Isaías 7

Mensaje de Isaías a Ajaz

1 En los días en que Ajaz hijo de Yotán, hijo de Uzías, reinaba en Judá, sucedió que el rey Resín de Siria y Pecaj hijo de Remalías, que era rey de Israel, se dirigieron a Jerusalén para atacarla, pero no la pudieron tomar.

2 La noticia de que Siria se había aliado con Efraín llegó a la casa de David, y esto hizo que se estremeciera el corazón del rey y de su pueblo, como cuando el viento hace que se estremezcan los árboles del bosque.

3 Entonces el Señor le dijo a Isaías:

«Ve ahora con tu hijo Sear Yasubadonde termina el acueducto del estanque superior, en dirección al Campo del Lavador. Allí te encontrarás con Ajaz,

4 y le dirás: “Ten mucho cuidado, y mucha calma. No tengas miedo ni se sobresalte tu corazón por causa de Resín y de Siria, y del hijo de Remalías.” Ellos arden de ira, pero no son más que el humo de dos tizones apagados.

5 El sirio se ha puesto de acuerdo con Efraín y con el hijo de Remalías, para hacerte daño. Ha dicho:

6 “Vayamos contra Judá para aterrorizarla. Nos la repartiremos, y pondremos por rey al hijo de Tabel.”

7 Pero Dios el Señor dice así: “Eso no tendrá éxito, ni será así.”

8 Ciertamente, la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco es Resín, pero dentro de sesenta y cinco años Efraín será destruido y dejará de ser pueblo.

9 Y la cabeza de Efraín es Samaria, y la cabeza de Samaria es el hijo de Remalías. Si ustedes no creen esto, tampoco permanecerán.»

10 El Señor le habló también a Ajaz, y le dijo:

11 «Pídele al Señor tu Dios una señal. Pídesela de las profundidades de la tierra, o de las alturas de los cielos.»

12 Y Ajaz respondió:

«No pediré nada. No pondré a prueba al Señor.»

13 Dijo entonces Isaías:

«Escuchen bien ustedes, los de la casa de David. ¿Les parece poco el molestar a los hombres, que también quieren molestar a mi Dios?

14 Pues ahora el Señor mismo les dará una señal: La joven concebirá, y dará a luz un hijo,y le pondrá por nombre Emanuel.

15 Comerá mantequilla y miel hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno.

16 Ciertamente, antes de que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, el país de estos dos reyes a quienes tú temes quedará abandonado.

17 El Señor hará que vengan sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, días como nunca vinieron desde el día en que Efraín se apartó de Judá para unirse al rey de Asiria.

18 »Cuando llegue ese día, el Señor llamará con un silbido a la mosca que está al final de los ríos de Egipto, y a la abeja que está en la tierra de Asiria;

19 y éstas vendrán y acamparán en todos los valles desiertos, y en las grietas de las piedras, y en todos los zarzales y en todas las matas.

20 »Cuando llegue ese día, el Señor traerá al rey de Asiria, que habita al otro lado del río, y ese rey será como una navaja alquilada, con la cual les rapará la cabeza y el pelo de los pies, y hasta la barba.

21 »Cuando llegue ese día, quien críe una vaca y dos ovejas

22 comerá mantequilla, pues será mucha la leche que le darán. Sí, quien quede con vida en el país ciertamente comerá miel y mantequilla.

23 »Cuando llegue ese día, el campo donde había mil vides con valor de mil monedas de plata, será un campo de espinos y cardos.

24 Irán allá con arcos y flechas, porque toda la tierra estará llena de espinos y cardos.

25 Por temor de los espinos y cardos, nadie irá a ninguno de los montes antes cultivados con azada, porque sólo servirán como pastizales de bueyes y para que los ganados los pisoteen.»

Isaías 8

El temor del Señor

1 El Señor me dijo:

«Toma una tabla grande, y con un punzón escribe en ella acerca de Maher Salal Jasbaz.»

2 Como testigos confiables reuní conmigo al sacerdote Urías, y a Zacarías hijo de Jeberequías.

3 Luego me allegué a la profetisa, la cual concibió y dio a luz un hijo. Entonces el Señor me dijo:

«Ponle por nombre Maher Salal Jasbaz,

4 porque antes de que el niño sepa decir “padre mío” y “madre mía”, la riqueza de Damasco y los despojos de Samaria serán llevados ante el rey de Asiria.»

