Esdras 5

Reedificación del templo

1 Los profetas Hageoy Zacaríashijo de Iddo hablaron a los judíos que vivían en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel, que velaba sobre ellos.

2 Entonces Zorobabelhijo de Salatiel y Josué hijo de Josadac reiniciaron la reconstrución del templo de Dios en Jerusalén. Los profetas de Dios los ayudaban.

3 Pero Tatenay, que era el gobernador del otro lado del río Éufrates, y Setar Bosnay y sus compañeros, fueron a verlos y les preguntaron:

«¿Quién les ha dado permiso para reconstruir el templo y para reforzar las murallas?»

4 También les preguntaron:

«¿Quiénes son los que dirigen las obras?»

5 Pero el Señor protegía a los ancianos judíos, y no les pudieron impedir que siguieran con la reconstrucción, hasta que el asunto fue llevado ante el rey Darío y hubo una respuesta por escrito.

6 Entonces Tatenay, gobernador del otro lado del río Éufrates, y Setar Bosnay y sus compañeros, que también gobernaban en esa región, enviaron una carta al rey Darío,

7 la cual decía:

«A Su Majestad el rey Darío. Paz.

8 »Debe saber Su Majestad que fuimos a la provincia de Judea y al templo del gran Dios, y vimos que el templo se está reconstruyendo con grandes bloques de piedra. Ya se han colocado las vigas del templo, y la obra avanza de prisa y con gran cuidado.

9 Llamamos a los dirigentes y les preguntamos: “¿Quién les dio permiso para reconstruir el templo y reforzar las murallas de la ciudad?”

10 »También preguntamos por el nombre de las personas responsables de la obra, para informar a Su Majestad,

11 y ellos respondieron: “Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y estamos reconstruyendo el templo que hace muchos años edificó y concluyó el gran rey de Israel.

12 Como nuestros padres desobedecieron al Dios del cielo y de la tierra, él se enojó con su pueblo y los puso en manos del caldeo Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cual destruyó este templo y a nuestro pueblo se lo llevó cautivo a Babilonia.

13 Pero durante el primer año del reinado de Ciro en Babilonia, él mismo ordenó que este templo de Dios fuera reconstruido.

14 También ordenó que todos los utensilios de oro y de plata que por orden de Nabucodonosor fueron sacados del templo de Dios en Jerusalén, y que fueron llevados al templo de Babilonia, fueran entregados a Sesbasar, a quien había nombrado gobernador.

15 El rey Ciro en persona le dijo: ‘Toma estos utensilios y llévalos al templo en Jerusalén, y que el templo de Dios sea reconstruido en el mismo lugar.’

16 En cumplimiento de las órdenes del rey Ciro, Sesbasar vino y echó los cimientos del templo de Dios en Jerusalén, y desde entonces hemos estado reconstruyendo, pero aún no terminamos.

17 Si a Su Majestad le parece bien, ordene buscar en los archivos de Babilonia hasta dar con una carta que tiene la orden del rey Ciro para reconstruir el templo de Dios en Jerusalén. Cuando ésta sea hallada, tenga a bien Su Majestad comunicarnos su voluntad al respecto.”»

Esdras 6

Se halla el edicto de Ciro

1 El rey Darío ordenó buscar en los archivos de Babilonia, en el palacio donde guardaban los tesoros,

2 y en el palacio de Acmeta, que está en la provincia de Media, hallaron un libro con este escrito:

«Memorándum.

3 Fechado el primer año del rey Ciro.

»Su Majestad ordena la reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén, y el restablecimiento de los sacrificios.

»Su Majestad ordena también que las murallas sean reafirmadas, con una altura y una anchura de veintisiete metros,

4 y con tres hileras de grandes bloques de piedra y una hilera de madera nueva. El costo total de la obra será pagado por el tesoro real.

5 »En cuanto a los utensilios de oro y de plata del templo de Dios en Jerusalén, los cuales Nabucodonosor sacó de allí para traerlos a Babilonia, éstos deberán ser devueltos y llevados al templo de Dios en Jerusalén.»

Respuesta de Darío a Tatenay

6 «Por lo tanto, ustedes, Tatenay, gobernador de la ribera occidental del río Éufrates, y Setar Bosnay y compañeros, deberán alejarse de allí

7 y dejar que el gobernador y los ancianos judíos lleven a cabo la reconstrucción del templo de Dios en su mismo lugar.

8 »Yo, Darío, ordeno que los gastos de la obra sean cubiertos puntualmente por la tesorería del rey, tomándolos de los tributos que se recogen al otro lado del río Éufrates y entregándolos a los ancianos judíos para que la obra de reconstrucción no se detenga.

9 Todo lo que sea necesario, como becerros, carneros, corderos, trigo, sal, vino y aceite para los holocaustos en honor del Dios del cielo, sea proporcionado diariamente a los sacerdotes en Jerusalén, según ellos lo pidan y sin obstáculo alguno,

10 a fin de que puedan ofrecer sacrificios gratos al Dios del cielo, y oren por la vida del rey y de sus hijos.

