Isaías 17

Profecía acerca de Damasco

1 Profecía acerca de Damasco.

Es un hecho: Damasco dejará de ser ciudad, para convertirse en un montón de ruinas.

2 Las ciudades de Aroer han quedado abandonadas, convertidas en pastizales; allí pacen los rebaños sin que nadie los moleste.

3 La fortaleza de Efraín llegó a su fin; Damasco ha dejado de ser reino. Lo que aún quede de Siria se convertirá en riqueza para los israelitas.

—Palabra del Señor de los ejércitos.

Juicio sobre Israel

4 Cuando llegue ese día, disminuirá la gloria de Jacob y se enjutará su carne.

5 Será como cuando se siega el trigo, que con su brazo el segador recoge las espigas. Será también como cuando se recogen espigas en el valle de Refayin.

6 Quedarán en él ripios, como cuando se sacuden los olivos, que en la punta de la rama quedan dos o tres aceitunas, y hasta cuatro o cinco en las ramas más fructíferas.

—Palabra del Señor, el Dios de Israel.

7 Cuando llegue ese día, el hombre mirará a su Hacedor; sus ojos contemplarán al Santo de Israel.

8 Ya no volverá la mirada a los altares de incienso que hizo con sus manos, ni a los troncos de Asera que hizo con sus dedos.

9 Cuando llegue ese día, sus ciudades amuralladas serán como los frutos que quedan en los renuevos y en las ramas, que se dejaron por causa de los israelitas. Y habrá desolación.

10 Y es que tú te olvidaste del Dios de tu salvación; no te acordaste de la roca de tu refugio. Por eso sembrarás plantas hermosas, y plantarás sarmientos extraños.

11 Cuando las plantes, harás que crezcan y que su simiente brote en la mañana; pero en el día de la angustia se perderá la cosecha, y el dolor será incurable.

12 ¡Ay de esa vasta muchedumbre, que brama como mar embravecido! ¡Ay de las naciones que se alborotan como aguas tempestuosas!

13 Podrán los pueblos alborotarse como aguas tempestuosas, pero Dios los reprenderá y huirán muy lejos; serán arrebatados como el polvo de los montes ante el viento, ¡como el polvo ante el torbellino!

14 Al caer la tarde, habrá desconcierto; pero antes del amanecer el enemigo dejará de existir. ¡Eso es lo que les espera a nuestros opresores! ¡Esa suerte correrán los que nos saquean!

Isaías 18

Profecía acerca de Etiopía

1 ¡Ay del país de amenazantes alas, que está al otro lado de los ríos de Etiopía!

2 ¡País que por el mar, y en naves de junco, envía mensajeros sobre las aguas! ¡Vayan, mensajeros veloces, a esa gente de gran estatura y de brillante piel! ¡Vayan al pueblo siempre temible! ¡Vayan a esa gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por los ríos!

3 Y ustedes todos, habitantes de la tierra, ¡fíjense bien cuando se agite la bandera en los montes! ¡Presten atención cuando se toque la trompeta!

4 Porque así me ha dicho el Señor:

«Voy a mantenerme quieto, pero desde mi mansión estaré observando; como el sol brillante después de la lluvia, como una nube de rocío en el calor del verano.»

5 Pero antes de la siega, cuando caída la flor el grano esté maduro y el fruto esté en su punto, él cortará las ramas y podará las ramitas.

6 Entonces todos serán dejados para comida de las aves silvestres y de las bestias salvajes; sobre ellos pasarán las aves el verano, e invernarán todas las bestias salvajes.

7 Cuando llegue el momento, ese pueblo de gran estatura y de piel brillante, ese pueblo siempre temible, fuerte y conquistador, cuya tierra es surcada por los ríos, traerá ofrenda al Señor de los ejércitos; ¡la traerá hasta el monte Sión, hasta el santuario del nombre del Señor de los ejércitos!

Isaías 19

Profecía acerca de Egipto

1 Profecía acerca de Egipto.

Es un hecho: el Señor ha montado sobre una nube ligera, y entrará en Egipto. Ante él, temblarán los ídolos de Egipto y desfallecerá el corazón de los egipcios.

2 «Voy a hacer que los egipcios luchen entre sí. Peleará hermano contra hermano, amigo contra amigo, ciudad contra ciudad, y reino contra reino.