5 El Señor me habló una vez más, y me dijo:

6 «Este pueblo rechazó las aguas de Siloé, que corren tranquilas, y se sintió feliz con Resín y con el hijo de Remalías.»

7 Por lo tanto, el Señor hará que los inunden por completo las impetuosas y abundantes aguas del río, es decir, hará que el rey de Asiria los inunde con todo su poder. Y ese rey cubrirá todos sus ríos, y rebasará todas sus riberas;

8 y llegará hasta Judá y la inundará, y seguirá adelante y le llegará hasta la garganta; luego, oh Emanuel, extenderá sus alas y llenará la tierra en toda su extensión.

9 ¡Reúnanse ustedes, pueblos, que serán derrotados! Escuchen ustedes, gente de lejanas tierras: pueden prepararse para la batalla, ¡pero serán totalmente derrotados!

10 Pueden confabularse, pero no tendrán éxito; pueden hablar cuanto quieran, pero nada acontecerá, porque Dios está con nosotros.

11 Ciertamente el Señor me habló con firmeza, y me dio instrucciones de no ir por el camino de este pueblo. Me dijo así:

12 «No llamen ustedes conspiración a todo lo que este pueblo llama conspiración. No tengan miedo, ni teman lo que ellos temen.

13 Santifiquen al Señor de los ejércitos, y sólo a él.Que él sea para ustedes la única razón de su temor.

14 Hagan de él su santuario. Pero para las dos casas de Israel será una piedra de tropiezo, que los hará caer; y para los habitantes de Jerusalén les será una trampa, una red.

15 Muchos de ellos tropezarán; y caerán y serán destrozados;y se enredarán y quedarán apresados.

16 »Ata el testimonio; ponle un sello a mi enseñanza entre mis discípulos.»

17 Yo esperaré al Señor, que escondió su rostro de la casa de Jacob. En él confiaré.

18 Aquí estoy yo, con los hijos que el Señor me ha dado.Somos en Israel señales portentosas de parte del Señor de los ejércitos, que habita en el monte Sión.

19 Si alguien les dice:

«Consulten a los encantadores y a los adivinos, a los que hablan con susurros»,

ustedes respondan:

«¿Acaso no es a su Dios a quien el pueblo debe consultar? ¿Acaso tiene que consultar a los muertos acerca de los vivos?»

20 ¡A la enseñanza y al testimonio! Si sus palabras no corresponden a esto, es porque no les ha amanecido.

21 Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos. Y cuando tengan hambre, se enojarán y, de cara al cielo, maldecirán a su rey y a su Dios.

22 Y cuando miren a la tierra, sólo verán tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; ¡y en las tinieblas se hundirán!

Isaías 9

Nacimiento y reinado del Mesías

1 Pero no siempre habrá oscuridad para la que ahora está angustiada. En los primeros tiempos las regiones de Zabulón y Neftalí fueron afligidas, pero en los últimos tiempos se llenará de gloria el camino del mar, al otro lado del Jordán, en Galilea de los gentiles.

2 El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; sí, la luz resplandeció para los que vivían en un país de sombras de muerte.

3 Tú aumentaste el regocijo, y acrecentaste la alegría. En tu presencia se alegrarán, como se alegran durante la siega; como se regocijan cuando se reparten el botín.

4 Tú quebraste el yugo y la vara que pesaban sobre sus hombros, y el cetro que los oprimía, como en el día de Madián.

5 ¡Quemado será todo calzado que lleva el guerrero en el fragor de la batalla! ¡Pasto para el fuego será todo manto revolcado en sangre!

6 Porque un niño nos ha nacido, ¡un hijo nos ha sido concedido! Sobre sus hombros llevará el principado, y su nombre será «Consejero admirable», «Dios fuerte», «Padre Eterno» y «Príncipe de paz».

7 La extensión de su imperio y la paz en él no tendrán límite. Reinará sobre el trono de David y sobre su reino, y lo afirmará y confirmará en la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre.Esto lo hará el celo del Señor de los ejércitos.

La ira del Señor contra Israel

8 El Señor envió su palabra sobre Jacob, y cayó sobre Israel.

9 Y la conocerá todo el pueblo, y Efraín y los habitantes de Samaria, que con soberbia y altivez de corazón dicen:

10 «Los ladrillos se cayeron, pero edificaremos con piedra de cantera; talaron los sicómoros, pero nosotros los repondremos con cedros.»

