sean como eran antes. Después de eso te llamarán “Ciudad de justicia”, “Ciudad fiel”.

27 »Sión será rescatada por medio de la justicia, y los que se vuelvan a mí, por medio del derecho.

28 Pero los rebeldes y pecadores serán aniquilados al mismo tiempo, y los que abandonan al Señor serán consumidos.

29 Entonces ustedes se avergonzarán de las encinas que tanto amaban, y lamentarán haber elegido esos huertos.

30 Serán ustedes como encinas que se quedan sin hojas, ¡como huertos carentes de agua!

31 Los fuertes serán como estopa, y sus hechos serán la chispa que prenda fuego a unos y otros; y arderán, y no habrá quien apague el fuego.»

Isaías 2

Reinado universal del Señor

1 Visión de Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén:

2 En los últimos días el monte de la casa del Señor será confirmado como cabeza de los montes; será exaltado por encima de las alturas, y hacia él correrán todas las naciones.

3 Muchos pueblos vendrán y dirán:

«¡Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob! Él nos guiará por sus caminos, y nosotros iremos por sus sendas. Porque la enseñanza saldrá de Sión; de Jerusalén saldrá la palabra del Señor.

4 Él juzgará entre las naciones, y dictará sentencia a muchos pueblos. Y ellos convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces.Ninguna nación levantará la espada contra otra nación, ni se entrenarán más para hacer la guerra.»

Juicio del Señor contra los soberbios

5 Vengan ustedes, los de la casa de Jacob; caminemos a la luz del Señor.

6 Ciertamente tú has abandonado a tu pueblo, a la casa de Jacob, porque se ha llenado de costumbres de oriente; sus adivinos abundan como filisteos, y hacen tratos con gente extraña.

7 Su país está lleno de plata y de oro, y sus tesoros son ilimitados. Su país está lleno de caballos, y sus carros son incontables.

8 Su país está lleno de ídolos; ¡se arrodillan ante la obra de sus manos, ante lo que hicieron con sus dedos!

9 Todos se han inclinado; todos se han humillado. Por eso, ¡no los perdones!

10 ¡Métete en la peña!¡Escóndete en el polvo de la temible presencia del Señor y de su esplendorosa majestad!

11 En aquel día serán doblegados los altivos y humillados los soberbios; ¡sólo el Señor será exaltado!

12 Porque el día del Señor de los ejércitos vendrá contra todos los soberbios y altivos; contra todos los que se enaltecen, los cuales serán humillados;

13 contra todos los altos y erguidos cedros del Líbano; contra todas las encinas de Basán;

14 contra todos los altos montes; contra todas las elevadas alturas;

15 contra toda torre alta; contra todo muro fuerte;

16 contra todas las naves de Tarsis; contra todos los barcos preciados.

17 La altivez humana será abatida; la soberbia humana será humillada; en aquel día sólo el Señor será exaltado.

18 Los ídolos serán totalmente eliminados.

19 Cuando el Señor se disponga a castigar la tierra, la gente se meterá en las grietas de las peñas y en los hoyos de la tierra, para huir de la temible presencia del Señor y de su esplendorosa majestad.

20 En ese día la gente arrojará a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y de oro, que se fabricó para adorarlos.

21 Cuando el Señor se disponga a castigar la tierra, la gente se meterá en las hendiduras de las rocas y en las grietas de las peñas, para huir de su temible presencia y de su esplendorosa majestad.

22 Dejen ya de confiar en el hombre, que depende del aire que respira. ¿Qué tanto puede valer?

Isaías 3

Juicio de Dios contra Judá y Jerusalén

1 ¡Miren esto! Dios, el Señor de los ejércitos, va a dejar a Jerusalén y a Judá sin apoyo alguno y sin provisiones. Va a dejarlas sin pan y sin agua,

2 sin guerreros ni soldados, sin jueces ni profetas, sin adivinos ni ancianos,

3 sin capitanes ni líderes respetables, sin consejeros ni artesanos ni oradores.

4 Unos jovencitos serán sus líderes; unos chiquillos serán sus gobernantes.

5 Entre el pueblo, unos a otros se harán violencia: amigos contra amigos, jóvenes contra ancianos, marginados contra poderosos.

6 Si de la familia de su padre alguien toma a su hermano y le dice: «Tú, que estás bien vestido, serás nuestro príncipe. Hazte cargo de este montón de ruinas»,

7 aquél jurará ese día, y dirá: «No puedo aceptar ese cargo, pues en mi casa no tenemos qué comer ni qué vestir. No me hagan príncipe del pueblo.»

8 Jerusalén está en ruinas; Judá ha caído, porque con sus palabras y sus hechos han provocado al Señor; a sus ojos han ofendido su majestad.

9 La apariencia de su rostro los acusa; son como Sodoma, pues no disimulan su pecado sino que lo pregonan. ¡Ay de su alma, pues ellos mismos se perjudican!