3 Voy a desbaratar sus planes. El ánimo egipcio decaerá por completo, y ellos consultarán a sus ídolos y hechiceros, a sus sabios y adivinos.

4 Voy a poner a Egipto en manos de un amo cruel. Un rey violento los subyugará.»

—Palabra de Dios, el Señor de los ejércitos.

5 Desaparecerán las aguas del mar, y el río Nilo se agotará y quedará seco.

6 Los arroyos se alejarán, y las corrientes de los fosos se quedarán vacías; la caña y el junco se infestarán de insectos;

7 todas las praderas y los sembrados en la ribera del río se quedarán sin agua, y se perderán y dejarán de existir.

8 Habrá luto y tristeza entre los pescadores, que echan su anzuelo en el río; perderán el ánimo los que tienden su red sobre las aguas;

9 los que labran lino fino y los que tejen redes quedarán confundidos,

10 porque todas sus redes serán rasgadas; y se entristecerán todos los que tienen criaderos para peces.

11 ¡Qué necios son los príncipes de Soán! ¡Ya no hay sabiduría en los prudentes consejeros del faraón! ¿Cómo pueden decirle al faraón que descienden de los sabios y de los reyes antiguos?

12 Y tú, rey de Egipto, ¿dónde están tus sabios? Que te digan ahora, si acaso lo saben, qué es lo que el Señor de los ejércitos ha decidido hacer con Egipto.

13 ¡Pero los príncipes de Soán no tienen la menor idea! ¡Los príncipes de Menfis viven engañados, y los jefes de sus provincias han engañado a Egipto!

14 El Señor los aturdió al enviarles un viento vertiginoso, y ellos hicieron que Egipto fallara en todas sus empresas, y que se tambaleara como ebrio.

15 De nada le servirá a Egipto lo que haga el fuerte o el débil, el rico o el pobre.

16 Cuando llegue ese día los egipcios parecerán mujeres, porque se asombrarán y temblarán de miedo ante la mano del Señor de los ejércitos, que él levantará contra ellos.

17 La tierra de Judá será motivo de espanto para los egipcios. Todos los que la recuerden temblarán de miedo por causa de lo que el Señor de los ejércitos ha decidido hacer contra ellos.

18 Cuando llegue ese día, habrá cinco ciudades en Egipto que hablarán la lengua de Canaán y que jurarán por el Señor de los ejércitos. Una de ellas será llamada «Ciudad de Heres».

19 Cuando llegue ese día, habrá un altar al Señor en medio de Egipto, y un monumento en su honor junto a su frontera,

20 y allí en Egipto servirán de señal y testimonio al Señor, porque ellos pedirán ayuda al Señor por causa de sus opresores, y él les enviará un salvador y príncipe para que los libre.

21 Y el Señor será conocido en Egipto.

Cuando llegue ese día, los egipcios conocerán al Señor, y harán sacrificios y oblaciones en su honor, y le cumplirán sus votos.

22 Y el Señor herirá a Egipto; lo herirá, pero lo sanará; y ellos se volverán al Señor, y él será clemente con ellos y los sanará.

23 Cuando llegue ese día, habrá una calzada de Egipto a Asiria, y los asirios entrarán en Egipto, y los egipcios entrarán en Asiria; y tanto los egipcios como los asirios servirán al Señor.

24 Cuando llegue ese día, Israel será, junto con Egipto y Asiria, el tercer motivo de bendición en la tierra,

25 pues el Señor de los ejércitos los bendecirá con estas palabras: «Benditos sean Egipto, que es mi pueblo; y Asiria, que es la obra de mis manos; e Israel, que es mi heredad.»

Isaías 20

Asiria conquistará Egipto y Etiopía

1 En el mismo año en que Sargón, rey de Asiria, envió al comandante de su ejército para que atacara Asdod, y éste la conquistó,

2 el Señor habló por medio de Isaías hijo de Amoz, y dijo:

«Anda, quítate el cilicio que llevas puesto, y descálzate los pies.»

Isaías así lo hizo, y anduvo desnudo y descalzo.

3 Entonces el Señor dijo:

«Así como mi siervo Isaías anduvo desnudo y descalzo durante tres años, como señal y pronóstico contra Egipto y Etiopía,

4 así también, para vergüenza de Egipto, el rey de Asiria llevará desnudos y descalzos, y con las nalgas descubiertas, a los cautivos y deportados de Egipto y Etiopía, lo mismo a jóvenes que a ancianos.

