Efesios 5

Pórtense como hijos de luz

1 Por tanto, imiten a Dios, como hijos amados.

2 Vivan en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, como ofrenda y sacrificio a Dios, de aroma fragante.

3 Entre ustedes ni siquiera deben hablar de inmoralidad sexual, ni de avaricia, ni de ninguna otra clase de depravación, pues ustedes son santos.

4 Tampoco digan obscenidades, ni tonterías ni palabras groseras. Eso no es conveniente. En vez de eso, den gracias a Dios.

5 Ustedes bien saben que ninguno que sea libertino, inmundo, o avaro (es decir, ningún idólatra), tendrá parte en el reino de Cristo y de Dios.

6 Que nadie los engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre aquellos que no lo obedecen.

7 Por tanto, no se junten con esa clase de gente.

8 En otro tiempo, ustedes eran oscuridad; pero ahora son luz en el Señor. Por tanto, vivan como hijos de luz

9 (porque el fruto del Espíritu se manifiesta en toda bondad, justicia y verdad),

10 y comprueben lo que es agradable al Señor.

11 No tengan nada que ver con las obras infructuosas de las tinieblas; al contrario, denúncienlas.

12 ¡Hasta vergüenza da hablar de lo que ellos hacen en secreto!

13 Pero cuando todas las cosas son expuestas a la luz, quedan de manifiesto; porque la luz lo manifiesta todo.

14 Por eso dice:

«Despiértate, tú que duermes.

Levántate de entre los muertos,

y te alumbrará Cristo.»

15 Por tanto, ¡cuidado con su manera de vivir! No vivan ya como necios, sino como sabios.

16 Aprovechen bien el tiempo,porque los días son malos.

17 No sean, pues, insensatos; procuren entender cuál es la voluntad del Señor.

18 No se emborrachen con vino, lo cual lleva al desenfreno; más bien, llénense del Espíritu.

19 Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cánticos espirituales; canten y alaben al Señor con el corazón,

20 y den siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

La mutua sumisión

21 Cultiven entre ustedes la mutua sumisión, en el temor de Dios.

22 Ustedes, las casadas, honren a sus propios esposos,como honran al Señor;

23 porque el esposo es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.

24 Así como la iglesia honra a Cristo, así también las casadas deben honrar a sus esposos en todo.

25 Esposos, amen a sus esposas,así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,

26 para santificarla. Él la purificó en el lavamiento del agua por la palabra,

27 a fin de presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, santa e intachable, sin mancha ni arruga ni nada semejante.

28 Así también los esposos deben amar a sus esposas como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa, se ama a sí mismo.

29 Nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, como lo hace Cristo con la iglesia,

30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

31 Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán un solo ser.

32 Grande es este misterio; pero yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.

33 Por lo demás, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo; y ustedes, las esposas, honren a sus esposos.

Efesios 6

1 Hijos, obedezcan a sus padres en el nombre del Señor, porque esto es justo.

2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;

3 para que te vaya bien, y tengas una larga vida sobre la tierra.

4 Ustedes, los padres, no exasperen a sus hijos,sino edúquenlos en la disciplina y la instrucción del Señor.

5 Ustedes, los siervos, obedezcan a sus amos terrenales con temor y temblor, y con sencillez de corazón, como obedecen a Cristo.

6 No actúen así sólo cuando los estén mirando, como los que quieren agradar a la gente, sino como siervos de Cristo que de corazón hacen la voluntad de Dios.

7 Cuando sirvan, háganlo de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres,

8 sabiendo que cada uno de nosotros, sea siervo o libre, recibirá del Señor según lo que haya hecho.

9 Ustedes, los amos, hagan lo mismo con sus siervos. Ya no los amenacen. Como saben, el Señor de ellos y de ustedes está en los cielos,y él no hace acepción de personas.

La armadura de Dios

10 Por lo demás, hermanos míos, manténganse firmes en el Señor y en el poder de su fuerza.

11 Revístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las asechanzas del diablo.

12 La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!

13 Por lo tanto, echen mano de toda la armadura de Dios para que, cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin y permanecer firmes.