11 Pero el Señor juntará a los enemigos de Resín y los levantará contra él;

12 del oriente vendrán los sirios, y del poniente los filisteos, y a boca llena devorarán a Israel. Pero ni así cesará su furor. Su mano aún seguirá extendida.

13 El pueblo no se volvió al Señor de los ejércitos. No buscó al que lo castigaba;

14 así que en un mismo día el Señor le cortará a Israel la cabeza y la cola, el tronco y la rama.

15 (La cabeza es el anciano de rostro venerable, y la cola es el profeta que enseña mentiras.)

16 Los que gobiernan a este pueblo son unos mentirosos; por eso sus gobernados se pierden.

17 Por tanto, el Señor no se alegrará por sus jóvenes, ni tendrá misericordia de sus huérfanos y viudas, pues todos son falsos y malvados; de toda boca brotan necedades. Pero ni así cesará su furor. Su mano aún seguirá extendida.

18 La maldad prenderá como un fuego, y consumirá cardos y espinos; se encenderá en la espesura del bosque, y se levantará como un remolino de humo.

19 Por causa de la ira del Señor de los ejércitos se oscurecerá la tierra, y el pueblo será como pasto para el fuego; ¡y nadie tendrá piedad de su hermano!

20 Con la mano derecha robarán, y se quedarán con hambre; con la mano izquierda comerán, y no quedarán satisfechos; ¡cada uno se comerá su propia carne!

21 Manasés se comerá a Efraín, Efraín se comerá a Manasés, y los dos se comerán a Judá. Pero ni así cesará su furor. Su mano aún seguirá extendida.

Isaías 10

1 «¡Ay de los que dictan leyes injustas y emiten decretos opresivos!

2 Con ellos evitan la defensa de los pobres, y les niegan la justicia a los afligidos de mi pueblo; ¡despojan a las viudas y les roban a los huérfanos!

3 ¿Y qué van a hacer en el día del castigo? Y cuando venga de lejos la destrucción, ¿a quién recurrirán para que les ayude? ¿En dónde dejarán sus riquezas?

4 Sin mí, se doblarán entre los presos y caerán entre los muertos.»

Pero ni así cesará su furor. Su mano aún seguirá extendida.

Asiria, instrumento de Dios

5 «¡Ay, Asiria,vara y báculo de mi furor! En su mano he puesto mi ira.

6 Voy a mandarla contra una nación impía; voy a enviarla contra el pueblo que ha provocado mi ira, para que le arrebate sus riquezas y lo despoje de todo, y lo deje por los suelos para que lo pisoteen como al lodo.

7 »Ese pueblo no lo piensa así, ni en su corazón se imagina esto; más bien, piensa en desarraigar y destruir no pocas naciones.

8 Pues dice: “¿Acaso no son reyes todos mis príncipes?

9 ¿Acaso no son Calno como Carquemis, Jamat como Arfad, y Samaria como Damasco?”

10 Así como mi mano halló los reinos de los ídolos, cuyas imágenes eran más que las de Jerusalén y de Samaria,

11 ¿no haré con Jerusalén y con sus ídolos lo mismo que hice con Samaria y con sus ídolos?»

12 Pero después de que el Señor haya acabado de hacer todo esto en el monte Sión y en Jerusalén, él habrá de castigar el soberbio fruto del corazón del rey de Asiria, y el brillo de sus altivos ojos.

13 Porque él dijo: «Esto lo he hecho con el poder de mi mano, y con mi sabiduría, porque soy muy inteligente. A los pueblos les quité sus territorios, y saqueé sus tesoros; y como un valiente derroqué a los que reinaban.

14 Mi mano halló las riquezas de los pueblos, como quien halla un nido; como quien recoge los huevos abandonados, así me apoderé yo de toda la tierra, sin que nadie aleteara ni abriera la boca y graznara.»

15 ¿Puede el hacha sentirse mayor que quien corta con ella? ¿Creerá la sierra que es más que el que la mueve? ¿Cómo podría el báculo levantar al que lo lleva? ¿Cómo levantará el bastón a quien no es madera?

16 Por eso Dios, el Señor de los ejércitos, hará que los robustos se vuelvan débiles, y bajo su poder encenderá una hoguera, y arderá como fuego.