11 »Yo, Darío, ordeno que cualquiera que altere este decreto sea empalado con una viga arrancada de su propia casa, y que esa casa sea convertida en un muladar.

12 Que el Dios que estableció ese lugar como residencia de su nombre destruya a cualquier rey o pueblo que interfiera o se oponga, o quiera destruir el templo de Dios en Jerusalén. Yo, Darío, emito este decreto y ordeno que se cumpla con prontitud.»

Reanudación de las obras de reconstrucción

13 Entonces Tatenay, que era el gobernador de la ribera occidental del río Éufrates, y Setar Bosnay y sus compañeros, se apresuraron a cumplir lo que el rey Darío había ordenado.

14 Así, los ancianos judíos avanzaron en la obra de reconstrucción, tal como lo habían anunciado los profetas Hageoy Zacaríashijo de Iddo. La obra se terminó porque el Dios de Israel así lo ordenó, y por los decretos de Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia.

Culminación de las obras de reconstrucción

15 La reconstrucción del templo concluyó el tercer día del mes de Adar del sexto año del reinado de Darío.

16 Ese día, los israelitas, los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían vuelto del cautiverio, celebraron con gran alegría la dedicación del templo de Dios.

17 Como expiación por los pecados de todos los israelitas, se ofrecieron cien becerros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos, y doce machos cabríos, conforme al número de las tribus de Israel.

18 A los sacerdotes se les asignaron sus turnos, lo mismo que a los levitas, para que sirvieran a Dios en Jerusalén, conforme a lo estipulado en el libro de Moisés.

19 También los israelitas que volvieron del cautiverio celebraron la fiesta de la pascua el día catorce del primermes.

20 Los sacerdotes y los levitas se habían purificado como un solo hombre, y estaban ritualmente limpios y listos para ofrecer el sacrificio de la pascua, tanto por ellos mismos como por los que habían estado cautivos y por sus hermanos los sacerdotes.

21 Los israelitas que habían vuelto del cautiverio comieron con todos los que se habían apartado de las prácticas repugnantes de la gente que habitaba esas tierras, y habían decidido buscar al Señor, el Dios de Israel.

22 Con gran alegría celebraron durante siete días la fiesta solemne de los panes sin levadura, porque el Señor los había llenado de alegría al hacer que el rey de Asiria se compadeciera de ellos, y porque habían cobrado fuerzas para la reconstrucción del templo del Dios de Israel.

Esdras 7

Esdras y sus compañeros llegan a Jerusalén

1 Años después, durante el reinado del rey Artajerjes de Persia, hubo un hombre llamado Esdras, descendiente en línea directa de Seraías, Azarías, Hilcías,

2 Salún, Sadoc, Ajitob,

3 Amarías, Azarías, Merayot,

4 Zeraías, Uzi, Buqui,

5 Abisúa, Finés y Eleazar. Todos ellos eran descendientes de Aarón, el primer sacerdote de los israelitas.

6 Este Esdras salió de Babilonia, y era un escriba con amplios conocimientos de la ley que el Señor y Dios de Israel le había dado a Moisés. El rey Artajerjes le concedió a Esdras todo lo que éste le pidió, porque el poder del Señor estaba con él.

7 En el séptimo año del reinado de Artajerjes Esdras y algunos israelitas salieron hacia Jerusalén, y también sacerdotes, levitas, cantores, porteros y criados del templo.

8 Cuando Esdras llegó a Jerusalén, corría el quinto mes del séptimo año del reinado de Artajerjes.

9 Esdras y su gente salieron de Babilonia el primer día del primer mes, y llegaron a Jerusalén el primer día del quinto mes, guiados por la bondadosa mano de Dios.

10 Y es que Esdras se había entregado de corazón al estudio de la ley del Señor, y a cumplirla y enseñarla a los israelitas, con todas sus normas y ordenanzas.

11 Ésta es la copia de la carta que el rey Artajerjes entregó al sacerdote Esdras, profundo conocedor de los mandamientos y estatutos que el Señor había dado a Israel:

12 «De Artajerjes, rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo. Paz.

13 »Por este conducto ordeno que todo israelita, sacerdote o levita, que viva en mi reino y quiera ir contigo a Jerusalén, puede irse.

14 Yo, el rey, y mis siete consejeros, hemos acordado enviarte a Judea y a Jerusalén, en conformidad con la ley de tu Dios, la cual obra en tus manos.

15 Llevarás contigo toda la plata y el oro que mis consejeros y yo voluntariamente ofrecemos al Dios de Israel, cuyo templo está en Jerusalén.

16 Llevarás también toda la plata y el oro que logres recaudar en toda la provincia de Babilonia, lo mismo que las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes para el templo de Dios en Jerusalén.