14 Por tanto, manténganse firmes y fajados con el cinturón de la verdad,revestidos con la coraza de justicia,

15 y con los pies calzados con la disposición de predicar el evangelio de la paz.

16 Además de todo esto, protéjanse con el escudo de la fe, para que puedan apagar todas las flechas incendiarias del maligno.

17 Cúbranse con el casco de la salvación,y esgriman la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.

18 Oren en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y manténganse atentos, siempre orando por todos los santos.

19 Oren también por mí, para que cuando hable me sea dado el don de la palabra y dé a conocer sin temor el misterio del evangelio,

20 del cual soy embajador en cadenas. Oren para que lo proclame sin ningún temor, que es como debo hacerlo.

Salutaciones finales

21 Nuestro querido hermano Tíquico,que es un fiel ministro en el Señor, habrá de comentarles todo acerca de mis actividades, para que también ustedes estén al tanto de todo.

22 Lo envío a ustedes precisamente para que sepan todo lo referente a nosotros, y para que de esa manera sus corazones reciban consuelo.

23 Que Dios el Padre y el Señor Jesucristo concedan a los hermanos paz, amor y fe.

24 Que la gracia sea con todos los que, con amor inalterable, aman a nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Gálatas 1

Saludo

1 Yo, Pablo, apóstol (y no de los hombres ni por medio de los hombres, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos),

2 y todos los hermanos que están conmigo, deseamos a las iglesias de Galacia

3 que tengan gracia y paz de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo,

4 el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,

5 a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

No hay otro evangelio

6 Me asombra que tan pronto se hayan alejado ustedes del que los llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.

7 No que haya otro evangelio, sino que hay algunos que los perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.

8 Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, les anuncia otro evangelio diferente del que les hemos anunciado, quede bajo maldición.

9 Como antes lo hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno les predica un evangelio diferente del que han recibido, quede bajo maldición.

10 ¿Busco acaso el favor de la gente, o el favor de Dios? ¿O trato acaso de agradar a la gente? ¡Si todavía buscara yo agradar a la gente, no sería siervo de Cristo!

El ministerio de Pablo

11 Pero les hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí no sigue criterios humanos,

12 pues yo no lo recibí ni lo aprendí de nadie, sino que Jesucristo me lo reveló.

13 Porque ya han oído ustedes hablar de cuál era mi conducta antes, en el judaísmo, cuando perseguía y asolaba sobremanera a la iglesia de Dios.

14 En el judaísmo, yo aventajaba en mi nación a muchos de mis contemporáneos, y era mucho más celoso de las tradiciones de mis padres.

15 Pero Dios me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, y cuando a él le agradó

16 revelar a su Hijo en mípara que yo lo anunciara entre los no judíos, no me apresuré a consultar a nadie,

17 ni subí a Jerusalén para hablar con los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco.

18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalénpara ver a Pedro, y permanecí con él quince días;

19 pero no vi a ningún otro apóstol, sino a Jacobo el hermano del Señor.

20 En esto que les escribo, pueden ver delante de Dios que no miento.

21 Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia,

22 y las iglesias de Judea, que eran en Cristo, no me conocían ni me habían visto;

23 solamente habían oído decir: «Aquel que antes nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo buscaba destruir.»

24 Y glorificaban a Dios en mí.

Gálatas 2

1 Después de catorce años, subí otra vez a Jerusaléncon Bernabé, y también llevé conmigo a Tito.

2 Pero subí en obediencia a una revelación. Y para no correr, o para no haber corrido en vano, el evangelio que predico entre los no judíos lo expuse en privado a los que tenían cierta reputación.

3 Pero ni siquiera Tito, que estaba conmigo, fue obligado a circuncidarse, aunque era griego;

4 y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús y para reducirnos a esclavitud,

5 a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciera con ustedes.

6 Los que tenían fama y reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), no me comunicaron nada nuevo.

7 Por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión

8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de los judíos, actuó también en mí para con los no judíos),

9 y como reconocieron la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuéramos a los no judíos, y ellos a los judíos.