5 Y se turbarán de haber puesto su esperanza en Etiopía, y de haber creído que Egipto era su gloria.»

6 Cuando llegue ese día, dirán los habitantes de esta costa: «¡Vaya esperanza la nuestra, de la que esperábamos ayuda para librarnos del poder del rey de Asiria! ¿Cómo podremos escapar?»

Isaías 21

Profecía acerca del desierto junto al mar

1 Profecía acerca del desierto junto al mar:

¡Viene del desierto, de una tierra espeluznante, semejante a un torbellino del Néguev!

2 ¡Dura visión me ha sido mostrada! ¡El traidor es traicionado, y el destructor es destruido! ¡Adelante, Elam! ¡Y tú, Media, pon sitio a la ciudad! ¡Yo acallaré todo su clamor!

3 Por eso me doblo de dolor y me lleno de angustia, como una parturienta; me agobia lo que oigo; me espanta lo que veo.

4 Tengo pasmado el corazón; el miedo me domina; el crepúsculo que tanto amo, ahora me llena de espanto.

5 De pronto, mientras se ponía la mesa y se disponían a comer y beber, los príncipes se levantaron y tomaron sus escudos.

6 Y es que el Señor me dijo:

«Anda, pon un centinela que te informe de todo lo que vea.»

7 Y el centinela vio hombres montados sobre asnos y sobre camellos, jinetes que venían de dos en dos. Luego miró con más atención,

8 y gritó como un león:

«Señor, yo he estado todo el tiempo en mi puesto de observación; me he pasado las noches enteras vigilando,

9 y he visto acercarse hombres montados, jinetes que venían de dos en dos. Y alguien grita: “¡Cayó Babilonia! ¡Cayó Babilonia!¡Todos los ídolos de sus dioses han caído por tierra!”»

10 Pueblo mío, que has sido trillado y aventado como trigo: yo te he dado a saber lo que he oído del Señor de los ejércitos, el Dios de Israel.

Profecía acerca de Duma

11 Profecía acerca de Duma.

Desde Seír oigo voces que me dicen: «Guardia, guardia: ¿cuánto falta para que termine la noche? ¿Cuándo amanecerá?»

12 Y el guardia responde: «Ya pronto amanecerá, y pronto caerá la noche. Si quieres, puedes preguntar, y también volver a preguntar.»

Profecía acerca de Arabia

13 Profecía acerca de Arabia.

Ustedes, caminantes de Dedán, pasen la noche en el bosque, en el desierto.

14 Y ustedes, habitantes de Tema, vayan al encuentro del sediento y llévenle agua; socorran con pan al que huye.

15 Porque huye de la espada desnuda, del arco tenso, del fragor de la batalla.

16 Y es que así me ha dicho el Señor:

«Dentro de un año, ni un solo día más, todo el esplendor de Cedar llegará a su fin,

17 y el número de los valientes flecheros de Cedar que sobrevivan será muy reducido.»

Así lo ha dicho el Señor, el Dios de Israel.

Isaías 22

Profecía acerca del valle de la visión

1 Profecía acerca del valle de la visión.

¿Qué te pasa, que has subido a las azoteas con todos los tuyos?

2 Tú, ciudad turbulenta y alegre, llena de alborotos: tus muertos no murieron a filo de espada, ni cayeron en batalla.

3 Todos tus príncipes huyeron juntos de las flechas; todos los que estaban dentro de ti fueron atados en grupo cuando intentaban huir.

4 Por eso pido que me dejen llorar amargamente; no traten de consolarme por la destrucción de la hija de mi pueblo.

5 Porque éste es un día de alboroto, de angustia y de confusión, de parte de Dios, el Señor de los ejércitos. En el valle de la visión se derriban muros, y se oye clamor por los montes.

6 Elam tomó la aljaba, y carros y jinetes; Quir preparó el escudo.

7 Tus hermosos valles se llenaron de carros, y gente de a caballo acampó a la entrada de la ciudad.

8 Las defensas de Judá quedaron al descubierto. Ese día ustedes dirigían la mirada hacia el arsenal en la casa del bosque,

9 y vieron multiplicarse las brechas en la ciudad de David; recogieron las aguas del estanque inferior,

10 contaron las casas de Jerusalén y las derribaron para reforzar la muralla;

11 hicieron un foso entre los dos muros para el agua del estanque viejo, pero sin la menor consideración para el que lo hizo y le dio forma.