17 Con lo que recaudes podrás comprar becerros, carneros y corderos, además de cereales y vino, para que los ofrezcas sobre el altar del templo del Dios de ustedes en Jerusalén.

18 Si a ti y a tus hermanos les parece que con el oro y la plata restante pueden comprar otras cosas, háganlo, de acuerdo con la voluntad de su Dios.

19 Los utensilios que te serán devueltos son para el servicio del templo de tu Dios, así que los devolverás ante tu Dios en Jerusalén.

20 Cualquier otra cosa que sea necesaria para el templo de tu Dios, y que tengas que pagar, lo pagarás del tesoro real.

21 »Yo, el rey Artajerjes, ordeno a todos los tesoreros que están al otro lado del río Éufrates proveer a Esdras, sacerdote y escriba de la ley del Dios del cielo, todo lo que él les pida, y hacerlo de manera inmediata,

22 siendo el límite de hasta tres mil kilos de plata, treinta mil kilos de trigo, tres mil litros de vino, tres mil litros de aceite, y sal sin medida.

23 Que todo lo que ordene el Dios del cielo para su templo se haga con prontitud. ¿Por qué exponernos a que el Señor se enoje contra el rey y contra sus hijos?

24 »Tómese nota de que todos los sacerdotes, levitas, cantores, porteros, criados del templo y ministros del templo del Señor, estarán exentos de pagar tributo, contribución o renta.

25 »En cuanto a ti, Esdras, usa la sabiduría que tu Dios te ha concedido y elige jueces y gobernadores para el pueblo que está al otro lado del río Éufrates, que conoce los mandamientos de tu Dios. Si alguno no los conoce, tú deberás instruirlo.

26 »Todo aquel que no cumpla con la ley de tu Dios ni con la ley del rey, deberá ser juzgado de inmediato y condenado a muerte, a destierro, a pagar una multa, o a ir a prisión.»

Gratitud de Esdras

27 «Yo, Esdras, bendigo al Señor, Dios de nuestros padres, por haber puesto esos sentimientos en el corazón del rey, para honrar el templo del Señor en Jerusalén,

28 y por su bondad y misericordia para conmigo, pues he sido bien visto por el rey y por sus consejeros y por todos los hombres de importancia que rodean al rey. El poder de Dios me ha permitido recobrar las fuerzas y reunir a los hombres importantes de Israel para que me acompañen.»

Esdras 8

1 Ésta es la lista de las casas patriarcales y la genealogía de los que durante el reinado de Artajerjes salieron conmigo de Babilonia a Jerusalén:

2 Guersón, descendiente de la familia de Finés;

Daniel, de la familia de Itamar;

Jatús, de la familia de David.

3 Zacarías, de los descendientes de Secanías y de Paros, más ciento cincuenta varones.

4 Elioguenay hijo de Zeraías, de los descendientes de Pajat Moab, más doscientos varones.

5 El hijo de Jahaziel, de los descendientes de Secanías, más trescientos varones.

6 Ebed, hijo de Jonatán, de los descendientes de Adín, más cincuenta varones.

7 Jesaías hijo de Atalías, de los descendientes de Elam, más setenta varones.

8 Zebadías hijo de Micael, de los descendientes de Sefatías, más ochenta varones.

9 Abdías hijo de Yejiel, de los descendientes de Joab, más doscientos dieciocho varones.

10 El hijo de Josifías, de los descendientes de Selomit, más ciento sesenta varones.

11 Zacarías hijo de Bebay, de los descendientes de Bebay, más veintiocho varones.

12 Johanán hijo de Hacatán, de los descendientes de Azgad, más ciento diez varones.

13 Los últimos descendientes de Adonicán, que eran Elifelet, Yeguiel y Semaías, más sesenta varones.

14 Utay y Zabud, descendientes de Bigvay, más setenta varones.

15 Yo reuní a todos estos junto al río que se dirige a Ahava, y acampamos allí durante tres días. Busqué entre el pueblo y entre los sacerdotes, pero no encontré a ningún descendiente de Leví.

16 Entonces despaché a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulán, que eran hombres importantes, y también a Joyarib y a Elnatán, hombres de muchos conocimientos,

17 y los envié a Casifia, donde Iddo era el jefe, y los instruí en cuanto a lo que debían decir a Iddo, lo mismo que a sus hermanos que servían en el templo en Casifia; específicamente le pedí que nos proporcionaran ministros para el templo de nuestro Dios.

18 Y como la mano de nuestro Dios estaba con nosotros, nos trajeron a Serebías, que era un hombre muy entendido y que era descendiente de Majali hijo de Leví, el hijo de Israel. Con él llegaron sus hijos y sus hermanos, dieciocho varones en total;

19 Jasabías y Jesaías, de los descendientes de Merari, con sus hijos y sus hermanos, veinte varones en total;

20 más doscientos criados del templo, a quienes David y los jefes israelitas habían puesto bajo la dirección de los levitas, cada uno de los cuales fue designado por nombre para servir en el templo.