10 Solamente nos pidieron que nos acordáramos de los pobres; lo cual también procuré hacer con diligencia.

Pablo reprende a Pedro en Antioquía

11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, me enfrenté a él cara a cara, porque lo que hacía era reprochable.

12 Pues antes de que vinieran algunos de parte de Jacobo, comía con los no judíos; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los judíos.

13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de modo que hasta Bernabé fue arrastrado también por la hipocresía de ellos.

14 Pero cuando vi que no andaban rectamente y conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: «Si tú, que eres judío, no vives como los judíos sino como los no judíos, ¿por qué obligas a los no judíos a hacerse judíos?»

15 Nosotros somos judíos de nacimiento, y no pecadores salidos de los no judíos.

16 Sabemos que el hombre no es justificado por las obras de la leysino por la fe de Jesucristo,y también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, ya que por las obras de la ley nadie será justificado.

17 Y si al buscar ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿será por eso Cristo ministro de pecado? ¡De ninguna manera!

18 Porque si las mismas cosas que destruí, las vuelvo a edificar, me hago transgresor.

19 Porque yo, por la ley, soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios.

20 Pero con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

21 No desecho la gracia de Dios; pues si la justicia dependiera de la ley, entonces por demás habría muerto Cristo.

Gálatas 3

El Espíritu se recibe por la fe

1 ¡Oh, gálatas insensatos! ¿Quién los fascinó para no obedecer a la verdad, si ante los ojos de ustedes Jesucristo ya fue presentado claramente como crucificado?

2 Sólo esto quiero que me digan: ¿Recibieron el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?

3 ¿Tan necios son? ¿Comenzaron por el Espíritu, y ahora van a acabar por la carne?

4 ¿Tantas cosas han padecido en vano? ¡Si es que realmente fue en vano!

5 Aquel que les suministra el Espíritu y hace maravillas entre ustedes, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?

El pacto de Dios con Abrahán

6 Así Abrahán creyó a Dios, y le fue contado por justicia.

7 Sepan, por tanto, que los que son de la fe son hijos de Abrahán.

8 Y la Escritura, al prever que Dios habría de justificar por la fe a los no judíos, dio de antemano la buena nueva a Abrahán, cuando dijo: «En ti serán benditas todas las naciones.»

9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abrahán.

10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: «Maldito sea todo aquel que no se mantenga firme en todas las cosas escritas en el libro de la ley, y las haga.»

11 Y es evidente que por la ley ninguno se justifica para con Dios, porque «El justo por la fe vivirá»;

12 y la ley no es de fe, sino que dice: «El que haga estas cosas vivirá por ellas.»

13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, y por nosotros se hizo maldición (porque está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero»),

14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abrahán alcanzara a los no judíos, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu.

15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto nadie puede invalidarlo, ni tampoco se le puede añadir nada, aunque sea un pacto humano.

16 Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abrahán y a su simiente. No dice: «Y a las simientes», como si hablara de muchos, sino: «Y a tu simiente», como de uno,que es Cristo.

17 Digo, pues, que el pacto previamente ratificado por Dios no puede ser anulado por la ley, que vino cuatrocientos treinta años después,pues invalidaría la promesa.

18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa;pero Dios la concedió a Abrahán mediante la promesa.

El propósito de la ley

19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Pues fue añadida por causa de las transgresiones, hasta que viniera la simiente, a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en manos de un mediador.

20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios sí es uno.

21 ¿Contradice la ley a las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Porque, si la ley dada pudiera dar vida, la justicia sería verdaderamente por la ley.

22 Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a los creyentes.

23 Pero antes de que viniera la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.

24 De manera que la ley ha sido nuestro tutor, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe.

25 Pero al venir la fe, no estamos ya al cuidado de un tutor,

26 pues todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.

27 Porque todos ustedes, los que han sido bautizados en Cristo, están revestidos de Cristo.

28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús.