12 Ese día Dios, el Señor de los ejércitos, los convocó al llanto y al lamento, a raparse el cabello y a vestirse de cilicio;

13 pero ustedes prefirieron gozar y divertirse, matar vacas y degollar ovejas, comer carne y beber vino. Y decían: «Comamos y bebamos, que mañana moriremos.»

14 Por su parte, el Señor de los ejércitos me dijo al oído: «Este pecado no les será perdonado, hasta que hayan muerto.»

Lo ha dicho Dios, el Señor de los ejércitos.

Fin de Sebna y promesa a Eliaquín

15 Así dice Dios, el Señor de los ejércitos:

«Ve a donde está ese tesorero, el mayordomo Sebna, y dile:

16 “¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes aquí, que te has labrado un sepulcro en lo alto? ¿Por qué esculpes para ti una casa en la roca?

17 Mira que el Señor va a llevarte en duro cautiverio, y te cubrirá el rostro;

18 te hará rodar con fuerza, como una rueda por el llano, y así morirás. ¡En eso acabarán tus espléndidos carros, tú que eres la vergüenza de la casa de tu amo!

19 ¡Yo te arrojaré de tu puesto! ¡Yo te destituiré!

20 Y ese mismo día llamaré a mi siervo Eliaquín hijo de Hilcías,

21 y le pondré tus vestiduras; lo ceñiré con tu cinto y le entregaré tu autoridad; y él será como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá.

22 Yo le entregaré la llave de la casa de David. Lo que él abra, nadie podrá cerrarlo; lo que él cierre, nadie podrá abrirlo.

23 En el lugar donde yo lo ponga quedará firme como un clavo, y será un trono honroso para la casa de su padre.

24 De él penderá toda la honra de la casa de su padre, de sus hijos y sus nietos, y de todos sus parientes menores en importancia.

25 Pero vendrá el día en que ese clavo, que estaba en lugar firme, será removido y destrozado; se vendrá abajo, y la carga que de él pendía se hará pedazos.”»

—Palabra del Señor de los ejércitos.

Isaías 23

Profecía acerca de Tiro

1 Profecía acerca de Tiro,revelada desde la tierra de Quitín.

¡Aúllen ustedes, naves de Tarsis, porque Tiro ha sido destruida! ¡No ha quedado una sola casa a la que se pueda entrar!

2 ¡Callen ustedes, mercaderes de Sidón, habitantes de la costa, que surcaban el mar para abastecerse!

3 Sus provisiones procedían de los trigales que crecen con las muchas aguas del río Nilo, y fueron ustedes poderosos entre las naciones.

4 ¡Avergüénzate, Sidón, porque ha hablado el poderoso mar! Y el mar ha dicho: «Nunca he estado de parto. Jamás he dado a luz. Nunca he criado hijos, ni tampoco hijas.»

5 Cuando llegue a Egipto esta noticia acerca de Tiro, los egipcios se retorcerán de dolor.

6 ¡Vayan a Tarsis y aúllen, habitantes de la costa!

7 ¿Acaso no era ésta para ustedes la ciudad alegre, la ciudad antigua que plantó sus pies en lugares lejanos?

8 ¿Quién decretó esto contra Tiro, la ciudad que repartía coronas, cuyos negociantes y mercaderes eran príncipes y nobles de la tierra?

9 Lo decretó el Señor de los ejércitos, para abatir la soberbia de los encumbrados y humillar a los poderosos de la tierra.

10 Surca tu tierra como un río, hija de Tarsis, porque tu poder se ha terminado.

11 El Señor extendió su mano sobre el mar e hizo temblar los reinos, y ordenó que las fortalezas de Canaán fueran destruidas.

12 Y dijo: «Ciudad de Sidón, oprimida jovencita; no volverás a divertirte. Levántate y pasa a Quitín, que tampoco allí hallarás reposo.

13 ¡Mira el país de los caldeos! Ese pueblo no existía; Asiria lo fundó para los habitantes del desierto. Ellos levantaron fortalezas, y edificaron palacios, pero él lo convirtió en ruinas.»

14 ¡Aúllen, naves de Tarsis, porque su fortaleza ha sido destruida!

15 Viene el día en que Tiro será olvidada durante setenta años, que es el tiempo que dura un reino. Después de esos setenta años, se le cantará a Tiro esta canción dedicada a una ramera:

16 Toma tu arpa, ramera olvidada,

y ve a rondar por la ciudad;

toca una buena melodía,

y repite la canción,

para que seas recordada.