21 Ese día, a las orillas del río Ahava, convoqué a un ayuno general en honor de nuestro Dios, para pedir que a nosotros y a nuestros hijos, y a nuestros bienes, nos guiara por el camino correcto.

22 No me atreví a pedirle al rey que enviara con nosotros soldados y gente de a caballo para defendernos de los enemigos en el camino, pues le había dicho:

«El poder de nuestro Dios hace bien a quienes lo buscan, pero no a quienes lo abandonan, los cuales experimentan su enojo.»

23 Así que todos ayunamos ese día, y le pedimos al Señor que nos bendijera, y él nos bendijo.

24 Después aparté a Serebías y a Jasabías y a sus diez hermanos, pues los doce eran de los principales sacerdotes.

25 Luego, pesé ante ellos la plata, el oro y los utensilios, que eran las ofrendas para el templo de Dios que habían dado el rey Artajerjes y sus consejeros, y los hombres importantes del reino y los israelitas.

26 Lo que pesé y les entregué fueron diecinueve mil quinientos kilos de plata, tres mil kilos de plata en utensilios para el templo, y tres mil kilos de oro;

27 además, veinte tazones de oro que valían mil monedas de oro, y dos vasos de bronce de excelente pulido, tan valiosos como el oro.

28 Y les dije:

«Ustedes han sido consagrados para el servicio del Señor, y los utensilios, la plata y el oro, también han sido consagrados como ofrenda voluntaria al Señor, Dios de nuestros antepasados.

29 Tengan mucho cuidado con las ofrendas; guárdenlas muy bien hasta que puedan pesarlas delante de los jefes de los sacerdotes y levitas, y de los jefes de las familias patriarcales de Israel que están en Jerusalén.»

30 Y los sacerdotes y los levitas recibieron la plata, el oro y los utensilios que yo había pesado, para llevarlos al templo de nuestro Dios en Jerusalén.

31 El día doce del mes primero levantamos el campamento que teníamos junto al río Ahava, y partimos hacia Jerusalén, y nuestro Dios nos protegió durante todo el camino y nos libró de nuestros enemigos y de los que nos acechaban para hacernos daño.

32 Cuando llegamos a Jerusalén, descansamos allí durante tres días.

33 Al cuarto día fuimos al templo y entregamos las ofrendas al sacerdote Meremot hijo de Urías, y él las pesó en presencia de Eleazar hijo de Finés y de los levitas Jozabad hijo de Josué y Noadías hijo de Binúi.

34 Todo se hizo correctamente, y lo que entregamos ese día se pesó y se anotó.

35 Los que habían vuelto del cautiverio y que llegaron con nosotros ofrecieron holocaustos al Dios de Israel, doce becerros en favor de los israelitas, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce machos cabríos, para el perdón de pecados; todo en holocausto al Señor.

36 Los decretos del rey fueron entregados a los sátrapas y capitanes del otro lado del río Éufrates, y ellos apoyaron al pueblo y al templo de Dios.

Esdras 9

Oración de confesión de Esdras

1 Después de todo esto, los jefes vinieron a verme y me dijeron:

«Ni el pueblo de Israel, ni los sacerdotes ni los levitas, se diferencian en nada de los cananeos, hititas, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, pues incurren en los mismos actos repugnantes.

2 Tanto ellos como sus hijos han tomado mujeres de esos pueblos, y el linaje sagrado del pueblo de Dios se ha mezclado con los pueblos de estas tierras. Lo peor es que los primeros en cometer este pecado han sido los gobernadores y los jefes importantes.»

3 Al oír esto, me rasgué la ropa y el manto, me arranqué el cabello y la barba, y muy angustiado me senté en el suelo.

4 Entonces se reunieron conmigo todos los que honraban las palabras del Dios de Israel, tristes por el pecado de los que habían vuelto del cautiverio, y mi angustia duró hasta la hora de los sacrificios de la tarde.

5 A esa hora me levanté, afligido y con mi ropa y mi manto rasgados, y arrodillado levanté las manos al Señor mi Dios.

6 Y le dije:

«Dios mío, estoy muy confundido y avergonzado. Me siento incapaz de levantar mi rostro hacia ti porque nuestra maldad ha aumentado; ¡nos ha rebasado hasta llegar al cielo!

7 Desde los días de nuestros antepasados, y hasta hoy, hemos vivido en la maldad. Por eso nosotros, y nuestros reyes y sacerdotes, hemos sido entregados en manos de los reyes de otras naciones; nos han robado, nos han hecho prisioneros, y hasta la fecha la vergüenza no se aparta de nosotros.

8 Ahora el Señor nuestro Dios ha tenido misericordia de nosotros, aunque sea por un poco de tiempo, y nos ha dejado a salvo un remanente; nos ha dado un lugar seguro en su santuario, para que veamos las cosas con claridad y podamos vivir un poco más, aunque sea en nuestra condición de esclavos.