29 Y si ustedes son de Cristo, ciertamente son linaje de Abrahán y, según la promesa, herederos.

Gálatas 4

1 Pero digo también: Mientras el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo,

2 sólo que está bajo tutores y guardianes hasta el tiempo señalado por el padre.

3 Así también nosotros, cuando éramos niños, vivíamos en esclavitud y sujetos a los principios básicos del mundo.

4 Pero cuando se cumplió el tiempo señalado, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer y sujeto a la ley,

5 para que redimiera a los que estaban sujetos a la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos.

6 Y por cuanto ustedes son hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: «¡Abba, Padre!»

7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, también eres heredero de Dios por medio de Cristo.

Exhortación contra el volver a la esclavitud

8 Ciertamente, en otro tiempo, cuando ustedes no conocían a Dios, servían a los que por naturaleza no son dioses;

9 pero ahora que conocen a Dios, o más bien, que Dios los conoce a ustedes, ¿cómo es que han vuelto de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales quieren volver a esclavizarse?

10 Ustedes guardan los días, los meses, los tiempos y los años.

11 ¡Me temo que, con ustedes, yo he trabajado en vano!

12 Les ruego, hermanos, que se hagan como yo, porque yo también me he hecho como ustedes. Ningún agravio me han hecho.

13 Bien saben ustedes que, debido a una enfermedad del cuerpo, les anuncié el evangelio al principio,

14 y ustedes no me despreciaron ni desecharon por la prueba que tenía en el cuerpo, sino que me recibieron como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentaban? Yo doy testimonio de que, de haber podido, ustedes se habrían sacado sus propios ojos, para dármelos.

16 ¿Acaso me he vuelto enemigo de ustedes, por decirles la verdad?

17 Algunos muestran mucho interés por ustedes, pero no para bien, sino que quieren apartarlos de nosotros para que ustedes muestren interés por ellos.

18 Qué bien que muestren interés en lo bueno siempre, y no sólo cuando estoy presente con ustedes.

19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en ustedes,

20 quisiera estar con ustedes ahora mismo y cambiar de tono, pues ustedes me tienen perplejo.

Alegoría de Sara y Agar

21 Díganme, ustedes que quieren estar sujetos a la ley: ¿no han oído lo que dice la ley?

22 Porque está escrito que Abrahán tuvo dos hijos; uno de la esclava,y el otro de la libre.

23 El hijo de la esclava nació conforme a una decisión humana; pero el hijo de la libre nació conforme a la promesa.

24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar.

25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, y ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.

26 Pero la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.

27 Porque está escrito:

«Regocíjate, oh estéril,

tú que no das a luz;

prorrumpe en júbilo y clama,

tú que no tienes dolores de parto;

porque más son los hijos de la desolada

que los de la que tiene marido.»

28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.

29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu,así también sucede ahora.

30 Pero ¿qué dice la Escritura? «Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no heredará con el hijo de la libre.»

31 De modo, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

Gálatas 5

Firmes en la libertad

1 Manténganse, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud.

2 Miren que yo, Pablo, les digo que si se circuncidan, de nada les aprovechará Cristo.

3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a cumplir toda la ley.

4 Ustedes, los que por la ley se justifican, se han desligado de Cristo; han caído de la gracia.

5 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos, por fe, la esperanza de la justicia.

6 Porque en Cristo Jesús nada valen la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.

7 Ustedes corrían bien; ¿quién les impidió el no obedecer a la verdad?

8 Esta persuasión no procede de aquel que los llama.

9 Un poco de levadura fermenta toda la masa.

10 Yo confío respecto de ustedes, en el Señor, que no pensarán de otro modo; pero el que los perturba, quienquiera que sea, llevará la sentencia.

11 Y yo, hermanos, si aún predicara la circuncisión, ¿por qué habría de padecer todavía persecución? En tal caso, se habría quitado el tropiezo de la cruz.

12 ¡Cómo quisiera yo que se mutilaran quienes los perturban!

13 Hermanos, ustedes han sido llamados a la libertad, sólo que no usen la libertad como pretexto para pecar; más bien, sírvanse los unos a los otros por amor.