17 La luz de Israel será un fuego, y su Santo será una llama, que en un día consumirá por completo sus cardos y sus espinos.

18 Consumirá totalmente el esplendor de su bosque y de su fértil campo, su alma y cuerpo, y quedará como un abanderado derrotado.

19 En su bosque quedarán tan pocos árboles que hasta un niño los podrá contar.

20 Cuando llegue ese día, sucederá que los sobrevivientes de Israel y de la casa de Jacob nunca más se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán en el Señor, el Santo de Israel.

21 El remanente volverá; sí, el remanente de Jacob se volverá al Dios fuerte.

22 Israel, si tu pueblo llega a ser como la arena del mar, que vuelve a él, la destrucción acordada rebosará de justicia;

23 porque Dios, el Señor de los ejércitos, llevará a cabo en medio de la tierra la destrucción que ya ha sido decidida.

24 Por tanto, así dice Dios, el Señor de los ejércitos:

«Pueblo mío, que habitas en Sión; no tengas miedo de Asiria. Podrá herirte con su cetro, y levantar contra ti su báculo, como lo hizo Egipto;

25 pero dentro de poco tiempo se acabará mi furor contra ti, y mi enojo los destruirá.

26 Yo, el Señor de los ejércitos, levantaré contra él un látigo, como cuando herí de muerte a Madián en la peña de Oreb; levantaré mi báculo sobre el mar, como lo hice en el camino de Egipto.

27 Cuando llegue ese día, la carga de Asiria será quitada de tu hombro; de tu cerviz se quitará su yugo, y éste se pudrirá por tu robustez.»

28 Ha llegado hasta Ayat; ha cruzado hasta Migrón; en Micmas cuenta su ejército.

29 Han cruzado el vado; pasan la noche en Geba; tiembla Ramá y Gabaa de Saúl huye.

30 ¡Grita a voz en cuello, hija de Galín! ¡Haz que se oiga hasta Lais, pobrecilla Anatot!

31 Madmena se alborota; los habitantes de Guebín huyen.

32 Viene aún el día en que plantará su pie en Nob; levantará la mano contra el monte de la hija de Sión, contra el collado de Jerusalén.

33 Pero Dios, el Señor de los ejércitos, desgajará el ramaje con violencia y los árboles de gran altura serán talados, y las alturas serán humilladas.

34 Con un hacha derribará la espesura del bosque, y el Líbano caerá con gran estruendo.

Isaías 11

Reinado del Mesías

1 Una vara saldrá del tronco de Yesé; un vástagoretoñará de sus raíces.

2 Sobre él reposará el espíritu del Señor; el espíritu de sabiduría y de inteligencia; el espíritu de consejo y de poder, el espíritu de conocimiento y de temor del Señor.

3 Su deleite será temer al Señor. No juzgará según las apariencias, ni dictará sentencia según los rumores.

4 Defenderá los derechos de los pobres, y dictará sentencias justas en favor de la gente humilde del país. Su boca será la vara que hiera la tierra; sus labios serán el ventarrón que mate al impío.

5 La justicia y la fidelidad serán el cinto que ceñirá su cintura.

6 El lobo convivirá con el cordero; el leopardo se acostará junto al cabrito; el becerro, el león y el animal engordado andarán juntos, y un chiquillo los pastoreará.

7 La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león comerá paja como buey.

8 El niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la cueva de la víbora.

9 Nadie hará mal ni daño alguno en ninguna parte de mi santo monte,porque la tierra estará saturada del conocimiento del Señor, así como las aguas cubren el mar.

10 Cuando llegue ese día, sucederá que los pueblos irán en busca de la raíz de Yesé,la cual se plantará como estandarte de las naciones; y su habitación será gloriosa.

11 Cuando llegue ese día, sucederá que el Señor levantará una vez más su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Jamat, y en las costas del mar;

12 levantará un estandarte contra las naciones, y de los cuatro confines de la tierra juntará a los desterrados de Israel y a los esparcidos de Judá.

13 Entonces se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín;

14 sobre los hombros de los filisteos volarán al occidente, y saquearán también a los que habitan en el oriente; Edom y Moab les servirán, y los amonitas los obedecerán.