10 Díganle al hombre justo que le irá bien, y que comerá del fruto de sus obras.

11 ¡Pero ay del malvado! Mal le irá, y conforme a sus obras se le pagará.

12 ¡Ay, pueblo mío! ¡Oprimido por los imberbes, gobernado por las mujeres! ¡Tus líderes te engañan y te hacen perder el rumbo!

13 El Señor se dispone a litigar. Ya ocupa su puesto para juzgar a los pueblos.

14 El Señor abrirá juicio contra ustedes, ancianos y príncipes de su pueblo, porque han devorado la viña y tienen en sus casas lo que les arrebataron a los pobres.

15 «¿Qué se creen ustedes, los que aplastan a mi pueblo y muelen a golpes el rostro de los pobres?»

—Palabra de Dios, el Señor de los ejércitos.

Juicio contra las mujeres de Sión

16 El Señor dice:

«Por la soberbia de las hijas de Sión; por andar con el cuello erguido y con miradas provocativas; por su paso insinuante, con ritmo de danza;

17 por todo eso yo, el Señor, les raparé la cabeza a las hijas de Sión; ¡yo, el Señor, las dejaré trasquiladas!

18 »Ese día yo, el Señor, les quitaré los adornos de los tobillos, las diademas, las lunetas,

19 los collares, los pendientes, las pulseras,

20 las cofias, los atavíos en los tobillos, las peinetas, los frasquitos de perfume, los zarcillos,

21 los anillos, las argollas,

22 las ropas de gala, los mantos, los velos, las bolsas,

23 los espejos, el fino lino, las gasas y los tocados.

24 En lugar de finos aromas habrá pestilencia; cuerdas en lugar de cinturones, y cabezas rapadas en lugar de peinados ostentosos; en lugar de elegantes ropajes habrá harapiento cilicio, y marcas de hierro candente en lugar de hermosura.

25 Tus varones caerán a filo de espada, y tus valientes morirán en la guerra.

26 Luto y tristeza habrá en las puertas de la ciudad; y ésta, abandonada, se sentará en el suelo.

Isaías 4

1 »Ese día, siete mujeres se aferrarán a un solo hombre y le dirán: “Nosotras veremos qué comer y con qué vestirnos; sólo te pedimos que nos dejes llevar tu nombre. ¡Borra de nosotras esa vergüenza!”

El glorioso futuro de Jerusalén

2 Ese día, el renuevo del Señor será de gloria y hermosura, y el fruto de la tierra será de honra y grandeza para los sobrevivientes de Israel.

3 Sucederá que quien se quede en Sión, y quien sea dejado en Jerusalén, será llamado santo; es decir, todos los que estén con vida y registrados en Jerusalén.

4 Cuando el Señor lave las impurezas de las hijas de Sión, y con el soplo abrasador de su justicia limpie la sangre que hay en medio de Jerusalén,

5 creará una nube oscura durante el día, y un fuego flamígero y resplandeciente durante la noche, para cubrir todo lugar en el monte Sión y en donde haya reuniones. Y sobre todo esto estará la gloria del Señor.

6 Además, habrá un resguardo, una sombra contra el calor del día, para guarecerse de la lluvia y del aluvión.

Isaías 5

Parábola de la viña

1 Quiero cantar ahora por mi amado el canto de mi amado a su viña:

Mi amado tenía una viña en una ladera fértil.

2 La cercó y la despejó de piedras, y luego plantó en ella vides escogidas; en medio del campo levantó una torre, y además construyó un lagar. Esperaba que su viña diera buenas uvas, pero dio uvas silvestres.

3 Y ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá: juzguen entre mi viña y yo.

4 ¿Qué más podía hacerse a mi viña, que yo no le haya hecho? ¿Cómo es que dio uvas silvestres, cuando yo esperaba que diera buenas uvas?

5 Pues voy a mostrarles lo que haré con mi viña: Le quitaré la cerca, para que sea consumida; abriré una brecha en su muralla, para que sea pisoteada.

6 Haré que se quede desierta. Nadie la podará ni la cultivará. Crecerán en ella cardos y espinos, y ordenaré a las nubes que no derramen lluvia sobre ella.

7 En realidad, la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son la planta en que él se complace. Esperaba él justicia, y sólo hay injusticia; equidad, y sólo hay iniquidad.

Ayes sobre los malvados

8 ¡Ay de los que anexan una casa a otra casa, un terreno a otro terreno, hasta poseer todo lugar! ¿Acaso quieren todo el país para ustedes solos?

9 Ha llegado a los oídos del Señor de los ejércitos, que muchas casas grandes y hermosas se quedarán en ruinas y sin que nadie las habite.

10 Las viñas que rendían diez barriles de vino rendirán un solo barril; ¡diez sacos de semilla rendirán un solo saco de trigo!

11 ¡Ay de los que madrugan para emborracharse! ¡Ay de los que se desvelan para encenderse con el vino!

12 En sus banquetes tienen arpas, liras, tamboriles, flautas y vino, pero no toman en cuenta la obra del Señor ni se fijan en la obra de sus manos.