14 Porque toda la ley se cumple en esta sola palabra: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.»

15 Pero si ustedes se muerden y se devoran los unos a los otros, tengan cuidado de no consumirse también los unos a los otros.

Las obras de la carne y el fruto del Espíritu

16 Digo, pues: Vivan según el Espíritu, y no satisfagan los deseos de la carne.

17 Porque el deseo de la carne se opone al Espíritu, y el del Espíritu se opone a la carne; y éstos se oponen entre sí para que ustedes no hagan lo que quisieran hacer.

18 Pero si ustedes son guiados por el Espíritu, no están ya sujetos a la ley.

19 Las obras de la carne se manifiestan en adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,

20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,

21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. Acerca de ellas les advierto, como ya antes les he dicho, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

22 Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

23 mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley.

24 Y los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

25 Si vivimos por el Espíritu, vivamos también según el Espíritu.

26 No nos hagamos vanidosos, ni nos irritemos unos a otros, ni sintamos envidia entre nosotros.

Gálatas 6

1 Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, ustedes, que son espirituales, restáurenlo con espíritu de mansedumbre. Piensa en ti mismo, no sea que también tú seas tentado.

2 Sobrelleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo.

3 Porque el que se cree ser algo, y no es nada, a sí mismo se engaña.

4 Así que, cada uno ponga a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de jactarse, pero sólo respecto de sí mismo y no por otro;

5 porque cada uno llevará su propia carga.

6 El que recibe enseñanza en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que le enseña.

7 No se engañen. Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará.

8 El que siembra para sí mismo, de sí mismo cosechará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.

9 No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no nos desanimamos.

10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

Pablo se gloría en la cruz de Cristo

11 Miren con cuán grandes letras les escribo de mi propia mano.

12 Todos los que quieren agradar a los demás los obligan a que se circunciden, solamente para no ser perseguidos por causa de la cruz de Cristo.

13 Porque ni siquiera los mismos que se circuncidan cumplen la ley, aunque quieren que ustedes se circunciden para tener de qué jactarse.

14 Pero lejos esté de mí el jactarme, a no ser en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.

15 Porque en Cristo Jesús nada valen la circuncisión ni la incircuncisión, sino una nueva creación.

16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, que la paz y la misericordia sean con ellos, y con el Israel de Dios.

17 De aquí en adelante nadie me cause molestias, que yo llevo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.

Bendición final

18 Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con su espíritu. Amén.

2 Corintios 1

Saludo

1 Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, saludamos a la iglesia de Dios que está en Corinto,con todos los santos que están en toda Acaya.

2 Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo, sean con todos ustedes.

Aflicciones de Pablo

3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,

4 quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están sufriendo, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.

5 Porque así como abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así también por el mismo Cristo abunda nuestra consolación.

6 Si nosotros sufrimos, es para que ustedes reciban consolación y salvación; si somos consolados, es para que ustedes reciban consuelo y puedan soportar como nosotros cuando pasen por los mismos sufrimientos.

7 Firme es nuestra esperanza respecto a ustedes, pues sabemos que así como participan en nuestras aflicciones, también participan en nuestra consolación.

8 Hermanos, no queremos que ustedes ignoren nada acerca de los sufrimientos que padecimos en Asia;porque fuimos abrumados de manera extraordinaria y más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que hasta perdimos la esperanza de seguir con vida.

9 Pero la sentencia de muerte que pendía sobre nosotros fue para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;

10 y él nos libró, y nos libra, y aún tenemos la esperanza de que él seguirá librándonos de tal peligro de muerte,

11 si ustedes nos apoyan con sus oraciones por nosotros. Si muchos oran por nosotros, también serán muchos los que den gracias a Dios por el don concedido a nosotros por tantas oraciones.

Pablo pospone su visita a Corinto

12 Nuestro motivo de orgullo es el testimonio de nuestra conciencia ante Dios, que nos dice que en este mundo, y especialmente con ustedes, nos hemos comportado no con sabiduría humana, sino con la sencillez y la sinceridad que proviene de Dios.