15 Entonces el Señor secará el mar de Egipto, que parece una lengua, y con el poder de su espíritu levantará su mano sobre el río y lo partirá en siete brazos, para que pueda cruzarse con sandalias,

16 y el remanente de su pueblo, el que haya quedado de Asiria, tendrá un camino, como lo tuvo Israel cuando salió de la tierra de Egipto.

Isaías 12

Cántico de acción de gracias

1 Cuando llegue ese día, dirás:

«A ti, Señor, cantaré; aunque te enojaste contra mí, tu indignación cesó y me has dado consuelo.

2 ¡Vean a Dios, mi salvador! Puedo estar confiado y sin temor alguno, porque el Señor es mi fortaleza y mi canción;¡él es mi salvador!»

3 Y con gran gozo sacarán ustedes agua de las fuentes de la salvación.

4 Cuando llegue ese día, dirán ustedes:

«¡Alaben al Señor! ¡Aclamen su nombre!

¡Alaben sus acciones entre los pueblos!

¡Recuerden que su nombre es incomparable!

5 ¡Canten salmos al Señor,

porque sus obras son magníficas!

¡Que toda la tierra lo sepa!

6 Tú, que habitas en Sión,

¡canta y regocíjate, que en medio de ti

grande es el Santo de Israel!»

Isaías 13

Profecía sobre Babilonia

1 Profecía sobre Babilonia,que fue revelada a Isaías hijo de Amoz.

2 ¡Levanten la bandera sobre un alto monte! ¡Levanten la voz contra ellos! ¡Levanten la mano, para que entren por las puertas de los príncipes!

3 Yo di órdenes a mis consagrados; convoqué también a mis valientes, a los que se alegran con mi triunfo, para que ejecuten mi castigo.

4 Hay gran estruendo en los montes, como de mucha gente; ruidoso estruendo de reinos, de naciones que se reúnen. El Señor de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla.

5 El Señor y los instrumentos de su ira vienen de lejanas tierras, desde los confines de los cielos, para destruir toda la tierra.

6 ¡Griten de dolor, que cercano está el día del Señor! ¡Viene como asolamiento del Todopoderoso!

7 Por eso pierde su fuerza toda mano; por eso desfallece todo corazón.

8 Se llenan de terror; la angustia y el dolor los domina; tienen dolores como de parturienta; con el rostro encendido, unos a otros se miran con asombro.

9 ¡Viene ya el terrible día del Señor! ¡Día de ardiente ira e indignación, que hará de la tierra un páramo, y que raerá de ella a los pecadores!

10 Ese día las estrellas y los luceros de los cielos no darán su luz; el sol se oscurecerá al amanecer, y la luna no dará su resplandor.

11 Yo castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; acabaré con la arrogancia de los soberbios y abatiré la altivez de los fuertes.

12 Haré que los hombres sean más escasos que el fino oro de Ofir.

13 Por la indignación del Señor de los ejércitos, en el día de su ardiente ira haré que se estremezcan los cielos, y que la tierra se mueva de su lugar.

14 Cada uno mirará hacia su pueblo, como oveja sin pastor; cada uno huirá a su tierra, como gacela perseguida.

15 Todo el que sea hallado, caerá atravesado por una lanza; todo el que caiga preso, morirá a filo de espada.

16 Ante sus propios ojos, sus niños serán estrellados contra el suelo, sus casas serán saqueadas, y sus mujeres serán violadas.

17 Voy a incitar contra ellos a los medos, para quienes el oro y la plata no es lo más importante.

18 Con sus flechas despedazarán a los niños, y de los hijos no tendrán compasión; ¡no perdonarán a nadie en quien pongan sus ojos!

19 El hermoso reino de Babilonia, joya de la grandeza caldea, vendrá a ser como Sodoma y Gomorra, ciudades a las que Dios destruyó.

20 Jamás volverá a ser habitado. Para siempre quedará deshabitado. Ningún nómada volverá a plantar allí su tienda, ni pastor alguno apacentará allí su rebaño.

21 Allí dormirán sólo las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de chacales;allí sólo vivirán los avestruces, y retozarán las cabras salvajes.

22 En sus palacios y en sus casas veraniegas aullarán las hienas y los chacales. Ya se acerca su tiempo; sus días están contados.

Isaías 14

Escarnio contra el rey de Babilonia

1 Ciertamente el Señor tendrá piedad de Jacob. Todavía Israel será su elegido. Y lo hará reposar en su tierra, y en torno a la familia de Jacob se reunirán los extranjeros.