17 Al cabo de los setenta años, el Señor visitará Tiro; y esta ciudad volverá a comerciar, y otra vez traficará con todos los reinos de la tierra.

18 Pero sus negocios y ganancias no se guardarán ni se atesorarán, sino que se consagrarán al Señor; serán para la buena alimentación y el espléndido vestuario de los que viven en el santuario del Señor.

Isaías 24

El Señor juzgará a la tierra

1 ¡Miren, el Señor deja la tierra desnuda y vacía! ¡Trastorna su faz y esparce a sus habitantes!

2 Lo mismo sucede entre pueblo y sacerdote, entre criado y amo, entre criada y ama, entre comprador y vendedor, entre acreedor y deudor, entre el que presta y el que pide prestado.

3 La tierra ha quedado totalmente vacía y saqueada, porque el Señor ha emitido esta sentencia.

4 La tierra ha quedado destruida. Cayó enferma, y con ella también el mundo. ¡El cielo y la tierra se enfermaron!

5 La tierra quedó contaminada por causa de sus habitantes, pues transgredieron las leyes, falsearon el derecho, y quebrantaron el pacto eterno.

6 Por eso la maldición consume la tierra, y sus habitantes son asolados; por eso han sido consumidos los habitantes de la tierra y son muy pocos los que aún quedan.

7 El vino se ha perdido, pues la vid se marchita; ¡gimen todos los de alegre corazón!

8 Ha cesado la alegría de los panderos y del arpa; se ha acabado el alboroto de los que se divierten.

9 Ya no mezclan el vino con los cantos; la sidra les sabe amarga a quienes la toman.

10 Desolada y vacía está la ciudad; todas las casas se han cerrado, y no entra nadie.

11 Hay clamor en las calles porque falta el vino; se apagó el gozo, desapareció del país la alegría.

12 La ciudad ha quedado en ruinas; la puerta fue derribada.

13 En medio de la tierra y de los pueblos sucederá lo que sucede con los olivos sacudidos y con lo que queda después de la vendimia.

14 Pero habrá quienes alcen la voz y canten con gozo por la grandeza del Señor. Desde el mar darán voces:

15 «¡Glorifiquen en los valles y en las costas del mar el nombre del Señor, Dios de Israel!»

16 Desde lo último de la tierra oímos que se canta: «¡Gloria al Justo!»

Y yo digo: «¡Ay de mí! ¡Qué desdicha, qué desdicha! ¡Los traidores traicionan! ¡Y sólo saben traicionar!»

17 Contra ti, habitante del país, hay terror, foso y trampa.

18 Cuando quieras huir de la voz del terror, caerás en el foso; y cuando quieras salir del foso, caerás en la trampa. Porque se abrirán las ventanas de los cielos, y temblarán los fundamentos de la tierra.

19 Sí, la tierra será totalmente destruida, del todo desmenuzada, en gran manera sacudida.

20 Se tambaleará como un ebrio, será removida como una choza; bajo el peso de su pecado caerá, y nunca más volverá a levantarse.

21 Cuando llegue ese día, el Señor castigará en lo alto al ejército de los cielos, y en este mundo a los reyes de la tierra.

22 Y serán amontonados en una mazmorra, como se amontona a los encarcelados. En esa prisión quedarán encerrados, y después de un largo tiempo serán llamados a cuentas.

23 Cuando el Señor de los ejércitos reine en el monte Sión y en Jerusalén, y muestre su gloria ante sus ancianos, la blanca luna se pondrá roja de vergüenza, y el ardiente sol palidecerá.

Isaías 25

Cántico de gratitud al Señor

1 Tú, Señor, eres mi Dios;

yo te exaltaré y alabaré tu nombre

porque has hecho maravillas;

tus consejos siempre han sido

verdaderos y firmes.

2 Redujiste a escombros la ciudad extraña;

dejaste en ruinas la ciudad fortificada,

la que era baluarte de los extraños.

¡Ya no volverá a ser ciudad,

ni nunca más será reedificada!

3 Por eso te honra el pueblo fuerte,

y te teme la ciudad de los violentos.