9 Hemos vivido en la servidumbre, pero dentro de ella Dios no nos ha desamparado, sino que por su misericordia ha hecho que los reyes de Persia nos concedan vida para poder reconstruir el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y brindarnos protección en Judá y en Jerusalén.

10 »¿Pero qué te podemos decir ahora, Dios nuestro? Hemos abandonado tus mandamientos,

11 los cuales nos diste por medio de tus siervos los profetas, cuando dijiste: “La tierra de la cual van a tomar posesión está llena de corrupción porque ahí habitan pueblos que han esparcido por toda la tierra sus prácticas repugnantes.

12 Pero ustedes no dejarán que sus hijas se casen con los hijos de ellos, ni tampoco dejarán que los hijos de ustedesse casen con las hijas de ellos; ni procurarán que ellos vivan en paz y prosperen. Así ustedes serán fuertes y disfrutarán de las bondades de la tierra, y podrán dejársela a sus hijos como herencia.”

13 »A pesar de que hemos sufrido mucho por nuestras malas acciones, tú, Dios nuestro, no nos has castigado como merecen nuestras maldades; en cambio, a unos pocos de nosotros nos has dejado con vida.

14 ¿Cómo podríamos volver a desobedecer tus mandamientos y emparentar con pueblos que practican cosas que te repugnan? ¡Ciertamente tú te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, y no quedaría uno solo de nosotros con vida!

15 »Señor y Dios de Israel, tú eres justo, pues hasta este día unos pocos de nosotros hemos quedado con vida. Estamos aquí, en tu presencia, reconociendo nuestros pecados, aun cuando nadie podría permanecer en tu presencia sin ser castigado.»

Esdras 10

Expulsión de las mujeres extranjeras

1 Mientras Esdras estaba en el templo de Dios, de rodillas y orando, llorando y confesando sus pecados, una gran multitud de israelitas se le unió; eran hombres, mujeres y niños, que lloraban amargamente.

2 Entonces Secanías hijo de Yejiel, que era de la familia de Elam, le dijo a Esdras:

«Hemos pecado contra nuestro Dios. Hemos tomado por esposas a mujeres extranjeras, de los pueblos de estas tierras. No obstante, creo que los israelitas aún tenemos esperanza.

3 Hagamos con nuestro Dios el pacto de despedir a todas esas mujeres que tenemos por esposas, lo mismo que a sus hijos, y cumplamos la ley, en conformidad con el consejo que nos has dado y el de los que temen los mandamientos de nuestro Dios.

4 Levántate, y manos a la obra, que ésa es tu responsabilidad. Tú, pon todo tu empeño, que nosotros te apoyaremos.»

5 Entonces Esdras se levantó y tomó juramento a los jefes de los sacerdotes y de los levitas, y a todo el pueblo de Israel, para que se comprometieran a cumplir todo lo que habían dicho.

6 Luego, salió del templo y se dirigió a la habitación de Johanán hijo de Eliasib, y una vez allí no comió ni bebió nada, pues estaba muy triste por el pecado de los israelitas que habían vuelto del cautiverio.

7 Acto seguido, enviaron mensajeros a Judá y a Jerusalén para que todos los israelitas nacidos en Babilonia se reunieran en Jerusalén.

8 Los que no llegaran en un plazo de tres días, conforme al pacto aceptado por los jefes y los ancianos, perderían sus posesiones y serían excluidos de la comunidad de los repatriados.

9 Fue así como todos los descendientes de Judá y de Benjamín se reunieron en Jerusalén en el plazo fijado. La reunión tuvo lugar el día veinte del mes noveno, en la plaza del templo de Dios. Todos temblaban de miedo por causa de la lluvia y por tener que afrontar este asunto.

10 Entonces el sacerdote Esdras se puso de pie y les dijo:

«Ustedes han pecado al tomar por esposas a mujeres de otros pueblos. Con esto han añadido más pecados a los ya cometidos por el pueblo de Israel.

11 Lo que deben hacer ahora es dar gloria al Señor, Dios de nuestros padres, y comprometerse a cumplir su voluntad, y separarse de los pueblos que habitan estas tierras y de las mujeres extranjeras.»

12 Todos los convocados respondieron en alta voz:

«Haremos todo lo que nos has dicho.

13 Pero somos muchos, está lloviendo, y no podemos quedarnos en la calle. Además, este asunto no va a resolverse en un día ni dos, pues somos muchos los que hemos incurrido en este pecado.

14 Que se queden nuestros jefes, y que aquellos que vivan en nuestras ciudades y hayan tomado por esposas a mujeres extranjeras vengan a Jerusalén en tiempos determinados, junto con los ancianos y jueces de cada ciudad, hasta que apartemos de nosotros la ira de nuestro Dios.»