13 Porque no les escribimos nada que no pudieran leer y entender, y espero que al final puedan comprenderlo todo,

14 así como ya en parte han entendido que pueden estar orgullosos de nosotros, y que nosotros estaremos orgullosos de ustedes en el día del Señor Jesús.

15 Seguro de esto, quise antes que nada ir a visitarlos, para que tuvieran una doble bendición;

16 es decir, quise visitarlos de camino a Macedonia,y visitarlos nuevamente a mi regreso, para que me ayudaran a continuar mi viaje a Judea.

17 Cuando quise hacer esto, ¿fue acaso algo decidido a la ligera? ¿Acaso lo que pienso hacer, lo pienso como toda la gente, que está lista para decir «Sí» y «No» al mismo tiempo?

18 Dios es testigo fiel de que nosotros no les decimos a ustedes «Sí» y «No» al mismo tiempo.

19 Porque Jesucristo, el Hijo de Dios, que Silvano, Timoteo y yo les hemos predicado,no ha sido «Sí» y «No»; sino que siempre ha sido «Sí» en él.

20 Porque todas las promesas de Dios en él son «Sí». Por eso, por medio de él también nosotros decimos «Amén», para la gloria de Dios.

21 Y es Dios el que nos confirma con ustedes en Cristo, y es Dios el que nos ha ungido,

22 y es Dios el que también nos ha marcado con su sello, y el que, como garantía, ha puesto al Espíritu en nuestros corazones.

23 Así que pongo a Dios por testigo de que, si aún no he pasado por Corinto, ha sido por consideración a ustedes.

24 No es nuestra intención dirigir la fe de ustedes, sino colaborar con ustedes para que tengan gozo, pues por la fe se mantienen firmes.

2 Corintios 2

1 Por esto decidí no hacerles otra visita que les causara tristeza.

2 Porque si yo los entristezco, ¿quién podrá alegrarme, sino aquel a quien yo entristecí?

3 Por eso les escribí como lo hice, para que ustedes no me pongan triste cuando yo llegue, cuando en realidad debieran alegrarme, pues yo estaba convencido de que todos ustedes harían suya mi alegría.

4 Era tanto el dolor y la angustia de mi corazón que, al escribirles, lo hice con muchas lágrimas. Pero no lo hice para entristecerlos, sino para que comprendieran el gran amor que les tengo.

Pablo perdona al ofensor

5 Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado sólo a mí sino, en cierto modo, a todos ustedes (y espero no exagerar).

6 El castigo que muchos de ustedes le impusieron a esa persona, es suficiente.

7 Ahora deben perdonarlo y consolarlo, pues de lo contrario podría consumirlo la tristeza.

8 Por tanto, les ruego que confirmen su amor hacia él.

9 También les escribí para comprobar la obediencia de ustedes en todo.

10 Así que a quien ustedes perdonen, yo también lo perdono. Y se lo perdono, si es que hay algo que perdonar, por consideración a ustedes en la presencia de Cristo;

11 no vaya a ser que Satanás se aproveche de nosotros, pues conocemos sus malignas intenciones.

Ansiedad de Pablo en Troas

12 Aunque el Señor me había provisto una buena oportunidad para trabajar en Troas, cuando llegué a ese lugar para predicar el evangelio de Cristo

13 estaba yo muy intranquilo por no haber encontrado allí a mi hermano Tito. Por eso, me despedí de ellos y me fui a Macedonia.

Triunfantes en Cristo

14 Pero gracias a Dios, que en Cristo Jesús siempre nos hace salir triunfantes, y que por medio de nosotros manifiesta en todas partes el aroma de su conocimiento.

15 Ciertamente, para Dios somos el fragante aroma de Cristo, tanto en los que se salvan como en los que se pierden.

16 Para éstos somos olor de muerte, que lleva a la muerte, y para aquéllos somos olor de vida que lleva a la vida. ¿Quién está calificado para una tarea tan importante?

17 Nosotros no somos como muchos, que negocian con la palabra de Dios, sino que hablamos de Cristo con sinceridad, como enviados por Dios, y en la presencia de Dios.