2 Habrá pueblos que tomarán a los israelitas y los devolverán a su lugar, y en la tierra del Señor les servirán como esclavos y esclavas; los israelitas dominarán a quienes antes los dominaron, y serán los amos de quienes los oprimieron.

3 Y cuando el Señor te haga descansar de tus trabajos y temores, y de la dura servidumbre a la que fuiste sometido,

4 pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia:

«¡Vaya fin que tuvo el tirano! ¡Vaya fin que tuvo su arrogancia!

5 El Señor hizo pedazos el cetro de los impíos, el cetro de los grandes señores;

6 de los que castigaban a los pueblos con furor y constantemente los herían; de los que iracundos dominaban a las naciones y las perseguían con crueldad.

7 Toda la tierra se halla tranquila y en paz; se cantan alabanzas.

8 ¡Hasta los cipreses se alegran de ti! Los cedros del Líbano dicen: “Desde tu caída, ya nadie viene a talarnos.”

9 Allá en lo profundo, el sepulcro está conmocionado; ante tu llegada, ha despertado a los muertos para que salgan a recibirte; ha hecho que se levanten de sus tronos todos los príncipes de la tierra y todos los reyes de las naciones.

10 Todos ellos te aclamarán, y te dirán: “¿También tú perdiste tu poder? ¡Ya eres uno de nosotros!”

11 Tu soberbia bajó a la tumba, junto con el sonido de tus arpas; los gusanos son ahora tu cama y tu cobertor.

12 »¡Cómo caíste del cielo,lucero de la mañana! ¡Cómo caíste por tierra, tú que derrotabas a las naciones!

13 Tú, que en tu corazón decías: “Subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios, y allí pondré mi trono. En el monte del concilio me sentaré, en lo más remoto del norte;

14 subiré hasta las altas nubes, y seré semejante al Altísimo.”

15 Pero ¡ay!, has caído a lo más profundo del sepulcro,a lo más remoto del abismo.

16 Los que te vean, se agacharán para contemplarte, y dirán: “¿No es éste el que hacía temblar la tierra y trastornaba los reinos;

17 el que hizo del mundo un desierto, el que asolaba las ciudades y jamás liberaba a sus presos?”

18 Todos los reyes de las naciones murieron con honra, y ahora yacen en su última morada;

19 pero a ti te arrojan del sepulcro como a una rama despreciable; como a la ropa de un muerto atravesado por la espada; has bajado al fondo del sepulcro como un cadáver pisoteado.

20 No serás contado entre los muertos, porque tú destruiste a tu país y mataste a tu pueblo. ¡Y jamás se recuerda a la descendencia de los malvados!

21 ¡Preparen a sus hijos para la matanza, por causa de la maldad de sus padres! No se levanten, ni tomen posesión de la tierra, ni llenen de ciudades la superficie del mundo.

22 Porque yo me levantaré contra ellos y borraré de Babilonia a los hijos y a los nietos, y su nombre y lo que de él quede.

—Palabra del Señor de los ejércitos.

23 »Yo la convertiré en terreno de erizos y en lagunas de agua, y la barreré con la escoba de la destrucción.»

—Palabra del Señor de los ejércitos.

Asiria será destruida

24 El Señor de los ejércitos hizo este juramento:

«Todo se hará tal y como lo he pensado; todo se confirmará tal y como lo he decidido.

25 Yo destruiré al asirioen mi tierra; lo pisotearé en mis montes. Libraré a mi pueblo de su yugo, y le quitaré esa carga de sus hombros.»

26 Éste es el acuerdo que se ha tomado en toda la tierra, y ésta es la mano que se ha extendido sobre todas las naciones.

27 El Señor de los ejércitos lo ha decidido; ¿quién podrá impedirlo? Él ha extendido su mano; ¿quién la hará retroceder?

Profecía sobre Filistea

28 El año en que murió el rey Ajaztuvo lugar esta profecía:

29 «Filistea, no te alegres del todopor haberse quebrado la vara del que te hería; porque de la raíz de la culebra saldrá un áspid, y de su fruto una serpiente voladora.

30 Los primogénitos de los pobres tendrán pastos para sus rebaños, y la gente pobre dormirá tranquila; pero a tu raíz la haré morir de hambre, y acabaré con lo poco que de ti quede.