15 Solamente Jonatán hijo de Asael y Jahazías hijo de Ticvá se opusieron, apoyados por los levitas Mesulán y Sabetay.

16 Así lo hicieron los que habían vuelto del cautiverio. Entonces eligieron al sacerdote Esdras y a ciertos jefes de las familias patriarcales, y todos los que habían sido nombrados se presentaron el primer día del mes décimo para dilucidar este asunto.

17 El juicio se prolongó hasta el primer día del mes primero, y comparecieron todos los que habían tomado por esposas a mujeres extranjeras.

18 La siguiente es una lista de los hijos de los sacerdotes que tomaron por esposas a mujeres extranjeras.

De los hijos de Josué hijo de Josadac, y de sus hermanos: Maseías, Eliezer, Jarib y Gedalías.

19 Éstos juraron que despedirían a sus mujeres, y como ofrenda por su pecado ofrecieron un carnero de sus rebaños.

20 De los hijos de Imer: Jananí y Zebadías.

21 De los hijos de Jarín: Maseías, Elías, Semaías, Yejiel y Uzías.

22 De los hijos de Pasjur: Elioguenay, Maseías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasa.

23 De los descendientes de los levitas: Jozabad, Simey, Kelaía (es decir, Kelita), Petajías, Judá y Eliezer.

24 De los cantores: Eliasib.

De los porteros: Salún, Telén y Uri.

25 Otros israelitas fueron:

De los hijos de Paros: Ramía, Jezías, Malquías, Mijamín, Eleazar, Malquías y Benaías.

26 De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías, Yejiel, Abdi, Jeremot y Elías.

27 De los hijos de Zatu: Elioguenay, Eliasib, Matanías, Jeremot, Zabad y Aziza.

28 De los hijos de Bebay: Johanán, Jananías, Zabay y Atlay.

29 De los hijos de Bani: Mesulán, Maluc, Adaías, Jasub, Seal y Ramot.

30 De los hijos de Pajat Moab: Adna, Quelal, Benaías, Maseías, Matanías, Besalel, Binúi y Manasés.

31 De los hijos de Jarín: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías, Simeón,

32 Benjamín, Maluc y Semarías.

33 De los hijos de Jasún: Matenay, Matata, Zabad, Elifelet, Yeremay, Manasés y Simey.

34 De los hijos de Bani: Maday, Amirán, Uel,

35 Benaías, Bedías, Queluí,

36 Vanías, Meremot, Eliasib,

37 Matanías, Matenay, Jasay,

38 Bani, Binúi, Simey,

39 Selemías, Natán, Adaías,

40 Macnadebay, Sasay, Saraí,

41 Azareel, Selemías, Semarías,

42 Salún, Amarías y José.

43 De los hijos de Nebo: Yeguiel, Matatías, Zabad, Zebina, Jadau, Joel y Benaías.

44 Todos estos habían tomado por esposas a mujeres extranjeras, y muchas de ellas habían tenido hijos.

2 Crónicas 1

Salomón pide sabiduría

1 Salomón hijo de David fue afirmado en su reino, y el Señor su Dios estaba con él y lo encumbró.

2 Salomón convocó a todo Israel y a los jefes de millares y de centenas, lo mismo que a los jueces y a todos los jefes de familia de Israel,

3 y él y toda la asamblea se dirigieron al lugar alto que había en Gabaón, pues allí estaba el tabernáculo de reunión de Dios que Moisés, el siervo del Señor, había hecho en el desierto.

4 David había traído el arca de Dios de Quiriat Yearín al lugar que le había preparado en Jerusalén,donde él le había levantado una tienda.

5 Delante del tabernáculo del Señor estaba el altar de bronceque había hecho Besalel hijo de Uri, hijo de Jur, y allí fueron Salomón y la asamblea para consultar al Señor.

6 Una vez allí, y en presencia del Señor, Salomón subió al altar de bronce que estaba en el tabernáculo de reunión, y sobre él ofreció mil holocaustos.

7 Esa misma noche Dios se le apareció a Salomón y le dijo:

«Pídeme lo que quieras que yo te dé.»

8 Y Salomón le dijo a Dios:

«Tú has tenido gran misericordia de David, mi padre, y a mí me has puesto en su lugar como rey.

9 Señor y Dios, confirma ahora la promesa que le hiciste a David, mi padre, pues tú me has puesto como rey de un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra.

10 Por favor, dame sabiduría y conocimiento para presentarme delante de este pueblo. A decir verdad, ¿quién podrá gobernar a tu pueblo? ¡Es tan grande!»

11 Y Dios le dijo a Salomón:

«Por haber pensado así, y por no haber pedido riquezas, ni bienes ni gloria, ni la vida de los que no te quieren, ni una larga vida, sino que has pedido tener sabiduría y conocimiento para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto como rey,

12 recibirás sabiduría y conocimiento, y además te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca antes tuvieron los reyes que te antecedieron, ni tendrán los reyes que te sucedan.»