13 Por eso mi pueblo fue llevado cautivo: por su falta de conocimiento. Sus mejores hombres murieron de hambre; sus multitudes murieron de sed.

14 Por eso el sepulcro ensanchó su garganta, y abrió sus desmesuradas fauces. ¡Al sepulcro bajará su esplendorosa multitud, con sus fiestas y su algarabía!

15 Ricos y pobres serán humillados; los de mirada altanera serán abatidos;

16 pero el Señor de los ejércitos será exaltado con la justicia; el Dios Santo será santificado con la victoria.

17 Los corderos serán apacentados como es la costumbre, pero gente extraña consumirá los desolados campos de los ricos.

18 ¡Ay de los que atraen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado con correas de carreta!

19 ¡Ay de los que dicen: «Que venga ya su obra y se dé prisa. Que se acerque y la veamos. Que venga el consejo del Santo de Israel, para que lo conozcamos»!

20 ¡Ay de los que llaman bueno a lo malo, y malo a lo bueno!

¡Ay de los que convierten la luz en tinieblas, y las tinieblas en luz!

¡Ay de los que convierten lo amargo en dulce, y lo dulce en amargo!

21 ¡Ay de los que se creen sabios!

¡Ay de los que se consideran muy inteligentes!

22 ¡Ay de los valientes para beber vino, de los audaces para mezclar bebidas!

23 ¡Ay de los que mediante el soborno justifican al malvado y despojan de sus derechos al hombre honrado!

24 Por eso su raíz será como la podredumbre; por eso su flor se desvanecerá como el polvo, así como la llama del fuego consume el rastrojo y la lumbre devora la paja, porque despreciaron la enseñanza del Señor de los ejércitos y desdeñaron la palabra del Santo de Israel.

25 Por eso se encendió el furor del Señor contra su pueblo; por eso su mano se extendió contra él para herirlo; por eso se estremecieron los montes y sus cadáveres fueron arrojados a las calles. Y a pesar de todo esto, su furor no se ha calmado; su mano sigue aún extendida.

26 Agitará una bandera para llamar a naciones lejanas; con un silbido llamará a los que están en los confines de la tierra; y estos vendrán con gran rapidez.

27 Nadie entre ellos se mostrará cansado, ninguno de ellos tropezará ni se caerá de sueño; ninguno de ellos vendrá a medio vestir, ni con las correas de sus sandalias rotas.

28 Sus flechas ya estarán afiladas; todos sus arcos, bien tensados; los cascos de sus caballos parecerán pedernal; las ruedas de sus carros parecerán torbellinos.

29 Rugirán como leones, como cachorros de león; rechinarán los dientes y atraparán a su presa, y se la llevarán a un lugar seguro, sin que nadie se la pueda arrebatar.

30 Cuando llegue ese día, él bramará sobre ellos como brama el mar. Cuando mire hacia la tierra, sólo verá angustiosas tinieblas, y en sus cielos la luz será oscuridad.

Isaías 6

Visión y vocación de Isaías

1 En el año que murió el rey Uzías,yo vi al Señor sentado sobre un trono alto y sublime. El borde de su manto cubría el templo.

2 Dos serafines permanecían por encima de él, y cada uno de ellos tenía seis alas; con dos se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, y con dos volaban.

3 Uno de ellos clamaba al otro y le decía:

«¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos!¡Toda la tierra está llena de su gloria!»

4 La voz del que clamaba hizo que el umbral de las puertas se estremeciera, y el templo se llenó de humo.

5 Entonces dije yo:

«¡Ay de mí! ¡Soy hombre muerto! ¡Mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos, aun cuando soy un hombre de labios impuros y habito en medio de un pueblo de labios también impuros!»

6 Entonces uno de los serafines voló hacia mí. En su mano llevaba un carbón encendido, que había tomado del altar con unas tenazas.

7 Con ese carbón tocó mi boca, y dijo:

«Con este carbón he tocado tus labios, para remover tu culpa y perdonar tu pecado.»

8 Después oí la voz del Señor, que decía:

«¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?»

Y yo respondí:

«Aquí estoy yo. Envíame a mí.»

9 Dijo entonces:

«Ve y dile a este pueblo: “Oigan bien, pero no entiendan; vean bien, pero no comprendan.”

10 Entorpece el corazón de este pueblo. Cierra sus oídos, y ciega sus ojos. Que no vea con sus ojos ni oiga con sus oídos, ni entienda con su corazón, para que no se convierta ni sea sanado.»

11 Yo dije:

«¿Hasta cuándo, Señor?»

Y él respondió:

«Hasta que las ciudades se queden asoladas y sin habitantes; hasta que no haya nadie en las casas, y la tierra quede hecha un desierto;

12 hasta que el Señor haya expulsado a la gente y los lugares abandonados se hayan multiplicado en el país.

13 Y si aún queda en el país la décima parte de sus habitantes, éste volverá a ser destruido. Pero la simiente santa será como el roble y como la encina, que después de cortados aún queda el tronco.»