4 Porque eres la fortaleza del pobre,

del necesitado y del afligido;

eres nuestro refugio contra la tormenta

y nuestra sombra contra el calor

(pues como tormenta nos azota

el ímpetu de los violentos;

5 como el calor en lugar seco,

como el calor debajo de una nube,

es el orgullo de los extranjeros,

pero tú haces que se apaguen

los cantos de los robustos).

6 En este monte el Señor de los ejércitos ofrecerá un banquete a todos los pueblos. Se ofrecerán los manjares más suculentos y los vinos más refinados.

7 En este monte rasgará el velo con que se cubren todos los pueblos, el velo que envuelve a todas las naciones.

8 Dios el Señor destruirá a la muerte para siempre,enjugará de todos los rostros toda lágrima,y borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo. El Señor lo ha dicho.

9 En aquel día se dirá:

«¡Éste es nuestro Dios! ¡Éste es el Señor, a quien hemos esperado! ¡Él nos salvará! ¡Nos regocijaremos y nos alegraremos en su salvación!»

10 Ciertamente, la mano del Señor reposará en este monte. Pero Moabserá pisoteado en su mismo sitio, como se pisotea la paja en el muladar.

11 Allí en el muladar Moab extenderá los brazos, como los extiende el nadador para nadar; pero el Señor doblegará su soberbia y la destreza de sus manos.

12 Y abatirá la fortaleza de sus altos muros; ¡la humillará y la arrojará hasta el polvo de la tierra!

Isaías 26

Cántico de confianza en el Señor

1 En ese día se cantará en Judá este cántico:

¡Fuerte es nuestra ciudad!

¡Por muros y antemuros Dios le puso salvación!

2 ¡Abran las puertas, y que entren los justos,

los guardianes de la verdad!

3 Tú guardas en completa paz

a quien siempre piensa en ti

y pone en ti su confianza.

4 Confíen siempre en el Señor,

porque él es la Roca eterna.

5 Él hizo caer por tierra

a los que habitan en las alturas;

humilló a la ciudad exaltada,

¡la derribó hasta el polvo,

6 y hoy la aplastan con el pie

los afligidos y los menesterosos!

7 Recto es el camino del hombre justo,

y tú, que también eres recto,

le despejas el camino.

8 Señor, nuestra esperanza reposa

en el camino de tu justicia;

son tu nombre y tu memoria

el mayor deseo de nuestra alma.

9 Por las noches te desea mi alma,

y mientras haya en mí un hálito de vida,

te buscaré por la mañana

porque, cuando tú emites un juicio,

los que habitan este mundo

aprenden a hacer justicia.

10 Pero no se aprende a hacer justicia

cuando se muestra piedad al malvado.

Surge la maldad en el país de la rectitud,

y deja de verse la majestad del Señor.

11 Señor, tú has levantado la mano,

pero tus enemigos no la ven;

¡haz que la vean y que se avergüencen

los que envidian a tu pueblo!

¡haz que el fuego los consuma!

12 Tú, Señor, nos harás vivir en paz,

porque tú nos has ayudado

a realizar todas nuestras obras.

13 Dios y Señor nuestro,

otros señores han querido dominarnos,

pero nosotros sólo invocamos tu nombre.

14 Ellos están muertos; no tienen vida.

Murieron, y no volverán a vivir,

porque tú los castigaste y borraste su recuerdo;

15 pero a tu pueblo, Señor, lo aumentaste,

y te cubriste de gloria al ensanchar

todos los confines de la tierra.

16 Señor, en nuestra angustia te buscamos,

y clamamos a ti cuando nos castigaste.

17 Señor, ante ti hemos clamado con dolor,

con los gemidos de una parturienta

cuando está a punto de dar a luz.

18 Concebimos, tuvimos dolores de parto,

¡pero no dimos a luz más que viento!

No dimos a la tierra ninguna liberación,

ni le nacieron habitantes al mundo.

19 Pero tus muertos vivirán;

sus cadáveres volverán a la vida.

Los que ahora habitan en el polvo

se despertarán y cantarán de alegría,

porque tú eres como un rocío de luces,

y la tierra dará a luz a sus muertos.

20 ¡Vamos, pueblo mío, entra en tu aposento y cierra tras de ti la puerta! ¡Escóndete por un breve instante, hasta que haya pasado la indignación!

21 Porque el Señor sale ya de su santuario, para castigar a los que habitan la tierra por su maldad contra él. La tierra mostrará la sangre que ha sido derramada sobre ella, y no volverá a ocultar a los que en ella han sido asesinados.