13 Salomón se apartó entonces del tabernáculo de reunión, y desde el lugar alto que estaba en Gabaón volvió a Jerusalén para reinar sobre Israel.

Salomón comercia en caballos y en carros

14 Salomón acumuló carros de guerra y gente de a caballo, y llegó a tener mil cuatrocientos carros de guerra y doce mil jinetes,los cuales guardaba en las fortalezas construidas para tal efecto, y también con él en Jerusalén.

15 También acumuló en Jerusalén plata y oro, como quien amontona piedras,y el cedro abundaba como los cabrahigos de la llanura.

16 Los mercaderes del reino compraban al mayoreo para Salomóncaballos y lienzos finos de Egipto.

17 Iban a Egipto y compraban un carro de guerra por seiscientas piezas de plata, y un caballo por ciento cincuenta, y todos los reyes hititas y sirios los compraban por medio de ellos.

2 Crónicas 2

Pacto de Salomón con Jirán

1 Salomón se dispuso a edificar un templo para honrar el nombre del Señor, y un palacio para su reino.

2 Para ello designó a setenta mil peones y ochenta mil taladores, y tres mil seiscientos capataces.

3 Luego mandó el siguiente mensaje al rey Jirán de Tiro:

«Trátame como trataste a David, mi padre, cuando le enviaste cedros para que construyera su palacio.

4 Como verás, tengo que edificar un templo para honrar el nombre del Señor mi Dios. Estará consagrado al Señor, y delante de él se quemará incienso aromático y se colocarán continuamente los panes de la proposición, y se ofrecerán holocaustos a mañana y tarde en los días de reposo, en las nuevas lunas, y en las festividades en honor del Señor nuestro Dios. Esto debe hacerse siempre en Israel.

5 La casa que debo edificar tiene que ser grande, porque nuestro Dios es más grande que todos los dioses.

6 Pero ¿quién puede edificarle un templosi los cielos, y los cielos de los cielos, no pueden contenerlo? ¿Y quién soy yo para edificarle un templo, a no ser para sólo quemar incienso delante de él?

7 Yo te ruego que me envíes un hombre hábil, que sepa trabajar en oro, plata, bronce, hierro, púrpura, grana y azul, y que en unión con los maestros que están conmigo en Judá y en Jerusalén, y que mi padre había ya dispuesto, sepa hacer grabados.

8 Envíame también del Líbano madera de cedro, de ciprés y de sándalo. Yo sé que tus siervos saben cortar madera en el Líbano, y mis siervos pueden ayudarlos

9 para que me preparen mucha madera, pues el templo que tengo que edificar debe ser grande y portentoso.

10 Toma en cuenta que a tus siervos que corten la madera les daré seis mil toneladas de trigo en grano, seis mil toneladas de cebada, seiscientos mil litros de vino, y seiscientos mil litros de aceite.»

11 El rey Jirán de Tiro respondió a Salomón por medio de la siguiente carta:

«El Señor ama a su pueblo, y por eso te ha puesto como su rey.

12 Tengo que decir: ¡Bendito sea el Señor y Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que dio al rey David un hijo sabio y entendido, cuerdo y prudente, para que edifique un templo al Señor y un palacio para su reino!

13 »Yo te envío a Jirán Abí, que es un hombre hábil y entendido.

14 Es hijo de una danita, aunque su padre era de Tiro. Jirán Abí sabe trabajar en oro, plata, bronce y hierro, y en piedra y madera, en púrpura y en azul, en lino y en carmesí. También sabe esculpir toda clase de figuras y sacar cualquier diseño que se le pida. Sabrá trabajar con tus expertos y con los de mi señor David, tu padre.

15 Ruego a mi señor enviar a sus siervos el trigo, la cebada, el aceite y el vino, que nos ha prometido.

16 Nosotros cortaremos en el Líbano la madera que necesites, y en balsas te la llevaremos por el mar hasta Jope, y de allí tú la llevarás hasta Jerusalén.»

17 Salomón censó a todos los extranjeros que había en Israel, después del censo que había hecho David, su padre, y se encontró que eran ciento cincuenta y tres mil seiscientos hombres.

18 A setenta mil de ellos los apartó para llevar cargas; a ochenta mil los puso como canteros en la montaña, y a tres mil seiscientos los puso como capataces para hacer trabajar a la gente.

2 Crónicas 3

Salomón edifica el templo

1 Salomón comenzó a edificar el templo del Señor en el monte Moriah, en Jerusalén, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán el jebuseo, y que le había sido mostrado.

2 Comenzó la construcción a los dos días del mes segundo del cuarto año de su reinado.

3 Los cimientos que Salomón puso al templo de Dios medían veintisiete metros de largo y nueve metros de ancho.

4 El pórtico que estaba al frente del edificio medía nueve metros de largo, lo mismo que el ancho del templo, y cincuenta y cuatro metros de altura. Lo recubrió por dentro de oro puro,

5 y el cuerpo mayor del edificio lo techó con madera de ciprés, la cual recubrió de oro fino, con molduras de palmeras y cadenas.