31 Ustedes, puertas, ¡griten de dolor! Y tú, ciudad, ¡grita y pide ayuda! Y tú, Filistea, ¡has quedado totalmente deshecha! Del norte viene humo, y en tus asambleas no quedará uno solo.

32 ¿Y qué se dirá a los mensajeros de las naciones? Pues que el Señor puso los fundamentos de Sión, y que allí encontrarán refugio los afligidos de su pueblo.»

Isaías 15

Profecía acerca de Moab

1 Profecía acerca de Moab.

Es un hecho: durante la noche, Ar de Moab fue totalmente destruida y reducida al silencio.

Es un hecho: durante la noche, Quir de Moab fue totalmente destruida y reducida al silencio.

2 Moab sube a Bayit y a Dibón, lugares altos, para llorar; allí chilla de dolor por Nebo y por Medeba. Toda cabeza en ella es rapada; toda barba es rasurada.

3 Todos andan por las calles vestidos de cilicio; en sus azoteas y en sus plazas aúllan y se deshacen en llanto.

4 Jesbón y Eleale gritan; su voz se oye hasta Yahás. Por eso aúllan los guerreros de Moab; por eso el alma se les estremece.

5 Mi corazón grita por Moab; sus fugitivos huyen hasta Soar, hasta Eglat Selisiyá. Por la cuesta de Luhit van llorando; por el camino de Joronayin lanzan gritos de dolor.

6 Es un hecho: las aguas de Nimrín se consumen; la hierba se seca; los retoños se marchitan; todo el verdor desaparece.

7 Por eso llevan al torrente de los sauces las riquezas que ganaron, junto con sus reservas.

8 Es un hecho: el llanto rodeó los linderos de Moab; hasta Eglayin llegó su alarido, y hasta Ber Elim su clamor.

9 Es un hecho: las aguas de Dimón se llenarán de sangre. Pero yo traeré sobre Dimón males mayores: ¡traeré leones sobre los que se escapen de Moab y sobre los sobrevivientes de la tierra!

Isaías 16

1 Envíen un cordero al gobernante de la tierra, desde Sela del desierto hasta el monte de la hija de Sión.

2 En los vados de Arnón las hijas de Moab parecerán aves espantadas que huyen de su nido.

3 Reúne al consejo y toma una decisión. Extiende tu sombra y convierte en noche el mediodía; esconde a los desterrados, no entregues a los que huyen.

4 Permite que mis desterrados vivan en Moab; sé para ellos un refugio ante la destrucción. Porque la opresión llegará a su fin, y el que ahora ultraja desaparecerá de la tierra.

5 El trono se afirmará en la misericordia, y sobre él reinará con la verdad, en la casa de David, el juez que busque hacer justicia y dar prioridad al derecho.

6 Sabemos ya que Moab es soberbio; que son muy grandes su soberbia, su arrogancia y su altivez; ¡pero sus mentiras no prevalecerán!

7 Por eso Moab aullará; todo Moab gemirá y será en gran manera abatida por causa de las tortas de uvas pasas de Quir Jaréset.

8 ¡Los campos de Jesbón fueron arrasados! ¡Los grandes señores de las naciones pisotearon los generosos sarmientos de las vides de Sibemá! Sus ramas se habían extendido hasta Jazer, llegaron hasta el desierto y cruzaron el mar.

9 Por eso, junto con Jazer lloraré por la viña de Sibemá; por ustedes, Jesbón y Eleale, derramaré mis lágrimas, porque sobre sus cosechas ha caído el grito de guerra;

10 el gozo y la alegría se han ido del campo fértil; ya no cantan en las viñas, ya no hay alegría; en los lagares ya no se pisan uvas para hacer vino; soy yo quien ha acallado los gritos del lagarero.

11 Por eso mis entrañas vibran como arpa por Moab, y mi corazón por Quir Jeres.

12 De nada le valdrá a Moab presentarse en los lugares altos, ni llegar a orar en su santuario.

13 Éstas son las palabras que desde hace mucho tiempo pronunció el Señor acerca de Moab,

14 pero esto es lo que el Señor ha dicho ahora:

«Dentro de tres años, ni un día más ni un día menos, será destruido Moab, con toda su gloria y su riqueza, y los que sobrevivan serán pocos, pequeños y débiles.»