6 También recubrió el templo de piedras preciosas para adornarlo. El oro era de Parvaim.

7 De modo que recubrió de oro el templo y sus vigas, umbrales, paredes y puertas, y en las paredes esculpió querubines.

8 Salomón hizo además el lugar santísimo,y medía nueve metros de largo y nueve metros de ancho, como el ancho del frente del templo, y lo recubrió con cerca de veinte mil kilos de oro fino.

9 También recubrió de oro los aposentos. Los clavos eran de oro y cada uno pesaba más de quinientos gramos.

10 En el interior del lugar santísimo puso dos querubinesde madera, los cuales fueron recubiertos de oro.

11 Las alas de los querubines medían nueve metros de largo. Cada ala medía poco más de dos metros. Una de ellas llegaba hasta la pared del templo, y la otra tocaba una de las alas del otro querubín.

12 De igual manera, una de las alas del otro querubín medía poco más de dos metros y llegaba hasta la pared del templo. La otra ala también medía poco más de dos metros y tocaba el ala del otro querubín.

13 Las alas extendidas de estos querubines medían nueve metros, y estaban de pie y con los rostros en dirección al templo.

14 Salomón hizo también el velode azul, púrpura, carmesí y lino, y mandó bordar querubines en él.

Las dos columnas

15 En el frente del templo hizo dos columnas, cada una de las cuales medía casi dieciséis metros de altura. Cada capitel medía poco más de dos metros.

16 Además, hizo cadenas para el santuario, y las puso sobre los capiteles de las columnas. Hizo también cien granadas, y las puso en las cadenas.

17 Las columnas las colocó delante del templo, una a la derecha y la otra a la izquierda. A la que estaba a la derecha la llamó Jaquín, y a la que estaba a la izquierda la llamó Boaz.

2 Crónicas 4

Mobiliario del templo

1 Jirán hizo además un altar de broncede nueve metros de largo por nueve metros de ancho, y cuatro y medio metros de alto.

2 Hizo también un mar de fundición totalmente redondo, que de un borde al otro medía cuatro y medio metros, por dos metros y veinticinco centímetros de altura, ceñido por un cordón de trece y medio metros de largo.

3 Debajo del mar había dos hileras de calabazas fundidas juntamente con el mar. Estas figuras de calabazas circundaban el mar, y cada medio metro había diez de ellas.

4 El mar estaba asentado sobre doce bueyes, con las ancas hacia adentro. Tres de ellos miraban al norte, tres al sur, tres al oriente y tres al occidente, y sobre ellos descansaba el mar.

5 Tenía un grosor de siete centímetros, y el borde tenía la forma del borde de un cáliz, o de un lirio. Su capacidad era de sesenta mil litros.

6 Hizo también diez fuentes,y puso cinco a la derecha y cinco a la izquierda, para lavar y limpiar en ellas lo que se ofrecía en holocausto. El mar era para que los sacerdotes se lavaran en él.

7 Jirán hizo también diez candeleros de orosegún su forma, y los puso en el templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda.

8 Además, hizo diez mesasy las puso en el templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda; igualmente, hizo cien tazones de oro.

9 También hizo el atrio de los sacerdotes, y el gran atrio, y las portadas del atrio, y sus puertas las recubrió de bronce.

10 El mar lo colocó al lado derecho, hacia el sureste del templo.

11 Jirán hizo también calderos, palas y tazones, y así concluyó la obra para el templo de Dios, que hizo para el rey Salomón:

12 las dos columnas, los cordones, los capiteles sobre las cabezas de las dos columnas, dos redes para cubrir las dos esferas de los capiteles que estaban encima de las columnas,

13 cuatrocientas granadas en las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para que cubrieran las dos esferas de los capiteles que estaban encima de las columnas,

14 las bases sobre las que colocó las fuentes,

15 un mar, los doce bueyes debajo del mar,

16 los calderos, las palas y los garfios.

Jirán Abí hizo de bronce muy fino, para el rey Salomón, todos los enseres para el templo del Señor.

17 El rey los fundió en la tierra arcillosa de los llanos del Jordán, entre Sucot y Seredata.

18 Todos estos enseres los hizo Salomón en número tan grande, que nunca pudo saberse el peso del bronce.

19 Así fue como Salomón hizo todos los utensilios para el templo de Dios, y el altar de oro, y las mesas sobre las cuales se ponían los panes de la proposición,

20 así como los candeleros y sus lámparas de oro puro, para que las encendieran delante del lugar santísimo, conforme a la ordenanza.

21 Las flores, lamparillas y tenazas se hicieron de oro finísimo.

22 Las despabiladeras, los lebrillos, las cucharas y los incensarios también eran de oro puro, lo mismo que la entrada del templo, sus puertas interiores para el lugar santísimo, y las puertas del templo.